Autora:
verityburnsTítulo: Given in Evidence (2/?): The Hooded Man (El Hombre Encapuchado)
Pareja: Sherlock/John
Categoría: Post-Reichenbach: Angst / Romance / Case-fic
Rating: De momento PG-13 (subirá)
Beta: La maravillosa
arianedevereSummary: Volver de los muertos puede ser una tarea complicada. Con un nuevo caso en el horizonte, reconstruir una vida es una cosa… reconstruir una amistad otra. Para Sherlock y John, las cosas podrían nunca ser las mismas.
-¡John! Venga, John...
“Dame un jodido segundo” fue el primer pensamiento de John cuando se encontró a sí mismo siendo aupado en una posición de asiento. Estaba al tanto de que alguien le estaba trayendo de vuelta, un gran mano deslizándose bajo su hombro por detrás y presionándose suavemente contra su plexo solar, pero no quería que su mente se aclarara…. Ahora mismo aún era capaz de sentir la presencia de Sherlock por todo su alrededor.
-Venga.
El dolor era agonizante, cada respiro un gran esfuerzo, y por largos minutos John se apoyó en el cuerpo que le sostenía mientras jadeaba, buscando aire. Gradualmente su fuerza empezó a volver y fue capaz de centrarse, su mirada yendo al cuerpo de su reciente oponente el cual estaba tumbado boca abajo en el suelo con la empuñadora de algo mortal surgiendo de su nuca. “No exactamente una arma policial.”
Sus cejas mentales alzándose más alto de lo que sus físicas podían, John torció su cabeza y miró por encima de su hombro. Cerró sus ojos de nuevo. Entonces los abrió. Los cerró. Los abrió.
-¿Estoy muerto? - Su voz era meramente un susurro ronco.
-La evidencia sugiere que no.
-Soñando. - John cerró sus ojos de nuevo. -Estoy soñando.
Fue inclinado hacia delante, y entonces el hombre de detrás se movió por su alrededor, cayendo en cuclillas a su lado y sujetando sus hombros.
-Sé que es una sorpresa, John, pero debemos movernos.
John tendió una mano, la cual el hombre cogió inmediatamente, pero John se resistió a su tirón y se inclinó bruscamente hacia delante en cambio, apoyándose en sus rodillas. Se miraron el uno el otro, los dos aferrándose a ello, y entonces John lentamente alzó su otra mano y empujó hacia atrás la capucha que ensombrecía la cara de su rescatador. No había duda alguna en esos pómulos.
-Sherlock…
Los ojos de John rastreaban frenéticamente todos los detalles que podía distinguir en la tenue luz pero su mano tenía otras ideas, apretando su agarre en la capucha de Sherlock y tirando de él en un abrazo que parecía tan correcto como completamente increíble.
El brazo libre de Sherlock se envolvió a su alrededor, y por un momento John sintió largos dedos apretándose convulsivamente en su chaqueta pero entonces la presión disminuyó.
-Sí, yo también estoy contento de verte, pero realmente necesitamos irnos ya, John.
John no le soltó.
-¿John? - Sherlock torpemente dio unas palmaditas en su espalda. -John, en serio. Tenemos que irnos ahora mismo. - Intentó apartarse. -¡John!
Aún sin soltar alguna de sus manos, John se alejó ligeramente, sus ojos abiertos como platos e incrédulos.
-¿De verdad eres tú? -graznó.
Sherlock le sonrió. -De verdad soy yo. -le prometió. -Incluso sin un cuello de abrigo para levantar.
John casi se rió, pero eso amenazaba en convertirse en un sollozo así que se lo tragó. -¡No puedo creer… sobreviviste esa caída! -consiguió decir. Empujó la cabeza de Sherlock a un lado, buscando cicatrices, intentando hacer que su cerebro aceptara lo que estaba viendo.
La sonrisa de Sherlock se desvaneció. -Yo… - Frunció el ceño. -Venga. -Se puso de pie mientras John le soltaba, y entonces alzó a John a sus pies también. -¿Puedes andar?
La mirada de John se deslizó hacia la bastante andrajosa sudadera con capucha de Sherlock y sus desteñidos tejanos, luchando por hacer coincidir la imagen con las memorias de su amigo.
“Sherlock está vivo.” Dejó que este conocimiento hiciera eco en su cabeza y consiguió asentir con la cabeza mientras su sentido de propósito era renacido, restaurando energía a sus músculos ya exhaustos de hace tiempo. -Claro que puedo andar.
oOo
-Supongo que el puñetero de Mycroft lo organizó -se quejó John con voz ronca una hora más tarde. -Hacer ver que estabas muerto, quiero decir. Justo el tipo de cosa que ese gilipollas haría.
-No intentes hablar.
John tomó otro doloroso sorbo del té que Sherlock le había preparado y sonrió hacia el otro lado de la mesa de la cocina. -¿Qué, nada de críticas fraternales? ¿Pensaba que habías dicho que te habías recuperado?
Su sonrisa se desvaneció al mover sus ojos hacia Sherlock. -¿Te has recuperado? Parece que estás bien, no cojeas, tus articulaciones parecen estar bien… pero esa caída… Te vi… - Se estiró a través de la mesa y agarró el antebrazo de Sherlock. -Te vi… Sentí… - Sus dedos se movieron a la muñeca de Sherlock y miró abajo mientras contaba los estables latidos. El pulso era un poco rápido pero estaba ahí… John tuvo que forzarse a soltarle. -Lo siento. -Se encogió de hombros en señal de disculpa.
-Necesitas descansar tu garganta.
-Llevo hablando conmigo mismo seis meses, simplemente tendrás que soportarlo. - John vaciló. -Mira… limpiamos tu nombre, sabes. No fue ni siquiera difícil; la historia de Moriarty estaba llena de agujeros y no la defendió- parece que ha desaparecido, en realidad. -Se inclinó hacia delante, observando a Sherlock con ahínco y forzando su voz a que durara… para soltar las palabras que tenía que decir. -No sé por qué sentiste que tenías que hacer… lo que hiciste. Pero no había ninguna necesidad, la verdad; ésa nunca es la respuesta. Tienes amigos, Sherlock- gente que plantará cara por ti no importa el qué; no necesitas…
-John, por favor deja de hablar.
John levantó sus manos en el aire. -Está bien, habla tú entonces. Obviamente, deben de haberte revivido pero ¿qué pasó después de eso? ¿Dónde has estado recuperándote todo este tiempo y cómo…? - Su voz finalmente se apagó y cogió su té, moviendo el brazo para indicar que una respuesta era definitivamente requerida.
-Necesito una ducha.
John hizo un ruido de protesta.
-Yo… Mira, ¿el mensaje que recibí después de que llegáramos a casa?
John asintió.
-Eso eran buenas noticias. Creo que el peligro ya ha acabado. Puedo quedarme… si eso es lo que quieres.
John boqueó en completo desconcierto. Abrió la boca pero Sherlock levantó una mano.
-No más charla. Me voy a duchar, y después me… explicaré, y después de eso… - Vaciló. -Después de eso, depende de ti.
Se levantó y John frunció el ceño algo confuso, viendo a Sherlock caminar por el pasillo y reprimiendo el impulso de seguirle.
“Bueno, eso ha sido raro.”
Se quedó sentado por un momento, escuchando los sonidos de otra persona en el apartamento. La otra persona. En su apartamento. Sintiéndose algo tonto se pellizcó su propio brazo, y sonrió al resultante ‘ouch’.
Poniendo los ojos en blanco a sí mismo se levantó, llevando su té en una mano y masajeándose la garganta con la otra- menos mal que los analgésicos que Sherlock le había forzado tomar una vez habían llegado a casa estaban tomando efecto y ya no se sentía tanto como una herida portátil. Bueno, o bien eran los drogas o la euforia, una o la otra. Probablemente las dos. Sacudió su cabeza a los bastante aleatorios pensamientos que disparaban en su cerebro- habían mil preguntas compitiendo por su atención pero ninguna de ellas podía mantenerse por mucho rato. No paraba de mirar al cuchillo que Sherlock había recuperado de la nuca del francotirador, que ahora estaba encima de la mesa. Prueba de la realidad, atraía su mirada repetidamente.
Más tranquilizado por el sonido de salpicaduras en el baño, deambuló hacia la ventana del salón y miró afuera, tratando vagamente de localizar la habitación en la casa abandonada donde todo había dado tal dramático giro. Un movimiento desde la calle captó su mirada y miró abajo para ver a Billy temblando al lado de los enrejados, su delgada cara relajándose al ver que John le saludaba. Billy asintió con la cabeza y se medio-giró para irse, pero John de repente se sintió mal por no haber pensado en él antes- ¿cuánto tiempo llevaba el pobre chaval ahí fuera? Alzó una mano en un gesto de ‘¡espera!’ y dejó su té en la mesa antes de encaminarse hacia la puerta- pausándose para comprobar si aún podía oír a Sherlock- y trotó rápidamente por las escaleras.
-¿Por qué ninguno de vosotros llama el jodido timbre? -demandó, con una sonrisa para quitar el ácido de sus palabras.
Los ojos de Billy se ensancharon. -¿Está bien, Doctor Watson? ¡Suena fatal!
John apartó la preocupación. -Estoy bien, Billy. Mejor que bien, en realidad. - Su sonrisa no podía ser contenida. Quería gritar- o graznar - sus noticias por los tejados pero sería mejor esperar y comprobarlo con Sherlock primero. -¿Pudiste escaparte sin problemas, entonces?
Billy parpadeó y John se dio cuenta que debía parecer completamente perturbado- un herido y magullado hombre que simplemente no podía dejar de sonreír.
-He llamado al Sr. Wiggins -el chico soltó, después de un momento. -Sé que dijo que esperara una hora y después fuera a la policía, pero no podía simplemente… ese tío era gigante… no debí haberle dejado y ahora se le ve… bueno… - Miró a John dudosamente.
John tomó un paso adelante y le dio unas palmadas en el hombro. -Hiciste absolutamente lo correcto. - Se atascó entre asentir con la cabeza en apruebo y sacudirla en continua incredulidad, el movimiento resultante poniendo a Billy más nervioso que nunca.
John intentó controlar sus rasgos, pero era imposible. Se rió, la felicidad brotando de él. -¡Siendo sincero, podrías confesar haberte comido la última jammie dodgers y salirte con la tuya ahora mismo!
La tensión se aflojó en Billy y le sonrió de vuelta. -Esperaba que todo fuera bien, pero el Sr. Wiggins me colgó… ¡y entonces su amigo pasó pitando diez minutos más tarde como una rata fuera de una alcantarilla!
John rió por lo bajo ante la referencia a Monty Python. Billy había recibido una paliza de un par de yuppies en Halloween que había conllevado a John a arrastrarle hasta su piso para tratarle. Desde que vio su colección de DVD, el chaval había empezado a citar aleatoriamente Python para intentar hacer que John sonriera. Algo que no había tenido mucho éxito hasta ahora.
-Escucha, tengo que volver adentro, ¿vale? ¿Tienes algún sitio planeado para esta noche? - John metió su mano en el bolsillo, pero Billy inmediatamente se apartó, alzando sus manos.
-Estoy bien, Doctor Watson -insistió. -Tampoco se trata de empezar a cogerle su dinero, con todo lo que ha hecho por nosotros.
John no insistió. -Cuídate, ¿vale? Hasta pronto. -Estaba a mitad de la puerta cuando cayó en cuenta sobre algo -¡Billy!
El muchacho trotó de vuelta hacia él.
-¿’Su amigo’? -inquirió. -¿Has dicho que ’su amigo’ pasó pitando por tu lado?
Billy asintió.
-¿Amigo de quién te refieres?
-Um… del Sr. Wiggins. - El tono de Billy tenía un ‘pues claro’ en él.
-¿De la red sin techo?
Billy asintió de nuevo y John frunció el ceño. -Sólo has estado en Londres desde finales de junio, ¿verdad? -Obtuvo otra desconcertada afirmación de cabeza. -Entonces, ¿cómo sabes que Sher… que el hombre que pasó por tu lado era un amigo de Wiggins?
Billy parecía confuso. -Bueno, tal vez ‘amigo’ es la palabra incorrecta, pero los he visto juntos -explicó. -No muy a menudo, eso sí, pero sí de vez en cuando. Como hermanos, esos dos.
John se lo quedó mirando. -¿Desde hace cuánto?
-Um… desde casi todo el tiempo que he estado aquí. -Billy informó. Frunció el ceño, pensativo. -El junio pasado, seguro, porque era el cumpleaños de Phil y el Sr. Wiggins le dio dos paquetes de cigarrillos y vi que los obtuvo de Siggy.
-¿Siggy?
Billy se encogió de hombres, un poco avergonzado. -Es lo que le llamo en mi cabeza- por los cigarrillos, en realidad. Siempre los tiene. Pregunté al Sr. Wiggins sobre él, pero me dio una hostia en la oreja y me dijo que me metiera en mis propios jodidos asuntos.
John se mantuvo de pie en la puerta, que parecía temblar a su alrededor. -Entonces, ¿me estás diciendo que… Siggy ha estado por aquí desde julio? ¿Y que no ha estado en… no sé… muletas, o algo así?
Billy se encogió de hombros. -Me pareció que estaba bien. Quiero decir, era muy reservado, nunca hablando con nadie de verdad aparte del Sr. Wiggins, y sólo aparecía de vez en cuando. A veces parecía que había estado en una pelea, pero nunca nada serio.
-Vale… vale…
-¿Seguro que está bien, Doctor Watson? ¿Necesita que…?
John consiguió sonreír. -Todo está bien, Billy. Ve tirando.
No recordó mucho más hasta que abrió las cortinas de la ducha.
oOo
Sherlock escogió no protegerse cuando registró la expresión de John. Si había un puñetazo en camino, lo tomaría.
Cuidadoso de no hacer movimientos repentinos, bajó sus brazos cautelosamente desde donde habían estado aclarando champú de su pelo- su marca preferida, había notado, aunque no la botella que había dejado.
-Date la vuelta. - John dibujó un círculo con un dedo y Sherlock lentamente hizo una rotación de 360 grados como había sido indicado, consciente de toda la prueba que John no estaba encontrando.
-Ninguna marca en ti -observó John. -Nada importante, en todo caso. Ciertamente nada que sea de hace seis meses que sugiera una caída de un alto edificio.
Sherlock permaneció en silencio, dándole a John tiempo para que lo pensara bien… que es lo que hizo.
-Sólo un truco de magia.
Sherlock asintió, abriendo su boca para hablar pero cerrándola de nuevo, temiendo empeorar las cosas.
-Está bien. - John devolvió la cortina en su posición inicial y se marchó andando.
Sherlock cerró los ojos y deseó haberlos cerrado medio segundo antes; antes de haber visto la mirada que había puesto en la cara de su mismísimo mejor amigo.
oOo
Fueron unos diez minutos más tarde cuando Sherlock volvió a la sala de estar, vestido en su propia ropa por primera vez desde hacía demasiado tiempo. Había considerado vestir sólo su bata para parecer más vulnerable, pero John podría reconocer tal deliberada estratagema. Optó por un traje negro y una camisa gris oscuro, que parecía un adecuadamente arrepentido atuendo.
John estaba sentado en su butaca y Sherlock tomó su sitio de enfrente y debatió cómo romper el hielo.
-Moriarty está muerto -empezó, que ciertamente recibió una reacción.
-¿Qué? ¿Cuándo?
-Hace seis meses. Se disparó a sí mismo en la cabeza en la terraza de Barts, no mucho antes de que llegases ahí.
-He estado buscándole.
-Lo sé.
-¿Entonces qué le pasó al cuerpo? Nada en los periódicos, nadie sabe… - John paró, sacudiendo su cabeza. -Mycroft.
-Mycroft -aceptó Sherlock.
-Entonces todo eso de ‘no hablar’- que sí pareció un poco repentino, la verdad- eso era sólo una…
-Una fachada. Sí. - Sherlock intentó sonreír una sonrisa pequeña. -Aunque una bastante agradable.
John no sonrió de vuelta. -Le he culpado de tu muerte, sabes. Casi le pegué al… en tu funeral. - Suspiró. -Ahora casi deseo haberlo hecho.
-¿Por qué no lo hiciste?
-No estaba seguro de que hubiera podido parar. - John desvió la mirada, retirándose dentro de su cabeza, sus pensamientos claramente infelices.
Sherlock tomó un respiro profundo. Hora de hacerle frente- si no podía hacer que John le entendiera, no tenía esperanza alguna para su perdón.
-Cuando Moriarty vino aquí después del juicio, le pregunté cómo tenía intención de hacerlo- de ‘quemarme’. - John estaba escuchando, pero no parecía completamente centrado.
-Lo llamó el ‘problema final’. Dijo que ya me había dicho la respuesta… - En su mente oyó la cancioncilla de Moriarty, ‘¿pero estabas escuchando?’. -Después de que la niña gritara, y la red se apretara a mi alrededor, le conté a Lestrade que Moriarty quería destruirme pedazo a pedazo- supuse que intentaba arruinarme profesionalmente y la entrega de ese hombre de mazapán quemado parecía la confirmación.
La mirada de John empezó a deambular… Sherlock le estaba perdiendo. Se inclinó hacia delante.
-Pero ya había aclarado en el taxi que desacreditarme no era su ‘problema final’. - Sherlock permitió que su indignación por sí mismo sonara en su voz. - ¡Le oí, pero no le escuché!
John giró su cabeza y Sherlock se levantó de su silla y se agazapó delante de la de John, poniéndolos en el mismo nivel de vista. -¡John! ¿Estás prestando atención? ¡Estoy intentando explicarte esto!
-No es necesario. - John se encogió de hombros. -Ya lo pillo. Decidiste fingir tu muerte. No podía saberlo mucho gente- no llegué a estar en ese círculo. Esto es a lo que se reduce todo, ¿no?
-Incorrecto.
-No confiaste en mí.
-Completamente incorrecto.
-Si tú lo dices.
-¡John! Debes dejarme explicar… ¡Lo hice por ti!
Eso pareció llegarle, por lo menos. Los ojos de John se estrecharon y Sherlock se apartó ligeramente, poniéndose en pie.
-Lo hiciste… ¿por mí? - Sherlock no estaba seguro cómo John había conseguido meter tanta indignación en una voz tan débil.
-¿Tienes la menor idea…? - John se interrumpió.
-Yo… - Sherlock se sentía un poco perdido. -Sólo nos conocemos desde hace dieciocho meses, y he estado fuera por seis -indicó. -Sé que iba a ser duro al principio, pero has estado viviendo solo una tercera parte del tiempo que vivimos juntos… No pensaba que tú aún…
-¡Cabrón! - John estaba de pie y fuera de su silla y Sherlock se retiró instintivamente antes de recordar que no iba a hacer eso. Paró, manteniendo sus manos abajo y dejándose al descubierto,
John paró abruptamente. -Piensas que te voy a pegar. - Miró de nuevo. -No… vas a dejar que te pegue.
Sherlock se encogió de hombros. -Si te hace sentir mejor.
John graznó una imitación de una risa, mirándole con algo de histeria en sus ojos. Entonces se sentó de nuevo, dejando caer su cabeza y pasando sus manos por su pelo. -Eras mi vida, Sherlock… mi vida. - Miró arriba. -No era que no tuviera una novia… o mi propia casa… o incluso un trabajo que no implicara correr detrás de ti. Unos cuantos días de suplente cada mes eran apenas una distracción. Cuando tú… -No acabó la frase, desviando la mirada. -Cuando ‘moriste’… -levantó sus manos para hacer unas comillas alrededor de la palabra -Bueno… - Tragó saliva. -Bueno, tú no fuiste el único.
Sherlock frunció el ceño. -No me morí, sin embargo. ¿No deberían ser eso buenas noticias?
John cerró sus ojos. -Esto es absurdo… nunca lo entenderías. - Se levantó de nuevo. -Necesito algo de…
-…aire -terminó Sherlock por él. Estudió el gris agotamiento en la cara de John. -No deberías salir fuera estando así- quédate aquí, yo me iré.
-No.
-Sólo unas cuantas horas…
-¡No! - John señaló la silla de Sherlock. -¡Siéntate!
Sherlock lo hizo.
-Quédate.
También hizo eso.
oOo
Sherlock esperó una hora, que parecía un amplio tiempo, y entonces abrió la puerta por la que John se había marchado y bajado las escaleras. Bueno… la mitad de las escaleras.
-Patético, ¿eh? - John resolló mientras Sherlock se sentaba a su lado, piernas largas doblándose incómodamente. -No me he podido ir más lejos.
Sherlock le miró de reojo. Su cara estaba roja e hinchada y ni siquiera se molestó a girarla.
-Había tres de vosotros -Sherlock dijo en voz baja. -Mis ‘únicos tres amigos en el mundo’- como determinó Moriarty. - John parecía resignado a escuchar la historia ahora, la lucha en él drenada, aunque fuera temporalmente.
-Me mandó tres ‘I. O. U’s… la manzana, que viste; letras pintadas en spray en las ventanas delante de Scotland Yard; y un graffiti fresco en la esquina que da a Baker Street. - Sherlock se torció ligeramente para que estuviera más girado hacia John. -Tres ‘I. O. U’s; tres balas, tres francotiradores, tres víctimas… a no ser…
John lentamente encontró su mirada, sus ojos muy abiertos y buscando. Finalmente, asintió. -A no ser que saltaras.
Sherlock vio esperanzado como John empezaba a pensar, algo de la angustia yéndose de su cara mientras fruncía el ceño en concentración.
-Entonces, la manzana… eso estaba aquí, en nuestro piso. ¿Eso era yo?
Sherlock asintió en vez de dar una respuesta verbal, forzando John a que le siguiera mirando, obligándole a ello.
-Y los otros… ¿Lestrade, para el de Scotland Yard? - Sherlock asintió de nuevo. -Y la Sra. Hudson, por supuesto.
-Por supuesto. - Sherlock sonrió. -Mucho más que una casera
Un breve flash de placer cruzó por la cara de John. -¡Sabía que significaba algo para ti! Parecía tan fuera de lugar que estuvieras tan desinteresado en el laboratorio cuando creía que le habían disparado, pero no era que no te importara, era sólo que tú… oh. - Su cara volvió a ensombrecerse mientras seguía sus pensamientos hasta su conclusión. Sacudió su cabeza. -Claro. Necesitabas deshacerte de mí.
-John… - Sherlock alzó su brazo, inseguro sobre si ofrecer un contacto físico tranquilizador. Decidiendo que John al menos podría ganar algo de satisfacción en rechazarle, reposó su mano tentativamente en el hombro de su amigo, poniéndose injustificadamente alegre de que le permitiera dejarla ahí.
-Bueno, supongo que Moriarty intentó quemarte el corazón, al fin y al cabo -observó John después de un rato. -Oh, ¿fue eso a lo que se refería, cuando te dijo que ya te había dicho la respuesta?
-Eso parece -afirmó Sherlock, sorprendido con la rapidez en la que John había llegado a la conclusión la cual le había costado a Sherlock una inaceptable cantidad de tiempo a captar -Ése era el ‘problema final’ que montó para mí. No era suficiente destruir mi vida- quería destruir mi imagen de sociópata, forzarme a sacrificarme a mí mismo para salvar a la gente que yo… bueno… - Se encogió de hombros. -Ya sabes.
John le miró de forma extraña. -¿Cuándo resolviste todo esto, entonces? Obviamente lo preparaste todo bien por adelantado.
Sherlock desvió la mirada. Era suficiente información por el momento… mejor darle a John algo de tiempo antes de golpearle con todo el resto. -¿No estás preocupado por los francotiradores? -esquivó.
-¿Debería? ¿Pensaba que habías dicho que el peligro ya había terminado? - John sacudió su cabeza. -No me puedo imaginar que volvieras antes de estar seguro- aunque estoy sorprendido que te haya costado seis meses rastrear a tres francotiradores. Solías resolver un caso por la mañana y subirte por las paredes para otro caso por la tarde.
Sherlock se indignó. -Bueno, no fue simple. La red de Moriarty era vasta; yo… - Se cortó a sí mismo- esto se estaba desviando peligrosamente del tema. Se volvió a centrar. -Moran fue el último- fue el que te atacó anoche.
-Ajá.
-Era la mano derecha de Moriarty.
-Vale.
-Llevo rastreándole varios meses.
-Er… bien hecho.
-Ha sido mi objetivo con prioridad desde… Desde hace mucho tiempo.
-Así que- lo pillaste. Enhorabuena.
-Su misión era la de dispararte si no me mataba a mí mismo- era tu peligro durante todo este tiempo. Él era el que no podía encontrar, no podía rastrear, no podía descubrir la verdad.
-Sherlock… No sé qué quieres que te diga. - John se estaba hundiendo en la escalera, su peso reposando más en la mano en su hombro. -Estoy cansado. Mi garganta me duele. Todo mi cuerpo me duele, si se trata de eso. Has girado mi mundo del revés y sé que hay un montón de cosas que no me cuentas. Un montón que probablemente nunca me contarás.
Se inclinó hacia delante, descansando en sus codos y rodillas. -No sé en qué pensar ahora, así que simplemente me voy a quedar en lo básico. Estás vivo y eso es algo muy bueno, y a pesar de lo que eso implica, para mí… el mundo siempre será un sitio mejor contigo en él. Ése siempre ha sido mi punto de vista desde el día que te conocí y no va a cambiar ahora.
Había una agotada sonrisa en su cara cuando giró su cabeza. -Creo que estoy delirando. Será mejor que me ignores a partir de este punto, porque Dios sabe lo que podría decir. - Se encogió de hombros. -Casi me apetece pegar mis dedos con super-pegamento alrededor de tu muñeca para que no puedas desaparecer… pero necesito dormir.
Sherlock asintió y se puso de pie, bajando un par de escalones para que no estuviera completamente por encima. Vaciló brevemente, y entonces extendió su mano.
John la miró. -Aún tengo preguntas, aunque esté demasiado cansado para formularlas.
Sherlock asintió, su cara seria. -Estaré aquí para responder.
John tomó su mano.
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