Sed buenos e indulgentes conmigo, por favor. (Es coña, podéis decirme que es un asco, que es lo que pienso yo)
Quedaba mejor en la conversación de messenger en la que ha nacido *icono pensativo*
Mi primer fanfic NC-17 que publico por la "sugerencia" de
andune_85 *tose* (me ha obligado) *tose*
Así que los tomatazos para ella. :P
Título: A través del espejo
Autora:
miri_cris o sea yo misma... o mi otra personalidad, con un géminis nunca se sabe.
Rating: NC-17
Pairings: Dean/Sam
Spoilers: Realmente ninguno, pero es la habitación tan divina del 3x04 *ojitos*
Warnings: WINCEST Luego no digáis que no aviso :P
Esta cacería ha sido extenuante, y cuando Dean entra en la habitación del hotel se encuentra a Sam tirado en la cama, mirando al vacío, con todas sus cosas recogidas. Se saludan con un gruñido, y Dean decide seguir el ejemplo de su hermano y descansar un poco. Unas horas más no harán daño a nadie.
Mete la moneda de rigor y se tumba. En décimas de segundo, la satisfacción se adueña de las facciones de Dean y se le escapa un sonido de placer que negará probablemente luego, ante quien haga falta.
Sam fija la vista en Dean a través del espejo, alertado por el ruido de la cama. Su cara le llama irremediablemente. Esa expresión, los ojos cerrados, los labios entreabiertos, y las ligeras vibraciones que puede advertir el los músculos de su hermano le tienen absorto. No puede apartar la vista de él. Se ha convertido en piedra como si estuviese mirando a la misma Medusa. Nota un calorcito familiar en su vientre y un cosquilleo que le delata. Su cuerpo se está poniendo en marcha, es increíble, y le encantaría negarlo, pero no puede y en el fondo, no quiere, Ver a su hermano perdido en puro placer se la está poniendo tan dura que podría taladrar una pared.
Casi sin darse cuenta empieza a bajar su mano por su pecho, directa a sus pantalones. Quiere desabrochárselos, le aprietan demasiado, y cuando lo consigue es como si su mano tuviera vida propia. Se mete dentro de sus calzoncillos, se acaricia la polla pasándose el pulgar por la cabeza y gime sin apartar la vista de su hermano.
Dean abre los ojos al oírlo, y la vista que tiene gracias al espejo es impagable. Sammy lo mira y sus ojos muestran pura lujuria, sorpresa, quizás un poco de miedo. Pero la lujuria es lo que le llama la atención y lo deja clavado en la cama, mirando como su hermano sigue tocándose la polla, despacio, luego un poco más fuerte, y ese giro de muñeca que provoca en los dos el mismo acto reflejo.
Dean se muerde el labio instintivamente y sus ojos vuelven a cruzarse con los de su hermano. La lujuria ha ganado a cualquier otro sentimiento que pudieran tener.
Se incorpora en la cama y deja que la vibración lo acompañe suavemente. Ese es un espectáculo que no se quiere perder. Su hermano se está masturbando, mirándole, paseando la vista por el cuerpo de Dean como si le perteneciera. En ese momento le pertenece.
Sammy no puede contener la sonrisa sexy que le sale. Firmemente aprisionada en los pantalones, la erección de su hermano es más que visible. Es capaz de causar ese efecto en el hombre al que le llueven las ofertas de hombres y mujeres sólo con caminar por la habitación. Se siente poderoso, y se mueve hasta sentarse en el borde de la cama, frente a Dean, sin parar de acariciarse, mirándolo provocador mientras se pasa la lengua por los labios.
Otro gemido escapa de la boca de Dean y ahí ve la oportunidad que estaba esperando. Su hermano está tan metido en esto como él. Se levanta de la cama y se saca la mano del calzoncillo. La huele y la lame mientras se acerca a Dean, que sigue sin moverse. Perdido en la vibración, en la necesidad, en Sammy.
Dean no puede evitarlo. Tiene que chupar esa mano, necesita tocar a su hermano, y la vibración le está volviendo loco. Le agarra la mano y lo fuerza a arrodillarse junto a él en la cama, mientras lame sus dedos, y los paladea como su fueran su última comida, mientras se reclina de nuevo en la cama. Se ríe entre dientes al oír el gruñido frustrado de su hermano que es incapaz de quitarle los pantalones con una mano, e intenta sacar los dedos de su boca. Los muerde con fuerza, son su pequeño trofeo y definitivamente no ha acabado con ellos.
Él mismo ayuda a Sam con sus pantalones que baja del tirón junto con los calzoncillos.
Por fin, aún con una mano, ahora sí puede empujar los pantalones y los calzoncillos de Dean hasta sus tobillos y fuera de su camino en décimas de segundo. Y a centímetros, por primera vez al alcance de su mano, la polla de su hermano parece que lo esté observando con esa pequeña oscilación provocada por la cama. Acerca los dedos temblorosos al miembro, acariciándolo suavemente y sorprendiendo a su hermano, que en un acto reflejo, traga, con los dedos de Sammy aún en su boca. Ese simple acto envía tal oleada de placer a su polla que no puede evitar imaginar qué sentirá cuando sea su pene lo que esté en la boca de su hermano. En ese momento libera su mano, y con el deseo plasmado en su cara, susurra:
- Sammy... Sammy.
No hace falta nada más. No podría haberlo expresado de forma más clara, sabe qué es lo que su hermano necesita, pero ahora no tiene lubricante, ni condón, nada. Y la desesperación se adueña de su cuerpo.
Dean no puede creer que se esté preocupando por eso ahora. Ve su razonamiento como si lo hubiera dicho en voz alta. Sammy es así. Siempre pensando en los pequeños detalles. Esta vez no le va a consentir que eche a perder esto, precisamente ahora.
- Basta mi saliva, Sammy. Pero hazlo ya... ¡YA!
Con semejante respuesta, no le deja demasiada opción, y con cara de concentración se sitúa entre las piernas de Dean. Empuja firmemente y le mete un dedo. Le cuesta. Seguro que su hermano no ha hecho esto en mucho tiempo, pero sus gemidos disipan cualquier duda y le dan alas.
Le introduce otro, los empieza a mover, a la caza y captura de ese punto que va a hacer que su hermano vea estrellitas de colores. ¡Ahí, ahí está!. Las caderas de Dean se levantan de la cama dándole la razón también y su cara refleja un placer tan absoluto que siente que podría estallar sólo con eso. Pero no, no puede ser. Porque llegados a este punto se muere por follárselo. Lo necesita como respirar y en eso se concentra para no perder el control. No se lo puede permitir. Dean lo saca de su momento budista gritándole:
- Sammy, ahora, sí, por lo que mas quieras...
- Esto va a doler, no soy precisamente pequeño.
- Quiero tu polla, YA.
Es increíble que con lo poco que le gusta seguir órdenes, está más que dispuesto a seguir esta. Se llena la mano con saliva y se asegura de cubrirse bien. Se posiciona y mueve las piernas de su hermano sobre sus hombros. Así será más fácil. Va entrando despacito, no quiere apresurarse. Sabe que esto puede ser muy doloroso, y más con la escasa preparación. La tensión es palpable en sus brazos, los músculos tensionados y el esfuerzo que hace para no entrar de un potente empujón.
Dean se desespera ante la lentitud, y baja las piernas hasta rodear la cintura, y cruzándole los tobillos por la espalda, lo empuja fuerte al a vez que intenta levantar las caderas para empalarse en la polla de Sam. Gruñe entre asombrado y excitado, por la fuerza de Dean y por la presión que siente en su polla en ese momento. Envuelto en el calor de su hermano, la sensación es increíble. Tiene que volver a concentrarse en la respiración para no correrse en ese instante. Se concentra en el pecho de Dean y comienza a respirar a su ritmo, los dos a la vez, durante los segundos más largos de su vida.
- Muévete, Sasquatch.
Se reiría si no estuviera tan concentrado en no correrse enseguida, y ante la insistencia de su hermano, empieza a marcar un ritmo lento pero seguro, dándole tiempo a reaccionar y a acostumbrarse a la sensación.
- Sammy, sí, más fuerte, venga. No me voy a romper... Más, vamos...
Empiezan a acelerar en ritmo, moviéndose a la par mientras el ruido de sus caderas chocando y la piel sudorosa deslizándose inunda toda la habitación. Lo único que se oye más alto es su respiración entrecortada y los gemidos ocasionales. La banda sonora del sexo más increíble de su vida y tiene que ser follándose a su hermano. Nota su orgasmo acercándose peligrosamente y coge la polla de Dean, decidido a aprovechar ese momento al límite y al infierno con las consecuencias. Comienza a masturbarle al ritmo de sus caderas, y de su boca salen los sonidos más eroticos que haya oído nunca. No va a poder contenerse mucho más y abrazando ese pensamiento, gira las caderas y vuelve a empujar hacia su hermano, y ahí está otra vez. Y otra, y otra. Ese es el ángulo perfecto.
Dos segundos más tarde, Dean se está corriendo entre sus dedos, sus músculos contrayéndose y estrujando su polla con fuerza mientras le sigue empalando. En ese momento, Sam no puede controlarse más y estalla dentro de él, con una potencia como hacia tiempo que no recordaba.
Se miran a los ojos, ahora las barreras no existen, y sólo ellos se ven reflejados. Nadie más en el mundo. Sam se deja caer hacia su hermano, con la misma fe ciega de toda su vida en que le recogería. Pasan unos minutos simplemente así, abrazados, respirando cada uno en el aliento del otro, tranquilos y relajados.
- ¿Tienes más monedas?
- ¿Pero ya se ha parado la cama?
¡¡Tachán!! Pues ahí queda eso... Podéis expresaros libremente *silba*
Besicos a todos *achuchones mimosetes*