Title: Janakute
Autor:
midnightxpoisonPareja: SakurAiba -Sakurai Sho/Aiba Masaki-
Disclaimer: Ni Sho ni Masaki me pertenecen. Janakute tampoco, sólo use nombres/títulos.
Notas: Holi (?) Me demoré aprox 2 meses en escribir esto. Está bastante random, tiene mucho cambio de escenario imprevisto y esas cosas, no usé guiones (!) así que ya saben, lo cursiva entre comillas son los diálogos. ¿Qué más decirles? Me costo bastante xD, porque tenía la idea, pero no podía plasmarla del todo, así que cuando decidí escribirlo, me lancé a la vida y sólo escribía lo que se me vino a la mente. So,
ashling_1986gamerturtle disfrutenlo ♥ que por ustedes lo escribi xd.
Enjoy it!
(Era inevitable ponerlo, es tan baka <3)
-No es así.-
No estaba alucinando. Su cabeza enviaba señales correctas que le hacían entender que no estaba sufriendo ningún tipo de alucinación. El aire acondicionado, frío como de costumbre, erizaba por completo su piel, dándole un escalofrío que sólo hizo doler su espalda. Eso dio a entender que no estaba soñando, que estaba allí, sentado en una mesa mirando una hoja con la letra de una canción.
Su canción.
“¡Hey, chicos! Causaré estragos con Shake it!, Sho-kun, olvidate de tu legado” Oyó decir, a lo lejos, a Jun, fanfarroneando con su solo nuevo, con lo sexy que se vería. Pudo ver por el rabillo del ojo como hacía ademanes con las manos. Tal como era Jun.
¿Cómo era posible? En que momento, el letrista se le ocurrió tenderle una trampa, vigilarle y escribir algo tan... él.
"¿Pasa algo, Aiba-chan?" Escuchó decir al líder del grupo, escéptico, como siempre, ante las reacciones de sus compañeros. El aludido solo movió una mano de un lado a otro, nervioso, pero dando a entender que no ocurría nada.
Aún no ocurría.
“¿Becky-chan? ¿Bromeas, cierto?"
Llevó un poco de pasta a su boca, casi atragantándose con ella al oír la estrafalaria idea de su amigo. El otro, idiota, como siempre, le miro con duda. ¿Había algo de malo en ello? Era algo que no entendía y que jamás entendería su, ya, elevado coeficiente intelectual.
Es que para Sakurai Sho, las matemáticas podían ser algo completamente sencillo, pero en cosas de amor, el simplemente se hacía a un lado, dejando que el agua pasase debajo del puente, viendo desde arriba como su vida pasaba, o quizás, haciendo como que daba a un paso a un lado.
"¿Que tiene de malo? Digo, es una buena chica. Ella podría estar sentada aquí, comiendo pasta contigo, que yo." Refutó, viendo como el otro tomaba un gran trago de su generosa copa. Su acompañante suspiró luego.
"Ella es mi amiga, Sho-chan. ¿Cómo es que no te haz dado cuenta?" Instintivamente, la formulación de la pregunta iba con otro tipo de sentido, el cual sabía, su receptor no captaría del todo.
Y sabía que llegarían al mismo tema, del por qué no tenía novia, del por qué siempre terminaban comiendo pasta en el mismo restaurant italiano caro pero a la vez hermoso de Tokio. Las constantes preguntas tipo “Y al final, ¿que chica te agrada?” que no sabía responder, por que, en primera instancia, las chicas ya no le causaban el mismo impacto que en los años de su juventud.
Sin embargo, ¿como plantearle a tu amigo, a aquel que ha compartido casi 13 años de tu vida, e incluso más, la sola idea de que no te agrada nadie más que él?
"Es que, ¡ah! Aiba-chan, no logro entenderte." Contestó el otro, no captando el sentido de la pregunta, llevando la copa a su boca, sin despegar su vista de su amigo. "O es que... ¿Te gusta otra?"
Volvió a atacar, luego de separar la copa de su boca y dejarla en su lugar, jugando con su tenedor luego. Los camarones de sus fetuccinis nadaban muy bien en la salsa blanca.
Suspiró.
¿Cuando se daría cuenta?
Dudaba demasiado que estuviera haciendo eso a propósito.
-¡Masaki, te equivocaste de nuevo!-
La música de la sala se rompió abruptamente, como también su paciencia.
El coreografo le miro de reojo, poniéndose a su lado para indicarle en que había fallado, una vez más, en tan solo media hora de ensayo.
El tour se acercaba. El álbum ya había salido a la venta y tuvo una aceptación como correspondía a un lanzamiento del grupo. Más eso realmente no le importaba, le importaba el hecho de que faltaba tan poco, y el ni siquiera podía concentrarse en aprender una simple coreografía. Y no era cualquier coreografía, era SU solo.
Hizo un esfuerzo sobrehumano para que sus neuronas y la materia gris de su cerebro pudieran recordar cada paso. El hecho de que el solo tuviera sillas, era un simple pero a la vez complicado obstáculo en su aprendizaje. Más no le importo, estaba poniendo las cartas sobre la mesa, y esta vez no quería fallar
“No más”
Se tiro al piso cansado, junto a los juniors que le acompañarían a lo largo del tour y de su coreografía. El ensayo había terminado de manera satisfactoria, las sillas junto con los pañuelos descansaban desparramados por el suelo. Uno a uno los chicos desocuparon la sala, dejandole solo, tirado en el piso, tratando de acompasar su irregular respiración.
Alcanzó su bolso, tomando su celular, viendo la hora luego. Era en realidad, muy tarde.
Vio como un mensaje estaba esperando ser leído, abriéndolo al instante, viendo no tan sorprendido el contenido de este.
“Hey, ¿como va ese solo? ¡Espero nos sorprendas a todos! No sobrecargues a tus pulmones ¿si?”
Sonrío como un niño pequeño con un juguete nuevo.
Quizás no entendía por qué esas pequeñas muestras de cariño fraternal, le parecían el tesoro más grande. Quizás en su interior, haber pasado más de 10 años añorando el cariño de esa persona, le había vuelto inmune al hecho de que sólo le veían como amigo. Como un buen amigo.
Apretó el botón verde, esperando paciente que la voz al otro lado del auricular le respondiera.
“¿Sí?” Contestó una voz profunda, como sacándolo de un letargo o simplemente una ensoñación.
“¿Ya haz salido de News Zero?”
“Sí, hace unos minutos. ¿Estás ensayando aún?”
“Sí, osea, terminamos hace un rato.” Contestó tímido, viendo en uno de los tantos espejos como su cara se enrojecía, tal como si lo tuviera en frente. “Recién leí tu mensaje”
“¿Eh? ¡Lo envié hace horas!”
Y eso detonaba una tonta discusión.
Sabía que, por muy ocupados que estuviesen, el le enviaría un mensaje, sólo pasa saber como estaba, que estaba haciendo. Contarle su vida, sus proyectos y su día a día.
No les bastaba verse a menudo, sabiendo que, muy en el fondo, ambos eran de mundos y vidas distintas, pero con el punto de unión que todos conocían. Siempre había un mensaje, una llamada, hasta, incluso, notas de papel en los espejos de las salas de ensayo.
Pero, para él, eso era simplemente muestra de cariño entre amigos. De buenos amigos que han vivido toda una juventud juntos. Amigos que, a pesar de todo lo dispar que tenía, eran inseparables.
“Amigos...”
¿Pero el quería ser sólo eso?
A veces, lo dudaba y mucho.
-Sales a escena en unos minutos, Masaki.-
Una chica del staff arreglaba su despeinado cabello, dejandole luego un pañuelo de color rojo en su bolsillo.
Soltó el aire retenido en sus pulmones, viéndose al espejo. El día que tanto ansiaba y a la vez temía, había llegado. Un revoltijo se formó en su estomago, nervios, como el conocía tan bien.
Caminó lentamente por los pasadizos hasta llegar al lugar donde su solo se realizaría. La canción anterior ya había terminado y el lugar se había oscurecido.
Sintió la brisa fría chocar con su cara, la música ya había empezado y su show, junto con esta, también.
Sabía que entre toda esa escenografía, estaba él, mirándole atentamente. Lo sentía, por lo que jamás se despegó de esa mirada atenta que tenía sobre él.
Se dio la libertad de apuntarle, de cantarle y por sobre todo, contarle su vida en una canción.
“No es así.
Tú eres la razón.
Por favor, ¡date cuenta!”
Y no se arrepentía de nada. Ahora, entendía y prometió agradecerle a su letrista por darle la oportunidad única de mostrar sus sentimientos al público en modo de canción. De la típica canción de un chico enamorado de su mejor amiga. Amigo, en este caso.
Al terminar, se tiro al piso realmente cansado. Dejó que el escenario se oscureciera para ser atraído hacía abajo, recibiendo un montón de instrucciones, vestuario nuevo, maquillaje, un sinfín de cosas.
Sabía que no le vería a los ojos en ese momento, sabía que ahora estaría cantando la siguiente canción.
Lo sabía.
Pero ya habría un momento para hablar, quizás, si el otro había caído en cuenta de que Janakute era íntegramente para él. Y que seguiría siendo una declaración de amor poco convencional, pero para él.
“Hey Sho-kun, creo que es hora ya de que te des cuenta ¿no?” Soltó el menor del grupo, tocándole el hombro. El otro, sin querer entender, no le devolvió la mirada.
“¿Hm? ¿De qué hablas Jun?”
“Está bastante claro, podrías atar cabos, ¿O es que acaso no captaste el mensaje?” Palmó su hombro, entrando en escena. El otro, sin querer ni siquiera alzar la mirada, no cabía ante el asombro de que por años había vivido en una mentira.
Una hermosa mentira de la cual no le molestaba. Y no es que no se había dado cuenta, como decía el estribillo de la canción, era simplemente que no quería asumir una realidad que todos sabían y que Jun dio a relucir con sus palabras afiladas.
Tendrían mucho que hablar.
Pero ahora, tenían un concierto que atender.
¿Ahora me demoraré 2 meses en escribir la continuación? xD