I am the watcher on the wall

Oct 06, 2011 22:00

Empecé la Canción de Hielo y Fuego después de ver la serie (para no perder la costumbre de llegar tarde a todos lados u///u). Y como la RL no me permitió dedicarle el nivel de atención obsesiva que me hubiera gustado, apenas y empiezo Festín de Cuervos (detalle que menciono principalmente para que no me spoileen en los comentarios). Como ya había visto la serie, llegué enamorada de todo el mundo y convencida de que me había spoileado todo Juego de Tronos. Era mentira. No me había spoileado ni la mitad.

No me había spoileado, por ejemplo, que en sus últimos sueños febriles en las celdas de Desembarco, Ned piensa cada vez más en Robert, tal como era en su juventud, alto y apuesto, con la maza de guerra y el yelmo adornado con cornamentas, a lomos de su caballo como un dios astado, y oye su risa en la oscuridad, vuelve a ver sus ojos, azules y claros como lagos en la montaña. (Hey, que no me he inventado una palabra, he ido a buscar el libro para citarlo bien y todo.)

No me había spoileado, por ejemplo, que iba a enamorarme perdidamente de un personaje que me parecía tan idiota como Sansa Stark.

Me había spoileado casi todos los ships, eso sí. Las series son buenas para eso. Y en Poniente, cada vez que levantas una piedra encuentras una OTP.

A Jon lo shippeo con todo el mundo, pero sobretodo con Sam. (Dí lo que quieras, fandom. Ya sé que no te gustan los gordos. ¿Pero sabes qué? Ni a Jon ni a mí nos importa. El amor va de cosas que se pesan en otro tipo de balanza.)

Quiero leer ese high school!AU de la Guardia de la Noche donde el Castillo Negro es un internado para chicos con problemas y Jon es el niño rico emo que se vuelve super popular en dos patadas y Sam el compañero de habitación tímido que lo sigue por los pasillos… no, esperen… había dicho AU... (Anyway, alguien debería escribirlo. Con Pyp/Grenn on the side, porque ese castillo da para shippear mucho).

Y ya si vamos de atracciones fatales, ese triángulo Jon/Robb/Theon es una cosa que me pierde (a Jon con todo el mundo, como decía). Todo ese arco de Jeyne y cómo Robb jode la guerra por amor es muchísimo más romántico cuando una comprende que el amor que lo jode todo no es el de Jeyne. Que es algo que quema más, que duele más. Que se acostó con ella porque necesitaba consuelo cuando supo lo de Invernalia (hey, que no me lo invento, lo dice GRR con todas sus letras). Y luego va Blue y  escribe  tod o esto.

¿Dónde está la historia de esa noche, fandom? La incredulidad del primer momento, la flecha que se hunde en el pecho (que atraviesa toda su infancia, todos sus recuerdos), la respiración de Theon en el Bosque Susurrante, las risas en el Bosque de Dioses, las discusiones sin sentido (siempre picando a Jon), ¿dónde está la necesidad de olvido, de un cuerpo tibio en el que perderse? Theon siempre fue un canalla, siempre lo supo… pero esto… esto es una pesadilla, no es posible… ¿dónde está ese fic, fandom?

Me ha sorprendido la fuerza con la shippeo a las parejas het. No me pasaba desde Ron/Hermione y he estado pensando que no tiene nada que ver con el het y todo que ver con el “romance”. Cuando una relación romántica es “tradicionalmente” romántica, pierdo el interés. No me llaman la atención ni los chocolates ni las flores y cuando el protagonista se pone traje y contrata violinistas, cambio de canal (o de fic). Me gustan los compañeros. De armas, de vida, de aventuras… creo que por eso empecé a shippear slash. Que fueran todos chicos me daba un poco igual. Y bajo esa lógica, Brienne/Jaime OTP. Que jodan el twincest. Mis ships incestuosos (como mis ships slashers) siempre se han sostenido en cosas mucho más profundas que el incesto.

Also, Sansa/El Perro. Hasta la muerte (o el infierno). No sé cómo vas a hacerlo, GRR, pero les vas a dar un final feliz (no tengo ni puta idea de cómo vas a hacerlo, GRR). Sansa pasó en dos capítulos de ser un personaje que detestaba a ser uno de mis favoritos. En dos capítulos, sí. No fue cuando empezó a crecer, ni cuando vio por fin a Joff por lo que era. Fue mucho antes, cuando soñaba con héroes y canciones en un mundo que le cerraba las garras de la realidad encima, cuando todos creían que era idiota porque se negaba a dejar ir sus fantasías y yo sabía que no era idiota, que era como yo a su edad (y como tú, no te hagas la desentendida) solo que con otras fantasías. Amo su coraza de modales perfectos, tan impenetrable como la armadura de los caballeros con los que ha dejado de soñar. Amo que no se dé ni cuenta de que se pasa el día recordando a Sandor Clegane, con su voz áspera y sus palabras más ásperas, siempre salvándola de la turba o escondiéndose de sus fantasmas en los ojos asustados de un pajarito. Que haya perdido a su loba y los dioses le hayan dado un Perro.

Tyrion es un personaje que amo como la vida misma, pero no consigo shippear con nadie. Está Tysha, claro, pero no la conozco. Es difícil shippear a alguien que uno no conoce. No hay interacción, no hay sentimientos encontrados, no hay subtexto. Me hubiera gustado que Sansa bajara un poquito las barreras, que llegaran a conocerse. Creo que podrían haber sido buenos cómplices. Tyrion quería cuidarla y a Sansa le gusta que la cuiden. Pero OTP is OTP y no sé si me los hubiera creído como pareja (ya saben, juntos-juntos). Apenas he empezado Festín de Cuervos, así que no sé ni por donde anda mi Lannister favorito. Me gusta imaginarlo del otro lado del Mar Angosto, entre mujeres cubiertas de seda y frutos jugosos… pero sospecho que no es el caso.

Dany me encanta y me asusta a partes iguales. Tiene una presencia que grita Targaryen… y a mí los elegidos nunca me han gustado mucho. Sobretodo los que se creen el rollo. La liberación de los esclavos de Astapor me dejó con ganas de salir a las calles a cambiar el mundo y con un nudo en el estómago que me traía a la memoria a los hombres del norte gritando “¡El Rey en el Norte! ¡El Rey en el Norte!” meses antes de la Boda Roja. Mientras más alto subes, más duro caes. Temo por Dany si cae. Y también si no cae (no caer es pésimo para la cordura). Pero como digo, apenas empiezo Festín de Cuervos (nótese cómo lo sigo repitiendo) y sus últimas decisiones en Tormenta de Espadas me han gustado. Me da curiosidad Mereen… es mucho más difícil establecer un buen régimen que derrocar uno malo. (Lo cual me lleva a pensar en cosas que van más allá de Asoiaf… pero ésa es otra reflexión y debe ser contada en otra entrada ^^.)

Creo que lo que más me gusta de esta saga (además de las descripciones, que siempre me dejan los sentidos sobresaturados) es que incorpora perspectivas que no son comunes en las historias de fantasía medieval. No sólo nos muestra la guerra desde la perspectiva de todos los bandos, sino además (y sobretodo) desde la de ningún bando. Me encanta la perspectiva del pueblo. Todas esas intrigas palaciegas, el juego de tronos idiota… ¿qué cambia? ¿qué le importa a nadie fuera de la corte quién se sienta en el puto Trono de Hierro? El honor, la venganza, el poder… sí, claro, hay personajes que centran su vida en cosas como ésa. Pero también están los que sólo quieren que dejen de quemar cosechas. Héroes como Davos, mi caballero favorito de todos los tiempos. Y los Hermanos de la Guardia, que tienen que enfrentarse a un peligro real mientras todos los que podrían ayudarlos se desangran entre ellos por una corona. I mean, rili. (Me encanta ese momento en el que Mormont se da cuenta. “No se construye un muro de más de doscientos metros de altura para impedir que unos salvajes vestidos con pieles secuestren mujeres.” No. Claro que no. Hay batallas mucho más importantes que las que pelean los hombres contra otros hombres. Ay, mi comandante... te conocí tan poco y fuiste el que más dolió.)

Me gustan también las mujeres de GRR. La fantasía medieval, maravillosa como puede llegar a ser, es un género que suele dejar de lado a las mujeres, ya sea porque ni las menciona o porque las hace ridículamente unidimensionales. O somos damiselas en peligro o nos disfrazamos de hombre para ir a la guerra (que por supuesto, es la única manera de hacer algo heroico *pone los ojos en blanco*). GRR nos devuelve la profundidad, la diversidad. Somos madres, somos hijas, somos guerreras, somos soñadoras, somos heroínas, somos villanas, tenemos razones complejas para las cosas que hacemos, tenemos razones simples… Victoria Sendón de León dijo alguna vez que es imposible saber qué quieren las mujeres, porque “las mujeres” no existen. Existo yo. Existes tú. Existe mi madre. Existe el Pollo. Existe Citlalli. Existe Blue. Hay millones y millones de mujeres en el mundo y todas somos diferentes (y ya éramos diferentes en esos tiempos en los que nuestras opciones se reducían a ser monja, esposa o puta).

No suelen gustarme las religiones formales, todos esos septones y septas y templos... pero debo reconocer que aquello de los siete me parece de una sabiduría asombrosa. La madre protectora, el padre justo, la doncella que celebra la juventud, la vieja que imparte sabiduría, el guerrero para luchar, el herrero para construir, y el extraño, que no comprendemos pero respetamos, que es la oscuridad pero no el enemigo. (Aún así, sé que si viviera en Poniente adoraría a los dioses antiguos, que no tienen todas esas reglas. Me sentaría bajo un arciano a escuchar las respuestas del viento y creería en todas esas cosas que están allí pero no vemos. Sospecho que sería un poco extraño, porque también sé que si viviera en Poniente, viviría en el sur.)

So… ésa es mi reflexión del día. Es curioso. Las últimas semanas he estado trabajando bastante parejo y he producido cosas concretas. Pero por algún motivo esta tarde se siente más productiva.

soy la espada en la oscuridad, mujeres de poniente

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