... un principito, un mocoso muy lindo que se convirtió en Rey. O un ángel que opositó y se transformó en un dios... como ustedes quieran.
Este chavalito con cara de no haber roto un plato en su vida (eso habría que preguntárselo a sus padres, jejeje), con el paso del tiempo pasó a ser un hombre hecho y derecho, un pata negra de espectacular belleza, con un talento inigualable. Me pregunto si al nacer el amigo lloraría en un rotundo mi bemol afinado, jajaja. Seguro que por ahí andaba la cosa.
Este chatito es el tierno infante Carlos Torregrosa.
¿Qué tendría?, ¿tres años más o menos?
Luego creció, creció y.... ¡cómo creció!. Pasó esa época de melenas, el capricho de las nenas ^^. Foto de un concierto en el que me habría gustado muchísimo estar para haber podido escuchar a la mejor voz masculina de la faz de la tierra en vivo y en directo. Espero poder llegar a presenciar un momento así lo más pronto posible... vamos, antes de tener el pelo completamente blanco... si puede ser, jajaja.
El mocetón ya formado, con un cuerpazo de esos que te cortan la respiración y te nublan el sentido.