Yo dije que terminaba o terminaba esto >< Y DESPUÉS DE OTRA CENTENA DE AÑOS : D aquii tah'!
Pareja:BrasilxArgentina ó ArgentinaxBrasil (sigo sin sabeer (8)), Uruguay, Chile, menciones de Bolivia, Paraguay y Francia (si o-o creo que eso es todoo)
Avisos: Angst, AU, y delirios de mi enferma mentee u-u
Nota: No se usan nombres de naciones : D....¿Síganme el juego? (Si -w- otra vez)
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You know I've seen a lot of what the world can do
And it's breaking my heart in two
Sabía cómo todo había pasado. Ya había declarado para la policía (Y maldita sea, casi los mató cuando escucho que asumieron la muerte de Luciano). Sin embargo, mantenía la inútil esperanza de que todo fuera una broma de mal gusto (¿Cómo, Martín?) y que Luciano apareciera de la nada con una radiante sonrisa, burlándose de lo preocupado que el gaucho se había mostrado y de cómo no podría soportar la idea de que desapareciera para siempre.
Sí, así funcionaba lo suyo.... Sí, eso tenía que ser, Luciano le estaba jugando una muy mala broma.
Dios, deja que sea una broma
Acunó su cabeza en sus manos, apoyando sus codos sobre sus piernas. El frío le atravesaba la espalda, y el silencio de la sala de espera del hospital solo alimentaba su desesperación. Un par de amargas lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Se apuró a secarlas con el dorso de su mano.
¿Qué mierda hacían parados en medio de la pista? ¿Por qué habían estado peleando en primer lugar? ¿Por qué Luciano no se había lanzado a partirle la cara en vez de retroceder?
Y esa última mirada le atormentaba
Mierda. Mierda. Mierda. No se supone que estas cosas pasen. No, estas cosas NO pasan, no en la vida real ¿qué probabilidades hay de que algo así suceda, que les suceda a ellos?
-¡Martín!- levantó la vista al escuchar su nombre. Su primo se acercaba corriendo a él por el pasillo del hospital. Se levantó para darle el alcance a Sebastián, que se encontraba muy agitado y con los anteojos resbalando ligeramente por su nariz.
-Sebas…-
-Los demás están en camino-explicó mientras se arreglaba los anteojos y analizaba la expresión en el rostro de su primo. Tanteó por unos segundos la pregunta que quería hacer, hasta que se decidió por completo- Martín… ¿Qué ha pasado?-
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Fue en cuestión de minutos para que la sala se encontrara llena de gente que deseaba saber que había pasado, gente que también estaba preocupada. Sí, posiblemente muchos se imaginaban lo fuerte que debió haber sido presenciar esa escena, pero nadie tenía idea de cómo se sentía en verdad…. Para ellos, estaba manejando la situación con mucha calma, o por lo menos a los ojos de la mayoría.
Sebastián y Daniel miraban con preocupación a su primo mayor de rato en rato. No sabían exactamente qué hacer, o qué decir para consolar a su primo, claramente afectado por dentro. Esto no era normal, no veían así a Martín desde hace mucho, y nunca por una situación como esa. Ambos sabían que su relación con Luciano había estado llena de frecuentes y tontas peleas. Peleas que llegaban a los golpes, peleas por las que no se hablaban en semanas, hasta que ambos llegaban a un pacto equitativo o simplemente olvidaban. Pero ahora…
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Oh, baby, baby, it's a wild world
It's hard to get by just upon a smile
Oh, baby, baby, it's a wild world
Soltó una risa mientras contemplaba el desastre en el que habían convertido la cocina. Se le hacía muy fácil cocinar, en verdad. Pero tenía que admitir que era ligeramente un poco más complicado cocinar los postres del pervertido de Francis. No era su culpa, era la primera vez que lo intentaba después de todo.
El brasilero bajó de la encimera donde se había sentado. Ambos se encontraban cubiertos por una ligera capa de harina y una que otra mancha de manjar. Tomó un paño que se encontraba cerca y se acercó al argentino tomándolo por el mentón.
-Estás hecho un desastre- Una sonrisa amplia y pura se dibujó en su rostro mientras limpiaba cuidadosamente el manjar de una de las mejillas de Martín.
El último espero a que terminara de limpiar su rostro (Y no, no se estaba sonrojando) antes de apartarlo para besarlo ligeramente. Luciano sonrió maliciosamente al separarse.
-Sigues siendo un desastre-dicho esto el brasilero le tomó el mentón, iniciando un beso mucho más profundo que el anterior.
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Habían pasado cinco meses, pero aún lo recordaba. Tan claro como cuando el doctor salió tras esa puerta con la mirada seria y anunció que el moreno se encontraba en coma. Cuando perdió toda vaga esperanza de que fuera una broma. Y cómo deseo que alguien lo despertara de esa maldita pesadilla.
Tanto él como los demás habían intentado todo lo que oían que podía sacarlo de ese estado. Pero no había habido gran mejoría. La situación estaba destruyendo lentamente sus nervios. Las noches que pasaban en vela, recordando infinidades de momentos y como un simple hecho había detenido todo, habían traído como consecuencia oscuras ojeras bajo sus ojos verdes. Todos podían ver que esto le estaba afectando.
Incluso Julio había empezado a preocuparse un poco por el argentino. Pero no fue él quien se le acercó aquella tarde en la sala de espera.
-…Oye weón…-
Había estado a punto de quedarse dormido, sus ojos se abrieron nuevamente al escuchar la voz del chileno, que se encontraba parado frente a él intentando disimular su preocupación.
-Hm ¿Qué pasa?-
-Toma- le alcanzó un libro delgado de tapa negra.-Neruda. Escuché que leer poesía a gente en coma ayuda a que estos despierten-
Contempló la mano del chico que le extendía el libro por unos segundos antes de tomarlo. -Gracias- Una vaga sonrisa cansada se dibujo en su rostro por unos segundos, y pudo jurar que Manuel también sonrió, pero lo disimuló rápidamente.
-Sí, claro. Y también asegúrate de dormir más, weón. Basta y sobra gente enferma-
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Se había pasado los últimos días leyéndole poesía y comentándole lo que pensaba de esta. No podía rendirse…. Ni siquiera al ver el calendario y pensar en cuánto tiempo había pasado ya desde el accidente.
-Neruda es un pibe interesante- jugueteó con las hojas del libro, sentado al lado de la cama donde se encontraba Luciano- No sabía que Manu leyera este tipo de cosas….-. Dejó salir una pequeña risa que se perdió entre el sonido de las maquinas del cuarto. Contempló el rostro del brasilero. No había sonrisa.
Dejó el libro sobre la mesa de noche y tomó una de las manos del muchacho -Oye, Lu… ¿Cuándo vas a despertar?... ¿Es muy interesante eso con lo que sueñas?-El sonido del electrocardiógrafo fue su única respuesta -¿Qué acaso no me extrañas ni un poquito?- Suspiró pesadamente mientras pasaba una mano por el pelo del muchacho.
“¿Qué acaso no sabes cuánto te quiero?” Se sentó al lado de la cama del muchacho, inclinándose sobre este, besando su frente tiernamente, para luego enterrar su cabeza en su pecho y dormir…solo un poco….
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Como es…que nadie está a salvo de esa maldita cosa llamada destino. Y aún las cosas menos comunes, en las situaciones más bizarras, pueden sucederte. En algún punto del circulo vicioso del cual todos somos víctimas. Martín y Luciano habían sido los peones de la naturaleza salvaje del mundo, arrastrados al lado de lo que todo el mundo piensa, y dice, “poco probable” porque no les sucede a ellos.
Tendido en aquella cama del hospital, pudo ver el brillo de una luz en medio de la oscuridad. Atravesó sus parpados, y sus ojos se abrieron, paseándose de un lado a otro para darle sentido a las imágenes borrosas y adaptarse nuevamente a la luz del sol de la mañana.
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-…Martín- el simple sonido de su voz hizo que el argentino abriera los ojos como platos y levantara la cabeza para mirarle. El par de ojos oscuros lo miraban fijamente, aún adormilados, pero ahí estaban. Se encontró helado por un par de segundos, antes de tomar el rostro del brasilero entre sus manos y empezar a besarlo, siendo correspondido inmediatamente. Para Luciano resultaba extraño que le besara como si no lo hubiese hecho en mucho tiempo, pero al demonio con eso.
Al separarse, sus frentes quedaron juntas y las manos del moreno recorrieron suavemente el rostro del rubio, mientras una suave sonrisa se dibujaba en sus labios.
-Oye…¿Cuánto tiempo ha sido?-
-Meses- respondió Martín mientras la sonrisa de Luciano desaparecía para tomarse en una mueca de sorpresa -Muchos meses- Horas, días, quizás una semana…pero no podía creer que hubiese pasado más tiempo. Cerró sus ojos durante un segundo.
“En la oscuridad, por meses.”
Martín enterró su rostro en el pecho del pelinegro, mientras en un susurro se escapaba una mantra de “Perdón”. Sintió sus manos acariciar su pelo.
-No importa,…ni…ni siquiera…recuerdo porque estábamos peleando…- el sonido de una débil risa iluminó la habitación por unos instantes, reviviendo la brillante sonrisa del argentino- Oye, Martín… - Martín no podía creer que la pesadilla hubiese terminado, por fin había terminado…- Oye…yo…yo…-
Luciano dejó de hablar, y él asumió que debía costarle trabajo, después de todo era mejor que no hiciera tanto esfuerzo después de despertar. Estaba a punto de ir a llamar a los médicos para avisar que el moreno ya había despertado, pero sintió un escalofrío recorrer su espalda. Las manos que habían estado acariciando su pelo empezaron a tirar de él, apartándolo con desesperación. Se levantó rápidamente de la cama, encontrándose con el par de ojos oscuros que le miraban con miedo y extrañados.
No. No. No. No otra vez, ya terminó…ya terminó….
Basto una sola pregunta para acabar con su mundo.
-… ¿Quién eres?-
But if you wanna leave, take good care
I hope you make a lot of nice friends out there
But just remember there's a lot of bad and beware
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Soy una muuuy mala personaa D: *shotshotshot*
Edit: Si, aqui terminaa OnO no me mateen >< *corre*