Despertar...

Oct 22, 2006 16:41



Bienvenido, viajero, a mi querido hogar. No tienes nada que temer... bueno, puede que sí; pero depende de ti - dijo una voz no carente de simpatía - ¿qué te trae por aquí?
¿En serio? Pues has llegado muy lejos - dijo la voz profundamente sorprendida - me alegra verte, no suelo recibir visitas y, cada vez, salgo menos de mi palacio...
Oh, bueno... no tengo razones para ello. Me siento bien aquí, al fin y al cabo lo he hecho a medida - rió de forma triste - y fuera no hay nada que despierte mi interés.
Cada muro que ves de esta complicada edificación lo levanté como una barrera contra el mundo. Es mi bastión y es difícilmente expugnable. Apenas has entrado en los límites exteriores y ya te ha costado años, ¿verdad? Tranquilo, buen hombre, has llegado más lejos que la gran mayoría, no te quería quitar tus méritos, claro.
Sí, así es. Me alegra ver que lo entiendes.
Jajaja, sí, es posible que tengas razón; si me agradan las visitas quizás debiera facilitar la llegada a mi santuario y poner cómodos sillones frente a una mesa en una cálida sala al calor de una chimenea y en la que magníficas obras de arte ilustrarían las paredes y decorarían los recovecos. Sí, es posible. Pero se te ha ocurrido pensar que quien llega hasta aquí ya ha mostrado más que cualquier otro. Cada persona que llega aquí es un individuo que, por unas razones o por otras, merece mi atención y...
No se suele interrumpir a una persona cuando habla, mi señor - pausa hastiada - y además aprovecho esa falta de educación y de cortesía en vuestro trato para responder a su pregunta: no importa que sea una buena persona o una mala persona, no importa su mayor o menor educación, su etnia ni su sexo, importa su voluntad de exploración, sus ganas de llegar aquí que le han permitido atravesar mi laberíntico reino. Sin esas ganas... tú mismo no tendrías el más mínimo valor aquí.
Sí, tienes razón, tampoco ha sido demasiado cortés por mi parte, con la sana diferencia de que yo me he limitado a exponerte el funcionamiento de las cosas por estos lares. ¿Es realmente eso una descortesía? ¿Es realmente prepotencia que el virtuoso reconozca su virtud o el inteligente su inteligencia? No creo que nada de eso tenga una respuesta afirmativa... sois vosotros los que desvirtuáis la capacidad ajena por pura envidia. Preferís que el virtuoso no admita su virtud por que os hace sentir mal a vosotros, ¿verdad? Sí, así funcionáis. No tienes nada ma´s que tu voluntad... no creo que merezcas más tiempo que el que te he dado...
Despierta...


relatos, friki

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