Lagunes de larmes
• Fandom; Original (Cruci Fiction)
• Prompt; Ojeras.
• Claim; Scoxie Scott, Lockhardy Lamperouge.
• Advertencias; Slash leve.
-… y así descanse en paz, nuestro hermano Lockhardy Lamperouge.
Se llamó Lockhardy. Él le dijo Pierre. Se dirigieron hacia él como el italiano o el gay y pocas horas antes de su muerte cumplió los dieciocho años. 21 de Marzo, el día en el que la primavera comienza; y según él mismo, 22, en donde la primavera muere. Porque Pierre lo era. Era las flores, era los abrazos y era el amor. Pierre había sido su primavera. Su sol, su cálido sol; y el bombeo suave y dulce de su corazón, ahora roto en mil pedazos.
Observa entre el gentío el ataúd en el cementerio. Se dice que no debería estar ahí, porque Pierre necesita un lugar más vivo en donde ser enterrado, y ese lugar era todo menos eso: un campo sin pasto ni flores, reseco y medio muerto. Aunque también se dice que en primer lugar Pierre nunca debió de haber fallecido. Se dice que debió de haber estado con él aquel día en el que fue su cumpleaños, acariciando su cintura desnuda; en su habitación, seguro entre sus brazos.
Debió, debió, maldita sea que debió.
Pero no lo estuvo.
Él se fija en su reflejo, una vez que todos están distraídos llorando; y toca el ataúd negro con la yema de sus dedos. Está frío, por más que no le guste, está frío. Y es que el frío no es Pierre. Pierre siempre fue calor, sonrisas… Él sabe que su cuerpo está ahí, pero también que sólo es un cuerpo. Ya no habla, ya no ríe, ya no respira como Pierre. Lo sabe, pero se rehúsa aceptarlo. Se rehúsa a aceptar que Pierre está muerto, y que murió primero que él.
Y es que-joder, él es humano. Un humano solamente.
Uno que comete errores y trata de enmendarlos, que tiene defectos, orgullo, y le cuesta decir lo que piensa. Un humano que siente. Un hombre que está enamorado de otro hombre, y que no le importa lo que diga la demás gente. Por lo menos ya no.
Pero la verdad es que ya es tarde para eso. Porque Pierre está muerto y los muertos no caminan, no sienten, no existen. Sólo son cenizas y recuerdos empolvados en memorias de la gente. Espinas en los corazones de enfermos enamorados como él.
Él… sí, él. Él no tiene nombre, ¿para qué si ya ha perdido el propósito de vivir? Pierre ya no está. Y es que la primavera no existe sin que antes esté el invierno, y el invierno no existe sin que antes sea primavera.
Además, las ojeras le pesan demasiado. Son pozos de desgracia, pantanos de lágrimas y ciénagas de tristeza. Recuerdos malditos, eternamente dolorosos. Él siente que se va a hundir, porque es débil. Demasiado débil.
Y es que aquella sombra monstruosa tampoco ayuda en algo. De hecho, siente que quiere que se hunda.