Jul 14, 2010 00:59
Dicen que cuanto más inviertas, mayores serán los beneficios; y que si inviertes con cabeza, quizá te sorprenda el resultado
Eso dicen pero, ¿quienes?, ¿los economistas?. No lo sé. Igual con el dinero la teoría es correcta, pero cuando inviertes el alma entera, los resultados son impredecibles. Y lo peor es que, en este caso, la cabeza no funciona correctamente, porque en ella está el corazón. En situaciones de sufrimiento extremo es muy difícil pensar con claridad. Cuando no hay un sólo día de paz, cuando los nervios te comen el estómago y no te tienes en pie... ¿quién puede razonar?. Tensión, incertidumbre, dolor, miedo... son una compañía muy desagradable.
Aún así, en este estado penoso -si eres lo suficientemente inteligente- hay momentos en los que puedes ser capaz de ver las cosas claras, lo que no significa que sean buenas. Si la situación es mala, lo único que se puede hacer es intentar no elucubrar. La soledad no ayuda.
Que algo tan sencillo como decir "te quiero" nos esté prohibido a algunas personas, me resulta tan triste como irónico. Son dos palabras únicas cuya verdad sólo saben desentrañar quienes conocen su más profundo significado. Profundo, sí, tan profundo y serio como la propia muerte.
Hoy no es mi día. Ni ayer, ni anteayer... No es mi día desde hace tanto tiempo que no recuerdo qué es gozar de la vida. ¿Qué es la vida?. Los sueños, quizá. Para gente como yo siempre han sido los sueños, muy pocas veces la realidad. Pero ahora soñar se me hace tan cuesta arriba, que no sé en qué pensar cuando me acuesto para que no me duela todo. Si sueño con quien quiero, me duele todavía más.
Es un callejón sin salida. Creo que la partida ha terminado y se me han llevado el corazón para que no pueda entregárselo a él.
Ahora, a seguir haciendo que vivo en el mundo de los vivos.
una muerta en la corte del rey arturo