May 23, 2008 23:14
─¡Qué me dejéis en paz, coño! ¡No sé qué me estáis hablando!
Sam entró en el dormitorio pegando un fuerte portazo. Una vez dentro, giró sobre sí misma para gritar una vez más, aunque por su posición más bien parecía estar discutiendo con la puerta.
─¡Y cómo volváis a insinuar algo parecido os vuelo la cabeza a todos de un tiro! ¿¡Lo pilláis!?
Tumbado en la cama, Darío abrió un ojo y observó perezosamente a la chica, que parecía estar echando chispas.
─¿Sucede algo? ─inquirió, a la vez que bostezaba─. Es muy pronto para ir pegando gritos, ¿no te parece? ─ normalmente Sam solía pillar los berrinches hacia el mediodía. El hecho de que ya estuviera discutiendo tan pronto no presagiaba nada bueno ─. ¿Qué ha pasado esta vez?
─¿Qué, qué ha pasado? ─se indignó ella─. ¡Qué la peña aquí es gilipollas! ¡Pero gilipollas de campeonato, te lo aseguro!
Con gestos energéticos anduvo a grandes zancadas hasta su cama y se tumbó de un salto. Destilaba rabia por cada poro.
─¿Te puedes creer que andan inventando rumores?
─¿Rumores, de quién?
─¡De mí, imbécil! ¿De quién sino?
Darío la observó inexpresivamente.
─Ah.
─¿Cómo que “ah”? ¿No vas a preguntarme nada?
Él se encogió de hombros y puso los ojos en blanco.
─No, supongo que no.
Pasaron unos instantes de silencio. Entonces Sam se incorporó sentada sobre el edredón con las piernas cruzadas y le miró fijamente.
─Pregúntamelo ─ordenó.
─¿Qué?
─Que me preguntes de qué va el rumor ─antes de que el otro pudiera decir nada, aclaró─. Ya se que no te importa. Pero pregúntamelo. Ahora.
Darío suspiró y giró sobre sí mismo para hundir el rostro en la almohada. Dios. A veces Sam podía ser increíblemente inmadura.
─Pensé que los rumores no te afectaban… ─murmuró por lo bajo, pero rápidamente obedeció─ ¿De qué va el rumor, Sam Twinlight?
─Bien ─elogió ella, a la vez que se cruzaba de brazos y asentía─. Pues el rumor… dice algo sobre K y yo.
─¿K?
─¡Sí, sí, ese mismo! ¡El muerto viviente con aspiraciones de parca con patas! ¡Ese!
─Oh ─fingió sorprenderse Darío.
─Flipante, colega… la peña aquí esta muy aburrida.
─Hm.
─Se van inventando que a mí me mola un loco adicto a la muerte, que si es un romance prohibido, que si por la noche…
─Sin detalles, Sam, por favor.
Ella puso morros.
─Joder, tío. Te odio. Y lo sabes ─hizo una breve pausa─. Un día de estos te mataré.
Darío sonrió.
─Estaré esperándolo impacientemente, señorita Twinlight.
─Que te jodan.
El aludido soltó una carcajada amigable y volvió a girar sobre sí mismo para quedarse mirando a Sam con un codo apoyado sobre la almohada. Había un rastro de ternura en sus ojos grises.
─Hablan porque te tienen envidia.
Entonces vio como el pecho de Sam se hinchaba ligeramente al oír aquello y sus labios desdibujaban un atisbo de sonrisa orgullosa. Dios. Sam podía ser una gamberra atracadora de gasolineras, marimacho, malhablada, fumadora y enganchada a la cocaína, pero para ciertas cosas era una niña pequeña.
fandom: vidas paralelas,
comu: fanfic100,
tabla: 100prompts,
comu: crack and roll,
claim: k/sam,
claim: darío/sam,
tema: het