Autor:
niamh_corrPersonaje: Mórrigan, diosa de la guerra (mitología irlandesa). Es también la diosa de la muerte, la destrucción, la transformación, el cambio y el renacimiento. Puede presentarse como un cuervo, una coneja, una mujer joven o una anciana. Aparece a menudo cerca de los arroyos, lavando las prendas de aquellos que van a morir.
Palabras Elegidas: Metamorfosis y desgracia
Palabras: 563
Rating: PG
Mórrigan, arrodillada junto al río, lava las prendas de un anciano que ha contraído la peste. Ella sabe que va a morir y él seguro que también. Lo siente mucho por él, pero no hay nada que se pueda hacer ante una enfermedad tan terrible como esa.
Pero en realidad la vida y la muerte están conectadas. La muerte no es más que el comienzo de una nueva vida.
Mórrigan aparta su negra y larga melena de su cara, y continúa lavando. Frunce el ceño y aprieta los labios. La mayoría de la gente no lo entiende, pero el mal es necesario. Cuando ella expresa sus pensamientos en voz alta no la comprenden, y sólo creen que es una ingenua que intenta ser optimista. ¿Cómo puede el mal tener un lado positivo? Para ella sí lo tiene. Le da igual que los demás no la entiendan, porque tarde o temprano le acaban dando la razón.
A menudo es necesario pasar por una desgracia, o por varias, para dar paso a una nueva etapa y dejar el pasado atrás. Las desgracias no son tan terribles como parecen.
Sin el caos, las destrucciones o las desgracias, los seres humanos estarían siempre estancados en el mismo sitio y no avanzarían ni crecerían como personas. A menudo los fracasos son vistos como eso, como fracasos, y no como un camino que es necesario atravesar para llegar al éxito. El fracaso te muestra cuál es el camino que debes tomar. Para que exista el éxito, tiene que existir el fracaso. Y donde hay luz, tiene que haber oscuridad, y viceversa. Son las dos caras de la misma moneda. El bien y el mal son relativos, y lo uno no puede existir sin lo otro. Si los seres humanos vieran las cosas de esa forma, vivirían mucho más felices.
Sin todas esas cosas que los humanos catalogan como malas, no habría una metamorfosis en ellos.
Ella lo ha intentado, les ha animado a ser valientes y a ver el lado negativo de las cosas como algo necesario en la vida, algo que les impulsará a ser mejores.
Si lo pensaran, se darían cuenta que sólo dejan los malos hábitos cuando les ocurre una desgracia mayor, que es la que les hace abrir los ojos y comenzar una etapa nueva.
Y, por ejemplo, es necesario sufrir después de una ruptura amorosa para poder dar paso a una vida mejor. Pero muchas veces los humanos se aferran a ese novio maltratador o a esa novia manipuladora, con tal de no sufrir el dolor del desamor. Si lo vieran de otra forma, se ahorrarían muchos años de sufrimiento absurdo. Porque Mórrigan está de acuerdo con el dolor y el sufrimiento necesarios, pero no con los absurdos, como ocurre en esos casos.
Mórrigan termina de lavar la ropa y se transforma en cuervo, para volar sobre el bosque y disfrutar de esa sensación tan agradable de libertad.
Ella siempre pone el ejemplo de la metamorfosis de la mariposa. Ésta casi no se parece a la oruga que era en el inicio. Porque se atreve a cambiar; ella sigue el curso de la vida. Sabe que la metamorfosis es necesaria para su crecimiento.
Mórrigan continúa sobrevolando el bosque, para más tarde aterrizar sobre la hierba y transformarse en coneja. Corretea entre los matorrales hacia las guerras que ahora necesitan de su apoyo y fuerza.