[SakurAiba] Hurt

Feb 13, 2011 16:31

-Sho-chan es increíble…

-No me digas Sho-chan.- Respondió el chico, viendo su agenda mientras tomaba un poco de café. -Ya no soy un niño.- Respondió luego, sin mirar al chico que estaba frente a el.

-Para mí siempre serás Sho-chan, aunque no te agrade.- Respondió el otro, con la mirada perdida en su té de jazmín. Vio como su acompañante se levantaba algo acelerado de la mesa. -¿Qué ocurre?-

-Olvide que tengo una reunión ahora, lo siento Masaki, debo irme.- Dijo el otro, buscando entre sus cosas, su billetera para pagar. Masaki le detuvo.

-Vete, yo pago…

Sin más se fue, dejando solo su esencia allí. Afuera empezaba a llover, al igual que las nubes negras que Masaki Aiba tenía por ojos.

-Estoy orgulloso de ti, Sho-chan... Aunque ya no seamos los mismos que antes.- Alcanzó a escuchar en un susurro el otro, como si la voz lo siguiera por la cafetería donde habituaban a juntarse.

~

El celular empezaba a sonar insistentemente, cosa que a Sho parecía molestarle. Estaba en plena reunión, era un economista exitoso, el orgullo familiar. Simplemente el chico perfecto.

Vio en el visor, el nombre de Masaki. Frunció la boca, no podía contestarle… Dejo el celular vibrando en su bolso mientras explicaba unos graficos en el proyector.

Horas después, se fijo en que su celular tenía más de 10 llamadas perdidas, le extraño un poco, Masaki no sobrepasaba de las 5 llamadas perdidas, el sabía que si no le contestaba era por algo.

Llamo de vuelta, una voz un tanto extraña le contestó. Se le erizó la piel.

-¿Masaki?...

-¿Sakurai Sho?, habla un oficial de la policía.- Dijo la voz al otro lado, Sho se extraño un poco.

-¿Si? ¿Ocurrio algo con Masaki?- Pregunto con miedo, por alguna razón, se arrepentía de no haber contestado antes.

-Sakurai-san, el señor Masaki Aiba ha tenido un accidente, y el ultimo registro en su celular es a su numero.

-¡¿Dónde está?! ¡¿Está bien?!

-Aiba-san ha muerto…

El mundo se detuvo en ese momento, los relojes ya no marcaban los segundos. Sintió como su respiración se entrecortaba y soltaba lentamente su teléfono, a la par que sus rodillas o hacían caer al piso.

Te sostendría en mis brazos
Te arrebataría el dolor
Gracias por todo lo que haz hecho
Perdona todos tus errores

No entendía, no comprendía como había pasado todo, si hace unas escasas horas le había visto…

Ese accidente le había arrebatado a la persona más importante en su vida, y ya no tenía nada más que hacer.
Rompió a llorar, mientras el oficial trataba de seguir la comunicación, pero el celular ya estaba lejos, aun así, podía escuchar la voz del oficial.

-Aiba-san murió minutos después del accidente, según el registro de su celular, antes de morir, intento llamarle Sakurai-san…

Se sintió la peor persona que pudo existir en el mundo, ahora entendía el por qué Masaki le llamaba en medio de una reunión, y el lo único que hizo fue ignorarle. Como venía haciendo desde hace meses…

-Estoy orgulloso de ti, Sho-chan... Aunque ya no seamos los mismos que antes.-

Sus ojos se nublaron en lágrimas, viendo la cara de Masaki entre sus sollozos, diciéndole que estaba orgulloso de él.

Cuantas ganas tenía de despertar de ese sueño, de abrazarlo, de decirle que las cosas cambiarían, de quitarle ese dolor en la mirada cada vez que no reían juntos como en su juventud. Cuantas ganas tenía de dejar de ser ese estúpido insensible…

~~

No hay nada que no haría
Por escuchar tu voz de nuevo
A veces quiero llamarte
 pero sé que no estarás allí

-1 mes después-

-¿Cómo es que aún no lo encuentran? ¡Encuéntrenlo y séquenlo en la cárcel!- Gritó Sakurai, tirando su celular al sillón luego de cortar la llamada.

Había pasado 1 mes sin encontrar a la persona que había ocasionado el accidente que le arrebato a Masaki, un mes en que su vida ya no tenía el brillo de antes. Había renunciado al trabajo, se había aislado en su casa, viendo las películas que había visto con él, riendo en las mismas partes donde Masaki se retorcía de la risa en el sillón y en las que Sakurai, en el momento, no les encontraba la gracia.

Veía su celular, viendo el numero del que había sido su mejor amigo, confidente, su todo… Queriendo llamar, sabiendo que nadie le respondería, que Masaki ya no estaba aquí.

Que su voz se había apagado, al igual que sus ojos juguetones y su risa escandalosa.

Oh, lamento culparte
por todo lo que no pude hacer
Y me he hecho daño al herirte…

Y no había dia en que no viera sus fotos, en que no viera su sonrisa en ella, en cómo eran felices antes de que el lo dejara de lado. En cómo se entretenían con tan poco, pero lo hacían juntos, felices. Y no había día en que no se culpara por dejarlo a un lado, que su trabajo consumiera su vida, que se juntaran solo a tomar un café, y el solo viera su agenda para irse al no recordar las mil reuniones que tenían. Al ver como Aiba veía el ventanal triste, con una tarta de frutas a medio comer, y un té de jazmín frío por la espera.

Le hizo daño, y no sabía como nunca se había dado cuenta, como se había cegado tanto que había dejado atrás a la única persona que lo apoyaba.

Algunos días me siento destrozado
Pero no lo admitiré
A veces solo quiero esconderme
porque te extraño
Y es tan difícil decir adiós…
cuando se llega a esto

-¿Sho-kun? Habla Ninomiya.-

-¿Ocurre algo?- Dijo desganado mirando su ventanal. Empezaba a llover, tal como ese día.

-Me preguntaba si nos acompañabas a la tumba de Masaki, hoy es su aniversario…- Dijo el menor. A Sakurai se le agolparon las lágrimas de pronto, pero no quería demostrarlas. Tragó duro.

-No puedo, tengo trabajo.- Se excusó, como siempre. A pesar de que había dejado su trabajo hace 2 semanas, aún le servía de excusa.

-Oh, bueno.- Dijo el menor, sintiendo como la respiración de Sakurai se aceleraba. El sabía que mentía, el sabía que Sho aún no superaba la perdida del amante de los animales, pero odiaba presionarlo. Sin más corto la llamada, dejando al mayor en ese mismo estado, sentado al lado del ventanal, con la mirada perdida.

-Te extraño… Te extraño Masaki.- Dijo el chico, mientras las lagrimas caian libremente,  fijando sus pupilas en la foto que permanecia en su mesita de centro. Una foto de ambos, cuando eran felices, cuando nada les preocupaba, cuando podían comer dulces e hiperventilarse con la azúcar. Cuando podían sentarse horas en el sillón hablando de cualquier cosa.

Cuando nada ni nadie les borraba la sonrisa de la cara…

Y era tan difícil dejarlo ir, tan difícil pensar en que, día a día, no iba a escuchar un “Buenos días Sho-chan” por el teléfono, que no iba a verlo más.

Y le daba miedo olvidarle…

¿Me dirías que me equivoqué?
¿Me ayudarías a comprender?
¿Me estás mirando desde arriba?
¿Estás orgulloso de quién soy?
No hay nada que no haría
para tener otra oportunidad
de verte a los ojos y verte regresar

Habían pasado ya 2 meses…

Se había dignado por fin a ver la tumba de Masaki. Estaba llena de flores, de fotos de el en sus viajes por el mundo conociendo especies de animales.

Dejo un ramo de flores en la lapida, limpiando un poco. Al rato se sentó en el césped, dejando que la brisa moviera sus cabellos, sacando sus lentes de sol luego, mostrando su aspecto cansado.

-Perdóname…- Susurró de repente, dejando que sus lágrimas cayeran lentamente por sus mejillas. -Perdóname, Masaki, perdóname. Sé que no debería estar aquí, que yo debí morir en vez de que te arrebataran la vida, que yo debo estar allí, no tú… Por qué te hice daño, te hice sufrir y no merezco nada, ni siquiera tu perdón…

-Estoy orgulloso de ti… Sho-chan.-

Recordó las palabras del chico, haciendo que sus lágrimas cayeran más fuerte. Como deseaba verlo por ultima vez, ver sus ojos, sus juguetones ojos y decirle tantas cosas.

-No es tu culpa, Sho-kun.- Dijo un chico a su lado. Sakurai levanto el rostro, viendo a Ninomiya extendiéndole una caja. Sho no entendía nada. -Hace meses, Masaki-chan me paso esta caja, me dijo que el día en que a el le pasara algo, te la diera.

-¿El sabía que iba a tener un accidente?

-Claro que no, pero él sabía que en cualquier momento, se alejaría de ti. Lo tenía claro… Por eso, me pasó esto. Esperé a que vinieras aquí para dártela.- Se la entrego, para luego pasarle un pañuelo por su cara e irse. Ninomiya sabía el contenido de esa caja, y sabía que Sho deseaba estar solo.

Sakurai abrió la caja, viendo un collar con un pingüino de plata colgando de el. Debajo del colgante había una carta.

“Para Sho-chan:

Sé que no te gusta que te diga así, pero aún así lo hago. Me gusta… Me gustaba saber que yo era el único que podía decirte así, me sentía importante. Pero ahora que trabajas para algo tan importante… Ya no puedo verte de la misma manera.

Sé que debió pasarme algo, por algo lees esto. Créeme que tenía muy claro en que en algún momento nos separaríamos. Estoy orgulloso de ti, Sho-chan. Pudiste graduarte de la mejor universidad y ahora eres el hombre perfecto, me enorgullecía decir que era amigo de Sakurai Sho…

Sé también que ahora debes estar llorando, por qué no sabes dónde estoy, o que estoy pensando, ¿Quién sabe? Hace tiempo deje de saber qué cosas pasaban por tu cabeza, y eso me entristece. Pero no quiero que te culpes. Tú menos que nadie tiene la culpa de las cosas. Esté donde esté, quiero que sepas que para mí siempre serás ese Sho-chan tonto que no me dejaba comer dulces por la hiperventilación y me copiaba el estilo de ropa. Siempre serás ese chico tonto que no sabe vestirse y le va mal con las chicas.

Te amo Sho-chan… Y quiero que dejes de llorar, que este donde este, sabes que en lo único que voy a pensar es en como sobrevives sin que yo te cocine o te invite a tomar café.

Sé muy feliz… Busca a una chica que te haga feliz, ten una familia, demuéstrale a tus padres que eres el mejor en todo. Dame la felicidad de saber que tú eres feliz.

Esté donde esté, seguiré orgulloso de ti, aunque seas un idiota.

Te amo.
Aiba Masaki.

PD: El Pingüino lo compré en mi último viaje, es para ti. Si no quieres usarlo, no importa, con que lo tengas, yo soy feliz.

Si tuviera tan solo otro dia más
Te diría lo mucho que te he extrañado
desde que has estado lejos
Es peligroso… tan exagerado
Intentar y retroceder el tiempo

La carta se mojaba, mientras leía una y otra vez la declaración que Aiba le había hecho y nunca pudo escucharla.

Vio enternecido el pingüino, y como en su reverso decía “Siempre estaré aquí”.

Quería retroceder el tiempo, contestar esa llamada. Escuchar la voz de Masaki aunque fuese una última vez. Escuchar esa declaración que él se la llevo en la garganta, junto con sus sueños y su vida.

Sintió como el viento lo abrazaba, dejando de llorar, cumpliendo el capricho de Masaki, aunque fuese el último que le pidiera.

-Si pudiera… si estuvieras aquí, te diría cuanto te extraño y cuanto te he amado todo este tiempo… - Dijo en un susurro, levantando su vista hacía el cielo, viendo tenuemente como Masaki sonreía, esa sonrisa brillante y a la vez tonta. Sonrió mirando su pequeña alucinación.

-Yo también te amo… Sho-chan.-

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