Seguramente has oído decir a tu madre,tía, abuela o a alguna señora metiche que “la primera impresión es la que cuenta”. Esta frase nos parece una tontería cuando nuestros padres o La Sociedad nos obligan a vernos más “presentables” con el fin de ser “socialmente aceptados”. Desde luego estamos seguros de que quienes no nos acepten por cómo nos vemos son personas huecas que seguramente piensan que sólo por llevar pantalones de mezclilla rotos y la misma camiseta de Metallica que usamos todos los días valemos menos como seres humanos. ¿Y quién querría estar con alguien que piensa de esa forma?
Por otro lado, y aunque nos duela admitirlo, solemos llevarnos por las primeras impresiones que nos da la gente en algunas situaciones, así desde el primer día de clases sabemos que el matado que se sienta hasta el frente del pizarrón podría pasarnos la tarea de matemáticas, que la chica de grandes dotes que usa camisetas dos veces más pequeñas que su talla es una facilota, y que aquel tipo que viste con pantalones de mezclilla rotos y camiseta de Metallica seguramente es un drogadicto que no se baña. Desde luego, puede suceder que no siempre esas primeras impresiones son las correctas, cuando pasa el tiempo nos damos cuenta de que el matado no sabe ni papa de matemáticas, la chica “facilota” está a favor de la abstinencia de todo tipo y el drogadicto que no se baña... en realidad se baña cada semana y de vez en cuando se fuma un churro pero también es nuestra alma gemela.
“Primeras impresiones” es el título que originalmente iba a tener “Orgullo y Prejuicio”. Esta novela escrita por Jane Austen a finales del siglo XVIII trata precisamente de una sociedad ridículamente obsesionada por mostrar una buena impresión y que está dispuesta a juzgar a otros muchas veces injustamente sólo por lo que aparentan a primera vista.
La familia Bennet, compuesta por el señor Bennet, la señora Bennet y sus cinco hijas es una de las familias más respetadas dentro de su círculo social en Hertfordshire, pero las cosas no van tan bien como lo aparentan. En realidad los Bennet son aristócratas venidos a menos que no poseen mucho dinero y por lo tanto tampoco tienen una buena posición social en comparación a otros aristócrata ingleses. Para colmo se ha decretado por herencia que el dinero y las propiedades del señor Bennet sólo las puede tener un heredero varón y como los Bennet sólo tuvieron mujeres ellas están en peligro de quedarse sin casa y sin un quinto cuando su padre muera... a menos que puedan casarse con algún hombre rico.
Ante estas circunstancias es natural que cuando llega la noticia de que un joven y acaudalado caballero se ha mudado cerca, la señora Bennet de inmediato planea la forma casarlo con una de sus hijas. Pronto el nuevo vecino, conocido como el señor Bingley, muestra interés en Jane, la hija mayor de los Bennet. La relación de ambos bien podría llegar a buen puerto de no ser porque Bingley trae consigo algunas compañías indeseables. Sus hermanas obsesionadas por mostrar su clase y su buen gusto no están del todo satisfechas con Jane a quien ven como alguien sin clase por lo que naturalmente la tratan como si fuera su mejor amiga (mientras planean apuñalarla por la espalda, claro está). Elizabeth, la segunda hija de los Bennet está consciente de la verdadera naturaleza de las hermanas de Bingley y tal vez podría tomar más cartas en el asunto de no ser porque el mejor amigo de Bingley, el odioso señor Darcy, no le quita la vista de encima. Así, entre intrigas y rumores se desarrolla esta historia en el que nadie es lo que aparenta ser ante la sociedad y donde las primeras impresiones no siempre son las que cuentan.
“Orgullo y Prejuicio” es la novela más conocida de Jane Austen y la historia se ha mostrado numerosas veces en cine, series de televisión comics y hasta en vlogs. Probablemente a estas alturas a algunos podría parecerles aburrida y llena de clichés, pero hay que tomar en cuenta que esta novela ya tiene más de doscientos años y muchas de las cosas que podrían parecernos cliché aparecieron primero ahí (como la dinámica de odio/amor que hay entre Elizabeth y Darcy). En realidad este libro resulta muy interesante gracias a la forma tan vívida de presentar la forma de pensar y las actitudes de la gente de clase media en la Inglaterra de finales del siglo XVIII. Jane Austen explora los pensamientos de cada personaje y hasta se toma la libertad de jugar con ellos, muchos escenas las vemos desde la perspectiva única de alguno de los personajes por lo que nosotros como lectores tenemos que estar conscientes de que lo que leemos en ese momento no necesariamente es lo más cercano a la realidad, la aseveración que se hace en un pasaje del libro puede ser desmentida capítulos después por otro personaje que da su versión del asunto. Nosotros como lectores sacamos nuestras propias conclusiones una vez que estamos cerca de terminar el libro.
El mayor acierto de “Orgullo y Prejuicio” es que la autora no se limita a contarnos una historia de amor sino que se encarga de hacer un detallado microcosmos de cada personaje perteneciente a la esfera social que nos está describiendo. Como ya es una obra del dominio público, “Orgullo y Prejuicio” es un libro fácil de obtener, cuenta con diversas ediciones, unas bellamente ilustradas, e incluso se puede conseguir gratis en internet sin recurrir a la piratería. En si me parece un libro muy recomendable y entretenido, pero si aun así leer las aventuras de Elizabeth y el señor Darcy entre bailes, salones y la campiña inglesa te parece aburrido... tal vez si le agregas zombies puedas darle más acción al asunto. :)