Fic y cositas de cumpleaños.
Bueno, parece que los 17 han hecho que la inspiración llame a mi puerta y aquí os dejo un fic que escrito hoy. ¡Y de Bones! Estoy que no me lo creo.
Es extremadamente moñas, las cosas como son, pero oye últimamente Bones es todo arco iris y purpurina, y bueno, no nos vamos a quejar. Se admiten comentarios constructivos sobre el fic, sentiros libres de opinar. Bueno, aquí os lo dejo.
Existencia
Habían pasado ya muchos años desde que el resumen de la vida de la doctora Temperance Brennan era estar sola.
Christine tenía 17 recién cumplidos y Booth era un jefado de esos del FBI.
Pero a veces, navegando de año en año, algunos sentimientos del pasado se colaban por un resquicio del corazón de la doctora.
Recordaba cuando teína treinta y pico, unas dotes sociales nulas y su vida consistía en dar nombre a las almas perdidas del limbo.
Por aquel entonces, Brennan se engañaba a si misma auto convenciéndose de que con el trabajo era suficiente, que eso la llenaba, que no necesitaba nada más.
También, solía recordar el momento en el que Booth entró en su vida con esa sonrisa pícara y esa fe ciega en el destino. Y también recordaba con intentaba protegerse haciendo de ella un ser inmune que podía con todo a su espalda. Eso de que las cargas nos permitían volar.
A veces, recordaba, ya con más dolor, las noches en las que lloraba en la soledad de su casa. Lágrimas que derramaba por su madre, porque no entendía lo que sentía, o simplemente lágrimas amargas que no tenían ningún sentido, lágrimas derramadas en vano, simplemente porque las personas tenemos un límite y después estallamos.
Muchas veces, también se acordaba del joven Nigel Murray. Seguramente su muerte supuso un punto de inflexión en la existencia de Temperance Brennan.
Desde ese día, su vida cambió, y la Doctora, cambió con ella. Tal vez ese fue el día que dejó de lado su inmunidad para volverse fuerte, ese fue el día en el que se opuso totalmente al azar y al destino, aun no creyendo en ellos, y al final las cosas no se torcieron tanto como ella creía.
Casi 20 años hacía ya, y durante ese tiempo Brennan había aprendido muchas cosas de esas que no te enseñan los libros.
Profesionalmente, había triunfado. Seguía trabajando en el Jeffersonian, como siempre, pero había ido escalando puestos hasta convertirse en jefa de todo el área forense del instituto.
También era una afamada escritora, que con los años había ido consolidándose en otros géneros a parte del forense con bastante éxito y había aparecido varias veces en la lista de libros de éxito del New York Times.
Pero personalmente, el triunfo era mayor. Tenía una preciosa hija de 17 años que llegaría muy lejos. Según ella, quería ser una actriz famosa y triunfar en Hollywood. Aunque a la Doctora le hubiera gustado que su hija hubiese sido una famosa científica como ella, Booth decía que tenía madera de actriz, y ella la apoyaría hiciera lo que que hiciera.
También tenía el marido más perfecto que una mujer pueda llegar a desear. Algunas veces, a estas alturas, incluso se sorprendía de que, siendo como era, había llegado a casarse, ¡Ella que decía que el matrimonio era un rito arcaico y sin sentido!. Pero allí estaba, ya casi 15 años casada, y no arrepentía en absoluto...
En ese momento, la puerta de la calle se abrió y una adolescente muy alta y con una preciosa cascada de pelo castaño rizado entró en la casa y vio a la doctora Temperance Brennan con lágrimas en los ojos.
Christine Brennan-Booth miró a su madre con una expresión extraña y clavando unos ojos idénticos en los de Brennan, dijo:
- ¿Mamá? ¿Estas bien?
Pero, en vez de contestar, la doctora de levantó a abrazó a su hija dando gracias al universo por la maravillosa vida que la habían concedido.
- ¿Hola? ¿Mamá? Me estas asustando, tu no haces estas cosas así porque si...
Brennan riendo la estrujó más contra si. Cuando Christine consiguió soltarse y después de mirar a su madre anodadada, dijo:
- ¡Mira! Un 9 en teatro, ¡Un 9! No me lo creo...
Brennan dio un beso en la mejilla a su hija y la felicito hasta que su cara cambió y miró a la adolescente con una cara de amenaza:
- Bueno... y el examen de biología del otro día, ¿Qué tal? Porque todavía no me has dicho nada...
- Esto... a ver, pues, tengo un 5, pero es que la profesora preguntó un montón de cosas sobre huesos, y el esqueleto, y las articulaciones, y ya sabes que... bueno, como dice Papá, esos son tus cosas... y.... ¡Déjalo ya aguafiestas, que tengo un 9 en teatro!
La doctora soltó una carcajada y dijo:
- Anda... ¡Tira, que no te quiero ni ver! Por cierto, me ha llamado Ange y me ha dicho que esta tarde se va a pasar Michael a por el Skate que se dejó aquí en otro día. Y como me tengo que ir al Jeffersonian, te tienes que quedar tu ¿Vale?
La adolescente enrojeció y rápidamente consiguió desaparecer alegando tener que hacer deberes.
Brennan cogió el abrigo y salió a la calle, y empezó a vagar por el barrio residencial. Era su día libre en el Jeffersonian, pero no quería entorpecer a su hija y a Michael y sus cosas.
Muchas veces lo hablaba con Ángela. Iba a ser genial eso de ser familia.
Bueno, también os dejo por aquí mis regalos frikis de cumpleaños. En primer lugar os enseño mi camiseta:
*Da saltitos de alegría* ¿Estáis viendo eso? Es una camisera Y PONE BONES. Muero, muero, muero, en serio aaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww! :3
Ahora os enseño, lo que mi hermana denomina ``El altar´´
Lo se, es genial. Tengo mucha suerte.Creo que esto sería lo que salvaría si hubiera un incendio en mi casa. Las nuevas son la 2 de Glee, la 1 de Bones y la 2 de Castle, Muhahahahahaahahahahaha, que flipe.
Y por último, os dejo una parida, que no es un regalo, regalo, pero que al comprar la temporada de Bones me lo han regalado :3
Si, en una taza de la Fox, y salen Booth y Brennan en la mejor foto promocional del mundo *Llora de la emoción* Ahora voy a desayunar todos los días con una sonrisa en la cara ;P
Pues ale, esto es todo. Hasta que vuelva a publicar dentro de mil años :P
Es extremadamente moñas, las cosas como son, pero oye últimamente Bones es todo arco iris y purpurina, y bueno, no nos vamos a quejar. Se admiten comentarios constructivos sobre el fic, sentiros libres de opinar. Bueno, aquí os lo dejo.
Existencia
Habían pasado ya muchos años desde que el resumen de la vida de la doctora Temperance Brennan era estar sola.
Christine tenía 17 recién cumplidos y Booth era un jefado de esos del FBI.
Pero a veces, navegando de año en año, algunos sentimientos del pasado se colaban por un resquicio del corazón de la doctora.
Recordaba cuando teína treinta y pico, unas dotes sociales nulas y su vida consistía en dar nombre a las almas perdidas del limbo.
Por aquel entonces, Brennan se engañaba a si misma auto convenciéndose de que con el trabajo era suficiente, que eso la llenaba, que no necesitaba nada más.
También, solía recordar el momento en el que Booth entró en su vida con esa sonrisa pícara y esa fe ciega en el destino. Y también recordaba con intentaba protegerse haciendo de ella un ser inmune que podía con todo a su espalda. Eso de que las cargas nos permitían volar.
A veces, recordaba, ya con más dolor, las noches en las que lloraba en la soledad de su casa. Lágrimas que derramaba por su madre, porque no entendía lo que sentía, o simplemente lágrimas amargas que no tenían ningún sentido, lágrimas derramadas en vano, simplemente porque las personas tenemos un límite y después estallamos.
Muchas veces, también se acordaba del joven Nigel Murray. Seguramente su muerte supuso un punto de inflexión en la existencia de Temperance Brennan.
Desde ese día, su vida cambió, y la Doctora, cambió con ella. Tal vez ese fue el día que dejó de lado su inmunidad para volverse fuerte, ese fue el día en el que se opuso totalmente al azar y al destino, aun no creyendo en ellos, y al final las cosas no se torcieron tanto como ella creía.
Casi 20 años hacía ya, y durante ese tiempo Brennan había aprendido muchas cosas de esas que no te enseñan los libros.
Profesionalmente, había triunfado. Seguía trabajando en el Jeffersonian, como siempre, pero había ido escalando puestos hasta convertirse en jefa de todo el área forense del instituto.
También era una afamada escritora, que con los años había ido consolidándose en otros géneros a parte del forense con bastante éxito y había aparecido varias veces en la lista de libros de éxito del New York Times.
Pero personalmente, el triunfo era mayor. Tenía una preciosa hija de 17 años que llegaría muy lejos. Según ella, quería ser una actriz famosa y triunfar en Hollywood. Aunque a la Doctora le hubiera gustado que su hija hubiese sido una famosa científica como ella, Booth decía que tenía madera de actriz, y ella la apoyaría hiciera lo que que hiciera.
También tenía el marido más perfecto que una mujer pueda llegar a desear. Algunas veces, a estas alturas, incluso se sorprendía de que, siendo como era, había llegado a casarse, ¡Ella que decía que el matrimonio era un rito arcaico y sin sentido!. Pero allí estaba, ya casi 15 años casada, y no arrepentía en absoluto...
En ese momento, la puerta de la calle se abrió y una adolescente muy alta y con una preciosa cascada de pelo castaño rizado entró en la casa y vio a la doctora Temperance Brennan con lágrimas en los ojos.
Christine Brennan-Booth miró a su madre con una expresión extraña y clavando unos ojos idénticos en los de Brennan, dijo:
- ¿Mamá? ¿Estas bien?
Pero, en vez de contestar, la doctora de levantó a abrazó a su hija dando gracias al universo por la maravillosa vida que la habían concedido.
- ¿Hola? ¿Mamá? Me estas asustando, tu no haces estas cosas así porque si...
Brennan riendo la estrujó más contra si. Cuando Christine consiguió soltarse y después de mirar a su madre anodadada, dijo:
- ¡Mira! Un 9 en teatro, ¡Un 9! No me lo creo...
Brennan dio un beso en la mejilla a su hija y la felicito hasta que su cara cambió y miró a la adolescente con una cara de amenaza:
- Bueno... y el examen de biología del otro día, ¿Qué tal? Porque todavía no me has dicho nada...
- Esto... a ver, pues, tengo un 5, pero es que la profesora preguntó un montón de cosas sobre huesos, y el esqueleto, y las articulaciones, y ya sabes que... bueno, como dice Papá, esos son tus cosas... y.... ¡Déjalo ya aguafiestas, que tengo un 9 en teatro!
La doctora soltó una carcajada y dijo:
- Anda... ¡Tira, que no te quiero ni ver! Por cierto, me ha llamado Ange y me ha dicho que esta tarde se va a pasar Michael a por el Skate que se dejó aquí en otro día. Y como me tengo que ir al Jeffersonian, te tienes que quedar tu ¿Vale?
La adolescente enrojeció y rápidamente consiguió desaparecer alegando tener que hacer deberes.
Brennan cogió el abrigo y salió a la calle, y empezó a vagar por el barrio residencial. Era su día libre en el Jeffersonian, pero no quería entorpecer a su hija y a Michael y sus cosas.
Muchas veces lo hablaba con Ángela. Iba a ser genial eso de ser familia.
Bueno, también os dejo por aquí mis regalos frikis de cumpleaños. En primer lugar os enseño mi camiseta:
*Da saltitos de alegría* ¿Estáis viendo eso? Es una camisera Y PONE BONES. Muero, muero, muero, en serio aaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww! :3
Ahora os enseño, lo que mi hermana denomina ``El altar´´
Lo se, es genial. Tengo mucha suerte.Creo que esto sería lo que salvaría si hubiera un incendio en mi casa. Las nuevas son la 2 de Glee, la 1 de Bones y la 2 de Castle, Muhahahahahaahahahahaha, que flipe.
Y por último, os dejo una parida, que no es un regalo, regalo, pero que al comprar la temporada de Bones me lo han regalado :3
Si, en una taza de la Fox, y salen Booth y Brennan en la mejor foto promocional del mundo *Llora de la emoción* Ahora voy a desayunar todos los días con una sonrisa en la cara ;P
Pues ale, esto es todo. Hasta que vuelva a publicar dentro de mil años :P