NDUA Capítulo 3

Jan 30, 2011 17:20

 Hola después de otro ratito vengo con el tercer capítulo ya corregido, me sorprende que antes dejara pasaar tantas faltas de ortografía, puede que todavía exista una por ahí, pero no lo creo. en fin espero y les guste


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-Moyashi, podrías recordarme como acabe jugando cartas contigo- hablo el oriental mientras una venita en sus sien palpitaba, al ver que nuevamente perdía contra el garbanzo blanco.

Para su desesperación, el joven solo le sonrío e ignorando su pregunta.

- ¿Otra partida? - pregunto inocentemente, pero al ver la cara de enfado del japonés dijo-Tal vez tengas más suerte esta vez y recuperes algo de tu ropa.

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-Quieres jugar-

-Porque tendría que hacerlo- le había respondido despectivamente.

-Si no sabes, no te culpo es un juego muy difícil para gente de pocas luces- la burla en su voz no pasaba desapercibida ni para un sordo y fue más que suficiente para provocar su gran orgullo. Arrimo una pequeña mesa que estaba para las bebidas y se sentó en el camastro de al lado.

-Reparte- había mandado y eso fue su gran equivocación.>>

“Malditas provocaciones, no puede ser que caiga tan fácil” pensó irritado mientras veía como el chico repartía las cartas.

Suspiro y estiro la mano para agarrar su mazo pero la mano del otro lo detuvo.

-Todavía no me pagas la ronda pasada- “Maldito chiquillo” volteo a verse, ya solo le quedaba el traje de baño y la liga del pelo, por lo que se lo desato, dejando que su larga cabellera cayera por su espalda y luego se la entrego, un sonriente albino quito la mano y le entrego su mazo.

Como no se podía jugar sin apostar, y como no tenían dinero lo más efectivo fue apostar de a prenda, para su desgracia el chico ya tenía en su poder: su Playera, la camiseta, sus sandalias que fueron 2 rondas diferentes, las 2 pulseras una de su tobillo y la otra de la mano, también su arete y sus bermudas.

Tenían tiempo jugando, por lo que ya no tenía mucho para quitarle, al albino le intrigaba serenamente el tatuaje en el pecho del mayor, así que empezó a sacarle platica. De pronto cayó en cuenta en el ruido a su alrededor, al parecer mucha gente se divertía ya habían vuelto a llenar la piscina por fin podría nadar un rato antes de irse al mar, sonrío abiertamente.

-Usted ya conocía este hotel-

No tuvo respuesta, al parecer estaba barajando todas sus posibilidades por lo que no le respondería, se dispuso a ver a su alrededor, había una actividad, al parecer eran vencidas, nadie podía ganarle al tipo moreno.

La mirada de su acompañante estaba muy clavada al frente que era donde se llevaba una estúpida actividad, al parecer era más entretenido que su juego, y por razones que aun no comprendía no soporto mas el silencio y hablo.

-Cambio estas tres- dijo mientras colocaba dichas cartas en la mesa.

-Yo solo cambio sólo dos- había hablado rápidamente, para después repartir nuevamente las cartas.

Una sonrisa no pudo esconderse en los labios del oriental, por fin le ganaría al mocoso peliblanco, volteó sus cartas para que quedaran a la vista.

-Quintilla a los 9´s- su tono era triunfal, pero había algo que no encajaba el chico no se veía decepcionado, al contrario parecía ¿alegre?

-Muy buena jugada Samurái, pero…-bajo sus cartas dejando pasmado al japonés- No fue lo suficiente “Escalera Real”- dijo mientras una gran sonrisa aparecía en sus labios.

-Como demonios…-alzo la voz enojado pero fue interrumpido por un grito más potente.

- ¡Oye tu el de blanco!-el grito venia a sus espaldas, y por lo dicho se referían al maldito moyashi.

- ¡Yo Sokaro te reto, tu y yo en vencidas! - Volteo de reojo y miro a un hombre moreno muy grande que le gritaba a todo pulmón a su acompañante - ¡Si yo gano me prestaras a tu chica por todo el día, y si tu ganas pídeme lo que quieras!- para sorpresa del oriental el hombre pudo gritar aun más fuerte pero se le hacía raro ya que no había una chica cerca.
-¿De qué te ríes?-exclamó molesto porque desde que el tipo le había gritado el albino había soltado la carcajada.

-Es que, es realmente gracioso, el tipo Sokaro cree que eres una chica- y sin más se volvió a reír.

-Te parece fácil ven si te atreves- el moreno malinterpreto la risa del albino.

-Está bien, acepto el reto- dijo con una sonrisa mientras se levantaba del camastro, al pasar a un lado del japonés le susurro- después de todo no quiero que se lleven a mi chica- luego volvió a soltar la carcajada.

Era definitivo, el garbanzo blanco no salía vivo de esa, pensó lleno de coraje el japonés.

Volteo para partirle el rostro, pero el chico ya estaba algo lejos en la mesa donde se hacían los juegos. Se dirigió despacio hasta el lugar, sería entretenido ver como destrozaban al estúpido moyashi.

El animador tomo las manos de ambos competidores, justo al centro y comenzó a dar las instrucciones.

-Esto es fácil, el primero en tocar la mesa con todo el brazo pierde, así que empiecen- y sin más retiro su mano y dejo a los competidores jugar.

Para sorpresa de todos, ambos brazos no se habían movido ni un centímetro, seguían en el centro.

-Creo que es mejor que se rinda, de lo contrario será muy doloroso- dijo con voz calmada el peliblanco a su contrincante.

- ¡Cállate!, te destrozare- hablo el moreno apretando los dientes, mientras ponía más presión en su brazo, pero para su desgracia seguía sin moverse, todos estaban impactados, Sokaro un luchador profesional y fisicoculturista uno de los mejores no podía contra un niñito que nadie reconocía.

-Usted así lo quiso- con lo que pareció un mínimo esfuerzo movió su mano, haciendo para atrás un poco a la del moreno.

-No te será tan fácil- volvió a gritar el luchador mientras aplicaba más fuerza aun.

-Yo que quería ser amable- soltó un suspiro y como si jugara con un niño torció el brazo del moreno haciéndolo chocar estrepitosamente con la mesa- Creo que perdió señor Sokaro, ahora con su permiso- se levanto de la mesa dejando a todos en shock.

Empezó a caminar entre la multitud y ahí vio al oriental, se detuvo frente a él

-O samurái, casi lo olvido aun no me ha pagado la última jugada- Eso fue suficiente para despertar al japonés de su impresión.

-Como ya no tienes prendas, te propongo algo, vayamos a nadara al mar, unas carreras para entretenernos un rato, ¿qué le parece la idea?

-Como si me pudiera negar- dijo de mala gana el samurái ya que no tenía como pagar y ese sería el pago.

-Es muy aburrido venir de vacaciones y pasársela solo, lo mejor es relajarse en compañía- siguió hablando tranquilamente el albino mientras iba a los camastros para recoger su baraja.

-Entonces ¿por qué no trajo a alguien para distraerse? - se esforzó en que su voz pareciera interesada pero no funciono del todo, sin embargo el albino no se vio afectado.

-Aun no lo sé- fue un leve susurro frío y distante, que inmediatamente fue suplantado por una sonrisa- Encarguémosle nuestras cosas en paquetería para ir al mar a nadar.

Y así los dos jóvenes se la pasaron todo el día juntos disfrutando de sus vacaciones, para sorpresa de ambos fueron igualmente placenteros los siguientes cuatro días que pasaron juntos.

La sexta noche que pasaban en aquel magnifico hotel, ambos se encontraban cenando en un agradable silencio, se les había hecho la costumbre de compartir la mesa, después de todo ambos estaban solos.

-Les tomo su orden- en cuanto llegaron a su lugar les tomaron la orden.

-Lo de siempre Lenalee- contesto cortésmente el Albino.

-Y a usted- dijo mirando a Kanda.

-También lo de siempre- respondió sin mirar siquiera a la chica.

-Enseguida se los trigo- la china estaba más que encantada con sus jóvenes clientes ya que normalmente las personas que frecuentaban ese hotel solían ser más adultas puesto que el precio era bastante elevado.

-Me la he pasado muy bien estos días- expresó sinceramente el albino- Y yo que creía que no podría relajarme con nada- mencionó mientras se estiraba cómodamente en la silla.

- ¿Se puede estar más?, no lo parece- dijo con burla el japonés mientras el otro ponía mala cara.

No había duda, esas vacaciones eran las mejores de su vida, nunca había conocido a alguien como al chico japonés, curiosamente a pesar de las discusiones que seguido tenían ambos se complementaban de maravilla. Cada día que había pasado se levantaba emocionado con la idea de volverlo a ver, ya en ese momento no podía negarlo, estaba enamorado de ese samurái orgulloso.

Encerrado en su propio mundo el albino no se enteraba de que su acompañante pensaba exactamente lo mismo o algo similar
Como era posible que le atrajera tanto el pequeño albino, sin duda era lo que muchos decían cursimente “un amor de verano” pero quien no se resistía ante aquel joven, era todo un deleite a la vista y para ojos ajenos parecía muy sincero, pero él podía ver atreves de eso, el chico estaba lleno de secretos y eso para él era una atracción inevitable puesto que quería revelar todos y cada uno de los secretos.

Llegó la comida y ambos cenaron en silencio, hasta que fue interrumpido nuevamente por la mesera.

-Chicos, les mandaron esto- colocó una botella Ströh 80, junto con dos vasos- Que la disfruten.

El joven albino destapo la botella con curiosidad y la sirvió en ambos vasos.

-Tú conoces esto- señalo el japonés la botella algo desconfiado.

-No había escuchado nunca antes el Ströh-murmuro sinceramente ya que si había alguien que conociera de bebidas alcohólicas era él por culpa de su representante pero no había llegado a escuchar dicha marca.-No parece muy fuerte, tiene un nombre curioso, suena suave-

-Coincido contigo- el samurái tomo su vaso y examino el contenido.

- ¿Brindamos? - propuso el albino también tomando su vaso.

- ¿Por qué?-

-Por estas maravillosas vacaciones-alzó su vaso hasta quedar en medio de la mesa.

-Por estas vacaciones- dijo el japonés mientras chocaba su vaso con el del albino.

Ambos se tomaron el primer vaso rápidamente, y para su sorpresa era fuerte, muy fuerte.

Después de unas horas la botella yacía vacía en la mesa y ellos apoyándose entre si iban de camino a su cuarto.

-En que cuarto te hoshh..pedas- Kanda intentaba no caerse por lo que iba sosteniendo al albino.

-Lo único que she es que eshta en el quintuuo piso- respondió el albino también aferrado a su acompañante.

-Eshe siempre había sido mi cuarto- sus pies no respondieron como había mandado y se tropezó arrastrando con él a Allen.

-Pero creo que te podría perdonar- medio recobró la capacidad del habla, pero su mente seguía lo bastante alcoholizada.

Empezó a acariciar una mejilla del peliblanco, quien tenía un sonrojo debido al alcohol-

-Y como podrías perdonarme- para sorpresa del oriental el albino sono realmente sensual, eso hizo que sus sentidos se pusieran a flor de piel.

-No lo sé, ahora mismo no recuerdo mucho como era la habitación tal vez me ayudarías a recobrar mi memoria- una sonrisa surco por sus labios al ver como el otro asentía y se levantaba no sin cierta dificultad.

-Vamos- la voz del menor hacía estragos con su cuerpo, tomó su mano y una vez que estuvo a la altura del peliblanco comenzó a caminar.

En cuanto llegaron al pasillo que daba lugar a la enorme suite se apresuraron a la puerta y el japonés no pudo contenerse más.

-Sabes algo- dijo el samurái- me gustas mucho-y sin más lo arrincono en la puerta y lo beso como si su vida dependiera de ello, y para su sorpresa el chico le correspondía de la misma forma.

No le dio tiempo para contestar, ya que en cuanto se separaban para tomar aire, casi de inmediato volvía a tomar sus labios, que era como droga para su ser.

Entre caricias y besos lo llevo hasta la enorme cama del cuarto, empezó a sacarle la camisa mientras pasaba sus fríos dedos por la piel blanquecina del chico.

-Espera un poco- dijo tartamudeando el chico cuando un poco de claridad se poso en su alcoholizada mente.

- ¿Por qué? ¿ qué pasa? - ambas miradas se conectaron dejando al descubierto la lujuria en los ojos negros.

-Es que yo…- un sonrojo fuertísimo se apodero de su cara, ya que no estaba prepara do para decir aquellas palabras y menos ante la profunda mirada del samurái- nunca he estado así con alguien- su voz se ahogaba mientras eran pronunciadas aquellas palabras, justo cuando las termino cerro fuertemente sus ojos, sabía que se burlaría.

El japonés no cabía en sí de su sorpresa y dicha, sería el primero en poseer a el hermoso albino, sin lugar a dudas eso era un fuerte crecimiento a su orgullo y arrogancia. Tomó el rostro del albino hasta que quedaron cara a cara, pero él aun tenía los ojos cerrados y las mejillas sonrosadas dándole un aspecto realmente apetecible. Sus labios estaban ligeramente hinchados por los anteriores besos al igual que su respiración era desigual, nunca creyó ver una imagen tan sensual e inocente en partes iguales, sintió un jalón en su entrepierna al parecer esto iba a terminar un poco rápido si seguía así por lo que sin más contemplaciones lo beso.

Sorprendido por las acciones de su acompañante abrió los ojos, pero de inmediato se perdió en el placer de aquel contacto y sin darse cuenta cerro nuevamente los ojos pero esta vez más suavemente.

El oriental termino de quitarle la camisa, para bajar poco a poco con besos, carisias y suaves mordidas por todo el torso del Ingles, sacando pequeños y hermosos sonidos del chico bajo su ser.
Subió una y otra vez explorando, memorizando cada parte de aquel exquisito manjar. Después de un tiempo decidió que quería probar mas así que desabrocho el botón de las bermudas del joven y se las sacó dejándolo solo en su calzoncillos, y sonrió orgulloso al ver el efecto de sus carisias en la entrepierna del chico, con cuidado poso su mano justo encima de su miembro haciendo que el menor gimiera mas audiblemente, su sonrisa se intensifico. Poco a poco movió su mano dándole una deliciosa tortura a su acompañante, después de hacerlo “sufrir” un poco más retiro la molesta tela para deleitar su vista con el cuerpo del joven, solo una palabra describiría lo que veía el maldito hombre era perfecto, desde la blancura de su piel e incluso el tatuaje en su brazo(1).

Bajo y empezó a besar sus piernas mientras las acariciaba, iba subiendo a paso lento disfrutando como el cuerpo de su moyashi temblaba ante su toque y como inconscientemente pedía por mas, estaba llegando muy cerca del miembro del joven, empezó a besar la suave piel de adentro de sus piernas cuando sintió un jalón en su cabello. Volteo la mirada y vio que era la mano del chico, que después con ambas lo arrastro hasta arriba y lo beso, se sorprendió por la iniciativa del joven pero poco le importó, ya que el chico estaba cooperando y mucho, poco a poco le quito la camisa mientras unas temblorosas manos recorrían su abdomen sin duda el chiquillo estaba nervioso, las manos del albino llegaron hasta el short que traía puesto y fue donde se detuvo, dudando si hacerlo o no, desesperado por la falta de caricias y la indecisión del joven tomo la mano entre la suya y juntos arrancaron la única ropa que le quedaba al japonés.

Miro al chico estaba muy sonrojado, tanto por la excitación, el licor y también por la situación, estaba paralizado por lo que lo beso, no tardo mucho en que le siguiera el juego , ambos acariciándose y besándose, cada cosa que hacía, el chico la repetía era sin duda excitante saberse el maestro del joven.

Dio un respingo cuando la mano del joven rodeo todo su ser, entre las carisias el chico había estado evitando esa parte en particular, sus pensamientos se perdieron cuando suavemente sintió moverse la mano del Ingles, sin duda muy hábil.

Sin contenerse y olvidándose de resistencias empezó a gemir, y se corrigió mentalmente el chico era un genio asiendo pajas. De pronto el movimiento se detuvo, gruño en desacuerdo y abrió los ojos (no se había dado cuenta cuando los había cerrado) se encontró con la mirada plateada y una gran sonrisa de parte del chico.

Este se acerco a él hasta que llego a su oído.

-Te gusta- ronroneó sensualmente y a él le parecieron las palabras más excitantes que había escuchado, sintió que había despertado algo en aquel “inocente niño” - ¿Quieres más? - ese tono de voz era enloquecedor, sin duda si seguía así se correría con solo escuchar al chico, maldijo interiormente eso sería sin duda vergonzoso.

Pero para su suerte no volvió a hablar, el chico paso sus brazos alrededor de su cuello y junto sus cuerpos haciendo rozar sus erecciones, haciendo que el japonés gimiera más alto y el chico sonriera más.

El chico paso sus labios por la mejilla del japonés y estaba por juntar sus labios cuando se hizo hacia atrás y le dio un suave suspiro que choco en los labios del japonés, para luego besar su clavícula y seguir un camino.

-No que nunca habías estado con nadie- mencionó el mayor en parte complacido por la actitud del joven y en parte ¿dolido?... No, era más bien decepcionado ya que a fin de cuentas no tendría ese preciado premio.

-Quien a dicho lo contrario- ronroneó regresando hacia su oído - Solo estoy haciendo lo que más me gusto, y dejando volar un poco la imaginación- volvió a suspirar ante su oído haciendo erizar todos los cabellos de su nuca de puro placer-

-No me pareces un principian…- Ahogo un gemido, el maldito crio lo había agarrado desprevenido-… te

-Digamos que aprendo rápido- y sin mas movió sus manos por toda le extensión del mayor haciéndolo jadear y pedir por más, mientras que con sus boca seguía degustando del pecho del japonés. El albino bajo hasta estar frente a su masculinidad, soltó un suspiro justo en la punta haciendo que el otro se estremeciera de pies a cabeza, no lo soporto mas, tomó al Ingles y lo recostó nuevamente.

-Pero que haces- pregunto el menor al ver el cambio abrupto de papeles, le había tomado todo su coraje invertirlos.

-Voy a joderte delicioso moyashi- hablo con voz ronca llena de lujuria, la cara del mocoso no tenía precio, el terror ante esa clara declaración- Tranquilo- ronroneó a su oído para que se tranquilizara ya que se había tensado por completo.

Empezó a besarlo y poco a poco fue relajándose, cuando no había más señal de tensión llevó tres de sus dedos a la boca del menor.

-Ensalívalos- ordeno ante la atenta mirada del menor, este obedeció sin rechistar, sonrío de medio lado para después subir y besarlo nuevamente.

Mientras lo besaba su mano se fue hacia el sur del chico llegando a su entrada, incrusto un dedo y joven se tenso por completo.

-Tranquilízate, no te va a doler, voy a tener cuidado- su voz era conciliadora y sobre todo cargada de sentimiento, cosa que se le hizo extraña hasta a él mismo.

Olvidándose de esos pensamientos, lo volvió a besar y con su mano libre empezó a acariciar la erección del menor logrando su cometido, relajarlo por completo.

Empezó a mover su dedo dentro del menor, sin lugar a dudas era muy estrecho lo que significada que no le había mentido, metió un segundo dedo y el chico sí lo noto, pero se tranquilizo de inmediato y empezó a acariciarle haciendo que perdiera un poco su concentración, después de unos momentos incrusto el tercero el chico soltó un quejido y cuando los empezó a mover ahogo su dolor besándolo profundamente.

El chico había estado acariciándolo y si seguía así terminaría antes de poseerlo, por lo que se separo un poco y lo miro a los ojos para después sacar sus dedos, lo vio tragar fuerte.

-Agárrate de mi, puede que te duela un poco- sin dudarlo un momento el chico lo tomo con sus brazos y oculto su cara en su hombro.

Sin más señales empezó a penetrarlo lentamente, el chico se tenso un poco por lo que paro y tomo la cara del menor y lo beso para tranquilizarlo, mientras lo besaba iba penetrándolo lentamente, hasta que estuvo totalmente dentro, se quedo quieto por un momento, la calidez y estreches del albino era increíble sentía que si se movía un poco se correría por lo que espero dándole tiempo a acostumbrarse. El chico lo abrazo y lo volvió a besar par luego hablar en un susurro.

-Muévete- su voz sonó ahogada y muy forzada por la intrusión en su cuerpo.

No respondió con palabras, simplemente se empezó a mover, el chico parecía dolerle ya que pequeños quejiditos salían de sus labios pero luego se convirtieron en gemidos de placer puro, ambos estaban perdidos en el placer ambos encontraron un ritmo perfecto en el que sus caderas se movían y sus labios se perdían en los del otro, pronto el japonés se acordó de la propia erección del joven y decidió atenderla, se sincronizo con el ritmo de sus embestidas y pronto ambos sólo eran palabras incoherentes llenas de placer.

Sintió al chico tensarse y supo lo que pasaría, el chico se vino primero entre ambos cuerpos y los espasmos del cuerpo hicieron que el mismo se viniera mientras le susurraba al oído un leve -te quiero-quedando ambos en un estado de éxtasis, se acostaron de lado esperando a que pasaran los efectos de su orgasmo.

-Eso fue increíble- dijo en un susurro el chico, mientras el mayor salía lentamente de él.

-Así lo creo fue único- dijo mientras se sentaba y con la mirada buscaba su ropa, cuando se iba a levantar sintió que tomaban su brazo se giro y vio aquellos ojos grises.

-Por favor quédate- simplemente no podía decirle que no, se volvió a recostar acomodándose y al final termino abrazando por la espalda al albino.

El sueño le estaba venciendo sin duda fue un día de mucha actividad.

-Te puedo preguntar algo- susurro el albino mientras acariciaba su mano

-mmmm- fue su única contestación.

-Lo que dijiste al final era verdad- dijo tímidamente el joven.

-Si - contesto rápido, se moría de sueño y ni recordaba bien que había dicho en su momento de culminación, cerró los ojos mientras el sueño se adueñaba de él.

-Yo creo que también siento lo mismo- dijo en un susurro el chico sin saber que su acompañante ya estaba dormido.

Después de un rato también cayo dormido, y así los dos tranquilamente quedaron abrazados.

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(1) En esta parte quiero hacer una pequeña aclaración, el brazos de Allen se ve normal solo tiene un tatuaje, el que aparece en la serie cuando su inocencia evoluciona termina con la línea un poco difuminada, bueno creo que eso lo explicare en algún otro capítulo cuando la historia avance más.

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