no, no me olvide de ustedes. Aqui va mi regalo de navidad, año nuevo y reyes! hora! Yaoi GinHitsu!
Modern child of the night
Por Maru de Kusanagi
Rating: M
Disclaimer: Bleach no me pertenece, es de Tite Kubo y sus respectivos publicistas.
Advertencias: Yaoi, shota
Resumen: Gin y Aizen acostumbran visitar el local Rukongai. Allí, dos figuras atraen la atención de ambos.
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Can you tell me what you’re thinking?
I just melt inside your eyes
Kiss me like they do in movies
Modern child of the night
Gin dejo a un lado su vaso, apenas audible el ruido del hielo en su interior. Como era costumbre quincenal estaba allí, en Rukongai, con su jefe, viendo el panorama. La música se elevaba de los parlantes y la media luz del lugar poco ocultaba lo que sucedía. Rukongai era un lugar bailable como cualquiera desde fuera. Pero todos conocían que era donde muchos jovencitos, deseosos de fama o de dinero, iban a ofertar sus cuerpos, bailando al son de la música. Chicas y chicos de variadas edades (y lejos de la legalidad), desfilaban frente a hombres y mujeres mucho mayores, sonriendo tontamente o de maneja exagerada, sugerentes o torpes, en busca de la atención de quien pueda darles lo que deseaban.
Aizen resoplo, dejando su bebida a un lado y encendiendo un cigarrillo. Fumar en espacios cerrados estaba prohibido, pero, como en tantas otras cosas, Rukongai era la excepción. Gin miro a su jefe, y luego siguió su mirada. Una chica, de cabello castaño oscuro bailaba junto a otro chico. Aquella chica no debía de pasar de los dieciséis años, y el niño a su lado, no más de trece, catorce con suerte. La chica no era nada novedoso: cuerpo delgado y bien definido, una sonrisa extremadamente pura para aquel sitio y los ojos grandes e inocentones. Sin embargo, quizá era aquello lo que atraía a Aizen. Reía y tomaba la mano del chico, obligándolo a moverse a su ritmo, y el chico, de cabellos blancos, la dejaba, no sin dificultad. Gin se sintió inmediatamente interesado en ese chico, ¿cómo rayos había entrado en aquel antro? Tenía entendido que solo aquellos que pudieran mentir relativamente bien sobre su edad podía pasar, pero aquello era el colmo, era un delito, y se sentía extrañamente excitado al respecto.
Aizen exhalo otra bocanada de humo, sonriendo. Eso le gustaba de Gin: se entendían sin dirigirse palabras, sin hacer comentarios. Miraron al barman y le indicaron a los dos jóvenes. Tras esto, simplemente se volvieron y esperaron.
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“¡Vamos, Shirou-chan!” rió Momo, con su voz joven y llena de energía.
“No me llames así.” gruño el chico a su lado.
“¿Qué te dije?” lo reprendió ella, inclinándose un poco para verlo a los ojos “Tenés que ser mas dado. Si querés ganarte alguno, vas a tener que ceder un poco.”
Toushirou se paso una mano por los cabellos blancos, repensando una vez más cómo fue que termino yendo a aquel sitio. Ambos vivían con la abuela, y siempre habían pasado necesidades, hasta que Momo descubrió que ‘haciendo algunos favores’ a ‘ciertas personas’ podían conseguirse todas aquellas cosas que deseaban, pero que, debido a su situación, les estaban fuera de alcance. Ella había explicado que no hacía falta ir tan lejos como tener sexo con esas ‘ciertas personas’, sino que en ocasiones con cosas más simples, como mostrar algo o tocarlos de alguna manera, bastaba para una jugosa propina. Toushirou había decidido acompañarla no por este motivo, sino porque, en realidad, tenía el orgullo herido porque su “hermana” fuera capaz de hacer semejante cosa, y él no. Además, tenía miedo de que alguno de esos pervertidos la lastimara.
“Tengo sed.” Dijo él al fin.
“Si, yo también. A pesar de tu renuencia, creo que algo hemos conseguido.”
Caminaron a la barra y pidieron algo fresco. El barman le hizo una seña a Momo, quien asintió, pero Toushirou no comprendió.
“Mesa dos. Tranquilo.”
“Gracias.” Dijo ella y tomo su bebida.
“¿Qué fue eso?”
“Tenemos interesados en la mesa dos. ‘Tranquilo’ quiere decir que son clientes regulares, y de fiar.”
Momo tomo un trago, y Toushirou sintió su mano temblar. Esto iba en serio ahora.
“Cálmate.” Dijo ella, tocándole las manos. “No hace falta que hagamos nada. Seguro nos invitan a tomar algo, nada mas.”
“No te pongas pesada.” Dijo él, ocultando su nerviosismo. Ella le sonrió y lo guio a la mesa. Toushirou miro a diferentes figuras grisáceas, acurrucadas en los sillones, las risas falsas, los susurros. El flash de un celular le mostro a dos chicas, que había cruzado en la entrada, besarse.
¿Qué hacemos acá?
“Perdón por la espera.” Dijo Momo, regresándolo a su realidad. “Gracias por la invitación.”
Toushirou se volvió y vio a dos hombres, sentados en la penumbra en mullidos sillones. Ambos eran altos, uno vestía un traje oscuro, cabellos oscuros y fumaba un cigarrillo que brillaba cada vez que se lo llevaba a los labios. El otro hombre tenía los cabellos claros como los suyos, vestía en tonos más claros y la piel extrañamente parecía brillar en aquella penumbra. Un pequeño velador iluminaba la escena, el hombre de cabello oscuro se levanto para dejarles pasar. Toushirou se hallo a la derecha del hombre de blanco, y noto que lo miraba con los ojos prácticamente cerrados. Era muy delgado y una sonrisa perversa acentuaba el rostro afilado. Toushirou sintió escalofríos ante aquella figura tan extraña.
“No, agradezco que aceptara la invitación, señorita…”
“Momo, y él es Toushirou.”
“Encantado. Mi nombre es Sosuke Aizen, y este es mi colega, Gin Ichimaru.”
“Un gusto.” Dijo Gin a Toushirou, y, de no ser por el codazo de Momo, este hubiera huido antes de devolverle el saludo. Gin ladeó la cabeza, y señalo el vaso sin consumir en manos del chico.
“¿Deseas otra cosa?”
Toushirou casi derramo la bebida, y entonces la tomo presurosamente, furioso consigo mismo por no mantener la compostura. El alcohol le calentó la panza y le nublo un poco el cerebro. Justo lo que necesitaba.
“Lo siento, no quería parecer desagradecido.” Dijo Toushirou, semi ahogado.
“No te preocupes. Ten, este es más suave.” Le alargo Gin otra bebida, que Toushirou primero degusto. Era dulce, el sabor similar a la sandia y por ello la bebió con gusto. Gin sonrió, encantado por la inocencia de aquel chico, y lo atrajo un poco más contra su lado. Momo por su parte se separo un poco, entretenida en charlar con Aizen. Perfecto.
Toushirou, un tanto incomodo, trato de ganar distancia entre él y Gin.
“Tranquilo. Eres muy lindo, niño.”
“¡No soy un niño!” refuto Toushirou, pero su voz apenas se oyó fuera del espacio que compartía con Gin. Este lo tomo del mentón y lo trajo hacia sí, y los grandes ojos verdes de Toushirou al fin apreciaron un par de irises rojas, rojas como la sangre. Enigmáticamente bellas.
“No te preguntare la edad porque eso me traerá problemas, pero deberías sentirte alagado, Shirou-chan.” Dijo Gin, y su otra mano descendió por el cuello de Toushirou, quien lucho con el impulso de apartarlo, mientas su corazón latía desbocadamente. Los labios de Gin probaron la piel del cuello de Toushirou, y este cerró los ojos. Luego de un segundo (que le pareció eterno), Gin se aparto.
Observó a Toushirou: era un chico precioso y delicioso, pero él mismo tenía límites. Toushirou temblaba y trataba de mantenerse erguido, aferrándose del respaldo del sofá y la otra mano sobre el pecho de Gin. Podía sentir los latidos del mayor bajo sus dedos, un latido firme y tranquilo, que lo relajó. Abrió los ojos, y pudo ver como brillaba algo semejante a compasión en los ojos del otro. Toushirou no quería quedar como cobarde y torpemente apretó sus labios contra los de Gin. Este lo recibió con cierta sorpresa, pero luego volvió a sonreír. Aquel chico era tan apetecible. Miro a Aizen, quien ya tenía a una Momo totalmente embobada en brazos, gracias al alcohol y a sus encantos. Aizen siempre encontraba tan sencillo sus conquistas…
“Ne, Momo-chan, ¿qué tal si damos un paseo?” dijo a su acompañante. Ella sonrió ampliamente, pero algo opaco su alegría.
“Shirou-chan…”
“Está en buenas manos, Momo-chan.” Explico Aizen “Gin es muy atento, no debes tener ninguna preocupación al respecto.”
Ella miró a Toushirou, quien estaba en brazos de Gin. Este no quiso verse débil, por lo que le sonrió a su hermana mayor.
“Estoy bien, Momo.”
“¿Seguro?”
El volvió a asentir.
“Vuelvo en taxi a casa, no te preocupes.”
“No hará falta. Yo mismo lo llevare de regreso.”
Ella lo miro un momento, un tanto insegura. Toushirou le sostuvo la mirada, casi rogándole que dejara de observarlo, que no lo dejara demostrar cuan aterrado estaba en verdad.
“De acuerdo.”
Aizen se incorporo y ella le tomo la mano. Volvió a mirarlo una vez más, pero al final lo saludo con la mano y se marcho con Aizen.
Toushirou estuvo unos minutos absorto en la situación en la que se había metido. Sin embargo, el aliento de Gin en su oreja lo hizo dar un respingo.
“Ven.”
“¿A dónde?”
“Cumpliste con tu parte, así que no te preocupes.” Gin se levanto y lo hizo levantarse. Toushirou lo siguió a la salida y luego al estacionamiento. Allí, Gin desactivo la alarma de un bello Volkswagen Bora azul marino. Se sentó al volante y Toushirou a su lado.
“Te llevo a tu casa.”
¿Cómo?”
“Cumpliste tu parte, tomaste un trago conmigo, así que no te preocupes.” Gin encendió el motor. “Vamos, los buenos chicos deben levantarse temprano para ir a la escuela:”
Toushirou estaba furioso. ¿Cómo se atrevía ese sujeto a tratarlo así?
“No soy un bebe, así que no necesito que me trate como uno.”
“Lo sé.” Dijo Gin, girando en una esquina. “Pero tengo ciertos códigos todavía.”
Toushirou no sabía cómo responder, no sabía qué hacer. Sentía el orgullo herido nuevamente, otra vez su hermana había hecho todo, y se daba cuenta de cuan ingenuo era al respecto. Pensaba que era algo sencillo, pero estar en aquella situación era muy complicado. Y aunque Gin tenía toda la pinta de un degenerado, se había comportado como el adulto que era, lo dejaba ir sin hacerle nada. El viaje en auto fue en silencio.
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Am I wrong for loving Lola?
Am I wrong for what I think?
She is such a wicked child
Painted lips
Dirty knees
Gin sonrió al ver a Toushirou el siguiente fin de semana en Rukongai. Había ido sencillamente por curiosidad, porque no era tan asiduo a este lugar como su jefe. Esta vez estaba solo, y era porque Aizen había salido con Momo. Esa chica le había resultado bastante satisfactoria, y eso era algo de admirar.
Toushirou se sentó a su lado, un tanto molesto y con una actitud un tanto sobradora. Gin arqueo una ceja, pero le pidió un trago sin hacer comentarios. Toushirou bebió, y Gin le paso un brazo sobre los hombros.
“Es un juego peligroso este, Toushirou” le dijo al oído, y fue lo más cercano a una advertencia que alguna vez Gin le haya dicho. Toushirou dejo su bebida y se lamio los labios, y luego torció la cabeza para enfrentar la mirada de Gin.
“¿Y qué?” repuso empecinadamente. Gin no dijo nada, sencillamente volvió a tomarle la barbilla y lo beso.
“No me hagas romper los códigos, pequeño.” Le susurro cuando sus labios apenas se apartaron.
“Pensé que los adultos no le temían a estas cosas.” Dijo Toushirou, desafiantemente volviéndose y esta vez apoyando las manos en los hombros de Gin. Este a su vez lo sostuvo de la cintura y le beso el cuello.
“Cuando se es adulto no se deja de temer, sólo se empieza a simular que no se teme.”
“Yo no tengo miedo.” Dijo Toushirou, clavándole los ojos. Niño caprichoso.
“Deberías.” Gin volvió a tomar sus labios, y esta vez saboreo el gusto a sandia, fresco, sabor de verano. La piel de Toushirou era fresca y suave bajo sus dedos, los cabellos eran sedosos y aquella inocencia que tanto trataba de ocultar era refrescante.
“Gin…” susurro el chico.
“¿Mhn?” fue todo lo que el otro respondió.
“No quiero… frente a todo el mundo…”
Gin sintió la erección de Toushirou contra su cuerpo y se sintió sumamente excitado. Dejo billetes sobre la mesa y prácticamente arrastro a Toushirou al auto. Allí, volvió a tomar la boca de Toushirou, poseído por un hambre voraz de aquel cuerpo. Toushirou lo dejo bajarle los pantalones y descubrir su erección, la cual Gin acaricio y ávidamente tomo en su boca.
“¡Gin!” gimió Toushirou, y aquello fue demasiado para él. Pronto se corrió en la boca del mayor, quien bebió su semilla sin problemas. Toushirou sintió el cuerpo abandonarlo, mientras yacía en los asientos traseros del auto. Lentamente la respiración se le calmo y la realidad volvió ante él.
“¿Qué… que pasó?” fue todo lo que pudo decir.
En ocasiones así, Gin casi deseaba ser un hombre decente.
Casi.
“Te corriste.”
“Oh…” y se quedo dormido
Gin casi se larga a reír.
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PARTE DOS