Sigue adelante (5/?) - Wincest fic

Jun 13, 2007 01:39

TÍTULO: Sigue adelante (5/?)
FANDOM: Supernatural. Porque nunca se tiene suficiente.
PAREJA: Sam y Dean. Wincest.
RATING: Será NC-17. Por ahora, PG-13
ADVERTENCIAS: Wincest. Sam y Dean. ¿Hace falta más advertencia? Madurez en la lectura, por dios.
SPOILERS: Temporada 1. Situado en la temporada 2, antes de Croatoan.
PALABRAS: Roughly 1500 (parte V)
RESUMEN: Sam se pone a pensar una noche, en su hermano, en lo que es tenerlo allí, en cómo es... y empiezan todos sus dolores de cabeza. Porque a él no le pone su hermano. Y punto.
NOTAS: Parte algo más corta, por motivos estructurales. Toda la confusión que hay, todo lo que está sin explicar... es Dean. La culpa siempre es de Dean. No, en serio.



Está completamente dormido, así que no se da cuenta de cuando empieza. Está completamente dormido, y no tiene ningún tipo de proceso subconsciente alerta, ningún Sam dormido-pero-preparado esperando la señal para saltar. No. Duerme. Y cuando duerme, no está para nadie.

Así que igual tarda mucho, mucho, en que algo de realidad se filtre en sus sueños.

Una araña. Pequeña, luego más grande, en el coche, subiendo por el respaldo del asiento delantero. Una araña, supernatural, una cosa que les incumbe, y la quiere matar, la quiere matar, pero sabe que si se mueve le picará y se convertirá en algo raro. Una araña, que se mezcla con un lago (y ya no está en el coche), y en el lago hay algo, y Sam se cae y el suelo lo rodea, y de alguna manera el algo deja de asustarlo...

Da igual. Porque tan pronto como su consciencia lo llama, se le olvida absolutamente todo lo que soñaba.

Un gruñido y abre los ojos, incómodo, molesto, lleno de sueño. Es completamente de noche.

-Shhh -oye, contra su espalda, tan cerca que tiene que girarse.- No te muevas, Sammy.

Es Dean. Es Dean y está en su cama, tumbado, su cuerpo contra la espalda de Sam. Aunque intenta mirarlo, no puede; Dean tiene la cara hundida en su cuello. Completamente despierto de repente, carraspea, vuelve a intentar girarse, se echa un poco hacia delante.

-¿Qué pasa? -murmura, con la voz ronca.- ¿Va todo bien?

-Perfectamente -replica Dean, con tan sólo una nota de incomodidad en su voz.- Siento haberte despertado.

Sam sacude la cabeza.

-¿Qué pasa, tío? ¿Qué haces en mi cama?

Lo dice de buen rollo. Lo jura. Que Dean se separe, rodando atrás, no va implícito en su tono, y le molesta cuando lo nota.

-No tengo ni idea, Sam -responde su hermano, después de un suspiro. Otro movimiento, Dean un poco más lejos, y otro suspiro, largo y cansado.- Duérmete, anda. Olvídalo.

Sam se gira y mira a Dean, que se ha sentado en la cama.

-No te vayas -le dice, con una mueca.- Es tarde y tu cama está lejos.

Dean sonríe, incómodo y con una mirada de exasperación, la misma mirada con la que suele responder a muchas de las bromas de Sam, pero asiente, se tumba otra vez. Mirando el techo y con un brazo bajo la cabeza.

Sam es una nenaza. Se lo dice a sí mismo antes de que Dean pueda decírselo. Una nenaza. Y una vez eso queda claro, se gira un poco más hacia Dean, hasta que queda de perfil contra él. Rozándose lo más mínimo, pero rozándose, igualmente. Y con las caras ridículamente juntas.

Es estúpido cómo haberle dicho a Dean lo que piensa hace que se sienta tan liberado que no le incomoda ni estar tan cerca de él, siendo un chico, y su hermano, y todo eso. Completamente estúpido.

Pero es que tiene sueño. ¿Cuela?

Además, es Dean el que se ha metido en su cama. No al revés.

Porque no lo he pensado antes.

O porque no tienes mis huevos, Sammy.

¿Ah, no? ¿Y quién te ha hecho quedarte, eh? ¿Eh?

Intentando sujetar conversaciones inventadas con un Dean dentro de su cabeza, se concentra en el Dean de verdad, delante suyo, mirándolo relajado y cómodo. Sólo una inclinación de cabeza, y la frente de Sam descansa contra los dedos de Dean, la mano sobre la que descansa la cabeza. Dean le sonríe, suavemente, y sigue mirándolo. En silencio. Sólo mirándolo. Hasta que Sam se pone vergonzoso (nenaza, canturrea Dean dentro de su cerebro, alargando mucho las vocales) y tiene que interrumpir el momento.

-¿Qué? -pregunta, alzando las cejas, queriendo parecer casual.- ¿Qué pasa?

-Nada -dice Dean.- Estoy en tu cama.

Y se ríe, sólo un momento y con una pizca de sarcasmo en la voz, que hace que Sam alce las cejas un instante, pero se ríe.

-¿Qué le pasa a la tuya? -Intenta picarlo, porque eso funciona para que todo sea cómodo y como siempre. Y parece como si Dean lo necesitara.- ¿Ya la has manchado?

-No vayas por ahí -lo avisa. No, no hay sarcasmo. Eso es bueno.- En no manchar la cama te puedo patear el culo todos los días, a todas las horas.

Sam sonríe.

-¿Me hablas de autocontrol?

Dean sacude la cabeza, y su cara roza las puntas del pelo de Sam. Agradablemente.

-Yo no conozco el autocontrol -bromea, con un bostezo escapándosele.- Te hablo de falta de necesidad de autocontrol.

Sam pone los ojos en blanco.

-Vale, lo que tú digas. ¿Qué haces en mi cama?

Fruncimiento de labios, movimiento ínfimo de un solo hombro, mirada al techo, como redactando la respuesta interiormente.

-Quería probar algo -dice, por fin.

-¿Qué?

Una pausa. Y luego:

-Nada.

-Dean.

-Nada -insiste.- No seas pesado, anda. ¿Estás bien?

Sam asiente. Mira a su hermano. Le pide contestación una vez más, con una mirada, y cuando no la consigue se separa y se da la vuelta, recuperando la postura que tenía mientras dormía.

-Enséñame qué -le propone.

Dean empieza protestando.

-No, Sam...

Pero, a la vez, rueda en la cama hacia Sam y se pone otra vez contra él, el pecho en la espalda, la nariz en el cuello. Y su respiración, caliente, en la nuca.

-No era nada -le dice, y a Sam se le eriza el pelo del cuerpo.- Quería... quería probar... esto.

Esto.

Esto es poner una mano sobre la cadera de Sam. Esto es avanzar un poco la cabeza, hasta hacerle cosquillas. Esto es doblar las rodillas, y acariciar, muy suavemente, casi imperceptible, los muslos de Sam con ellas. Mientras la mano de la cadera sube, despacio.

La sensación (el obtuso de Dean en su cama demostrando algo de puto afecto es resumible más como una orquesta de sensaciones, pero llamarla sensación le sirve, por el momento) es tan agradable que Sam tiene que cerrar los ojos, dejar de respirar y concentrarse. En el ruido del roce de la ropa. En el calor de la respiración de Dean. En la mano, en su costado, sobre la camiseta, tímida e insegura.

La captura y la lleva a su otro costado, cruzándola sobre su estómago.

-Espera -murmura.- Espera un momento.

-Esto es asqueroso -propone Dean, la voz rara porque sale desde el pelo de Sam.

No tiene entonación, pero Sam sabe que es una pregunta.

-No seas idiota -le dice, con reprobación.- Claro que no es asqueroso. Está bien.

Dean asiente, inspira, hace una pausa, y luego gruñe:

-Mierda.

Sam se separa un poco. Se gira. Lo mira un momento.

-¿Qué?

La respuesta es automática.

-Nada.

-Dean.

-Sam. Nada, ¿vale? Me vuelvo a mi cama.

Sam sonríe, divertido, y pone una mano en el hombro de Dean.

-Cómo estás hoy, ¿no?

Una mirada molesta, una mueca de cansancio, y unos labios fruncidos que dicen, sin marcar una sola letra, que la culpa es de Sam.

Porque es él, insiste en preguntar.

-Va, ¿qué querías probar? Y nada no sirve como respuesta.

Dean arruga la nariz. Chasquea la lengua. Se muerde un lado del labio inferior.

-Que tumbado no eras más alto que yo. Lo cual es ridículo.

-Sí -coincide Sam.- Qué.

-¿Que los colchones de motel no están tan mal? Oh, Dios. -Se frota la cara con una mano.- Tengo mucho sueño, Sam, todas las réplicas que me salen son auténtica basura.

-¿Y la verdad?

-Quería probar -cede, parpadeando cansadamente.- Quería probar que realmente era asqueroso.

-Sólo que no lo es.

Dean gruñe, cansado, y se vuelve a frotar la cara. Se separa y se sienta.

-Bueno, respecto a eso... deja que me lo piense.

-Dean. Yo no soy asqueroso.

Dean se encoge de hombros.

-Nadie ha dicho que lo seas. Maldita sea, Sam, deja el tema. Quería probar una cosa y me he cansado y no la pruebo, ¿vale? Es tarde y es ridículo.

Sam asiente, y se encoge sobre sí mismo.

-¿No quieres dormir aquí? Prometo no tirarte de la cama.

Dean sacude la cabeza.

-Duérmete, enano. Si casi no coges tú solo en esa cama.

Y Sam sonríe, porque suele ser cierto, y se remueve, y observa cómo Dean se mete de vuelta a su cama, se gira, le da la espalda, tan lejos que alargando la mano no es suficiente para tocarlo. Lo cual es muy demasiado lejos.

Ojalá se hubiera quedado con él en la cama. Sin nada sexual. Sin nada molesto. Sin nada que pueda ser, como él dice, asqueroso.

Ojalá Dean se dejara ver de más cerca.

-Eh, Sammy -le dice Dean, al cabo de un minuto o así en silencio.- Que sepas que mañana por la mañana no pienso tener el más lejano recuerdo de todo esto. Así que no intentes que hablemos de ello, porque no te va a servir de nada. Hazte a la idea.

Sí. Ojalá se dejara ver de más cerca.

-Ya. Capullo.

Sin ánimo de ofender.

smut!, spn: porque nunca es suficiente, en curso, escritura, sigue adelante, sam y dean se piden favores, fic

Previous post Next post
Up