Escrito originalmente por
Robert Michael Poole para la edición digital de la revista Newsweek
Imagina una escena musical dominada por una sola persona -un Svengali todo poderoso que, por más de 45 años, ha mantenido un monopolio virtual sobre grupos pop de chicos, produciendo el Record Mundial que aún mantiene de 298 hits número 1, 35 actuaciones que llegaron a la cima de los rankings y, sólo en la década pasada, 8419 conciertos. Él rara vez aparece en los medios, y aún así su poder sobre la prensa ha hecho que se rindan a sus demandas por décadas. Su carácter solitario es reverenciado y temido en partes iguales por toda la industria musical japonesa. Bienvenidos al mundo de Johnny Kitagawa.
Su historia se lee como un mito. Nacido el hijo de un sacerdote budista en 1931 en Los Ángeles, John Hiromu Kitagawa se fue de Estados Unidos a Japón después del estallido de la guera en el Pacífico, sin regresar hasta finales de 1940. Después, Kitagawa sirvió a la armada de los Estados Unidos, enseñando Inglés en orfanatos durante la Guerra Coreana. “Aunque Japón estaba sufriendo, Corea estaba sufriendo todavía más,” recordó con tristeza.
En los 50, Kitagawa se mudó a Yoyogi, Tokio, donde -después de llevar a un grupo de cuatro chicos de un equipo de béisbol local a ver la película West Side Story (Amor sin barreras en Latinoamérica)- concibió un novedoso plan: una actuación musical hecha por hombres buen mozos que pudieran bailar y cantar al mismo tiempo. Él formó a esos atletas y armó la primera boy band de Japón: Johnnys. Ellos se convirtieron en el modelo para toda la industria musical del país hasta la actualidad.
“Había empezado en la época en la que los chicos, talentos masculinos, no cantaban y bailaban en Japón,” dijo Kitagawa en esta entrevista exclusiva. “Fue un desafío, y se concirtió en un lugar único en el mundo del entretenimiento, algo sin precedentes.”
Los actos de Kitagawa -tales como SMAP, Arashi y KAT-TUN- aparecen de cualquier forma en el entretenimiento japonés que parece que ningún canal de televisión, marca o compañía pudiera estar completa sin su aprobación. Su fórmula para hacer un hit se ha reproducido en toda Asia. Aunque Kitagawa es sorprendentemente humilde y generoso, rasgos que pocos esperan del hacedor de reyes en las sombras. “Creo que el foco debe estar puesto en las estrellas; mi papel es ayudarlos a brillar,” dice de su habilidad de mantenerse eternamente elusivo. Aunque tenga tres Records Guinness, remarca, “Esto es un esfuerzo en equipo. ¡Personalmente tiendo a olvidarme de esos números, y también agradezco a aquellos que en la actualidad mantienen el registro!”
También le resta importancia al tema de su legado. “Mi único deseo para mis actuaciones y su entretenimiento es que sean recordados por lo que son,” y agrega orgullosamente, “Nadie en la Johnny's se ha vuelto una estrella sólo por ser buen mozo. Ellos lucen geniales porque hacen algo genial.”
El éxito de Kitagawa se ha logrado a pesar de la estrategia de anti-relaciones públicas -imágenes de sus grupos no aparecen en la página web de la compañía, y nunca son publicadas virtualmente a menos que sea en mercadería oficial. Pero está probado que es una receta fructífera. Su más exitosa obra, SMAP -un quinteto cuya edad ronda los 40- debe su fama a la estrategia de Kitagawa de ponerlos en programas de variedad y comedia, extendiendo su appeal más allá de su apariencia y sus canciones.
“Creo que el entretenimiento arroja luz sobre las vidas de las personas, más nosotros nos damos cuenta y somos capaces de respirar el cambio de estaciones del humor de las personas,” dice Kitagawa. Para asegurar que sus obras sigan vigentes, fue pionero en otro componente clave de las insdustrias musicales asiáticas: los club de fans. Con más de 2.5 millones de integrantes del “Johnny's Family Club”, Kitagawa puede asegurar que la estabilidad de sus 500 artistas está basada en los fanáticos.
La carrera de Kitagawa, aunque luminosa, no ha estado privada de incidentes. En 1988 un ex-integrante del grupo Four Leaves publicó detalles gráficos alegando actividades sexuales entre el personal y algunos de los chicos en Johnny’s & Associates, la agencia de Kitagawa. En Abril de 2000, la investigación de la Agencia de Policía Nacional exoneró a Kitagawa. Su más último desafío es el aumento del K-Pop. “Siento que Japón se ha vuelto insensible a la competición, y trato de hacer mis obras reconociendo esto,” dijo.
La última producción de Kitagawa -llamada apropiadamente Johhny's World- presenta un gran elenco de chicos de todas las edades, incluyendo sus últimos grupos populares Hey! Say! JUMP!, Kis-My-Ft2, y Sexy Zone. El musical incluye una réplica en escena del dirigible Hindenburg, una secuencia de Titanic, una cascada apareciendo en medio del escenario, y olas de la historia cultural de Japón durante estrechas rutinas de coreografías donde vuelan sobre la audiencia. Es una mezcla pulsante que parece incluir todos los espectáculos de Las Vegas en uno, y es un guiño a la ambición de Kitagawa de llevar una de sus producciones a Las Vegas algún día. “Escribir, [elegir] el elenco y producir cada concierto a esta edad no es fácil,” dice, “pero disfruto cada minuto de eso.”