Esto iba a ser la continuación de
esto, y quizá lo sea, pero no sé qué voy a hacer conmigo.
Antes de leer es necesario escuchar a
Dani despertándose.
Advertencias: NC-17. PWP. Blowjobs.
Lunes por la mañana. Momento perreo.
El móvil de Dani está sonando. Dani se mueve a su lado, gruñe, saca la mano de debajo de la funda nórdica y palpa la mesilla de noche. Ángel da media vuelta y se tapa hasta la cabeza.
Le escucha contestar el teléfono con la voz más ronca de lo habitual, desorientada, dormida. Ángel no sabe cuánto tiempo pasa porque se duerme. Le parece oír esa voz a lo lejos diciendo algo de unos gayumbos del Pato Lucas. Evidentemente está soñando.
Dani se ha sentado en el colchón y habla en voz demasiado alta. Ángel se revuelve, gruñe, le pasa el brazo por la cintura y restriega la nariz contra su costado.
-El momento perreo -dice Dani al teléfono. Ángel abre un ojo y le ve sonriendo-. Eso que va entre la primera vez que te suena el despertador y la primera repetición. Que te quedas ahí como mirando al techo, que no haces nada, no estás dormido pero tampoco estás despierto…-Dani le está mirando, le guiña el ojo y sigue-. Puedes hacer el amor con tu pareja sin hablar. Las cosas que hacen los perros. Perreo, el momento de perreo.
A Ángel escucharle le hace cosquillas en la tripa. Como Dani no para de hablar empieza a oírle lejano, una música de fondo. Cuando vuelve a despertarse ya no le escucha. Se mueve a su lado, tumbado de nuevo, y nota su aliento en el cuello y un mordisco suave, caliente. Ángel abre un ojo.
-Los cabrones de Anda Ya me han llamado para despertarme, tío.
Ángel contesta mhm.
-El graciosillo de Fran -Dani habla contra su piel con esa voz áspera de lunes por la mañana-. Estaban en antena. Toda España ha escuchado cómo me levanto.
Dani huele bien por la mañana. Cálido y perezoso.
-Y su compañera me ha preguntado que qué llevo puesto.
Ángel sonríe.
-Qué morbazo.
Dani murmura sí y sube la boca a su oído.
-Me han pillado con las defensas bajas. Si me llegan a preguntar que con quién estoy en la cama, no hubiese podido mentir.
Se empieza a aclarar el sueño que le rellena la cabeza como una espuma densa. Parpadea. Los dientes de Dani le rozan el lóbulo de la oreja.
Se besan un rato, sin prisa. La habitación tiene un tono azul por la luz que empieza a pasar a través de las cortinas. Fuera del refugio de la cama el aire es frío.
El despertador suena como un enorme grillo molesto. Dani le muerde la boca, se gira y lo apaga. Los números rojos marcan las nueve.
-Voy a llegar tarde el primer día -Dani se incorpora y estira los brazos, bostezando. Su pelo es caótico. Se queda ahí sentado al borde de la cama, con la funda arrebujada en su cintura, preparándose para poner un pie en el suelo y empezar el día.
Ángel le estudia a fondo. El pecho desnudo. El remolino de la nuca. Los gayumbos rojos del Pato Lucas.
-¿Qué tienes de desayunar, tú?
A Ángel se le dibuja una sonrisa traviesa y guarda un silencio elocuente.
-Venga, tío -pide Dani. Él sigue mirándole con los ojos encendidos. Levanta la ceja. Ven y prueba.
Dani intenta resistirse. Rescata de debajo de la manta los pantalones del pijama de Ángel y se los pone. Siente la mirada de Ángel hormigueándole en la cabeza, bajando por su espalda, dándole un repaso en condiciones.
Cuando le vuelve a mirar Ángel se está mordiendo el labio inferior, esperando, y tiene una expresión tan hambrienta que Dani se siente obligado a claudicar. Cuando le habla termina de convencerle.
-Tú mismo lo has dicho. Lo que hacen los perros -dice, y tiene una voz que invita a tirar el despertador a la basura y estirar esa mañana para siempre.
Dani se pasa la lengua por los labios y vuelve a la cama. Se tumba junto a Ángel, le da un beso largo y lento y pasea la mano por su vientre dibujando eses.
Ángel sabe bien por la mañana. Cómodo y follable.
Despacio, la boca de Dani traza líneas descendentes por su cuello, detrás de las orejas, explorando el pecho. Abajo y más abajo. Se detiene en el punto donde acaban las costillas porque sabe que Ángel tiene cosquillas ahí. Él se remueve, se ríe un poco, le llama por su nombre. Le pasa la mano por la nuca, agarrándole con suavidad el pelo. Dani le mira desde abajo con una sonrisa medio hecha, una de las mejores que Ángel le ha visto en mucho tiempo. La de tú lo has querido.
Cierra los ojos y se aferra a él cuando nota la boca caliente y húmeda de Dani en su polla. Es torpe, brillante e indeciso y tiene todo lo bueno de las primeras veces. El roce de su aliento le hace temblar por dentro y está convencido de que si mira se va a correr al instante. En la oscuridad, con los ojos cerrados, la lengua de Dani haciendo pruebas, buscando formas nuevas de hacerle perder el sentido es de una intensidad casi insoportable. Ángel jadea y levanta un poco las caderas y le manosea el pelo. Hace ruidos. Dice Ah ostia Dani sí joder sin ser apenas consciente de ello.
Dani se esfuerza por hacerlo lo mejor que puede pero los ruidos de Ángel le desconcentran. Le nota tensarse, ve sus manos agarrándose con fuerza a las sábanas y sabe que ha ganado.
El orgasmo sacude a Ángel de la cabeza a los pies y en el sentido contrario. Se queda quieto, sudando un poco, mirando al techo e intentando controlar su respiración. Dani trepa hasta él y cuando le ve la cara su corazón pierde el ritmo.
-No hagas comentarios -exige. Parece algo azorado. Se pasa los dedos por la comisura de la boca-. En el momento perreo no se habla.
Ángel deja escapar el aire, le atrae hacia sí y le besa con los ojos cerrados.
Dani parece satisfecho. Se incorpora y busca su camiseta de pollito por el suelo de la habitación.
-Y ahora no me distraigas más que llegamos tarde.