Nov 14, 2009 16:27
Hace mucho, mucho tiempo, antes de nada, antes de todo, Tao era la nada y el todo al mismo tiempo. Estaba en un lugar imposible para la mente racional, ya que no ocupaba ningún lugar, ya que tampoco había ningún lugar que ocupar. Tampoco tenía una forma, ni concreta ni inedifinida, pues existía ya antes de la forma. No hay palabras para hablar de Tao, ya que no existían las palabras, no existía nada antes de Tao, y por tanto era imposible identificarlo o referirlo a nada antes de sí mismo. Tao sigue estando y ocupando el mismo espacio que nunca ocupó.
Además, en Tao se concentra el potencial de todo lo que podría existir, es decir, en Tao estaba y está el potencial de todo lo que puede existir, incluso yo que escribo estas líneas, incluso tú que las lees, incluso el lugar en qué estás leyendo, incluso el lugar donde estoy escribiendo. Antes de todo, antes de nada, todo esto que ahora sucede, estaba potencialmente en Tao.
Es imposible, por tanto, ver o reconocer a Tao. Si podemos, en cambio reconocer, o aprender la manifestación de Tao. La naturaleza de Tao es la de no estar, no aparecer, no existir, no moverse, aunque en sí reside la capacidad de estar, de aparecer, de existir y de moverse. Esa capacidad es su manfiestación, y esa manifestación no es Tao en sí mismo. Aunque el mundo se mueva y se desarrolle gracias a su capacidad dinámica, Tao sigue inamovible en su naturaleza. Podré percibir la manfiestación del Tao a través de los sentidos, aunque la "percepción" de Tao es algo que va más allá de los sentidos de lo cotidiano, algo que no puedo razionalizar, algo que no puedo explicar, y que cuando lo explico o lo racionalizo se hace pequeño y pierde sentido. La "percepción" de Tao es algo que escapa a lo habitual, es algo que vibra dentro de mí, que puedo "sentir" en lo profundo de mi ser, que sé que es verdad, que sé que es sincero, aunque no lo puedo explicar. Eso me pasa cuando conecto con mi interior con el potencial que Tao tenía de mí; o cuando conecto con mi exterior con el potencial que el Tao tenía de las cosas que puedo percibir. Cuando percibo la parte de Tao que hay en mí en las diferentes manifestaciones de la naturaleza, conecto con la esencia del Tao, y para eso no tenemos palabras.
Francesc Marieges, "El TAO del cambio"