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Jan 28, 2012 02:19

Fandom: DC
Pairing&Personajes: Tim Drake, Jason Todd - Tim/Jason
Título: Habitaciones de hotel
Advertencias: Algún spoiler de Red Robin. El hecho de que hace mil años que me leí la serie y no recuerdo mucho de los detalles, y que este es mi primer fic "serio" en este fandom. Rating: PG.
Resumen: Familiares extraños que se encuentran en habitaciones de hotel.
Notas: no sé muy bien a qué viene esto. Lo empecé a escribir en el autobús, en la aplicación de bloc de notas del móvil, el jueves por la mañana, y para cuando volví a casa casi estaba terminado. Llevo desde entonces - un par de días - deliberando si subirlo o no, porque me preocupaba la caracterización. Tengo razones para creer que no he destrozado demasiado a los personajes, así que espero que os guste y esas cosas :D


I.
Aparece una noche en la habitación de hotel en la que se está quedando Tim. Le dice 'Ey', y cuando él intenta cerrar la puerta pone el pie entre esta y el marco.

Tim podría rompérselo, pero decide que tiene curiosidad por saber qué pasa. Qué quiere.

Jason no lleva máscara. Su única arma, el cuchillo, que Tim siente más que ve, está en la caña de la bota derecha.

- ¿Qué quieres?

Tim se da la vuelta y entra en la habitación. Sabe que Jason le está mirando la espalda, desnuda y llena de cicatrices, la mayoría recientes, mientras cierra la puerta tras él.

-Me ha dicho un pajarito que estás buscando a Bruce.

Existen chistes malos y chistes malos. Este no le haría gracia ni al Joker.

- ¿Te lo ha dicho Batman?

- Qué va. El crío ese loco que es el nuevo Robin.

Es difícil saber qué piensa en realidad cuando todo lo dice como si nada pudiera importarle.

- El caso, Red Robin, es que Bruce está muerto.

Y ahí se acaban las bromas.

- Sé que no lo está.

- ¿Cómo?

Si pensara que le va a creer, se lo diría. O si pensara que es asunto suyo.
No es el caso.

Se lo dice, y, de pronto, Jason parece más alto. Más amenazante. Frío.

No más que Tim.

- Lárgate, Todd.

Y, durante un momento, parece que va a obedecer y todo.

Pero, al final, lo que hace e acercarse más. Pasos lentos, controlados, más pensados para rodear e intimidar que para prevenir un escape. Tim se tensa inconscientemente, se prepara para saltar, para esquivar. Para golpear.

Jason se detiene frente a él, y hay algo. Algo raro. Porque le mira y le mira de arriba a abajo, y Tim no puede interpretar la expresión de su rostro y está empezando a sentirse incómodo.

- ¿Qué haces - y tiene que aclararse la garganta - qué estás haciendo?

Jason se encoge de hombros - "Ni lo sé ni me importa" - y sigue mirándole, ausente, y Tim no se atreve a moverse. Es el suyo un silencio que sostiene en frágil equilibrio las acciones futuras de ambos.

Finalmente, Jason alza una mano. La acerca a la cara de Tim, donde antes en la noche alguien le pegó un puñetazo, y la deja ahí, flotando sobre la piel rota.
Tim siente el calor sobre la mejilla, y también puede olerle. Cuero y loción de afeitar, debajo sudor y sangre.
Dirá lo que quiera, pero sigue oliendo igual que ellos. Sigue siendo uno de ellos.

- Jason-

Él quita la mano, y con una última mirada turbulenta, abandona la habitación.
Tim se deja caer en la cama. No tiene ni idea de lo que iba a decir.
Pero cree que podría haber sido importante.

II.
Jason reaparece unos días más tarde. Otro hotel, otra ciudad, unas heridas distintas que duelen igual que siempre.
Esta vez, Tim tiene todo el costado magullado, una enorme huella en forma de bota que empieza a ponerse amarilla, y se ha roto un dedo del pie al escapar de una explosión.
Llega a su habitación, y ahí está Jason. Tirado en su cama y viendo la tele, la mitad del mini bar a su alrededor.

Está viendo dibujos. Los Simpson, un capítulo antiguo. Cuando Tim entra por la ventana - cojeando, blanco como un fantasma y de peor humor - se levanta y se estira.

Tim puede ver los bultos de los revólveres bajo la chaqueta de cuero.

Se yergue y le mira a los ojos, desafiante, ignorando el dolor. Durante unos segundos, se mantienen la mirada, y Tim está seguro de que va a terminar la noche con algunas lesiones más.
Jason bufa entonces, su boca una media sonrisa de burla, y vuelve a dejarse caer en la cama deshecha. Tim se relaja, pero no se quita la capucha.

- ¿Has mirado en Londres?

Tim no se esperaba eso.

- Aún no.

- Ve a Londres.

Con eso, Jason se levanta y se acerca a la ventana. Comienza a ponerse el casco.

- ¿Por qué?

Jason no le responde. No en realidad.

- No eres el único con contactos, Drake.

Y vuelve a marcharse.

III.
Tim va a Londres. Bruce regresa. Salvan el mundo otra vez.
No le ve de nuevo hasta que vuelve a Gotham.
Allí, Jason le encuentra de nuevo. Tim vuelve a casa de hacer las rondas. Está cansado, sí, pero tampoco demasiado. No más de lo normal. Por primera vez en lo que parece una eternidad, no se ha roto nada.

Levanta la vista, y ahí está. Esperándole. Sentado en una cornisa, la espalda apoyada contra la pared del edificio, los pies colgando a veinte metros de altura. Lleva la máscara puesta y se come un perrito caliente con el casco entre las rodillas.
Tim - Red Robin - se balancea hasta llegar a su lado, la capa una sombra que le sigue y se adapta a sus movimientos. Jason le saluda sin mirarle, demasiado ocupado, al parecer, con su cena.
Tim tiene tiempo, así que se sienta a su lado. El olor a cuero y sudor se mezcla con el de la salsa del perrito y algo que parece pólvora. Se quedan en silencio durante unos minutos. Y es extraño, pero a Tim no se le hace para nada incómodo.
En cuanto Jason acaba, comienza a hablar.

- Así que tenías razón.

- Sí.

- Red Robin, el Detective.

Lo dice con amargura - como siempre - pero Tim escucha algo por debajo, como un ultrasonido, que suena a orgullo, alivio.
Y es ridículo, y Jason Todd es una de sus personas menos favoritas, pero, durante un segundo, Tim se siente estúpidamente satisfecho de sí mismo.

- Por supuesto.

Dejan que el viento nocturno ocupe el espacio entre ambos. Permiten que crezca la tensión hasta que no pueden más, y Tim vuelve a abrir la boca.

- Todd-

- Cállate, Drake.

Tiene los labios cortados, y la boca le sabe a tabaco, ketchup y sangre. Pero, en cuanto a besos, no está nada mal. Termina demasiado pronto, y le deja con ganas de más.
Sin embargo, Tim no es idiota. Sabe reconocer los caminos que terminan sin empezar, y las decisiones difíciles son su especialidad. Salta de la cornisa antes de tomar una que les cambie la vida para siempre, e intenta convencerse de que no, en realidad no está huyendo.

Tomar la decisión más lógica no tiene nada que ver con la cobardía.

cómics, dc, fanfic

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