No sé qué sucedió en mi cabeza ese día. Aun hoy, dos semanas después sentado frente al ordenador no logro encontrar una respuesta. Lo único que sé, es que me deje llevar por lo que sentí y que no me arrepiento de nada.
Era un fin de semana normal, igual a cualquier otro. Estaba libre de entrenos, así que disponía de mucho tiempo. No tenía planificado nada en especial, solo lo mismo de siempre, visitar a la familia, salir con mi novia o quizás a cenar con amigos, pero nada de eso me apetecía.
Ese sábado me desperté, tome una ducha, desayune ligero y tome el auto sin rumbo fijo, cuando me quise dar cuenta estaba en el estacionamiento del aeropuerto. Alguna fuerza extraña me había llevado hasta allí, la misma fuerza que me hizo comprar un boleto de avión y tomar un vuelo rumbo a Roma. ¿A Roma?!!!! ¿Pero qué narices tenía yo que hacer en Roma? Yo no conocía a nadie allí, excepto a… Pero ¿A cuenta de que me iba a aparecer yo delante de él? No es que las cosas terminaran mal entre nosotros, pero estaba claro que nuestra amistad se había enfriado y había cambiado, quizás por mí, porque andaba muy metido en mis cosas y en mi nuevo noviazgo y descuide nuestra amistad.
Dude una y mil veces en aparecerme en el entrenamiento del A.S. Roma. Temía su reacción, lo que pensaría al verme allí, o que respondería yo al preguntarme porque fui a verle. Pero finalmente tome valor y lo hice.
Al llegar, aun estaban entrenando por lo que decidí no acercarme demasiado al campo y quedarme en las gradas esperando a que terminaran. Cuando finalizaron e iban camino a los vestuarios me acerque lentamente hacia él, iba riendo junto a uno de sus compañeros de equipo.
- Bo!!! - lo llame nerviosamente.
El levanto la mirada y clavo sus enormes ojos verdes en mí con expresión de sorpresa
- Gerard!!! ¿Pero qué coño haces tú por aquí?
Cuando me contesto de eso manera, quise que se abriese la tierra y me tragara. No soy una persona insegura, pero temía mucho su reacción
- Ya ves, buscando conocer nuevos lugares y de paso pensé en pasar a saludarte - dije tratando de que sonara lo más natural posible.
- Pues me alegro muchísimo- dijo regalandome una sonrisa, seguida de un gran abrazo - Ven que te presento a mis nuevos compañeros.
Después de saludar a todos y esperar a que Bojan tomara una ducha, salimos a almorzar a un exclusivo restaurant y después pasamos la tarde paseando por la ciudad. Me mostro los lugares históricos y otros no tan conocidos pero muy hermosos. Fue una tarde genial, nos la pasamos riendo y haciendo bromas como antes, nada parecía haber cambiado entre nosotros. El seguía siendo el pequeño Bojan que reía de todas mis bromas y yo no sabía cómo decirle lo mucho que echaba de menos pasar tiempo juntos.
Cuando empezó a anochecer, le pedí que llevara a un hotel en el centro de la ciudad para pasar la noche, pero él me pidió que me quedara en su casa.
¿Pero como crees que te vas a quedar en un hotel? Tú te vienes a mi casa, preparamos algo para cenar y vemos unas películas juntos, como en los viejos tiempos ¿vale?
¿Cómo podía negarme yo ante esa oferta?
Así que acepte, subimos a su auto y en diez minutos estábamos llegando a su casa. Era pequeña, pero decorada con muy buen gusto, con un salón espacioso con un enorme sofá.
Fuimos a la cocina y como ninguno de los dos sabe cocinar, metimos unas bolsas palomitas en el microondas y tomamos algunas latas de cerveza y fuimos hacia el salón para ver una película de terror, que eran las que nos gustan a ambos. Todo parecía marchar normalmente, pero había cierta tensión entre nosotros, quizás porque estábamos solos o quizás porque hacía mucho tiempo que no compartíamos juntos.
En un momento de máxima tensión de la película, no tuve mejor idea que asustarlo, y al hacerlo, Bojan se tiro todo el recipiente de palomitas encima. Me miro con odio, para luego explotar en risas y ahí nomas empezó una guerra por quien le lanzaba más palomitas al otro. Bojan trataba de meter las palomitas dentro de mi camiseta, mientras yo trataba de impedirlo haciéndole cosquillas.
Cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos prácticamente acostados uno encima del otro, jadeando aun por las risas. Intentamos calmarnos y hacer una tregua porque ninguno de los dos tenía energía para seguir luchando.
De pronto todo empezó a cambiar, Bojan tomo algunas palomitas y me las dio de comer en la boca una por una. Lo hacía cada vez más lento y cada vez que las ponía en mi boca acariciaba mis labios con sus dedos. Yo aun seguía acostado encima de él, pero no tenía intenciones de moverme de allí.
Me gustaba lo que estaba sucediendo. Así que decidí llevar el juego a un paso más. Tome la palomita con mis labios y la acerque a los suyos, para que comiera de mi boca. Y el encuentro no se hizo esperar, nuestros labios se fundieron en un beso intenso, húmedo, lleno de deseo y nuestras lenguas se fundieron en una danza frenética y ansiosa.
Esta de más decir que esa noche no terminamos de ver la película.
Ni siquiera llegamos a la habitación. Todo sucedió en el sofá del salón. Nunca antes había sentido lo que sentí esa noche con Bojan, tanto deseo y tanta pasión contenida durante tanto tiempo.
Terminamos exhaustos tendidos desnudos sobre el sofá. A la mañana siguiente, desperté y busque el móvil en los bolsillos de mi pantalón. Tenía 34 llamadas y unos cuantos mensajes preguntándome donde estaba. Me di cuenta que al regresar a Barcelona tendría que dar muchas explicaciones, pero al ver a Bo dormir plácidamente en mi pecho, hizo que nada de eso me importara.
El empezaba a despertar y yo sonreí al verle y lo abrace. Entonces Bo se acerco lentamente hacia mí y volvimos a besarnos, pero esta vez de forma dulce y suave.
Ambos sabíamos que me quedaban pocas horas en Roma, así que tratamos de aprovechar al máximo el tiempo juntos.
Al llegar la tarde, tenía que volver al aeropuerto rumbo a Barcelona, así que entre besos y caricias, prometimos repetir este viaje las veces que nos sean posible. Yo volvería a Roma cada vez que pudiera y Bo viajaría a Barcelona en sus días libres.
Por supuesto, sin que nadie se entere. El hecho de que nos ocultáramos no le hacía mucha gracia a Bo, pero yo aun tenía muchas cosas que solucionar para poder vivir nuestro amor libremente.
El viaje de regreso a Barcelona fue muy difícil, no solo por separarme de Bo, sino porque “la rubia” me esperaba con muchísimas preguntas que no tenía ganas de contestar. Me hizo mil y unas escenas de celos y todo esto se está volviendo cansino y rutinario para mí.
Todos los que me conocen dicen que ya no soy el mismo desde ese día, y tienen razón. Nunca pensé que ese viaje inesperado cambiaria mi vida por completo.
Ahora solo espero ansioso nuestro próximo encuentro. Bo llega a Barcelona el próximo fin de semana y no puedo dejar de pensar en ese momento, en lo mucho que ansío verle y volver a tenerle entre mis brazos.
Hola todos. Este es mi prmer fic, Kriqué obvio, no podia ser de otra manera. No es que este muy orgullosa de el, pero lo publico igual. Espero que os guste o por lo menos que no os disguste. Saludos.
Titulo: Un viaje inesperado (el nombre es un poco cutre, pero no se me ocurrio otro)
Autora: moni1993
Pairing: Bojan Krkic/Gerard Piqué (Kriqué) y solo Kriqué. xD (Por ahora)
Rating: No se muy bien como se mide esto, pero supongo que +13, tampoco es que sea muy fuerte o explicito. Disclaimer: Los personajes No me pertenecen, esto no ha sucedido ( aunque muchas esperamos que si) y no cobro nada por escribirlo....
Descripcion: Narrado en primera persona por Piqué.
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