Hay cosas que no se me ocurren. Honestamente, no se me pasan por la cabeza.
Quizás es porque no son relevantes para mí (bueno, no quizás, seguro). También puede ser porque yo soy de las abuelas del livejournal y en aquellos tiempos iniciales, se manejaban otros códigos y criterios que yo aún conservo (¡Cuántas de mis amigas tienen ahora su livejournal porque las obligaba a ir a mirar mis escritos allí!).
Como sea, resultó ser que el otro día me enteré que quizás esta falta de ocurrencia de mi parte podía generar en otros desde malestar hasta decepción (por no mencionar que en algunos, capaz y es enfado liso y llano).
Es por eso que me avengo a hacer la siguiente aclaración, para evitar futuros problemas.
Yo trabajo en el segundo centro de cómputos más grande de Latinoamérica.
Trabajo, además, para uno de los dos tipos que tienen a su cargo evitar que se interrumpa el servicio que brinda este centro de cómputos a todo el país. Y este jefe mío, de manera CASI directa, trabaja para la presidenta de la nación. Y por casi directa me refiero a que entre él y la presidenta, hay escasamente 3 sujetos. Y con esto no estoy intentando decir que el trabajo de todos no sea importante y relevante. Sólo intento explicar por qué razón el mío, es demandante y estresante.
Yo no sé cómo en sus casos. En el mío, he llegado a estar en el trabajo 12 o 13 horas porque se lanza un plan social y de repente, nuestra infraestructura de TI se ve bombardeada con 40.000 ingresos por minuto. O la presidenta decide aumentar las jubilaciones y en un plazo de dos días hay que rehacer el trabajo que por lo regular tarda 15. Y aunque yo no haga otra cosa más que dar apoyo logístico a los que sudan como condenados y quedan tiesos por la contractura, igual estoy allí. Porque si se interrumpe el servicio de TI que nosotros brindamos, no sólo se trata de que podrían verse afectadas 40.000.000 de personas. Se trata de gobiernos de otros países que trabajan con nosotros, a veces usando cosas nuestras, a veces intercambiando información, también se quejarían. Y si creen que exagero, déjenme que les cuente que trabajo en el área que tiene el más tristemente alto record de infartos, accidentes cerebro vasculares, trombosis, etc, dentro de esta organización. Y que si nosotros nos caemos, Paraguay no tiene Firma Digital, por ejemplo. O se detiene la emisión de Pasaportes y DNIs de mi país.
Además de eso, soy auditor de certificaciones ISO. El lugar en donde trabajo tiene a lo largo del país 90 certificaciones ISO que deben ser auditadas una vez al año. Y no sé cómo son sus países, pero el mío es GRANDE. Esto me obliga a viajar por lo menos 4 veces al año por razones laborales.
Fuera de ese detalle, mi familia vive en dos lugares diferentes de este país, a 800 y 1200 km de distancia de donde yo vivo. Y viajo promedio 1 vez al mes, a uno u otro lugar, para poder verlos. Sumando, tenemos al menos 16 viajes anuales. Más las vacaciones, por supuesto.
En los días malos, tengo problemas en los ojos, me duelen hasta querer sacármelos. Sufro de migrañas, por lo que muchas veces el ruido y la luz son una tortura. Tengo hiperlaxitud en los tendones, por lo que cada tanto mis articulaciones se me hinchan de tal modo que quedo invalidada.
En los días buenos, leer siempre le ganará a escribir en mi mundo. Pero además, si mis hermanas están esperando un niño, yo estaré bordando para mi sobrino. Y si mi madre me entrega la carpeta tejida que mi bisabuela dejó inconclusa, estaré tejiendo. Y si de repente tengo un ataque de nostalgia, estaré dibujando. Eso por no contar con que jamás dejaría de reunirme con mis amigos, o de ir al cine, o de ver una serie televisiva, sólo porque no he chequeado el lj. Antes solía mirarlo en el trabajo, durante el rato de almuerzo. Ahora las reglas de seguridad lo tienen bloqueado, así que sólo queda la opción de mi casa.
En lo que a mí respecta, el lj es como un café. Cómodo, lleno de estanterías con libros, sillones mullidos, olor a café, cosas ricas para comer, amigos con los que charlar. A quien contarle tonterías, a quienes escuchar cuando tiene algo para contarme. En definitiva, un sitio para compartir.
Por lo tanto, vengo cuando puedo. Vengo cuando quiero. Vengo cuando el cansancio me permite disfrutar. Jamás vengo por obligación y puedo asegurarles que entiendo de obligaciones como para saber la diferencia.
Quiero que todos aquellos que me agregan en su lista de amigos sepan que no publicaré seguido. Que habrán épocas en las que estaré presente y otras, muchas, en las que estaré ausente. Quiero que comprendan que agregarlos en mi flist sólo significa que me interesa lo que digan, pero no significa que comentaré, que leeré todo, que estaré al día de lo que les ha pasado, de su último interés.
Espero que sepan, y acepten, que lo que sea que ustedes estén esperando, no necesariamente voy a cumplirlo. Porque no estoy firmando ningún contrato, ni contrayendo ninguna obligación. En mi mundo de yo soy yo, vos sos vos, yo no estoy en este mundo para llenar tus expectativas y no creo que estés aquí para llenar las mías. Lo que sea que cada uno de nosotros asuma como parte de este mundo, es problema de cada uno de nosotros. Y yo no me hago cargo de lo que asuman los demás.
Yo sigo a la gente que me pinta seguir. Y aún si la sigo, no me siento en la obligación de comentar o leer o de nada. Porque este es un ámbito de libertad y relajación. Por consiguiente, que alguien me agregue o no a su flist me genera aún menos obligación de ningún tipo. Perdón si esto suena rudo, pero estoy intentando ser clara, para que luego no haya lugar a malos entendidos que lleven a que alguien se sienta mal.
Si quieres leerme, adelante. No hay problema. No espero que comentes (de hecho, he comprobado que en su gran mayoría, quienes entran aquí jamás dicen nada). No espero que leas. No espero que te guste. No espero absolutamente nada de nadie, porque no le pido nada a nadie tampoco.
Si quiero leer, lo mismo. No necesariamente voy a comentar. No necesariamente voy a leer. Porque no voy a pedir lo que luego no ofrezco.
Si esto no les sirve, siéntase libres de quitarme de sus listas. Siéntanse libres de no agregarme en ellas. ¡Siéntanse libres de ser como quieran! Porque en definitiva, yo seré como yo quiera también.
Esto no es para polemizar, sino para aclarar. Porque aquí, como en todo, nada parece que deba sobreentenderse y todo debe ser taxativamente establecido. Y porque es feo cuando uno, queriendo o sin querer, termina haciendo sentir a otros mal. Casi tanto como es feo desayunarse que está haciendo algo así sin quererlo.
¡Besos!
Enia