Si, sigo con Pescado Rabioso.
Es la primera vez que lo ves desde los juicios de guerra, cuando su declaración dejó libres a tu madre y a ti. Agradecerle era lo único que plagaba tu mente, y sin embargo, te odias por nunca haber podido ni dirigirle más que miradas furtivas.
-Malfoy. - Te saluda desde detrás de la mesa de su oficina.
-Potter. - Y te odias más aún por no poder decir su nombre de pila, como tanta veces has deseado.
Señala para que tomes asiento. Estás aquí porque te ha mandado una carta ofreciéndote trabajo, ya que ha abierto una agencia de investigación privada y tú pareces cumplir todos los requisitos que él mismo no cumple. Según él, tu máster en pociones y conocimientos de medimagia fueron importantes para la decisión, además de tu inteligencia y conocimiento de la comunidad mágica. Aborreces como cada palabra que sale de su boca te deja hecho una masa amorfa de sentimientos, como no puedes controlarte ni un poco cerca de él.
Piensas que, obviamente, los Weasleys están escondidos en algún lado, riéndose. Solo puede ser una broma. Una de muy mal gusto. Y, aunque eso no sea nada característico de Potter, no puedes dejar de desconfiarle. Odias como tus instintos tienden a negar todas las buenas oportunidades que te pasan por enfrente.
Es tu incredulidad que habla en tu lugar cuando Potter dice “¿Alguna pregunta?”.
-¿Cual es la trampa? - Le respondes.
-No hay trampa, Malfoy. - Sonríe mientras habla. -Y tampoco es por pena, antes que pongas más objeciones. Tuvimos diferencias, pero creo que deberíamos dejarlas de lado, porque sinceramente eres el mejor para el puesto.
Y no te odias para nada al preguntarle cuando puedes empezar.
-Malfoy. - Te saluda desde detrás de la mesa de su oficina.
-Potter. - Y te odias más aún por no poder decir su nombre de pila, como tanta veces has deseado.
Señala para que tomes asiento. Estás aquí porque te ha mandado una carta ofreciéndote trabajo, ya que ha abierto una agencia de investigación privada y tú pareces cumplir todos los requisitos que él mismo no cumple. Según él, tu máster en pociones y conocimientos de medimagia fueron importantes para la decisión, además de tu inteligencia y conocimiento de la comunidad mágica. Aborreces como cada palabra que sale de su boca te deja hecho una masa amorfa de sentimientos, como no puedes controlarte ni un poco cerca de él.
Piensas que, obviamente, los Weasleys están escondidos en algún lado, riéndose. Solo puede ser una broma. Una de muy mal gusto. Y, aunque eso no sea nada característico de Potter, no puedes dejar de desconfiarle. Odias como tus instintos tienden a negar todas las buenas oportunidades que te pasan por enfrente.
Es tu incredulidad que habla en tu lugar cuando Potter dice “¿Alguna pregunta?”.
-¿Cual es la trampa? - Le respondes.
-No hay trampa, Malfoy. - Sonríe mientras habla. -Y tampoco es por pena, antes que pongas más objeciones. Tuvimos diferencias, pero creo que deberíamos dejarlas de lado, porque sinceramente eres el mejor para el puesto.
Y no te odias para nada al preguntarle cuando puedes empezar.