Acabo de ver una de las películas de anime más hermosas desde las de Studio Ghibli, y quiero compartir en unas pocas palabras lo mucho que la he amado; se llama “Ookami Kodomo: Ame to Yuki”, lo que se traduciría como “Los Niños-Lobo: Ame y Yuki”.
Comentario sin spoilers, para empezar.
¿Saben? Cuando voy por la vida quejándome de lo mal encarados que siento a todos los hombres-lobo de Hollywood, lo digo en serio. Me gustan los animales (lo cual no implica que me interese este género llamado “furry”, a eso francamente no lo comprendo) y me gustan las personas (bueno, más que personas, ciertos personajes), pero siempre he sentido atracción por el tema de los híbridos, por la simple curiosidad de imaginar qué clase de vida tendrían este tipo de seres entre nosotros. Quizá por eso me dediqué a escribir sobre mi concepción de los hombres-lobo. Me dediqué a escribir el tipo de historias que yo quería leer, y a buscar películas de hombres-lobo que me gustaría ver, sin encontrar ninguna.
Hasta que tropecé con Ookami Kodomo. Es justo el tipo de historia que estaba buscando. Si bien me gusta la acción y la comedia, los buenos romances y el “slice of life”, como se le llama, no rechazo una historia dramática (excepto si ésta rebalsa los límites de lo emo y depresivo, drama no es depresión y desesperanza total). Esta película me ha ganado de principio a fin. Los japoneses tienen una forma muy particular de tratar el romance y al amor en sus películas y/o animaciones (para ellos está mal visto que una pareja se bese en la calle, por ejemplo, y son muy reservados en todo lo relativo al romance), pero me sorprendió el tratamiento que le dieron a esta historia. Muchas cosas son implícitas, pero son tan bellas que cuando las descubres, te hacen emocionar mucho.
He aquí el trailer, para que la vayan conociendo, y
en este enlace, más info de la Wiki (en inglés, en español no lo encuentro):
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¿De qué va la película, así muy brevemente? De una jovencísima madre que, al perder a su pareja en una circunstancia muy particular (él era un hombre-lobo, uno de los últimos hombres-lobo del Japón) tiene que seguir adelante y criar sola a sus dos pequeños hijos, los cuales portan la herencia de su padre y enfrentan la difícil etapa de crecer en el mundo humano sin saber muy bien a cuál de las dos esferas pertenecer. Puede parecer que es la misma historia de siempre, o la misma que se ha contado en diferentes contextos, pero déjenme decirles que no es así.
Ahora sí, comentario con spoilers a cosporro.
Probablemente, nada de lo que yo diga pueda expresar lo hermosa que me ha parecido esta película. La animación es muy flojita y sencilla, la música también; pero los escenarios están tan bien recreados y todo tiene un airecito tan cotidiano que es imposible no sentirse atrapado. La historia, como ya dije, es muy simple, pero hay tantos sentimientos que no he parado de lloriquear, como una pobre tonta. El hombre-lobo no muere siendo un héroe, muere en la más pelotuda de las circunstancias y su mamá tampoco era una gran heroína; es una chica sencilla que estudiaba en la universidad, y encontró un hombre bueno con el qué compartir su vida. No hay gran acción, sólo escenas un poco vertiginosas y muchos sentimientos. Él trabajaba para una compañía de mudanzas, y ella se ocupaba de la casa. Salieron un tiempo, se enamoraron...
Y él le mostró su secreto. No hubo ningún histeriqueo emo de por medio, él le dijo la verdad, que podía convertirse en un lobo gris de lomo negro. Ella lo acepta de buen grado, aunque está muy sorprendida, y de ahí en más, deciden formar una familia juntos, tener un sitio al cual llamar hogar. Tiempos difíciles caen sobre la pareja, y nace su primera hija, Yuki (llamada así porque nació un día de nieve) y un año después, llega Ame, el varoncito (bautizado por un día de lluvia). Comprender los motivos por los que su papá muere, pocos días después del nacimiento de Ame, es realmente destructivo. Me hizo llorar como una magdalena, nivel “escena del demoníaca de Simba intentando revivir a Mufasa en el cañón, tras la estampida de ñus”. No hay música desgarradora ni suceden cosas que te pongan al borde de la silla, pero entenderlo todo es un puñetazo al estómago.
Hana, la madre de los pequeños, debe enfrentarse a la difícil situación de que sus ahorros son muy pocos, y sus niños no son humanos. No sabe cómo criarlos. No sabe si educarlos para que sean lobos, o reprimirlos para que sean humanos. Sólo sabe que los ama con todo su corazón, que perder a su padre le duele muchísimo, y que ella tiene que sacarlos adelante. Si hablamos de un buen personaje femenino, Hana se lleva todos los laureles por ser una muchacha de hierro; sí, puede ser un poco estereotipada como la criatura dulce, la buena cocinera, la señora de su casa, pero su voluntad y su perseverancia, el amor por sus hijos y el deseo que siente de lograr que vivan lo mejor posible en el mundo que ellos elijan, me ha ganado por completo.
No voy a contarles toda la película, pero sí que recomiendo mucho verla. Hay situaciones muy jocosas, situaciones que hacen llorar a lágrima viva, situaciones que te hacen desesperar de la angustia... es un poco de todo. Supongo que, también, TE TIENEN QUE GUSTAR este tipo de historias para que las encuentres tan hermosas como yo la siento, pero una recomendación siempre vale la pena. Y puedo decir, con mucho orgullo, que he encontrado una historia sobre hombres-lobo como las que me gusta escribir, como las que me gustaría encontrar para leer, y como las que me gustaría ver en forma de película de la factoría Hollywoodense.
Señores de los Grandes Estudios: los monstruos siempre serán monstruos y lo entiendo; los monstruos que arrancan entrañas, desparraman sangre y roban vidas son los que venden en la taquilla. Pero esta servidora tiene un lado muuuuy flaco por estos “monstruos” de sangre caliente, y quiere pensar en ellos como seres nobles, capaces de amar, que buscan vivir en paz y se aceptan a sí mismos como son.
Ojalá siga encontrando producciones como éstas, de su propia especie.
Que sigan bien, journaleros. Melisa out.