Inventando memes

Jan 31, 2009 10:50


Básicamente, soy una tipa simple. Lo mío nunca pasa por lo excesivamente complicado (que, OBVIAMENTE, no es impedimento para que sea realmente tortuoso).

Pero también me gusta eso de desafiar y que me desafíen. Así que… aquí vamos.

Un meme mezclado, tomado de entre ese que anduvieron haciendo apocrypha73 y alderaan_  y el que hizo sramulder .

Por un lado, era escribir sobre 15 parejas de diferentes fandoms, dar una pista de quién se trata y que adivinen la pareja y el fandom.

Por el otro, escribir 10 mini-mini-mini drabbles sobre un fandom particular, utilizando 10 categorías de fics diferentes.

Yo tomé todo, lo metí en la súper mini procesadora, lo batí y salió esto:

Diez drabbles, sobre diez parejas de fandoms (que pueden repetirse),  utilizando 10 categorías de fics diferentes.

Para hacerlo aún más complicado, puede que utilice a mis musas, a las hadas o incluso a los personajes de El inicio y el Fin. Y puede que no esté presentando a personajes que son PAREJA realmente.

A ver si alguien le acierta a ALGO, porque no habrá nombres aquí. Prometo que será MUY FACIL darse cuenta.


 El batido de memes

1- Angst

Muchas veces, en sus sueños, su vida presente era normal.

Simple y sin complicaciones.

Amigos, padres, casa, perro. Estudios, música, jugar para su equipo de la escuela, escapar de castigos por bromas por los pelos, romper las reglas, pasear con sus amigos, esconderse con su novia en algún lugar donde nadie los viera.

Otras veces, sus sueños se poblaban de su vida futura y todo parecía brillante.

Su casa, su chimenea, su trabajo, su novia. Cuando eran esos sueños, ella estaba allí, con él. Riendo, haciendo bromas, frunciendo el ceño ante algo que no le gustaba, abrazándolo como si jamás fuera a dejarlo ir. Llena de vida y exultante.

Sin importa cuál fuera el tipo de sueño, siempre soñaba con ella. Y cuando despertaba, el vacío de la realidad lo asfixiaba.

Porque no tenía casa, ni padres, ni perro, ni escuela. Porque todo era oscuro, húmedo, aterrador, desolado. Porque sus amigos no se divertían.

Porque ella ya no era su novia.

2 - Family

No había dejado de murmurar desde que comenzó. Y  aparentemente, la letanía podía ser eterna. No es que se sintiera afectado. Por él, que siguiera protestando y maldiciendo por siempre jamás.

Cada tanto, pescaba una que otra palabra desde donde estaba sentado.

“Inútil total” fue una de las frases más repetidas. “Tanta inteligencia, tanta inteligencia… ¡al pedo!” se mezclaba con “Jamás debí dejarlo tocarte” y “¡Pero hay que ser animal para hacerte esto!”.

No le importaba.

Podía insultarlo por toda la eternidad y seguiría sin importarle.

Tenía dos buenas razones para que le resultara hasta divertido escucharle.

La primera era que sabía que, sin importar lo que hubiera hecho o dejado de hacer, igual hubiera provocado una andanada de protestas.

La segunda era que el sólo hecho de poder escucharlo después de tanto tiempo sin oírlo, casi lo hacía llorar de la felicidad.

Así que mientras le llegaba la promesa de “Nunca jamás dejaré que vuelva a meterte mano, lo juro. Jamás te abandonaré de nuevo”, levantó su cerveza al sol poniente y para sus adentros dijo “Amén”.

3 - Romance

Miró por la ventana por centésima vez y suspiró, apretando una mano contra la otra con fuerza.

Ya debería haber llegado. Sabía, positivamente, que estaba bien, pero eso no evitaba que tuvieras las entrañas agarrotadas.

Con impaciencia se acercó a la cocina y sacó del fuego la olla o la cena estaría irremediablemente perdida.

Un trueno estalló en el cielo, haciendo que su corazón latiera más apresurado aún, pero se obligó a calmarse.

Todo estaba bien. Debía estarlo.

Decidió ocuparse ordenando la innumerable cantidad de cosas que parecían aparecer por todos lados en todo momento, sin importar cuántas veces ordenara. Era mejor hacer algo. Siempre era mejor. La otra opción era sentarse y elucubrar sobre las posibilidades. Y las posibilidades invariablemente parecían malas, así que prefería ocuparse.

Estaba terminando de acomodar el correo cuando escuchó el golpeteo de zapatos que se sacuden en el felpudo de entrada.

Dejando todo desparramado, corrió hacia la cocina, por cuya puerta iba entrando en ese momento la empapada figura masculina. Sin preocuparse por la cantidad de agua que goteaba desde el pesado abrigo, lo abrazó con fuerza y enterró por un segundo el rostro en su pecho. Cerró los ojos, respiró profundo y agradeció en silencio que ya estuviera en casa.

Con ella.

A salvo.

4 - Tragedia

Por mucho tiempo permaneció allí sentada, acunándolo.

Trazó sus rasgos lastimados con los dedos. Acarició su cabello revuelto. Dejó que la barba que jamás dejaba crecer pero tampoco afeitaba, le raspara las yemas de los dedos.

No se preocupó por regresar a su forma. No le importó dejar que las vivencias y emociones que no le pertenecían, la invadieran.

Porque de alguna manera, él merecía que ella permitiera que la mujer que lo había amado, se despidiera.

Porque de alguna manera, ella se merecía poder sentir algo tan humano como el dolor desgarrador de perder una parte de sí misma.

5 - Humor

Durante un segundo se quedó congelada, con la mano en el picaporte de la puerta de la cocina.

Lo que la asombró no fue el desorden. Últimamente, era lo único que realmente caracterizaba su casa. Tampoco fue el despliegue de lo que parecían toneladas de harina por la mayor parte de las superficies. O lo que sin duda eran restos de un pollo destazado en la mesada. Ni tampoco el batido que goteaba dentro de la pileta o el misterioso burbujeo de ALGO en la hornalla.

Lo que realmente le había quitado la capacidad de movimiento era que él estuviera removiendo algo en una sartén con una espátula, mientras canturreaba algo en un tono que parecía una chicharra oxidada y movía las caderas de manera un tanto descompasada.

Con un floreo de la espátula en el aire, sacó la sartén del fuego y quebró la cadera hacia el costado, terminando la canción mientras levantaba la tapa de la olla donde el algo, que ahora su olfato le decía que podía ser pasta, seguía burbujeando.

Entonces, se giró y la vio, aún parada en la puerta.

La espátula quedó en el aire, el tono a medio cantar y el delantal de su madre, que tenía unas mariposas volando alrededor de una pajarera, todo enmarcado con flores y corazoncitos, voló por la rapidez con que había girado.

Por un instante, se quedaron mirándose. Ella sombrada. Él con cara de haber sido pescado en falta.

- ¿No tenías que ir a ver a ese tipo? - preguntó él.

- ¿Estás cocinando? - preguntó ella.

Él miró alrededor y, suspirando, dejó la espátula sobre la mesada, resignado.

- Se suponía que ibas a tardar.

Ella cerró la puerta sin apartar los ojos de su rostro.

- ¿Tú sabes cocinar?

Él levantó su ceja  y encendió un cigarrillo, que sostuvo entre dedos enharinados mientras se rascaba la cabeza.

- ¿Recuerdas que te conté de la decoradora de interiores? - preguntó. Ella asintió y él se encogió de hombros - Bueno, también era chef.

6 - General

Colocó en la bandeja de salida el último sobre, asegurándose de que la pila estaba prolijamente apilada y debidamente estampillada, se sirvió un poco del exquisito vino que su hermana le había regalado y lo saboreó, antes de disponerse a chequear el correo electrónico.

Con rapidez descartó lo que le parecía que no era importante, movió a la carpeta de relevancia lo que venía de su padre, su hermana y algunos otros que pensó que iban a requerir de su atención especial, y los que enviaban los clientes a la carpeta que tenía la inspirada leyenda de CLIENTES.

Entonces, tomando otro trago del excelente vino, comenzó a borrar los mails que no parecían ser demasiado relevantes. Iba por la mitad cuando uno le llamó la atención.

No reconoció la dirección, pero el asunto rezaba “Calendario 2009”.

Pensando que tal vez sería algo relacionado con fechas a recordar, abrió la presentación adjunta. Y el vaso con el bendito vino se quedó congelado a medio camino hacia su boca.

Allí, a todo color, con música de cumbia, había una sucesión de fotos suyas que jamás se había sacado. O mejor dicho, de fotos de tipos desnudos, en poses ridículas que pretendían ser sugestivas, con SU rostro.

¡Y con leyendas!

Ridículas y totalmente desubicadas, mancillando su buen nombre, honor y decoro.

Con espanto, buscó el mail para mirar si sólo se lo habían enviado a él.

El vaso se estrelló, desparramando el tinto en la inmaculada alfombra.

¡Era un maldito SPAM!

7 - Hurt/Comfort

No tenía ni la menor idea de qué fue lo que llevó a besarla.

Tal vez fueron las lágrimas.

Tal vez fue la voz.

Quizás fue el recuerdo tortuoso y borroso de sus propias palabras a lo largo del tiempo.

Y si fuera lo suficientemente valiente como para ser honesto consigo mismo, admitiría que fue el dolor casi insoportable que sentía por verla sufrir. Por saber que una vez más, su sueño se había despedazado, dejándola con sus esperanzas desparramadas en un mobiliario que parecía destinado a no ser usado jamás.

Pero no era valiente y no era honesto y le aterraba que cuando ella era débil, él se quedara desnudo de corazas y sólo atinara a seguir sus instintos irracionales.

Así que no supo qué decir cuando apartó sus labios y miró sus ojos brillantes, tan cercanos que hasta podía ver las motas de color más oscuro que parecían desprenderse desde las pupilas dilatadas.

Entonces, dio la media vuelta y murmurando un “Buenas noches” casi inaudible, se largó a ahogar su propio dolor en whiskey. O brandy. O lo que cuernos tuviera en su casa.

Lo más lejos posible de ella.

Antes de que perdiera del todo el juicio y cediera ante la única cosa que juró que jamás volvería a suceder.

8 - Friendship

Los canales de televisión pasaban a la máxima velocidad que el control remoto podía emitir la señal de avance, haciendo que la habitación se iluminara con la parpadeante luz, como si se tratara de un cuarto con un cartel de neón caprichoso dentro.

- Podrías contratar un servicio de cable que tenga ALGO como la gente, ¿no?

- Nadie te obliga a tener que soportar la programación de mi servicio de cable.

- ¿Y qué se supone que haga?

- Pues, no lo sé… ¿Contratar tu propio servicio, en tu propio lugar, y quitar de una buena vez tu patético trasero de mi sillón? - Con un gesto brusco, apartó la bandeja de aros de cebolla fuera del alcance y lo señaló con el dedo -. Porque en verdad me agradaría que no te comas mi comida, te bebas mi whiskey o tener que soportar tus novelas adolescentes noventosas cuando quiero relajarme y descansar.

Hubo un silencio durante el cual pasaron diez canales de deportes, se escuchó una frenada de al menos media cuadra en la avenida que pasaba varios pisos abajo y el reloj dio las dos y cuarto de la madrugada.

- Reconócelo. No puedes darte el lujo de que me vaya. Me necesitas.

- Sí, claro. Como cualquier cristiano necesita confesar a su esposa que tiene sífilis porque se acostó con varias putas.

Otra pausa. Le manoteó unos aros de cebolla y detuvo el zapping en una reposición de 21th Jump Street.

- Suerte que no eres cristiano. Y que no tienes esposa.

9 -AU

Sus pasos resonaron en el blanco pasillo con olor a desinfectante que, a esa tardía hora, estaba prácticamente vacío. Su chaqueta de cuero negro goteaba la lluvia que lo había empapado en los pocos metros que caminó en el estacionamiento y sus zapatos hacían un raro ruido de chapoteo.

Al llegar al final, dobló a la derecha y siguió los carteles indicadores de número de habitación, buscando alguna señal policial que le hiciera más sencilla la tarea de ubicarse.

Volvió a doblar, esta vez a la izquierda, y vio a su jefe y a otro sujeto de traje, parados a varios metros. Acercándose a ellos, dedujo por el lenguaje corporal del desconocido, pelado y con anteojos, que estaba cabreado y preocupado. Un par de pasos más y agregó asustado a la lista.

Antes de que llegara hasta ellos, el teléfono celular del pelado comenzó a sonar y éste se apartó, alejándose en sentido contrario, para atender.

Aprovechando el momento, se acercó a su jefe que lo saludó con un gesto de su cabeza. Se veía cansado, ojeroso y su memoria le decía que hacían tres días que no se cambiaba la ropa.

- ¿Qué tenemos? - preguntó.

- Mujer blanca, de 35 años. Médica. Desapareció hace una semana y en su casa había claras señales de lucha. Reapareció esta tarde; unos muchachos la encontraron en el bosque, inconsciente. Las pruebas de toxicología dicen que su sistema tiene vestigios de un supresor del sistema nervioso.

- ¿Estamos seguros que es una de las víctimas?

- No recuerda mucho, pero concuerda con el patrón.

- ¿Crees que podré hablar con ella?

Su jefe miró hacia el pelado individuo que, a unos cuantos metros, seguía hablando por teléfono.

- Aprovecha ahora, que él está entretenido -, volvió sus ojos negros hacia él y agregó: - Si es una de las víctimas, es la única que podido escapar. Es nuestra mejor oportunidad. No voy a decirte cómo hacer tu trabajo pero…

- Lo sé, lo sé - respondió  -. Trata de que no nos interrumpan.

Con un asentimiento de cabeza por respuesta, hizo una pausa para pasarse la mano por el pelo empapado y cuadró los hombros. Entonces empujó la puerta y, entrando, la cerró a su espalda.

La mujer en la cama se veía para la mierda.

Tenía tubos por todos lados, un enorme parche en la frente, moretones y rasguños en casi todas las superficies que la bata de hospital y la sábana dejaban al descubierto, y parecía muy pequeña en esa cama. Pequeña y lastimada.

Cuando lo escuchó entrar, giró su rostro hacia él. Sus facciones estaban deformadas, su pelo sucio y sus labios partidos. Sus ojos, que se clavaban en él como si intentaran enfocarlo, estaban golpeados y uno de ellos tenía los vasos capilares rotos, por lo que se veía rojo y oscuro. Pero aún así, no cabía duda que eran azules. Muy azules.

Parpadeó un par de veces, como si la luz le molestara, y frunció el ceño.

- ¿Usted es ese perfilista milagroso que todos parecen estar esperando? - preguntó con voz rasposa y bastante dificultad.

Él le sonrió con una mueca que pocas veces esbozaba.

- ¿Usted es la fabulosa mujer que me ayudará a atrapar a quien le hizo esto? - preguntó a su vez, acercándose a la cama.

Ella intentó sonreír, pero su rostro se contrajo por el dolor. Se movió en la cama, como si no hubiera postura que no equivaliera a dolor, y finalmente suspiró.

- Sí, esa soy yo… la fabulosa - murmuró.

Él se sentó en la silla a su lado y la miró por un instante, antes de inclinarse hacia adelante.

- Yo soy el milagroso - dijo en un susurro cómplice.

10 - Suspenso

El corazón le retumbaba en el pecho y el miedo la atenazaba las entrañas.

Nunca en su vida se había sentido más aterrada.

Trató de caminar con sigilo por entre las estanterías de libros, intentando ver en la penumbra del lugar. Las pocas luces creaban sombras en todos los rincones del antiguo teatro convertido en librería. Los balcones, pequeñas salas de lectura, resultaban bocas oscuras y amenazantes donde podía esconderse o se atrapada. Las figuras pintadas en el techo contemplaban en silencio lo que sucedía y el escenario, con sus mesas y telón, ya no parecía tan amigable como cuando bullía de gente tomando café y disfrutando de la música.

Cerrando los ojos, intentó escuchar. Podía salir de ahí. Podía sobrevivir. Sólo tenía que amoldarse a sus sentidos. No había perdido la memoria de lo que aprendió a lo largo de su vida. Quizás había perdido todo lo demás, pero eso no.

Apretando una mano contra su abultado vientre, apoyó la otra contra la madera de la estantería a su lado y controló su respiración. Si tan solo su corazón no latiera tan fuerte y pudiera respirar sin jadear. Sin tan solo pudiera moverse con rapidez y sin torpeza.

Sin tan solo pudiera decirle a él dónde estaba. Lo que estaba sucediendo.

Escuchó la carcajada socarrona que retumbó en el enorme salón, dándole a la acústica del teatro donde ahora la gente paseaba para admirar su arquitectura y comprar libros, un uso totalmente diferente y absolutamente siniestro.

Sus ojos se llenaron de lágrimas de desesperación.

Estaba perdida y lo sabía.

La idea del dolor que esto iba a causarle a él la sacudió, al mismo tiempo que una patada en su estómago le recordaba que no estaba sola allí.

Entonces se obligó a moverse. A escuchar. A usar su cerebro, sus conocimientos, todo lo que tuviera a mano para intentarse salir de allí.

Aún no se acababa.

Aún no la había atrapado.

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Bien, ahí estamos.

No sé si lo hice bien con respecto a lo de las categorías. Jamás fui buena categorizando fics.

Como sea, como para aclarar más las cosas, sólo un fandom se repite, ninguna pareja se repita y, finalmente, dos de los drabbles no son de fandoms, sino de mis propios universos. Y lo de Romance es más bien Amor, pero bueno....

sramulder ofreció escribir algo a pedido del ganador.

Yo siempre he dicho que aquí cualquier puede pedir algo cuando quiera, así que cada uno a su gusto, sea el que más acertó o no.

¡Besos!

Enia

meme, escritos

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