pensar es malo
En mi cabeza, la batfamily y Lady Gaga tienen una relación imposible, un romance de estos épicos a lo Romeo y Julieta condenado desde el principio. De vez en cuando, se me ocurren cosas como esta que os dejo debajo del cut.
Fandom: DCU
Título: Stop telephoning me-e-e-e-e~
Personajes: Dick Grayson, Jason Todd
Rating y advertencias: Jason.
Disclaimer: La canción es de la Gaga, los personajes de DC. Yo hago lo que puedo con ellos.
Resumen: "You know, Gaga, trust is like a mirror. You can't fix it if it's broken"; "But you can still see the cracks in the motherfucker's reflection". Crack.
Notas: IDEK GUUURL. (Y otra prueba de que soy idiota y deberíais prohibirme escuchar pop.)
Stop telephoning me-e-e-e-e~
Dick ha perdido la cuenta de cuántas veces ha tenido que sacar a Jason de prisión. Cuando le ve salir por la puerta de la comisaría, tan tranquilo, años de entrenamiento con Batman no parecen ser suficientes para contener el impulso que le dice que debería recorrer los dos pasos que le quedan, agarrarle de los huevos y apretar. Por gilipollas.
Sin embargo, lo que hace es sonreír al par de oficiales que le acompañan ("Buenos días, agentes, sí, lo siento muchísimo, ya se sabe... no, no se volverá a repetir."), saludar a su hermano con una inclinación de cabeza, y subirse en el coche, mientras Jason hace lo mismo por el lado del copiloto.
Una vez dentro, Jason estira sus largas piernas, echa para atrás el asiento y se estira, kilómetros y kilómetros de extremidades, de cuero y tela vaquera que apestan a meados, sudor y tabaco. Dick tuerce la nariz, pero no dice nada. Deja que el silencio ocupe el espacio entre los dos y se concentra en conducir.
Jason enciende la radio. Empieza a cambiar de emisora. Sube la voz, la vuelve a bajar. Al final, apaga otra vez la radio.
Dick apreta las manos en el volante.
Jason abre la ventanilla. La sube, la baja. La deja a la mitad. La baja del todo otra vez y saca la cabeza. La sube de nuevo. Empieza a juguetear con el cinturón que, por supuesto, no se ha puesto.
- Joder, Jay.
- ¿Hmm, Dickiebird?
Jason le sonríe, de medio lado, descarado, con esa mirada en los ojos que dice que sabe que le está poniendo de los nervios, que se lo está pasando de putísima madre haciéndolo, y que sabe perfectamente que a cierta parte de Dick, todo esto le gusta.
- No me digas que te estás cansando de esto.
- De qué, ¿de sacar a mi hermano pequeño de prisión cada dos semanas? Por supuesto que me estoy cansando. Esto dejó de ser divertido la primera vez, Jay.
- Venga ya.
Dick se niega a contestarle. Jason cambia su expresión de satírica incredulidad por otra igualmente falsa de contrición.
- Venga, Dickiebird. Venga, te prometo que será la última vez. De verdad - y el muy capullo tiene el descaro de- de- de ponerle ojitos.
- ¿Sabes, Jay? La confianza es como un espejo. No puedes arreglarla, una vez rota.
Jason sonríe, algo salvaje - Pero puedes ver las rajas en el reflejo de los cabrones que se miran en ella.
Un par de instantes de silencio, y
- Qué. Coño acabas de decir, Jason. - no es una pregunta. Es... Dios. Dick necesita dormir. Volvió de patrulla hace dos horas. No está para estas cosas.
Jason se encoge de hombros, los pies en el salpicadero.
- Yo qué sé. Tengo sueño.
Fandom: DCU
Título: Stop telephoning me-e-e-e-e~
Personajes: Dick Grayson, Jason Todd
Rating y advertencias: Jason.
Disclaimer: La canción es de la Gaga, los personajes de DC. Yo hago lo que puedo con ellos.
Resumen: "You know, Gaga, trust is like a mirror. You can't fix it if it's broken"; "But you can still see the cracks in the motherfucker's reflection". Crack.
Notas: IDEK GUUURL. (Y otra prueba de que soy idiota y deberíais prohibirme escuchar pop.)
Stop telephoning me-e-e-e-e~
Dick ha perdido la cuenta de cuántas veces ha tenido que sacar a Jason de prisión. Cuando le ve salir por la puerta de la comisaría, tan tranquilo, años de entrenamiento con Batman no parecen ser suficientes para contener el impulso que le dice que debería recorrer los dos pasos que le quedan, agarrarle de los huevos y apretar. Por gilipollas.
Sin embargo, lo que hace es sonreír al par de oficiales que le acompañan ("Buenos días, agentes, sí, lo siento muchísimo, ya se sabe... no, no se volverá a repetir."), saludar a su hermano con una inclinación de cabeza, y subirse en el coche, mientras Jason hace lo mismo por el lado del copiloto.
Una vez dentro, Jason estira sus largas piernas, echa para atrás el asiento y se estira, kilómetros y kilómetros de extremidades, de cuero y tela vaquera que apestan a meados, sudor y tabaco. Dick tuerce la nariz, pero no dice nada. Deja que el silencio ocupe el espacio entre los dos y se concentra en conducir.
Jason enciende la radio. Empieza a cambiar de emisora. Sube la voz, la vuelve a bajar. Al final, apaga otra vez la radio.
Dick apreta las manos en el volante.
Jason abre la ventanilla. La sube, la baja. La deja a la mitad. La baja del todo otra vez y saca la cabeza. La sube de nuevo. Empieza a juguetear con el cinturón que, por supuesto, no se ha puesto.
- Joder, Jay.
- ¿Hmm, Dickiebird?
Jason le sonríe, de medio lado, descarado, con esa mirada en los ojos que dice que sabe que le está poniendo de los nervios, que se lo está pasando de putísima madre haciéndolo, y que sabe perfectamente que a cierta parte de Dick, todo esto le gusta.
- No me digas que te estás cansando de esto.
- De qué, ¿de sacar a mi hermano pequeño de prisión cada dos semanas? Por supuesto que me estoy cansando. Esto dejó de ser divertido la primera vez, Jay.
- Venga ya.
Dick se niega a contestarle. Jason cambia su expresión de satírica incredulidad por otra igualmente falsa de contrición.
- Venga, Dickiebird. Venga, te prometo que será la última vez. De verdad - y el muy capullo tiene el descaro de- de- de ponerle ojitos.
- ¿Sabes, Jay? La confianza es como un espejo. No puedes arreglarla, una vez rota.
Jason sonríe, algo salvaje - Pero puedes ver las rajas en el reflejo de los cabrones que se miran en ella.
Un par de instantes de silencio, y
- Qué. Coño acabas de decir, Jason. - no es una pregunta. Es... Dios. Dick necesita dormir. Volvió de patrulla hace dos horas. No está para estas cosas.
Jason se encoge de hombros, los pies en el salpicadero.
- Yo qué sé. Tengo sueño.