guardias y evasiones

Jun 22, 2010 23:59



"La mañana del 4 de octubre, Gregorio Olías se levantó más temprano de lo habitual. Había pasado una noche confusa y hacia el amanecer creyó soñar que un mensajero con antorcha se asomaba a la puerta para anunciarle que el día de la desgracia había llegado al fin: "¡Levántate, pingüino, que ya se oyen cerca los tambores!", le dijo. Miró el cuarto en penumbra y de inmediato, derrotado por la ilusión de estar soñando la vigilia, volvió a cerrar los ojos "Bah, todavía es tarde para huir" contestó desde la duermevela, y aunque por un momento se consideró a salvo, enseguida adivinó que progresando en el absurdo acabaría encontrando en él las leyes lógicas que lo emparentaran con la realidad. Así que reunió valor para decir: "Estoy perdido", y añadió: "Perdido en la selva amazónica con una caja de zapatos y una navaja múltiple", y otra vez comprendió que estaba levantando un parapeto de urgencia que lo defendiese de las asechanzas del mundo. Pero las palabras debían haber perdido sus propiedades mágicas. Para confirmarlo, dijo en alto: "Penibán", y quedó alerta, escuchando los efectos de tan formidable declaración. No ocurrió nada, ni siquiera las cosas veteranas de siempre, con sus nombres ilustres de siempre, elevaron la más débil protesta contra la irrupción del intruso. Un reloj dio las ocho, y el tiempo amenazó entonces con recuperar su sentido lineal".

(extracto de "juegos de la edad tardía" - luis landero)

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