Jun 13, 2005 11:08
No sé qué se espera de mí en esta entrada.
No quiero hablar más de los países Bálticos porque de pronto ya ha pasado todo. Tan rápido, tan fácil, tan natural. Y ahora ya no son mi actualidad inmediata. Diría de Riga que quiere ser mayor, que no quiere ser de juguete como Tallín, que busca ser más modern(ist)a. Vilna es el barroco exterior que no satura, la religión en todas partes, las iglesias que provocan paz al entrar (las no barrocas). Viajar sola no está mal. Conoces gente interesante.
Pero ahora. Intento que mis días sean normales, y lo son. Pero no puedo evitar esa vocecita en la cabeza que va haciendo la cuenta atrás. Y a veces pienso que tengo muchas ganas de volver, pero de la mano de ese pensamiento viene siempre la idea de la desaparición de Praga. Porque se acaba. Y sé que Praga seguirá, pero no MI Praga. Porque volveré y ya no me encontraré a la misma gente en los mismos sitios. Y mi casa no será mi casa. Y nada será como ahora.
Ayer fui al cine a ver Casablanca. Es distinta en pantalla grande y versión original. Y quizá sea cierto que es la mejor película de la historia. Desde el 42 nadie ha conseguido hacer nada así. Y Humphrey e Ingrid.
En español Rick había estado en alguna guerra en África. Sepan que en versión original estuvo en España luchando contra el fascismo.