Hoy me he enterado, mientras tonteaba en twitter, de que
ha muerto Satoshi Kon.
Me he entristecido mucho.
Nadie podra objetar que él era, junto con el estudio Ghibli, el pilar del anime de hoy en día. Y eso supone una pérdida enorme.
Cuando tenía unos 13 añicos descubri que el anime podia ser algo más que magical girls (Sailormoon), ostias a gogó (Dragoi Bola), o adorables mascotitas (Pokemon). Algo mucho más oscuro, más adulto, que tocara otros géneros. Ocurrio porque la hermana mayor de una amiga mía tenía "Perfect Blue" en VHS y decidimos verla. Lo que nos encontramos aquella tarde nos dejó alucinadas. Para rato esperábamos encontrar una trama tan compleja, onírica y macabra en aquella cinta de animación. Lo primero que pense fue: Guau. Lo segundo que pensé: parece una película de verdad (Ya sabeis, esa época en la que todavía uno asocia dibujitos con inocuidad cuando debería ser todo lo contrario, pues la animación tiene la capacidad de llegar a donde la realidad no puede).
Luego crecí, y descubrí el resto de sus joyas, ya con otra consciencia. Consciencia gracias a la cual pude apreciar lo valioso de sus películas, tanto en imagen como en contenido. Hasta las bandas sonoras de Susumu Hirasawa contribuian a crear un conjunto estrambótico que sin duda destacaba entre el resto de animes. Satoshi Kon era un cineasta único, de esos que parece que escasean en esta nuestra época moderna.
No voy a entrar a hacer un dossier sobre su obra, porque habra otros que lo hagan mucho mejor y en mayor profundidad que yo. Invito a todo el mundo a que descubra las películas por sí mismo. Son toda una experiencia que no quiero ahorraros. Lo que vengo a comentar es otro aspecto, como siempre, más emocional que intelectual. ¿Dónde ibamos?
Hoy he leido que Satoshi Kon ha muerto a los 46 años. Me he entristecido mucho.
Esta es su filmografía:
No llegan ni a diez titulos. 46 años.
He pensado en todas las peliculas que podría habernos regalado este señor de haber vivido otros 47 años y me he puesto a llorar.
¿Por qué me hace llorar la muerte de un japonés que en la vida he conocido ni conoceré? Eso me ha hecho pensar en que hay algo doblemente trágico en la muerte de un artista. Sus allegados pierden a la persona, pero el resto de la humanidad perdemos su legado, o más bien, las posibilidades de ese legado. ¿Hay algo más hiriente que la posibilidad? Satoshi Kon era irrepetible, y aunque haya herederos, imitadores, aunque otros sigan su camino, no serán él. Nunca más volverá a dirigir una película, no podrá añadir otra joya a su lista. No podremos disfrutar de otra creación propia de Satoshi Kon, nunca más.
Y eso, joder, me ha entristecido una barbaridad.
Porque al contrario que los fans que idolatran y se olvidan de sus objetos de deseo en cuanto cometen un fallo, al contrario que los gafapastas que dan la espalda a un grupo cuando se vuelve comercial, yo quiero que mis artistas favoritos creen, creen sin parar. Aunque hagan santas mierdas, aunque sus obras no esten a la altura de las demas, aunque empañen su intachable filmografia con suculentas bazofias como "Vicky Cristina Barcelona" y ya no podamos decir que tienen una trayectoria redonda. Siempre cabrá la posibilidad de que volvamos a verles brillar, y seguiremos viendo relucir su sello, obra tras obra, unico, inexpugnable.
Quizás sea porque soy una devota apasionada (otro dia explicare como fundo mis criterios XD). Cuando adoro a un artista, sea un grupo de musica, un director de cine o un dibujante de comic, me como cualquier mierda que saque. Hare la vista gorda si me decepciona esa mierda y por supuesto me lo callare ante personas ajenas. Pero lo importante es que los artistas sigan creando, ya evolucionen o hagan siempre lo mismo, sigan creando, sigan creando, sigan creando. Porque si luego se mueren a los 47 años y pienso en todo lo que nos podrian haber dado y ya nunca nos daran, apesta.
Y esto viene ligado a uno de mis mayores (estupidos) temores: que alguno de mis artistas predilectos muera antes de terminar su obra. No hay cosa que me parezca mas miserable que una obra póstuma. Pienso en lo que habria hecho realmente el artista, las partes que habria quitado, las novedades que habria incluido. No me gusta. Me da la impresion de que han meado otras personas en esa creacion. Porque el pulido original de esa obra solo se lo puede dar su creador, y nadie mas. Y si nos falta esa mente, esa alma, ya no tenemos nada. Bueno si, tenemos otra cosa. Sucedaneos, mezcolanzas, imitaciones. Otra cosa.
Perder un artista, es perder a su vez todas las obras que nos podía haber dado.
A día de hoy, y aunque "A.I. Inteligencia Artificial" sea una de mis peliculas atesoradas, todavía me pregunto que hubiera hecho el retorcido cerebro de Kubrick con semejante caramelo.
Y ahora que ha muerto Satoshi Kon y solo me queda disfrutar de su escaso legado, me hare irremediablemente preguntas así.
Mañana veré Tokyo Godfathers, una de las peliculas más entrañables que he devorado, y le lloraré.
Ahora le despido con el ending más hermoso que recuerdo y que me ha parecido apropiado:
Click to view
Todos los personajes de "Paranoia Agent", libres del estrés que sufren, durmiendo apaciblemente, una tremenda sensación de paz y Susumu Hirasawa haciendo de las suyas. Y el final inquietante que no falte, que para eso es una obra de Satoshi Kon.
Descansa en paz, maestro.