¿Yo antes escribía, no?

May 06, 2009 23:45


Ok, sé que hace eones que no publicaba Vicios, pero es que es una ocasión especial ¡¡¡EL CUMPLE DE ANDY!!! Felicidades, Twin. Se que llego un par de horas tarde (Aunque quizás con la diferencia horaria no se note XD). No podía dejar pasar tu cumple sin darte aunque fuera un mísero regalito, que es tradición ya, así que me decidí a terminar de una buena vez el vicio de Café que tan atascado lo tenía. No me ha gustado nada el final dado, pero en fin.

Advertencias: Personajes totalmente OoC y crack. El café es malo. Sin apenas spoilers, creo. Lo subo sin betear y luego lo edito, que estoy muy cansada.
EDIT: Vicio ya beteado. MUCHAS GRACIAS V. He añadido un par de frasecillas más al final, para que no estuviera tan soso...


Café.
El día más temido había llegado. El momento que desde hace ya dieciocho años todos los habitantes de Konoha han deseado, consciente o inconscientemente, que nunca se diese.

Naruto Uzumaki había descubierto el café.

Tsunade se llevó las manos a las sienes, masajeándolas para intentar aliviar el agudo dolor de cabeza que estaba soportando.

-¿Cómo has podido permitir que sucediera esto?- Gruñó con indiscutible reproche.

Sasuke, con su traje de AMBU pero sin la máscara puesta, no dio una señal de incomodidad, pero tampoco miró a la Hokage a los ojos.

-No esperaba que sucediera, Hokage-sama-. Habló intentando sonar respetuoso. La vieja estaba realmente molesta por su metedura de pata. Contestar era un riesgo a que derramara su ira contra él, pero no responder a su Hokage era una falta de respeto no permitida a un ANBU.

-Si no esperabas que sucediera esto es que parece que conoces muy poco a tu compañero.

Tenía razón, obviamente. Esa mañana más le habría valido a Sasuke guardarse sus comentarios cínicos para molestar al dobe. Cuando Naruto hizo la inocente observación en el desayuno de que él no podía tomar café porque era asquerosamente amargo, Sasuke no debería de haberse burlado diciendo que era demasiado niño para tomar una bebida de adultos.

Lo que consiguió fue que Naruto, en un arranque para demostrarle que se equivocaba, se bebiese la cafetera.

Entera.

Y de un solo golpe.

Si el Uzumaki ya era una persona odiosamente hiperactiva, con el caudal de cafeína recorriendo sus venas era un maldito castigo. Había salido a los cinco minutos brincando por la ventana gritando qué hermoso estaba el día y que iba a realizar muchas misiones para convertirse en el próximo Hokage.

Por supuesto, eso lo hizo a las seis de la mañana, haciendo saltar de la cama a todos sus vecinos, los cuales, por cierto, no se caracterizaban por tener un apacible despertar. Sasuke tuvo que contenerse para no hacerles un katon a los que gritaron cosas de sus madres. Y casi se le cae la cara de vergüenza cuando la anciana vecina de dos puertas a la derecha le preguntó si no tenían ya bastante con todo el ruido que armaban por las noches, para que encima tampoco les dejaran dormir de madrugada. Seguramente si no fuera por su sangre Uchiha, no hubiera aguantado el sermón sin sonrojarse.

-No te creas que vas a librarte de esto- Volvió a hablar Tsunade, sacándolo de sus pensamientos. Por supuesto que sabía que la vieja no iba a dejar pasar su error. Para algo había ido a buscarlo en su día libre -.Yo ya no sé que hacer con él.

-¿Siguen los efectos del café, Hokage-sama?

-Sí. Y creo que le durarán todo el día.

-¿Cómo está?- Preguntó, intentando que su voz sonara profesional y no preocupada. Lo logró perfectamente.

-Francamente, demasiado bien. Hubiera deseado que el café le provocara diarrea o algo, así al menos lo tendría entretenido en el cuarto de baño. Naruto le ha dado un nuevo significado a la hiperactividad. La ha llevado a límites insospechados incluso.

-No será para tanto- Dijo intentando quitar hierro al asunto, aunque había notado el pequeño matiz de duda en su frase.

Como contestación, Tsunade sacó una montaña de folios de debajo de la mesa qué dejo caer sobre la misma provocando un fuerte ruido seco.

-Esto son todos los informes de misiones que ha completado Naruto ésta mañana. Ha hecho todas las de esta semana él solito y sigue fresco como una rosa recién cortada. Y una de ellas era en Suna. Fue y volvió en menos de cuatro horas. Tardó menos que el mensaje que me mandó Gaara de que no me preocupara, que él taparía los destrozos provocados. Por cierto, me ha pedido que te diga que eres imbécil.

“¡Maldito Kazekage de mierda!” Pensó mordiéndose la lengua.

La Sannin buscó su mirada y Sasuke tuvo que aceptar el contacto directo con esos ojos donde se podía leer fácilmente la expresión “Eres idiota”. Odiaba que le llamaran idiota, siendo reconocido la mayor parte del tiempo como un genio.

-Está descontrolado, Sasuke- Suspiró la mujer. Y el simple hecho de que Tsunade usara su nombre demostraba lo agotada que estaba -.No se fija en nada de lo que hace, da saltos por todos lados, está logrando que toda Konoha se ponga histérica y los daños que provoca son muy superiores a los que ganamos en las misiones que realiza. Por ponerte un ejemplo, le mande que atrapara a unos bandidos que se escondían por los bosques de la cuidad vecina y cuando los trajo capturados venían llorando de la desesperación. Me suplicaron prácticamente que los encerrara con tal de que él no fuera su carcelero. Y eso que no tenían apenas heridas. Daban tanta pena que al final los hemos ingresado en la parte de Salud Mental del hospital.

-Sasuke-kun- Habló Shizune, que se había mantenido en un discreto segundo plano. Quizás era porque aún le dolía la cabeza por el porrazo que había recibido cuando Naruto rompió de un mal calculado golpe la puerta del despacho por tercera vez en esas horas y le golpeó en la frente un pedazo de madera -.Lo que Tsunade-sama está tratando de explicarte con tantos rodeos es que, viendo tu gran responsabilidad en el asunto, te vas a  encargar de Naruto-kun.

Un desagradable escalofrío recorrió la espalda de Sasuke y tuvo que notarse en su rostro, ya que en los cansados ojos de la Hokage pudo percibir un brillo de satisfactoria maldad.

-¿Qué queréis decir exactamente con “encargarme” de él?

-Por supuesto nada que sea herirlo-. Aclaró la rubia, recordando que entre los ANBUS “encargarse de algo” y “exterminar algo” eran casi sinónimos.

Oh, bueno, eso es una parte muy tranquilizadora para el Uchiha. Realmente no quería hacerle daño a Naruto. No demasiado, al menos. Ya había costado mucho superar la fase de intentar matarse en su… bueno, relación, y no era algo a lo que Sasuke quería volver. Su terapeuta lo desaconsejaría totalmente.

-Lo que tendrás que hacer es entretenerlo hasta que se le pase el efecto del café concentrado.

-¡¿Entretenerlo?!- Preguntó con un horror que francamente nunca esperó que saliera en el tono de su voz. Ahora mismo, eso de herirlo no sonaba tan mal. Al fin y al cabo, Kyuubi lo curaba rápido…

-Sí, mantenerlo ocupado y lejos de los habitantes de Konoha o de cualquier cosa que pueda romperse, si también puede ser-. Aclaró Shizune mientras se sobaba la frente. Realmente le dolía.

Sasuke hubiera gemido de lástima si no fuera porque no hacía ese tipo de ruidos (o al menos los reprimía todo lo que podía). Él era una persona tranquila y pausada. Sí, vale, follaba y vivía con Naruto, estaba enamorado de él y toda esas gilipolleces cursis que Sakura se encargaba de recordarle cuando empezaba a tener pensamientos egoístas y solitarios y deseos de largarse a una montaña para que nadie le molestara, así que no podía vivir una vida lo que se decía pacífica. Pero se habían adaptado. Cuando Sasuke estaba harto de los gritos y los saltos del otro, se largaba al árbol más alejado de su casa un par de horas para hacer meditación Zen en contacto con la naturaleza.

¿Pero aguantar al dobe como un colibrí cargado de anfetaminas? No, absolutamente no. Su paciencia y sus nervios no podían con eso. Precisamente se había vuelto experto en hacer justo lo contrario; escapar de situaciones así.

-Hokage-sama, no creo que el asunto deba de ser tomado tan en serio. Seguro que con un poco de ejercicio el usu… Naruto, se cansa.

-Lo mandé a un entrenamiento exhaustivo con Gai y Lee.

-Oh, estupendo. Seguro que ellos serán capaces de…

-Están en el hospital, ingresados por agotamiento-. Interrumpió la rubia de forma cortante.

-Ouh.

Era más grave de lo que creía.

-Te dije que no te ibas a librar de esto-. Repitió esta vez con una sonrisa que podría rozar la malicia.

Ya se lo imaginaba. Pero había pensado en algo mucho menos cruel, como reparar los destrozos, pagar las demandas y encubrir el rastro de destrucción a los del Consejo.

-Está bien-. Aceptó. Al fin y al cabo podía hacer como que buscaba al usuratonkachi e intentaba contenerlo. Nadie podría culparle por fallar.

-Naruto está ahora mismo en el campo de entrenamiento, con Kakashi y Yamato. Será mejor que te des prisa, porque no sé cuanto tiempo podrán aguantar-. Le informó la mujer. Apoyó la barbilla sobre sus dedos entrelazados y sonrió de medio lado -.Y por cierto, Uchiha, espero que des tu mejor esfuerzo porque si no te tendré recogiendo excrementos de perros ninjas hasta que te jubiles.

¡¡Esa vieja zorra!!

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Kakashi se consideraba un hombre tranquilo. La vida lo había tratado con algo de dureza, por lo que había desarrollado un carácter sereno que le ayudaba a sobreponerse de los golpes.

Pero ahora se encontraba francamente cerca de perder los nervios. La vida había sido dura antes, pero nunca tan increíblemente coñazo.

-¡¡Kakashi-sensei, Kakashi-sensei, Kakashi-sensei!! ¡Mire, mire, mire lo que hago!- Gritaba su alumno rubio subido a un árbol, con el increíble RasenShuriken en su mano, provocando una gran cantidad de viento.

-Naruto, para ya. Sabes que Tsunade-sama te prohibió realizar esa técnica a no ser que fuera en casos de emergencia. No importa que ya la hayas controlado, es muy peligrosa si se te escapa-. Gritó Yamato intentando llamar la atención del chico.

-¡No pasará nada, Taichou!- Gritó el chico alegremente, agitando los brazos. Algo bastante preocupante teniendo en cuenta que tenía la cosa más parecida a un arma de destrucción masiva que el chakra pudiera crear en una de sus manos -. ¡Mirad, mirad!

Naruto lanzó el shuiriken gigante usando su control del aire que le daba la naturaleza tipo viento de su chakra y su dominio de las técnicas Sage. En un estado de concentración y calma podía controlarlo perfectamente en el aire y lograr que tomara el rumbo que desease. Pero con cada una de sus neuronas sobrexcitada como una ardilla cocainómana (que eso haría un total de cien mil millones de ardillas cocainómanas en su cerebro) mandando diferentes señales nerviosas a su cuerpo, en un estado de activación fuera de lo normal, el ninja no prestaba toda la atención que el caso ameritaba. La técnica pasó demasiado cerca de donde estaban los jounnin, que tuvieron que esquivarla tirándose al suelo, y arrasó una hectárea del bosque de los Nara antes de extinguirse.

-¡Woh! ¡Ha sido impresionante, datebayo!

-Es la primera vez que desearía que no aprendiera ese jutsu. Sé que es horrible por mi parte desear eso, pero no puedo evitarlo-. Suspiró Yamato limpiándose la cara de tierra.

-Yo soy peor-. Afirmó Kakashi-. Yo empiezo a desear que se hiciera cocinero de ramen y no ninja.

Naruto, que no había escuchado el intercambio de palabras de los dos adultos, bajó del árbol en el que se encontraba con una gran rapidez para avanzar unos cien metros y trepar a otro. Le hubiera sido más fácil pegar un salto de una de las copas a la otra, pero recordemos que las ardillas cocainómanas seguían sin ponerse de acuerdo en su cabeza. Observó desde allí la parte de bosque destrozado, bastante impresionado de su propia fuerza.

Fue en ese momento cuando Sasuke los encontró. Había sido realmente sencillo. Sólo había seguido el rastro de destrucción que había ido dejando el dobe a su paso. No quería ni imaginar cuánto iba a costar todo eso. Estaba seguro que sus ahorros como mínimo.

-Ya era hora de que llegaras-. Fue el saludo de su sensei mientras se sacudía la ropa.

-¿Dónde está?

-Allí arriba-. Señaló Yamato con un dedo la copa del árbol-. Pero no lo pierdas de vista. Se mueve con rapidez.

-¡Naruto!- Llamó con voz autoritaria-. ¡Deshaz ahora mismo ese Rasengan y baja inmediatamente, usuratonkachi!

Lo siguiente que sintió fue como si lo hubiera embestido un toro y en una fracción de segundo estaba tirado con su novio pegado cual lapa en un asfixiante abrazo.

-¡Sasuke, Sasuke, Sasukes, Sasuke, Sasuke!- Saludó sin apenas hacer pausa entre las palabras -¡Tenía ganas de verte, teme!

-Usuratonkachi… pesas…

-¿A que no sabes qué? ¡Hoy ha sido un día divertidísimo! Primero fui a pedirle una misión a Tsunade-obaachan, y me encontré por el camino con Shikamaru que llevaba no sé qué pergamino importante y me choque con él y el pergamino se cayó por la ventana, pero no importó porque yo salté detrás y lo atrape al vuelo pero me caí en el puesto de un vendedor ambulante de okonomiyaki. No veas cómo me gritó el tío. Y Shikamaru también me gritó cuando se enteró que el rollo se había quemado un poco en la plancha de aquel tipo. Mira que siempre dice que gritar es muy problemático. Además, que es muy exagerado ya que apenas tuvo un par de quemaduras. Sí, vale, también se manchó un poco de salsa pero…

-Naruto… me… ahogas…

-… y entonces cuando terminé de atrapar bandidos la vieja me mandó a Suna. Y yo encantado porque hacía muchísimo que no veía a Gaara. Pero no quería estar seis días lejos de casa, así que me propuse ir todo lo rápido que pudiera ¡Y llegue en tres horas! Francamente, creo que la estimación del tiempo para ir de un país a otro está sobreestimada…

-Naruto… joder… en serio… deja de… apretar…

-… la cara de Temari cuando vio la destrucción de la torre fue bastante graciosa. No sé porqué la gente dice que ella da miedo. Gaara me riñó un poco y yo le prometí no volver a hacer el RasenShuriken en sitios cerrados. Es por eso que al volver tenía ganas de entrenar. Lee y Gai-sensei me acompañaron en el calentamiento, pero se encontraron mal (yo creo que tuvieron que comer algo en mal estado) y Sakura se los llevó al hospital. Entonces Kakashi-sensei y Yamato-Taichou aparecieron para hacerme compañía…

-Suelta… un poco… dobe…

Kakashi miró la escena, donde un Naruto con complejo de lapa y que soltaba una media de quinientas palabras por minuto aplastaba a su novio en un abrazo rompe-costillas. Luego giró su cabeza para el otro hombre con la expresión más alegre que su único ojo visible podía mostrar.

-Yo creo que Sasuke se las apañará muy bien, ¿verdad?

-Indiscutiblemente.

Ambos dieron media vuelta y se dirigieron de nuevo a la aldea.

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Un día nunca había sido tan largo. Ni cuando entrenaba sin descanso con Orochimaru y sus serpientes había terminado tan agotado física y mentalmente.

Y, Kami-sama, aún no terminaba.

-¡Wah, Sasuke, hogar dulce hogar!

El mencionado se arrastró de la entrada, después de cerrar la puerta de su piso, hasta el sofá. No, arrastrarse no, se recordó. Los Uchiha no se arrastran. Andan despacio hacia su destino.

Naruto, con una hiperactividad que todavía no se le acababa, revoloteaba por todo el salón, sin darse cuenta que se había olvidado quitarse las sandalias y estaba llenando todo el suelo de barro.

-Qué día más divertido, ¿verdad?-. Comentó con una sonrisa. Si sus pupilas no se contrajeran y dilataran dándole una mirada de desequilibrado crónico, habría tenido una expresión hasta inocente. Pero en realidad producía escalofríos.

-Sí, ha sido una fiesta constante. No sé que me ha gustado más, dobe, si cuando subimos al Monte Hokage y te lanzaste de cabeza detrás de una libélula sin mirar y destrozándole el techo de ese edificio o cuando fuimos a dar un paseo por la orilla del río y prendiste fuego al campo de arroz de ese agricultor. Por cierto, que aun no puedo explicarme como lo hiciste usando un Fuuton. Pero definitivamente, mi momento favorito del día ha sido cuando te entró hambre, te largaste corriendo al Ichiraku atropellando a dos abuelas, tres niños, una embarazada, un carrito de verduras y cuatro gatos, (que milagrosamente han salido ilesos, excepto el carrito) no pudiste frenar a tiempo con el impulso y te cargaste el mostrador y la cocina.

-¡Oh, sí!-. Gritó ilusionado sentándose al lado de Sasuke, pero sin parar de dar brincos en el sofá-. Terminé perdido de fideos. Lo que se reía el viejo.

-No se reía. Estaba llorando.

Naruto lo miró fijamente unos segundos, como sopesando la idea. Luego negó efusivamente con la cabeza.

-Nah. Sé diferenciar cuando alguien está llorando o está riendo.

El Uchiha estaba demasiado cansado como para responder a eso. Simplemente deseaba fundirse con el sofá y quedarse así, en simbiosis, un par de años.

Aunque el rubio no parecía demasiado dispuesto a tomar ejemplo y seguir sentado, pues se levantó de un salto.

-¿Sabes, Sasuke? No estoy nada cansado. Creo que voy a ir donde la vieja a ver si me da alguna misión nocturna.

-¡No!- Gritó agarrándole de la manga antes de que saliera. Si Naruto molestaba a Tsunade otra vez él iba a estar paseando perros hasta jubilarse-. Esto…Ya no hay más misiones libres… Estamos en temporada baja, ya sabes.

-Pe-pe-pero…- Tartamudeó haciendo un puchero-. ¡¿Entonces qué puedo hacer?!

-Deberías de dormir ya, ha sido un día muy largo-. Sugirió intentando no sonar esperanzado.

-No quiero, no estoy nada cansado. Además, no hay nada interesante que pueda hacerse en una… Oh.

Un sudor frío recorrió la columna vertebral de Sasuke cuando los ojos azules e inyectados en sangre como efecto secundario de la cafeína, le lanzaron una extraña y larga mirada. Todos sus instintos le advertían de peligro y una voz dentro de su cabeza (que extrañamente sonaba como Itachi) le decía que saliera corriendo.

Pero se controló. Era un Uchiha y un ninja de Konoha. Nunca saldría huyendo.

Momentos después, con Naruto sobre su espalda lamiéndole la nuca mientras le bajaba los pantalones, se lamentaría un poco sobre su decisión. Y a la mañana siguiente de esa larga noche que había acompañado a ese largo día, sudado, despeinado, lleno de marcas, más cansado de lo que había estado en su vida y con la firme certeza de que no podía sentarse en una semana, se arrepintió bastante más. Toda esa energía descontrolada desahogándose con él en la cama…

Era un milagro que siguiera de una pieza. Bueno, creía que seguía de una pieza, pero no tenía las fuerzas para comprobarlo.

Observando a Naruto por fin dormir, acurrucado como un bebé a su costado y pareciendo totalmente inocente (¡Ja!, qué falso el muy bastardo), Sasuke Uchiha se hizo la firme promesa de que el usuratonkachi y el café nunca volvieran a cruzarse.

Su salud mental y física dependían de ello.

Y su terapeuta iba a atener que darle sesiones extras después de todo eso.
Owari.

Juraría que ha sido el más largo de los vicios hasta ahora. Ha sido divertido hacerlo, muy divertido, pero se nota que la inspiración no me ha ayudado demasiado. Puedo adelantar de que este vicio tendrá contraparte; Licor, que es el número 14.

PD: Hace poco me apunte a la comunidad crack_and_roll y ya elegí mi primer reto (un SakuIno que, como lo tengo pensado, va a ser muy crack). También descubrí los kinkmemes de
kinkmeme_esp , así que dentro de poco (si la inspiración y al facultad me dejan) volveré a escribir. Sé que he preocupado un poco ultimamente con tantos problemas que me caen encima, pero me siento bastante animada, de verdad ^^

PD2: Tengo tanto enganche a nuevos animes y videojuegos que prometo que mis próximos post tratarán sobre eso XD

claim: sasuke/naruto (sasunaru), fandom: naruto, Cumpleaños, comunidad: 30vicios, fanfic

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