Hablemos de series: Las nuevas, las abandonadas y la que terminó

Jan 22, 2013 22:08


Dado que este suele ser un espacio para el fandom, ¿qué más fandómico que hablar de series?

Vamos por parte, entonces, y clasifiquemos.

Las nuevas

Si hay algo con lo que uno puede contar, es con que habrán siempre series nuevas. Nuevas por emtir, o nuevas por descubrir. Nuevas porque nunca las vimos, aún si tienen años allí, esperando a que nos demos cuenta que existen.

Vamos entonces por las que entran, para mí como espectador, en esta categoría.



Firefly

Ah! ¿Qué se puede decir de Firefly que resulte nuevo? A esta altura, asumo que nada. No sólo porque yo llego muy pero muy tarde al fandom de los vaqueros espaciales, sino porque con esta serie, como pasa con otras como Buffy (por dar un ejemplo), si las has visto, ya sabes a qué me refiero, pero si no las has visto, explicar por qué es NECESARIO sería un intento fracasado.

Firefly es sobre personas que tenían una causa, un orden, un motivo y luego, en el fragor de la batalla, se dieron cuenta que como todo, la única lealtad de la que podemos estar seguros es de la nuestra y la de aquellos que sangran por nosotros.

Cuenta cómo un grupo de personas totalmente disímiles en sus ideas, objetivos, moral, motivos y planes, establecen un comunidad con un orden social, dentro una nave que los acoje, los transporta y los une. Nos relata cómo se puede ser increíblemente valiente frente a un arma y caminar desnudos por el desierto sintiéndonos poderosos, pero al mismo tiempo ser impresionantemente cobardes frente a nuestros sentimientos y aterrorizarnos la sola idea de desnudar nuestro corazón.

Libretos inteligentes llenos de humor ácido, comentarios irónicos, personajes totalmente convencidos de sabérselas todas, personajes que no son lo que parecen, personajes con agendas que no adivinaremos jamás, personas adorables, personajes tan perdidos como los mundos que visitan. En una palabra, ¡PERSONAJES!

Hay mucho de prejuicios, mucho de mente abierta, mucha intriga, algo de acción, personajes tan interesantes como humanos. Y por supuesto, tiene a Nathan Fillion. Si has visto Castle, entonces sabrás que este hombre supura carisma sin medida ni recato ni descanso. Pero si esperas encontrarte a Castle en la serie, estarías totalmente chasqueado porque el capitán no es el escritor. Y yo me saco el sombrero por eso.



Ripper Street

Honestamente pienso que Guy Richie hizo mucho por el mundo televisivo cuando filmó Sherlock Holmes.

Nos dio el Sherlock de la BBC (tranquilos, no me pondré a delirar con su genialosidad en este instante) y ahora, curiosamente, nos da Ripper Street.

La música, la fotografía, las tramas, la estética, todo me hace acordar a este Londres gris, húmedo, de calles sucias y golfillos correteando por entre los incautos para hacerse de sus billeteras, que nos presentaron de la mano de Robert Downey Jr.

No voy a mentir, decidí ver la serie por dos motivos muy identificables: el morbo (está ubicada justo luego de los crímenes de Jack El Destripador) y su protagonista: Matthew Macfadyen.

Sí, sí… Colin Firth es y ha sido El Señor Darcy por siempre y una parte de mí, lo reconoce como tal. Pero el Darcy de Macfadyen aportó un mundo de emociones detrás de un rostro no tan pétreo en la última película de Orgullo y Prejuicio. Así que por él, yo veo.

Ripper Street es sobre un policía atormentado por asuntos personales, que persiguió sin éxito a Jack y ahora, junto con su sargento y un doctor de la armada norteamericana (de dudoso pasado y moral) funcionando como forense de época victoriana, resuelven misterios y pelean contra el mal de las calles londinenses.

Esta serie sólo tiene unos pocos episodios emitidos y todos me han gustado.

Quizás es porque entre ver CSI con sus super laboratorios y ver a estos tipos haciendo autopsias en un calabozo, me quedo con lo burdo de los inicios victorianos (aun si no fueron así).

Quizás es porque la fotografía no suaviza nada lo que vemos, la música a veces ni siquiera está allí, los colores son oscuros y fríos y él parece tan incapaz de expresar emociones, tan restringido dentro de sus trajes y sus cicatrices de quemaduras, que dan ganas de meterse en la pantalla y darle algo de consuelo y calidez.

O tal vez es que soy retorcida y me gustan estas cosas. ¡A saber!



Hunted

Siguiendo con los ingleses, tenemos Hunted.

Esto vendría siendo como ver una historia de James Bond por capítulos, donde nadie es lo que parece, James Bond es mujer y TODOS mueren por ella, a pesar de su actitud de “todos son imbéciles, todos me tocan las narices, ponte a tiro y te entro a sopapos sólo porque estoy cabreada”.

Sam es una espía inteligente, hermosa, letal, que trabaja para una agencia privada de espionaje (nada de MI6 aquí). Se puede acostar con cualquiera si la misión lo requiere, pero ama a Aidan, en quien no confía. Él por supuesto, está a la altura en lo inteligente, hermoso y letal.

En la serie todo puede pasar. Cualquiera es sospechoso, todos pueden morir o ser torturados, todos saldrán lastimados y hace siempre mucho frío y está todo siempre muy húmedo.

Ella persigue y es perseguida. No sabe quién la quiere muerta y por eso mismo, regresa al trabajar con quienes sospecha esconden entre sus filas a su asesino. NADIE es quien parece ser, todos son carne para la intriga y la sospecha, y si no fuera que la actriz principal tiene la costumbre de ir por la vida con los labios en trompa, creo que me gustaría aún más.

Hunted no cuenta nada nuevo, pero lo cuenta de manera tal que, a veces, a mí me dan ganas de apartar la mirada. Porque aunque no tenemos violencia constante, cuando deciden que haya, hay como para que valga.



Elementary

Tengo un problema con esta serie: me encanta el actor (ENCANTA, con mayúscula y rutilante Technicolor, muchas gracias), y amo las series en donde lo que cuenta es la ciencia de la deducción.

Pero no veo a Sherlock. Veo a un tipo que se llama igual que el personaje del libro y que se dedica a lo mismo que el personaje del libro. Así que todo el tiempo estoy esperando que alguien aparezca y le diga "¡Hey! ¡Te llamas igual que el protagonista de los libros de Sir Arthur Conan Doyle!".

Y no, no es porque esté ambientada en época moderna, porque amo profundamente al Sherlock Homes de Sherlock. Y me creo total y absolutamente que es él. Me creo que Watson es Watson. Me creo todo en esa otra serie.

Para solucionar este asuntito, la miro no como Sherlock sino como una serie más en donde todo pasa por la ciencia deductiva. Y menos mal que lo hago, porque el Sherlock de Johnny Lee Miller es TAN buenísimo como personaje. Con este, me quedaría a mucho más que tomar té. Con el de Sherlock, me quedaría solo para aporrearlo en la cabeza por insoportable y pedante.

Los casos son interesantes, el ambiente está bien pensado, todo el background de su adicción y los motivos por los cuales Watson está en su vida, resultan sólidos y creíbles. Y por supuesto, en lo que a mí respeta, que tenga juntos en la pantalla a Johnny Lee Miller y Aidan Quinn, ya me alcanza.

Las que me aburrieron y/o fastidiaron tanto, que tuve que abandonarlas.

Lo he intentado con estas y no. No sé qué es: si es la falta de emoción, la falta de personajes que me atrapen, la falta de imaginación (no fantástica, sino de ideas que me tomen por sorpresa), la falta de lógica (esto es casi determinante), que tienen algo mal en lo que plantean... o simplemente, que estoy vieja. Pero estas series, por más que comencé a verlas, tuve que dejarlas porque me abuuuuuuuuuuuuurren. O me irritan. O las dos cosas.

A saber y sin fotos:

La vieja y consabida Bones: que si al menos se preocupara en dejar en claro que no se toma a sí misma en serio (la serie y el personaje), no me haría dejarla colgada de la estantería. Pero es que de verdad, no hay con qué darle a esta serie.

La no vieja y supuestamente original, Revolution: ¿así que somos incapaces de generar energía eléctrica? ¿INCAPACES? Estamos hablando de energía eléctrica, señores. Estamos hablando que se puede obtener de tantas fuentes y modos diferentes… está el tendido eléctrico, están montones de personajes inteligentes alrededor del mundo, hay bibliotecas (por lo que la excusa de “no puedo acceder a la información para replicar lo que se hizo más de una vez” se vuelve no creíble)… ¿y resulta que misteriosamente se apaga el interruptor general del mundo y kapum?
Hubiera sido mejor que nos invadieran extraterrestres y nos lo impidieran. Pero ser incapaces… por favor.

La que debía darnos la vuelta de tuerca a los cuentos de hadas, Once Upon a Time: llegué al episodio 8 de la primera temporada y lo más emocionante y asombroso que había pasado era que mataran al Sheriff (lo cual, de paso, me cabreó sobremanera). Y entonces, ni siquiera recordé que tenía que ver el episodio siguiente, ni el siguiente... y seguí así hasta que me dije: "¡Hey! ¿No estaba yo viendo esta serie y ahora va por la temporada 2?"
Así que decidí evitar todo lo que me faltaba y lanzarme a ver el episodio final de la 1er temporada, sólo por si las moscas y pescaba algo. ¡Oh, caramba! ¡Entendí todo! Eso decidió que no valía la pena ver la segunda. Ni siquiera por el fabuloso Rumpelstinkin.

La que terminó.



Fringe

Y Fringe se fue, en una mañana lluviosa de sábado.

Quizás podrían mencionarse agujeros en su final en cuanto a “no me cierran estos tiempos” o “¿no debería haber hecho/dicho/aparecido tal personaje o tal cosa?”. Pero su final estuvo a la altura de los cinco años de guiones fantásticos, actuaciones fabulosas, una historia sólida y una explicación a los cómo, los por qué y los cuándo.

Fringe es de esas series que salen redondas porque están bien pensadas.

Que no importa si la trama en sí misma es más o menos verosímil en cuanto a “realismo”, porque las actuaciones son brillantes y jamás pierde la lógica del mundo en el que se mueve.

De esas series en donde en la última temporada, nos traen a colasión algo de la primera y nos quedamos con el “¡Ah! Pero, ¿cómo? ¿No que eso era respecto a esto? ¿No era respecto a esto? ¡Me jodés que todo este tiempo yo pensé que sí!”. Donde los personajes, todos, tienen memoria. Donde la evolución es la adecuada (aún si como expectador me choca más o menos).

Donde no hay cosas lineales y cada temporada, de un modo asombroso, se reinventa sin borrarle el sentido a todo lo que ha pasado hasta ese momento.

Cada detalle en Fringe parece ser pensado, fabricado e embutido con precisión para que el todo cuaje y resalte.

Los actores interpretando múltiples versiones de un mismo personaje y convenciéndonos de que son todos diferentes, aún si es el mismo.

Los escenarios y las situaciones, que uno podría con tanta facilidad tildar de “ciencia loca”, pero no lo parecen. No suena así. Suena creíble.

Las historias personales, enlazadas de manera concisa y consciente y pensada.

Los casos de la semana, enlazados con la historia de la temporada, conectados con el hilo argumental de la serie completa... brillante.

Extrañaré Fringe porque siempre se agradece poder ver algo de calidad. Fringe es todo lo que en su momento X-Files prometía ser, pero no lo consiguió porque quizás, por ser la primera, no tuvo la madurez para mostrarlo o conseguirlo.

Fringe es el tipo de serie en donde, incluso, se van antes de que los echen y por eso, tienen mi respeto.

Y además de todo, a pesar de la angustia y los sinsabores de su historia, es una serie que allá al inicio, prometió ser fabulosa. Y mantuve esa promesa hasta el final.

¡Besos!
Enia

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