[4/6] En una tarde de verano

Jan 13, 2010 11:37

Fandom: Tennis no Oujisama.
Personajes: Ryuuzaki Sakuno/Tooyama Kintarou; Osakada Tomoka, Oshitari Kenya y Oshitari Yuushi.
Resumen: Tal vez fue una simple coincidencia, pero ¿por qué no aprovecharla?


-¿¡Qué!?

El grito hizo que Sakuno apartase el celular de su oreja rápidamente, gesto que consiguió que varias personas a su alrededor la observasen con curiosidad.

Sonrojándose al darse cuenta de esto, Sakuno apretó la manija de su maleta, la arrastró consigo a una esquina un poco apartada de quienes esperaban el próximo tren y dio un vistazo a su alrededor para confirmar que no seguían mirándola antes de volver a acercar el aparato a su oído.

-¿Tomo-chan? -preguntó tímidamente cuando no escuchó nada por el auricular.

-No puedo creer que no me hayas dicho antes -dijo Tomoka luego de unos segundos más de silencio en los que Sakuno esperó pacientemente; al fin de cuentas no podía culparla y si ella estuviese en el lugar de Tomoka también estaría sorprendida.

-Lo siento -dijo en voz baja. En lugar de una respuesta inmediata, Sakuno escuchó un suspiro y un suave "puff", seguramente producido por el cuerpo de su amiga al dejarse caer sobre su cama.

-Escúchame bien, Sakuno. -El tono serio de Tomoka hizo que Sakuno se enderezase y apretase un poco más fuerte la manija de su equipaje, tal como lo había hecho horas atrás en su casa, poco antes de que su abuela la llevase en su auto hasta la estación-. Ten cuidado. Y llámame si pasa algo. Y... ¡cuéntame!

Sakuno había esperado que su mejor amiga le recriminase más el no haberle dicho antes que planeaba pasar un par de días en Osaka, por lo que por un momento sólo pudo parpadear, confundida.

-¿No estás...?

-¿Molesta? -la interrumpió Tomoka como si estuviese leyendo sus pensamientos. Sin pensarlo Sakuno asintió con su cabeza y aunque inmediatamente recordó que Tomoka no podía verla no tuvo tiempo para corregir su error, puesto que su amiga continuó-: Claro que lo estoy -bufó-, más te vale contarme todos los detalles cuando regreses.

-Sí -aceptó enseguida.

-Pero realmente nunca pensé que harías algo así -siguió hablando Tomoka, consiguiendo que Sakuno se encogiese por un segundo-. Decidir viajar de repente...

Al saber a qué se refería su amiga Sakuno dejó escapar un "Ah" que era más de alivio que de sorpresa, esta vez realmente convencida de que Tomoka no continuaría reprochándole el no haberle avisado.

-Fue... fue un impulso -dijo suavemente.

-Mmm...

Sin duda Tomoka planeaba comentar algo más, pero el aviso del próximo tren -el que ella estaba esperando- la obligó a interrumpirla antes de que pudiese hablar.

-Tengo que irme, Tomo-chan -se disculpó apresuradamente, arrastrando una vez más su maleta.

-¡Llámame! -le recordó Tomoka antes de cortar la llamada.

Poco después, luego de sentarse, Sakuno jugó por varios minutos con su celular en lugar de guardarlo, considerando enviarle un mensaje o dos a su amiga, en parte para distraerse y en parte para darle gusto a Tomoka, pero al final descartó la idea al darse cuenta que no sabía que contarle.

¿El que ahora sí estaba nerviosa? Sin duda su amiga le contestaría con un "cálmate" y ella misma ya se había dicho eso mientras esperaba la respuesta de sus padres y se lo había repetido a sí misma muchas veces más una vez obtuvo el permiso para ir como para saber que recibir esa palabra sólo la pondría peor.

Por eso, con un suspiro, se recostó en el asiento y cerró los ojos, haciendo lo posible para respirar pausadamente, mantenerse quieta y no preguntarse una vez más si quizás era mejor no viajar.

Lo único que consiguió tranquilizarla lo suficiente para no bajarse en la primera estación en la que el tren parase fue la perspectiva de ver a Kintarou recibiéndola con una sonrisa y agitando su brazo entero en un exagerado saludo.

El viaje no era corto y aunque Sakuno no durmió ni llegó sacar lo que había llevado para entretenerse durante este -un libro y un manga que Tomoka le había prestado semanas atrás-, para ella el recorrido pareció acabar en un instante.

Con su corazón latiéndole rápidamente y una pequeña sonrisa expectante, Sakuno bajó del tren con más prisa de la necesaria, apenas teniendo cuidado de que su maleta no se atascase al bajarse, incapaz de ocultar su emoción.

Al llegar a la plataforma Sakuno miró de un lado a otro, buscando con su mirada a una llamativa cabeza pelirroja entre la multitud, quizás saltando para llamar su atención, pero por más que lo hizo no pudo encontrarlo.

Aun cuando eso hizo que la sonrisa desapareciese de su rostro y bajase su mirada por unos segundos, Sakuno pronto se encontró caminando con renovada energía hacia una de las maquinas expendedoras más cercanas y se quedó parada junto a ella.

Ya había llegado muy lejos como para dejarse desanimar por cualquier pequeño inconveniente, se dijo, y quizás a Kintarou se le había hecho un poco tarde y ya estaba en camino. Queriendo convencerse de esto, Sakuno apretó con más fuerza la manija de su equipaje y mantuvo su vista entre los grupos de personas que iban y venían, dispuesta a esperar.

Su resolución comenzó a menguar según pasaron los minutos y pronto Sakuno se encontró mirando de un lado a otro, fijándose en los letreros y confirmando la hora cada pocos segundos.

Según uno de los tantos avisos estaba en la estación Shin-Osaka. Bien. Si juzgaba por la hora habían pasado solamente quince minutos desde la hora en la que había planeado llegar, por lo que tampoco se había equivocado en eso.

¿El día...? Sakuno sacudió su cabeza, negando tal posibilidad de inmediato. Ella le había avisado a Kintarou de la fecha desde que compró los boletos, poco antes de que él regresase a Osaka luego del torneo nacional, y él incluso la había anotado en la palma de su mano. Eso sólo dejaba una razón: el lugar exacto.

Sakuno cerró sus ojos por un momento y sin pensarlo mordió ligeramente su labio inferior, esforzándose por recordar su última conversación con Kintarou. Habían quedado de encontrarse dentro de la estación... ¿verdad?

Las dudas no consiguieron que se decidiese a moverse hasta que pasaron quince minutos más y un extraño vacío, que poco tenía que ver con el mucho tiempo que había pasado desde que había desayunado, se apoderó de su estómago.

Esa extraña sensación no desapareció cuando, en un impulso, cruzó por la primera salida que encontró, sino se incrementó al verse en medio de un paisaje desconocido en el que no podía ver a la persona que buscaba.

¿Que... qué podía hacer? No podía detener a alguien para pedirle ayuda, ya que probablemente ningún desconocido podría decirle donde estaba o vivía Tooyama Kintarou y aunque consiguiese averiguar como llegar a Shitenhouji, las vacaciones de verano aún no habían terminado por lo que seguramente no encontraría a nadie allí, a no ser que algún club deportivo estuviese en medio de un entrenamiento para el próximo año.

Sakuno bajó su rostro y cerró los ojos con fuerza. Sin tan solo hubiese grabado el teléfono del hogar de Kintarou, tal como lo había hecho su abuela, podría llamarlo en lugar de estar ahí, sola en medio de una ciudad que sólo había visitado años atrás en una viaje escolar, sin ninguna opción más que esperar... o regresar a su casa.

-Pues la cafetería de Hyoutei es mejor.

Ante el nombre del conocido colegio Sakuno alzó su cabeza automáticamente y abrió sus ojos, mirando a su alrededor.

No era que estuviese buscando una distracción, por lo que de no haber encontrado inmediatamente a quien había hablado sin duda pronto habría regresado a sus pensamientos en lugar de darle un vistazo a su alrededor hasta descubrir a la persona en cuestión.

-Simplemente ya no tienes sentido del gusto.

Pero sin duda había visto en alguna ocasión a aquel muchacho de cabello azul y gafas redondas y también a su acompañante de cabello descolorido, cuando Ryoma todavía estaba en Seigaku...

El que (quizás) jugasen tenis no quería decir que pudiesen ayudarla, pero... si al menos sabían de Kintarou sería suficiente.

Inusualmente decidida, Sakuno se tomó unos segundos para asociar uno de los rostros con un nombre y cuando lo hizo se obligó a ir tras ellos tan rápidamente como su equipaje se lo permitía, antes de que las dudas se apoderasen de ella.

-O... ¡Oshitari-san! -llamó antes de perderlos de vista, causando que ambos se detuviesen y girasen a verla al mismo tiempo.

-¿La conoces? -escuchó que el estudiante de Hyoutei preguntó.

-No. ¿Tú tampoco?

A pesar de ese intercambio ambos la esperaron mientras intercambiaban una mirada interrogante.

El hablarle a alguien mayor que apenas reconocía era más difícil de lo que pensaba, por lo que cuando llegó frente a ellos no supo como comenzar ya que lo único que tenía claro era el nombre de la persona a la que buscaba.

Luego de mirar al uno y luego al otro, Sakuno bajó su mirada e intentó decir algo pero su voz parecía haber desaparecido.

-Eres una de mis fans.

Sakuno alzó su mirada al escuchar tal afirmación y al ver la brillante sonrisa del jugador de Hyoutei retrocedió un paso involuntariamente, cosa que consiguió que el otro dejase escapar una corta carcajada.

-Es obvio que no.

-Sólo está sorprendida -replicó el de gafas con un tono ligeramente molesto.

Sakuno estuvo tentada a asentir, ya que realmente lo estaba, aun así permaneció en silencio mientras los otros dos reñían amigablemente una vez más, al menos hasta que el de cabello desteñido pareció recordarla y preguntó:

-¿Pasa algo?

Con esa pregunta la atención de ambos volvió a ella y aunque Sakuno no pudo evitar sentirse ligeramente nerviosa ante esto, se armó de valor y asintió.

-E-estoy buscando a Tooyama-kun...

-¿A Kin-chan?

Quizás fue porque el de cabello desteñido, quien se presentó como Oshitari Kenya, resultó ser un senpai de Kintarou o tal vez fue porque el estudiante de Hyoutei, Oshitari Yuushi, dejó su fachada intimidantemente encantadora por una actitud más normal que Sakuno no tuvo problema para explicarles lo que sucedía.

Aun así, Sakuno no pudo relajarse cuando se sentó en una banca frente a la estación junto a Yuushi, quien le aseguró confiadamente que la ayudarían, al menos hasta que, luego de llamar a casa de Kintarou, Kenya aseguró.

-Dicen que ya viene.

Al escuchar eso Sakuno dejó escapar un suspiro de alivio y cuando les agradeció a ambos con una reverencia lo hizo con una sonrisa muy similar a la que había adornado su rostro cuando había bajado del tren.

Sakuno no estaba segura si la espera había sido larga o no gracias a la distracción que le ofrecía compañía de Kenya y Yuushi, quienes permanecieron junto ella, hablando hasta que fueron interrumpidos por un grito.

-¡Sakuno-chan!

El sobresalto al escuchar repentinamente la voz de Kintarou no fue lo único que la hizo levantarse de un salto y al ver al pelirrojo correr hacia ella tan rápido como podía, esquivando a anonadados peatones, no pudo evitar sonreír y lo saludó con un tímido movimiento de mano.

-¡Sakuno-chan, estás bien! -dijo Kintarou, para su sorpresa, cuando estuvo frente a ella-. ¡Pensé que te podría haber secuestrado un villano o un ovni! -Tales palabras hicieron que Sakuno parpadease, confundida.

-¿O-ovni?

-Sakuno-chan. -El pelirrojo ignoró su pregunta y en lugar de ello posó sus manos sobre sus hombros, mirándola de frente con una seriedad inusual-. ¡Prometo que nunca, nunca, nunca más llegaré tarde!

Esas no eran las palabras que había pensado que escucharía. En realidad, si Sakuno era sincera consigo misma, no había pensando en qué podría escuchar y sencillamente había estado impaciente por verlo y ahora que lo hacía y lo escuchaba...

Sakuno no hizo nada para contener una alegre sonrisa y asintió.

-Y simplemente ya todo está bien.

-Realmente.

No fue hasta este pequeño intercambio entre Kenya y Yuushi que Kintarou pareció darse cuenta de que ellos estaban ahí y exclamó:

-¡Kenya! ¡Y el superhéroe!

Tal vez fue la tranquilidad que le causaba la presencia de Kintarou, ya que aunque estaba tan confundida como los otros dos por las palabras de Kintarou, Sakuno dejó escapar una corta risa ante estas.

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