QAF: REMIX FESTIAL "El coleccionista de amantes" (cuarta parte)

Jul 18, 2014 20:40




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Título del trabajo original "El coleccionista de amantes" por
isijus
http://isijus.livejournal.com/40652.html

Bases de la actividad  http://qaf-ficcion.livejournal.com/1473708.html

Título: Sin título. "El coleccionista de amantes" (cuarta parte)
(La segunda aquí http://malumalu2.livejournal.com/22258.html)
(La tercera aqui http://malumalu2.livejournal.com/22371.html)

Autor:
malumalu2

Disclaimer Siguen pensando que son suyos.

Nota Sé que algunas están deseando que haya "acción" pero todo tiene su propio ritmo. Vamos profundizando en el sentimiento.


Aún se está mentalizando cuando Justin aparece en la puerta de la habitación. Se ha quitado la camisa, empapada y desgarrada, dejando ver su piel, de una delicada palidez. Hay rasguños en sus brazos, en el pecho y alguno más abajo, casi junto a la cinturilla del pantalón. Lleva la toalla en la mano, casi abrazada contra su cuerpo. Un cuerpo que despierta en Brian inesperadas y turbadoras sensaciones. Y es muy difícil turbar a Brian Kinney.

-       Voy a ducharme.- Hay muchos matices en su voz. Una cierta indecisión como si no estuviese seguro de que aquello es lo que quiere o lo más conveniente, algo que parece desafío como si de algún modo esperase oposición a su deseo, timidez como si estuviese pidiendo permiso. Brian se siente curiosamente conmovido.

-       Bien.- Le tiende las prendas que ha elegido para él y el chico las coge sin mirar. Ya se gira para entrar en el cuarto de baño cuando Brian vuelve a hablar.- Justin,- espera a tener sus ojos y su atención - cinco minutos. Si tardas más entraré a buscarte. - A buen entendedor…- Y cuando acabes, si quieres, puedo ayudarte con todo eso.- Señala sus heridas. Su voz es firme pero no dura. Quiere…, no, es más que eso, necesita que Justin se sienta seguro, que no le gane el miedo, el asco, la culpabilidad o cualquier otra desbordada y dolorosa emoción. Quiere, necesita, que sepa que él está ahí, para apoyarle, para ayudarle, para protegerle.

Le gustaría que el agua saliese con más fuerza y, ya puestos, que estuviese más caliente, pero se conforma. Debería aliviar la inquietud de Brian diciéndole que no le han violado, que no siente la necesidad de frotarse y refrotarse hasta hacerse sangre. Al menos no ha habido intrusión alguna en su cuerpo aunque le han manoseado y babeado hasta la náusea. Incluso la mirada del tipo parecía manchar, dejar un rastro viscoso allí donde se posaba. Todavía se pregunta cómo pudo equivocarse tanto. Siempre es arriesgado ligar con desconocidos pero se precia de tener buen criterio a la hora de elegir. Parecía simpático, culto, divertido… Alza la cara al chorro y deja que el agua corra un poco más. Solo un poco. Aunque por un momento considera si dejar que pase el tiempo y Brian cumpla su amenaza y entre a buscarle. Una amenaza que, en otras circunstancias hubiese sido una tentadora promesa. Pero se siente cansado, nervioso, casi febril y el miedo sigue corriendo por sus venas, manifestándose ante los gestos más inocentes. Tirita y no es de frío.

Vuelve a pensar en su rescatador, un modo como otro cualquiera de escapar de las imágenes y las sensaciones que intentan asaltarle en cuanto su mente se relaja un poco. No está completamente seguro de que sea gay aunque algo en su mirada y, sobre todo, la forma en que ha interpretado sus reacciones le hacen pensar que sí. Si fuese hetero y poli por más señas, un tío duro, un machote, se habría guardado sus conclusiones aún si hubiese sido capaz de llegar a ellas. O eso supone.

Brian se cambia de ropa mientras vigila cada sonido que llega desde el cuarto de baño. El pantalón no tiene remedio, es un pecado imperdonable. El jersey es casi aceptable, de color gris muy oscuro, casi negro, de esos que le sientan francamente bien. El golpeteo de agua se detiene justo a tiempo, otros cinco minutos y Justin sale de la habitación y cruza la sala envuelto en ese chándal que, efectivamente, le queda enorme. Su imagen es frágil, enternecedora, y Brian tiene que hacer un verdadero esfuerzo para no abrazarle. Le confunden estos sentimientos, estos repentinos impulsos.

-       ¿Mejor?

-       Sí. Necesitaba…- Justin hace un gesto ambiguo, mueve las manos como si secasen o enjuagasen. Brian asiente comprensivo
Justin le mira con interés. Aunque la ropa que ha escogido no favorecería el atractivo ni del hombre más sexi del mundo, él consigue imprimirle un innegable estilo. Ha recogido las mangas del jersey hasta el codo dejando al descubierto los antebrazos y Justin se queda casi hipnotizado mirando esas manos, esa piel de un suave dorado. Brian se vuelve hacia la encimera vigilando la leche que ha puesto a calentar.

-       ¿Te apetece un vaso de cacao bien caliente?- Se le escapa una sonrisa torcida oyendo sus propia palabras. Este muchachito causa estragos en él. Estragos de los que no es consciente hasta que el desastre es inevitable.

-       Estaría bien.- Justin se apoya en la encimera, los brazos cruzados casi abrazándose a sí mismo. Es desesperante sentirse así. O no sentirse de ninguna manera. Un segundo se encuentra fuerte, seguro. Al siguiente vuelve a ser un chiquillo aterrado.

-       Ve al sofá, yo…

-       Prefiero quedarme aquí, si no te importa.

-       Como quieras.- Brian se centra en su tarea. Prepara dos tazas, un par de cucharadas de cacao, la leche caliente, despacito para que el chocolate se disuelva bien… Justin siente que remonta lentamente mientras mira y admira la forma de moverse de Brian. Hay algo felino en su actitud, algo muy sensual. Movimientos suaves pero llenos de fuerza. Una energía sutil pero imposible de ignorar. Es, posiblemente, el hombre más bello que ha visto en su vida. Casualidad que sus ojos se fijen en una pequeña laceración en el pómulo. No es nada pero Justin vuelve a sentirse mal.

-       Siento haberte metido en todo este embrollo. Podrían haberte matado.

-       Ya estaba metido. Antes o después habría tenido que enfrentarme con ellos.

-       Y que estemos aquí, invadiendo la casa de alguien.- Otra vez en picado. Brian se da cuenta e intenta detener la caída. Un poco brutalmente, como suele ser su estilo.

-       Muy bien, acaba. ¿De qué más tienes la culpa?- La aguda ironía de su voz consigue alcanzar a Justin, inmerso en su propia autoflagelación

-       ¿Te burlas?- Siente que se le encoge el corazón ante la expresión dolorida del chico pero insiste en el tono sabedor de la clase de ideas que pueden rondarle. Cuanto antes las manifieste antes recuperará la calma.

-       Para nada. Quiero saber qué más sientes, qué más lamentas.

-       Soy un cobarde.

-       No es lo que yo he visto.

-       ¡Los dejé allí¡ No intenté ayudarlos, solo pensé en mí, en escapar. ¿Y si los torturan por mi culpa? ¿Y si los matan?

-       ¡Para rubito¡- Las manos de Brian se cierran sobre sus hombros con fuerza.- Piensa, ¿vale? Piensa un poco. Ellos son los malos, los que secuestran y torturan. ¿De qué habría servido que te quedases? Contigo fuera tienen una oportunidad que no tenían ayer. Ocurra lo que ocurra no es culpa tuya. No lo sería si me hubiese pasado algo, es mi trabajo, lo que hago cada día y sé cuáles son los riesgos. - Brian mueve las manos hasta que puede obligarle a levantar la mirada y sus pulgares acarician suave e inconscientemente las mejillas ahora cubiertas de lágrimas.- No tienes la culpa de nada, Justin, de nada.- El shock, el miedo, la culpabilidad…, Justin tiembla como una hoja en medio del temporal. - Confía en mí, Justin, apóyate en mí, sin miedo.- No es una metáfora. Le atrae con suavidad, le estrecha entre sus brazos, acuna su llanto como no lo ha hecho nunca con nadie. Como nadie lo ha hecho nunca con él.

el coleccionista de amantes, qaf: remix festival

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