Parte 1

Jan 02, 2014 23:39


UNO;
Número de palabras: 1218
El cuerpo entumecido de Kyungsoo recobró vida, sus ojos se abrieron lentamente para dar con el techo de aquella fría habitación de hospital.
Un momento… ¿qué acababa de pasar? ¿Por qué estaba allí? ¿Por qué le dolía el cuerpo y sentía gran pesar al tratar de moverse y de hablar?
Muchas preguntas inundaron su cabeza, aún ofuscada y no totalmente consciente; luego de un rato sin moverse se dio cuenta de la mascarilla de oxigeno que cubría la mitad de su rostro, de los tubos que conectaban sus venas con una bolsa de suero, de la gran máquina que llevaba el ritmo de los latidos de su corazón, algo le había pasado, algo malo.
En un intento por moverse, Kyungsoo se levantó de golpe de la camilla, jalando con él todos las conexiones que tenia con las maquinas que lo rodeaban.
-¡Ha despertado, llamen al  doctor! Por favor, joven, cálmese y vuélvase a recostar -dijo alzando la voz una enfermera al entrar a la habitación.
Kyungsoo volvió a recostarse, no porque la enfermera se lo pidiera, si no porque aún no estaba del todo bien, la sola acción de tratar de levantarse lo había dejado agotado.
La enfermera se aseguró de que se volviera a recostar y de que todos los tubos y aparatos estén en su lugar para luego llamar al doctor y a las otras enfermeras, Kyungsoo solo observaba como todos parecían sorprendidos con el hecho de que él despertara; lo último que vio antes de quedarse profundamente dormido fue como una enfermera inyectaba un liquido en la vía que ingresaba fluidos hacia su sangre.



Abrió los ojos, otra vez la misma habitación, pero esta vez alguien estaba de pie a su lado, era el mismo doctor de hace un rato.
-Do... doc... -balbuceó Kyungsoo.
-Calma, Kyungsoo -dijo el doctor con una triste sonrisa, para luego continuar-: Por fin despertaste.
-¿Por fin? -Kyungsoo pudo articular sus primeras palabras.
-Sí, llevabas dos meses y cinco días en estado de coma; es un milagro.
En estado de coma… Otra vez todo se volvió confuso pero a la vez cobró sentido, imágenes borrosas regresaron de golpe, ruido de vidrios rompiéndose, la inmensa sensación de dolor y Suho.
-¡Suho! ¿Dónde está Suho? Debe de estar por aquí, ¿cierto? Llámelo por favor -dijo Kyungsoo con desesperación y volvió a tratar de levantarse.
-Kyungsoo, Kyungsoo, tranquilízate. -La expresión del doctor no era buena. Algo malo había pasado.
-Llame a Suho, debe de estar por aquí, ¿no? Dígale que ya desperté. Él está bien, ¿no, doctor? -repetía una y otra vez Kyungsoo, hasta que el doctor no soportó más la insistencia de su paciente y pronunció esas palabras que hicieron que Kyungsoo deseara nunca haber despertado.
-Kyungsoo, Suho murió el día del accidente.



Dolor, mucho dolor fue lo único que recuerda haber sentido Kyungsoo en ese momento, en el momento que el doctor le dio la noticia de la muerte de su único hermano.
Ya no importaban los golpes ni las heridas por sanar; esto era demasiado para el débil cuerpo de Kyungsoo, de pronto vino un bloqueo mental para culminar con un flashback de lo que pasó esa última noche.

-¿Aló? -contestó Suho mientras esperaba que cambie la luz roja.
-¿Suho, ya vienes? Te estamos esperando. Mamá y papá están impacientes por verte  -dijo Kyungsoo al otro lado de la línea.
-Ya estoy a una cuadra -respondió y colgó.
Suho entro al restaurante, vestido con un impecable traje gris, típico de él. Mamá y papa se levantaron de sus asientos, como si de alguien famoso se tratase.
-Mi amor, por fin estás aquí -decía entre sollozos mamá mientras estrujaba a Suho en sus brazos, papá se unió al abrazo tratando de contener el llanto, mientras Kyungsoo solo observaba desde un costado la conmovedora escena.
-¡Hey, ven aquí! ¿O acaso no me extrañaste? -Suho, el orgullo de la familia, le dijo a su hermano menor.
Suho era uno de los médicos más reconocidos del país, había estado en Suiza durante un año realizando estudios con colegas de la ciudad de Berna; sus papás adoraban a su hijo mayor, y con mucha más razón ya que ellos eran los dueños de la clínica más grande de Seúl.
Intentaron que Kyungsoo siga los pasos de su hermano pero no pudieron frenar los sueños del menor por convertirse en chef. Sí, un simple chef, decisión que hizo miserables los días de Kyungsoo.
-¿Qué tal todo por Suiza? -preguntó curioso papá.
-Todo bien, todo bien -respondía Suho a todas las abrumadoras preguntas de sus padres-. ¿Y cómo estás, Kyungsoo? -cuestionó cambiando de tema.
Kyungsoo aun distraído con el diseño de las paredes tapizadas del elegante restaurante respondió "Se podría decir que bien..."
-¿Cómo te va con Krystal?
-Bien, llevamos viviendo juntos un mes.
-Genial -exclamó Suho mientras codeaba a su hermano menor como solía hacerlo cuando eran niños.
-Hijo, háblanos de ti, que la vida de tu hermano no es tan interesante que digamos -dijo mamá con ese típico gesto de desagrado en los labios.
Algo de todos los días era escuchar ese tipo de comentarios por parte de sus padres. De un momento a otro Kyungsoo tomó interés por la copa de vino que acompañaba su cena.
"Suho, no podíamos estar más orgullosos de ti" "Eres el mejor" "No entendemos como tu hermano no pudo ser como tú" Una y otra vez, frase tras frase, una más hiriente que la anterior, mientras Kyungsoo se acababa por si solo la botella de vino que les correspondía a su mesa.
-¿Y cómo vas con tu trabajo? -Suho volvió a dirigirse a Kyungsoo.
Kyungsoo ya sintiendo los efectos del alcohol que había ingerido trato de fijar la mirada en su hermano, y cuando estaba a punto de articular una respuesta, su papá interrumpió.
-Es un miserable chef, Suho. ¡Un chef!  -dijo mientras reía irónicamente-. ¿Que nos puede contar? ¿Lo maravilloso que le quedó el Cordon Blue? -concluyó estallando en risas.
Kyungsoo golpeó la mesa con los puños cerrados y se paró intempestivamente, harto de ser humillado.
-Me largo -dijo sacando las llaves del auto de sus bolsillos. Suho corrió detrás de él.
-¿A dónde te vas, mi amor? Deja que se vaya si no está cómodo -gritaba mamá sin pararse de la mesa.
-Está ebrio, mamá. No puede conducir en ese estado.
-Ni se te ocurra subirte a ese auto -dijo papá tratando de alcanzar a Suho, pero ya era muy tarde; Suho ya iba a ir de copiloto en el auto de Kyungsoo.

-Kyungsoo, frena por favor, vayamos a casa -repetía una y otra vez Suho, a lo que su hermano parecía no escuchar y aumentaba cada vez más la velocidad.
Seúl experimentaba una extraña lluvia para esa noche de octubre, los frenos del auto no pudieron detener lo inevitable.



Otro día común y corriente en la rutina de Kai, mientras verificaba su lista, solo quedaba un nombre pendiente: Do Kyungsoo.
Cerró los ojos y apareció frente a un auto hecho añicos, había dos víctimas, las dos aún estaban con vida.
Un rostro pálido y cubierto de sangre llamó su atención, era un rostro extrañamente familiar, Kai se desconcentró e hizo que cambie el curso del destino, uno de ellos dos moriría esa noche, y no fue quien figuraba en su lista.



Prólogo                 Dos

kaisoo

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