Voy a hacerle el favor a
Gatoveja de publicar por ella porque ha tenido problemas con su cuenta del lj y no puede hacerlo, así que en su nombre, os dejo el maravilloso fanfic que con todo su amor ha escrito para nosotras en este mes tan especial. Estoy segura de que os gustará :)
Título: Un Día Normal
Autora: Gatoveja (que se quedó sin Livejournal n.nU)
Pairing: Destiel
Disclaimer: Todo es Destiel y todo duele pero hasta que la CW quiera reconocerlo, vivirá en nuestros corazones… ¡Ah sí! Supernatural es de sus autores y blablá.
El tiempo me ha quedado corto, explicar todo lo que siento por Misha no me alcanza así que solo diré.
¡GRACIAS POR VIVIR QUERIDO LORD!
Un especial agradecimiento a
Taolee por organizar este mes tan especial y porque es un alma bendita que me ayudo a la publicación de este fic.
Un día normal
Podría ser un día normal: uno sin mucho sol, con nubes, un tanto húmedo, con el viento suspendido en alguna clase de olvido. Podría dar pereza levantarse, por eso Dean se envuelve entre las viejas sábanas de blanco percudido. Un minuto o tal vez cinco, una pequeña consideración a su cuerpo cansado en momento que parece ser de ocio.
Abajo Cas prepara el desayuno. Ella Fitzgerald canta desde un descuidado equipo una canción de nombre olvidado, melodía encantadora que insiste en tararear. Se mueve con soltura por una cocina que podría ser la suya, rodeado de una calma rutinaria que atrapa una sonrisa en su rostro.
Fríe unos milagrosos huevos en una sartén que ha visto mejores épocas. Hay algo de pan, un café que por su pinta podría aparentar ser decente, y con esfuerzo, sabe que así sabrá.
Un pequeño milagro cotidiano. Cas ríe por ello.
Porque está en una cocina, desordenada, sucia, pero por completo hogareña, haciendo el desayuno para un Dean que al fin duerme unos horas de más en la mañana.
Un inesperado regalo de normalidad.
*-*-*-*-*
Es aceite, frituras por la mañana, su estómago gruñe por el olor venciendo el cansancio que mantiene sus parpados cerrados. Abre los ojos con lentitud, por un momento lo único que existe es el aroma, el cual se permite por un segundo, tal vez dos, disfrutar; el dolor que lo golpea rompe el encanto, con dificultad logra levantarse, acomoda su vista a lo que hay a su alrededor.
Una habitación en semi penumbra gracias a unas gruesas cortinas…
No, cortinas no…ventanas tapiadas por maderos.
…Una habitación desarreglada, casi saqueada. Un cuarto que no es el suyo.
El dolor vuelve a llamar su atención. Los músculos de su pierna tensándose alrededor de una herida cubierta por rudimentarias vendas.
Le duele la herida, la cabeza, cada musculo en su espalda. Apesta a sudor (casi a miedo) y aun así ha dormido como si fuera un domingo cualquiera
“¡Maldición Cas!”
En el primer piso aún se preserva el encanto de lo normal, ahora acompañado por Elvis y su rock and roll, ritmos de cárcel, que se repiten una y otra vez…
Una y otra vez
Una y otra vez.
Aun así Cas canta, saca la cadera en un paso dramático, entona con un cucharon como si este fuese un micrófono
El ritmo se repite una, y otra vez, y otra y otra…
Cas parece feliz.
_ ¡Cas!
Tanto, que Dean al verlo desde las escaleras casi cree que sonríe de verdad.
_Querido, te levantaste.
Pero esa sonrisa no puede ser sincera.
_ ¡Apaga esa maldita cosa! ¿Quieres llamar la atención de todos los malditos demonios a la redonda? ¡¿Qué mierda te pasa?!
Cas no abandona su careta al apagar el equipo.
_Deberías ser bueno y esperar a que te suba el desayuno, no deberías sobrexigirle a esa pierna.
A Dean le importa un carajo su pierna, baja casi a trompicones tragándose el malestar, encara a Cas tomándolo de la vieja camisa azul, si tuviera un poco más de fuerzas lo estamparía contra la pared.
_ ¿En qué diablos estás pensando? ¿Por qué maldita sea nos trajiste hasta acá?- Dean hablo con odio.
Afuera parece que saldrá el sol.
_ Estoy hablando humanamente hasta donde sé Dean.- risa.- Estabas adolorido. Creo que fue mejor venir hasta aquí…Claro no lo recuerdas ya que no estabas en ti mismo ¿sabes?...cuando llegaste insististe en escondernos arriba, yo hubiese preferido quedarnos aquí en el primer piso para que no tuvieras que esforzarte, pero no hay quien te diga no ni medio inconsciente. Esa herida era de miedo, pero al final resulto ser más sangre que otra cosa: fuiste un buen chico antes de que te pusiera la inyección y todo.
Cas sonríe con sarcasmo enfermo, aun así toma las manos que Dean tiene sobre su ropa, acariciándolas con suavidad.- Hace un día lindo para jugar a la casita ¿no crees?, quieres el desayuno Dee…
No ha terminado de pronunciar su nombre, Dean se esfuerza y logra estamparlo contra la pared. Cas no ha dejado de acariciarle las manos que se crispan ante el contacto.
_ ¡Maldita sea Cas! ¡Es el jodido fin del mundo! ¡No tenemos tiempo para jugar a la casita ni para ninguna de tus estupideces!…
El estómago de Dean no está de acuerdo, gruñe para hacerse notar.
Cas rompe en carcajadas desbocadas, enloquecidas; se desliza hacia el suelo, sigue riéndose. Dean retrocede con una avergonzada ansia asesina que deja ir cuando cae derrotado ante lo evidente, el hambre, el cansancio son demasiado…correr constantemente, odiarse cada día, es demasiado pesado.
La pierna no ayuda, era solo un feo corte, pero mierda… dolía. Cuando alzo la vista, Cas estaba frente a él de rodillas, sus dedos largos desenvolvieron las vendas con una reverente delicadeza. No sonreía, algo en su expresión lo hizo recordar al Cas de antaño…
Al ángel (SU ángel) de la guardia.
_Estas sobrio…
_Tengo por política no drogarme con antibióticos, no es que sea tan efectivos para eso, y es lo único que tenemos en este momento.-inclino el rostro analizando la herida.- así que…digamos que me he dado un día libre…
_Cas…
_Tendré que limpiar otra vez la herida…pero antes, quieres desayunar...- voz baja, casi un murmullo, mirando su alma.- ¿querido?
Dean observo a Cas, su trágica sonrisa, ojeras marcadas, barba de semanas. Ojos azules que brillaban gracias al sol que se colaba por las ventanas en ese irreal día.
Decidió que jugar durante un instante estaría bien.
_Desayunemos.
*-*-*-*-*
La quinta casa de una calle residencial llena de árboles había sido blanca con bonito patio delantero de pasto japonés y pensamientos a lado de un caminito de piedras que llevaba hasta la puerta principal de un azul marino vistosamente barnizado, que por algún milagro nostálgico guardaba su color, aun cuando el pasto ya no era verde y el blanco distaba de serlo, en lugar de pensamientos coloridos solo quedaban hierbajos. Ahí vivió una familia de cuatro personas, un padre, una madre, dos hijos, hermano y hermana. El padre fue el primero en infectarse, mato a su esposa, luego el hijo al contraer el virus asfixio a su hermana con sus propias manos. El Croatoan mancho de sangre el blanco de su idílico hogar.
Los padres eran de gustos clásicos, vintage se decía cuando todavía existía una civilización a la que le importara esos términos. La cocina tuvo gabinetes turquesas primorosamente cuidados, ahora descascarados por arañazos espeluznantes, el polvo cubrió las superficies antes prístinas, el abandono se instaló como nueva decoración.
Las ventanas, sobre todo las del piso superior, fueron tapiadas en un vano intento de protección. Alguna vez la cama matrimonial lucio un cobertor de estampados florales azules, sabanas de lino blanco. No quedaba más que retazos azules en el suelo, pero si sabanas, percudidas, aunque era lo de menos…
El único azul que importaba, en ese momento, era el de los ojos en éxtasis de Cas mientras se balanceaba rítmicamente sobre Dean, por completo lleno de él.
Dean sostenía a Cas de las caderas marcando sus movimientos
Eran una pareja normal un domingo por la mañana, sin ningún otro deber que levantarse tarde, tomar desayuno juntos entre sonrisas y algún comentario despreocupado.
Los gemidos de Cas llenaban los oídos de Dean mientras sentía el placer vibraba en su cuerpo…
Dean, Dean, Dean…era toda la música que quería escuchar…
Podrían ir lavar el impala o ver el partido, ordenarían comida, una pizza, aunque Cas insistiera en comer sano, Dean lo convencería con besos toscos detrás de la oreja, oiría a Cas reír bajito, lo voltearía para verlo antes de robarle un beso de verdad rudo, necesitado.
Risa sincera, ojos brillantes.
Entonces partido, impala, comida quedarían olvidados.
Se amarían como ahora, en su habitación con sabanas de flores azules, porque Dean dijo en broma que combinarían con sus ojos y no sabe si Cas se creyó el chiste o lo hizo para divertirse con la ironía, pero que igual compro…
…Buscaría complacer a Cas, ya que verlo extasiado era demasiado caliente, demasiado sensual, golpearía fuerte una y otra vez el punto donde se deshacía fervoroso en gemidos que clamaban por más, Dean se hundiría en su carne, arañaría su piel, lo marcaria como suyo.
(No habría orgias, ni drogas ni otras manos recorriendo lo que le pertenecía.
No habría resentimientos)
Solo estarían ellos dos, en su casa, en una vida que les correspondía.
Cas iba a llegar pronto, Dean lo sabía por la forma en que inclinaba su cabeza, sus labios entreabiertos reclamando aire. Dean llegaría con solo de verlo así, tomando su miembro entre los dedos.
Cas exclamaba su nombre desesperado, perdiéndose, la bruma de placer arrastrándolo.
Dean escucho los ruidos desde el primer piso.
La realidad era una perra a la que no le gustaban los juegos.
Golpes que destruían, pasos ansiosos de un lado a otro.
Un solo movimiento continuo y ambos estaban bajo la cama, los maderos que cubrían la luz les daban la suficiente penumbra para esconderse. Los paso subían alborotados.
Dean seguía dentro de Cas, quien sollozaba desesperado, ajeno a todo que no fuera sus desesperadas ansias por llegar.
_Dean, Dean, por favor, lo necesito, lo necesito….
Su voz temblaba, debajo de Dean no podía moverse mucho, ansioso buscaba su boca, mordía su cuello, no existía mayor peligro que el de morir en ese momento de la necesidad, ser abrazado por el calor que lo embargaba, que amenazaba convertirse en una tristeza insostenible.
Los pasos buscaban, los pasos estaban cerca…
Dean sentía la ansiedad de Cas, escuchaba sus gemidos contenidos, los acallaba con su lengua, sentía la energía de Cas, vibrante, contenida, a punto de estallar, de destruirlo.
Su razón le gritaba que lo callara de alguna manera definitiva, los descubrirían, vulnerables como estaba seria la muerte.
Habría fallado una vez más.
(No habría podido protegerle)
Su corazón (que creyó muerto) sin embargo se apodero de su voz, sus labios de su juicio, consolando a Cas con besos desesperados.
Susurros que solo ellos deberían escuchar…
“Tranquilo, tranquilo…este es un día como cualquier otro, un domingo, prefiero amarte que pasear en mi nena, que cualquier estúpido partido…hay que quedarnos en cama, no pienso soltarte, quiero pasar las horas con tu cuerpo alrededor mío…”
(El mundo no se acaba…)
Los pasos se acercan.
“Quiero follarte…mi cuerpo dentro de ti… profundo…
¡Eres mío, mío!
Cas…Cas…
Yo también te necesito…
No hay peligro ni presencia que importen. Cas acaba en un gemido devorado por su boca, y Dean lo sigue mordiendo su clavícula, el instante es eterno,
Es solo suyo.
Es casi verdadero.
*-*-*-*
Los eventos se fueron desarrollando hasta llevarlos a ahí, hasta ese día, hasta el prometido final. Dean se levantó con el amanecer, (no hubo hora de sueño extra) a repasar sus planes.
No existía retorno…
No había lugar para arrepentimientos.
(Hace mucho que no se jugaban partidos. El impala era solo chátara carcomida por el óxido…)
Cada uno de sus pasos, cada una de sus decisiones lo conducían hacia su enfrentamiento final con Lucifer, vería a los ojos de del que alguna vez fue su hermano, apagaría esa maldita existencia con sus propias manos.
Pronto se pondrían en marcha.
Cas entro tarareando algo de Elvis con un plato de huevos revueltos en la mano y una sonrisa asquerosamente falsa, perdida en el rostro.
_Tu desayuno querido, comételo pronto, no queremos llegar tarde a la cita con el diablo…necesitas todas tus fuerzas.
El juego en aquel momento fue ridículo, no obstante los melancólicos ojos de Castiel reflejaban una decisión que no había visto en mucho.
Por un segundo pensó (quiso, deseo) retroceder.
(Y tal vez seguir jugando a que….)
_Yo te seguiré hasta el fin del mundo Dean….- dijo el ángel, no, el humano.
Los labios del cazador se curvaron hacia arriba, volteo la vista hacia su plato.
_Espero que estén tan buenos como aparentan.
_Están buenos, ya veras, anda comételos que debes ir al trabajo. No queremos que llegues tarde al deber ¿no?
Cas se sentó delante, su sonrisa tornándose sincera, observándole comer.
Y Dean deseo, un último instante, que realmente ese fuese un día normal.