Mar 09, 2009 21:30
Famosa frase usada en películas de terror, cuando alguno de los protagonistas decide bajar al sótano a investigar qué era ese ruido. "¿Qué me puede pasar?", suele decir.
A mi edad, ya debería saber que nunca debes hacer esa pregunta, ni confiarte en que todo ha pasado. Alguien me dijo que las cosas malas vienen de siete en siete, y es obvio que aún me faltan unas cuantas... aunque la lista se va acortando.
Y ahora al exceso de trabajo, las preocupaciones del trabajo, la casa y la niña, mis problemas personales y mi soledad se suman... ¡tachán! ¡Sí, las crisis de ansiedad! Llevo más de una semana teniendo repentinos ataques de pánico, o ansiedad, con taquicardia, sensación de ahogo, opresión en el pecho, dolor de cabeza... siempre sobre la misma hora, entre las siete y las siete y media de la tarde, y la sensación de angustia me dura un par de horas. No es algo que me impida hacer mi vida, de hecho en ese periodo es cuando baño y acuesto a Triki, pero con una opresión en el pecho.
No hay nada evidente que lo desencadene, de repente me entra una sensación de agobio muy fuerte y tengo que pararme hasta que recupero un poco el aire y puedo seguir. Uno de los posibles motivos es que todo lo malo que me ha pasado, todo el estrés acumulado tenía que salir por alguna parte y esta ha sido la escogida. La otra opción, menos halagüeña, es que mi separación ha desencadenado una serie de ataques de pánico o ansiedad que pueden ser temporales o permanentes.
La solución obvia sería ir al médico, peeero... me da miedo. Porque me temo lo que me dará: pastillas. Ansiolíticos y antidepresivos. Y con mi historial familiar, me aterra empezar a tomar pastillas a los 30.