Lo que el viento se llevó
A veces sientes que un viernes no es más que el comienzo de un fin de semana, otras veces no es más que el fin de una semana de trabajo...en cualquier caso, "no es más", nunca es más. Los días pierden su significado por tanto ser y no ser a la vez, en su circularidad, cada semana vienen, con los mismos nombres, los mismos acontecimientos, y yo, cual elefante en madriguera me pregunto también "¿vale la pena vivir así?".
Cada lunes una nueva promesa de comienzo de semana, cada martes desdeñada; la fuerza de voluntad que no se crece en un gimnasio, el amor que no se compra, la amistad que caduca, los sueños que mueren cada mañana con el café, la ilusión de nariz roja y zapatones agujereados, el alma que se achica... la vida que no es más.
Los días con sus nombres, sus números, los calendarios, las horas, los horarios...todo tan organizado...y en mi esquema ni un número, vacío, nada programado, sin destino ni pasado, y cada día una resta, tanto tiempo muerta que no salen las cuentas; nunca es más. La estupidez que nos empuja a sobrevivir, la lucha sin adversario que nos incita a abandonar.
Pero hoy es viernes, no es día de cambios, aunque el domingo es peor... pero bueno, mañana será otro día...ya lo pensaré mañana.