Tras muchos años huyendo a la menor posibilidad del país o en el peor caso de la provincia, estas son las primeras vacaciones que paso sin salir de la ciudad en la que esté viviendo. Los días pasan despacio entremezclándose las horas que a ratos van atropelladas, a ratos deslizándose lentamente a causa del calor. Recuperando esa sensación de aquellos veranos estudiantiles, con el ruido del patio de vecinos atravensando los postigos de las ventanas abiertas y la radio encendida.
Tantas cosas han cambiado desde entonces y aunque la vida ya nunca será aquella hay muchas cosas para amortiguar los golpes y amenizar la espera por todo lo que debería llegar. Bajar a la playa de manera improvisada volviendo con arena entre las hojas de un libro y parte del mediterráneo en el pelo, la filmoteca y las tertulias posteriores cerveza en mano, las tardes muertas de las medianas a un euro, comprar el disco de the xx y comprobar lo bien que suena en el equipo de música despues de años de altavoces de ordenador y como ya sabéis, poner a Jens Lekman y retormar las viejas costumbres de dejar unas líneas perdidas por aquí.
Y claro, hacer sesiones infinitas de sofá y cine en estos días desierto.
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