Jul 17, 2011 15:29
Miro el reloj: las once y veintitrés.
La miro a ella: está planchando delante de mí y se mueve muy lentamente.
Solía hacerlo con cierta gracia. Pero, ahora… ahora, sólo arrastra los pies de una manera pesada, como molesta con su cuerpo, como si le hubiese salido mientras dormía y todavía no estuviese segura de si es benigno.