Jan 08, 2010 21:03
Dedicado especialmente para Mimi Tachikawa ^^ muchas gracias por apoyarme en todas mis historias ^^
Global Mpreg
11: Jäädytettyä vår
Para Aaron todo resultaba confuso. Había despertado para observar los inmensos ojos azules bajo las prominentes cejas de su tío Peter quien le dedicó una gran sonrisa.
-¡Buenos días! - le dijo éste mientras lo levantaba. El bebé seguía cansado. La noche anterior había roto su propio record de dos biberones en un minuto y sentía algo incómodo en el estómago, pero la sensación fue pasando a medida que Peter lo llevaba por la gran casa.
Comenzó a balbucear.
Deseaba tanto poder hablar, decirles a sus padres que era muy feliz, que los amaba intensamente, que guardaba vagos recuerdos de su cuerpo formándose dentro de Arthur, del sentimiento que lo invadió la primera vez que escuchó la voz de Alfred llamándolo desde el exterior y de la dulce sensación que lo envolvía cada vez que Arthur tenía a Alfred cerca, ya fuera besándolo, acariciándolo o simplemente estando a su lado. Luego recuerdos difusos, el calor del vientre de Arthur, el frío ambiente que lo recibió al mundo, las tibias lágrimas de Alfred cayendo en su cuerpo diminuto. Eso era muy confuso.
Pero más confusos le resultaron las decenas de rostros que se posaron en Peter el momento que entraron al gran salón. Luego supo que no era a Peter a quien miraban.
-¡Tío Feliks volvió!- escuchó que decía alguien, para luego levantarlo y girar con él. Recordaba ese rostro, pero no que llevara un estómago tan grande.
-¡Feliks! ¡Ten cuidado con Aaron! ¡Y con nuestro hijo!- decía Toris mientras se acercaba y se llevaba a Aaron. El bebé escuchó muchas exclamaciones de ternura mientras pasaba por entre las personas, en especial a Yao, quien casi taclea a Toris para quitarle al bebé.
-¡Eres tan lindo-aru!- dijo. Por algún motivo Aaron sintió mucha confianza estando con él, y comenzó a reír, haciendo que Yao se emocionara más y lo abrazara.- ¡Bebé bonito-aru!
El chiste se repitió con al menos otras siete personas más, pero al pequeño no le molestaba, ya estaba acostumbrado. Ahí fue que la primera deducción en la cabecita de Aaron se formó: Todos abrazan de distinta manera. Los abrazos de otros no se parecían a los de sus padres, algunos eran más fuertes, otros más delicados. En un momento de esos un par de brazos lo alzaron hasta que sintió que lo soltaban, y volvían a atraparlo. El hombre que lo alzaba era de por sí alto, así que Aaron se sintió en la cumbre de un edificio al ser levantado.
-¡Mira Noru! ¡El pequeño me quiere! ¡Se está riendo! - dijo Dinamarca mientras el bebé soltaba una de sus pequeñas y contagiosas risitas.
-Hasta yo me río de solo ver tu cara.
-¡Eres cruel Noru! - se quejó haciendo un puchero. Dinamarca devolvió el bebé a Peter para luego sentarse en el sillón que ocupaban Noruega e Islandia. Un poco celoso, como era de la atención de Noruega, escogió el espacio inexistente entre los dos hermanos, separándolos para luego obligar a Noruega a recostarse en su regazo. -¡Dime que me quieres!
-No.
-¡Dime, Noru!
-Noru.
-¡No eso!
-¿Entonces?- preguntó tranquilamente mientras estiraba el brazo para acariciar el rostro de Islandia, quien se volteó rápidamente para observar a quienes entraban.
* * *
En la mañana:
A pesar de los reclamos/ladridos de Berwald sobre viajar teniendo en cuenta el estado de Tino, éste se concentró en preparar las cosas para el viaje dos días antes. Así ya tenían reservada una habitación en el hotel y secretamente había hablado con Alfred para enviar sus maletas y que él se encargara de éstas, y Berwald notó el “malévolo” plan de Tino cuando abrió su armario y no encontró más que una muda de ropa para el día.
-Así que de todas formas debemos ir a recoger nuestras cosas.- dijo Tino con su mejor sonrisa a su esposo. Berwald lo miró resignado, cuando Tino se proponía algo lo conseguía y Berwald tenía todas las de perder.
Más que ir por la reunión, ambos deseaban ver a Peter. Lo habían buscado por todos los medios, mas sintieron gran tranquilidad cuando supieron que se encontraba con Alfred y Arthur.
-Tranquilos, él está aquí, y todo está bien.- escucharon decir a Alfred por teléfono.- Desde que está aquí Aaron ya no llora en las noches. Se ha vuelto como su hermano mayor.
-Pero todo este tiempo él…
-Ah tranquilo, ha estado con sus hermanos.
-¿Eh? ¿Qué no es Arthur su único hermano?
-Larga historia. Pero tranquilos, todo está bien. Estaremos esperándolos para la fiesta.
-Claro… gracias.
-¡Bye, bye!
* * *
-Vamos Su, ¡será divertido!
-D’fine divertido.
-Pues estarán todos. Hace tanto tiempo que no veo a Noruega, Islandia y Din…- se calló. Sabía que sólo nombrar al nórdico más alto haría que Berwald se pusiera de mal humor. Sin embargo, los recuerdos que compartían eran tantos…
* * *
-¡Yo soy el hermano mayor, y como tal debes respetarme! ¡Adorarme! ¡Idolatrarme! ¡Ser mi vasallo! ¡No! ¡Mi sirviente! ¿Me estás escuchando Suecia?
-No…
-¡Nunca vamos a avanzar en nuestra relación si sigues portándote así!
-No m’ interesa.
-¡Pero Su! ¡Si yo soy bueno!
-No m’ llames así.
-¡Estás contestando a Hermano Mayor!
-¡¿Y qué?!
Suecia nunca alzaba la voz. Bastaba su mirada para hacer desistir a cualquiera. A cualquiera que no fuera Dinamarca, el cual parecía ser tan distraído al grado de no notar el rechazo en el otro. Sabiendo los líos que eso traería, Noruega se encargaba de llevarse a Islandia mientras Finlandia sólo podía observarlos y preocuparse por Berwald.
Cualquiera sabía que Dinamarca tomando en sus manos su enorme hacha no era un buen presagio.
* * *
-¡Otras vez Su! ¡Deja de pelear con Dinamarca! - Decía Tino curando las heridas que éste se había hecho.- ¡mira las cosas que te hiciste! - hubiera seguido regañándole mas los escalofriantes ojos lo miraron. Tino sintió miedo. Siguió curándolo, pasando el alcohol por encima de las heridas e impacientándose por la falta de reacción de Suecia frente al dolor. Si por lo menos fuera capaz de demostrarle que le dolía un poco… así sabría que Berwald sí podía sentir.
-Gr’cias…- murmuró Berwald cuando tino terminó de curarle y cubría su herida con un vendaje. Por algún motivo, desconocido para él, su corazón latía con rapidez cada vez que le curaban las heridas.
Corrección, sucedía cada vez que Tino le curaba las heridas. O cada vez que Tino andaba cerca, también cuando lo miraba con sus dulces ojos liláceos, ni qué decir cuando le dedicaba esa tierna sonrisa…
* * *
No era que le molestara vivir con él. En lo absoluto, no le incomodaba. Con el tiempo empezaba a acostumbrarse a la idea de ser llamado “esposa”. Pero algo había cambiado, y se había dado cuenta el día que el hielo se derritió por completo y sólo podía sentir la fresca brisa primaveral en su rostro y el pasto reviviendo bajo sus pies.
Todo ese tiempo, conociendo mejor a Suecia, admirándose por su gran habilidad para hacerlo sentir cómodo, siempre preocupándose por él, siempre cuidándolo… todo a cambio de una sonrisa del más pequeño, llegó a horadar profundamente en su corazón.
Al escapar de Dinamarca, Suecia sabía que Tino lo seguiría. ¿Pura intuición? No, era la certeza de que Tino le pertenecía, que estaban predestinados el uno al otro, que Tino en algún momento dado sería “su persona especial”.
Tino también lo sabía. Era cuestión de tiempo para que ambos se declararan.
Pero el tiempo pasaba y aunque Berwald llamaba a Tino “esposa” para acostumbrarlo a la idea, y Tino se portaba como tal, no sucedía nada.
Tenían un hijo adoptado y un perro. Sabían cómo iba el papel en la familia, Berwald el padre y Tino la madre.
Y aún así, llega un momento en el que la fuente se desborda. Pero parecía que la fuente de ambos tenía un aguante muy alto, puesto que ambos temían declarar sus sentimientos.
* * *
Las mañanas frías no son del agrado de Tino. A pesar de ser una nación nórdica, le gustaría tanto no tener que lidiar con mañanas frías que se cuelan por la ventana e irrumpen en su cuarto, acariciando su piel y estremeciéndolo.
Pero quien acariciaba su piel no era el frío matinal. Quien lograba estremecerlo no era precisamente el ambiente bajo cero. No… ni siquiera sentía frío.
-Tino…
El abrazo era cálido, reconfortante, agradable… ¿Abrazo? Abrió los ojos para encontrarse con aquellos a los que tanto temía, suprimiendo un gritito.
-¡Su-san! ¡Qué haces!
-‘stabas temblando.
-¿Temblaba?
-No qu’ria que te congelaras. -dijo afirmando el abrazo. Tino intentó resignarse, era un simple abrazo fraternal, ¿no?
Ambos sabían que no.
-Tino… ¿‘res feliz conmigo?
-¿Eh?- preguntó desde los brazos de Suecia. Sintió que lo apretaban un poco más.
-Cont’sta…- dijo sin la menor gana de repetir la pregunta. Después de todo, le había costado mucho sacarla desde su garganta, rompiendo ese silencio que tan bien conocía y le gustaba. Tantos problemas se habían evitado siendo así.
-Bueno… yo de verdad… estoy muy bien viviendo contigo Su. De verdad eres muy bueno conmigo…
-‘res mi esposa…
Otra vez lo sintió. El corazón le latía tan fuerte que juraba podrían escucharlo en el otro rincón del planeta, su respiración se dificultó y miles de mariposas parecían revolotear en su estómago. ¿Solo mariposas? ¡Qué va! ¡Una fauna entera!
Se levantó rápidamente para dirigirse a la cocina.
-¡Prepararé algo para el desayuno! - gritó Tino mientras corría a la cocina. Luego pudo escuchar a Hanatamago seguirle.
* * *
Tino se sentía tonto. Había dejado pasar su mejor oportunidad de decirle a Berwald cuánto le quería, y definir de una vez su situación.
Sacó las tostadas calientes a un plato, para luego esparcir un poco de miel sobre éstas. Peter adoraba los desayunos con miel, y al parecer a Berwald también le gustaban. En todo lo que hacía, sólo podía verlo a él. Ya no esos ojos que le infundían algún temor, no. Esos ojos habían cambiado, y para él ahora eran la mayor expresión en el inexpresivo rostro del sueco.
Peter se tardaba en bajar. Tino pensó en ir a despertarlo, mas al pasar por un pasillo observó por la ventana a Berwald, que parecía escarbar algo en la nieve. Se armó de valor y dejó la casa para dirigirse al lugar que se encontraba el sueco.
-Su-san… ¿qué haces?- preguntó intentando ocultar el temblor en su voz. Berwald se giró un segundo, para luego volver a su labor, y levantarse. Tino pudo ver una pequeña plantita en las manos de Berwald.
-Violetas…- dijo sin morder la palabra.
-¡Son muy bonitas Su! Mejor las llevamos a ponerlas en una maceta, me parece increíble que puedan florecer en invierno y…
-Fin…
-¿Dime?
-S’n como tú… - Berwald se calló. Era tan difícil para él decir esas cosas, ¡le costaba tanto! Pero no era momento para callarse y dejar todo, le había costado tanto y era el momento perfecto. Aún así, se alegró mucho cuando las manos de Tino se cerraron suavemente sobe las suyas, protegiendo la frágil y a la vez fuerte plantita.
-¿Como yo?
- Tu p’diste florecer en el invierno de mi c’razón…
Otra vez esa sensación. Pero ahora dos corazones saltaban, deseando salir, encontrarse, amarse, entregarse…
-Su… para mi también… tú eres alguien muy valioso… soy feliz de ser tu “esposa”…- dijo sonriente. El toque de sus manos, era tan cálido, tan suave y delicado.- hey… está bien si de verdad eres mi esposo. Ya somos una familia después de todo. Gracias por esforzarte tanto y decirme eso Su… me siento muy feliz.
-Yo t’mbien… soy feliz…- dijo agachándose un poco, sintiéndose aún más feliz cuando Tino elevó el rostro y sus labios se encontraron por primera vez, sintiéndose ambos completamente correspondidos.
* * *
-¡Fue tan hermoso! - dijo Tino al regresar de la boda.- Alfred de verdad mima a Arthur, y éste se veía tan feliz cuando se tomaba el vientre. ¡Los envidio tanto!
-El idiota de Inglaterra está todo gordo. Ya no es una nación, ¡ahora es el globo terráqueo!
-¡Peter!
-¡Pero! ¡No viste acaso la panzota que llevaba!
-Está esperando cuatro meses, ¡aún es pequeño!
-Y mamá Finfi ha estado leyendo libros de bebés, ¿a que si?
Los colores se le subieron al rostro.
-¡No! ¡Qué dices Peter!
-¡Tú quisieras un hijo con mi papá!
-¿Eh? - Estaba atrapado. Peter reía triunfal. No podía empeorar…
-Fin… ¿Qu’eres un hijo?
-¡Su! ¿¡De donde saliste!?
Si podía empeorar…
* * *
De noche recordó con algo de vergüenza las palabras de Peter.
-Ese pequeño a veces me da miedo…- se dijo mientras se ponía el pijama. - Pero…
Tenía razón. Si había algo que Tino deseó en el momento que supieron del embarazo de Arthur, era tener la suerte de que un milagro así sucediera en él. Pensó en muchas cosas, como pedirle al mismo Arthur que le dijese algo a sus hadas, o a Noruega, quizás se sabía algún hechizo o los fantasmas le revelaran algo…
-Fin…
Se giró asustado. Se había olvidado por completo que Berwald lo esperaba para dormir.
-Ya voy Su…- dijo acomodándose el pijama.
Se acercó a la cama y se recostó al lado de Berwald, quien le dirigió una dulce mirada para elevar las comisuras de los labios en una ligera sonrisa. Tino no pudo creer que eso bastara para llevarlo a un éxtasis profundo, en el cual notó a Berwald deshacerse del pijama que Tino había tardado en ponerse, mientras acariciaba la suave y delicada piel del finlandés.
Tino tomó los lentes de Berwald entre sus manos, aferrándose a ellos mientras sentía al otro descender por su cuerpo… ¿cómo habían llegado a ese punto? Si hacía no mas de dos minutos sólo pensaba en dormir y quizás en un beso de buenas noches…
Berwald se perdió entre las caderas del menor, logrando sacarle, en medio de las respiraciones entrecortadas, una que otra pequeña exclamación de placer, seguida de un movimiento rápido y su cuerpo temblando ligeramente, detenido en un ángulo, tratando de acostumbrarse y a la vez deseando descubrir más y más de esa nueva sensación.
Acarició con suavidad las piernas del finlandés, concentrándose en cada movimiento que le revelaba la inocencia e inexperiencia del pequeño, para luego, seguir recorriendo, de arriba abajo, cada centímetro de piel que el otro le permitiera.
Decidió detenerse.
Al menos por unos segundos más.
Se recostó sobre el cuerpo de Tino, el cuál le rogaba por más con la mirada mientras sus mejillas clamaban consideración por la vergüenza que sentía.
-¿D’ verdad quieres un hijo?- le preguntó, susurrándole al oído. Sintió el delicado y conocido toque de la mano de Tino en su brazo, aferrándose a él.
-Su… un bebé contigo sería… algo tan hermoso…
-‘ntonces lo haremos…
-Si… y con mucho amor para que sea muy lindo.
Berwald volvió a sonreír desde el corazón. Aunque su rostro no mostrara un rictus acorde a sus sentimientos, Tino bien pudo sentir la felicidad del otro en el momento en que sus cuerpo se fusionaron poco a poco, acostumbrándose cada uno a la inexperiencia del otro, encontrando su propio ritmo, perdiéndose entre las dulces palabras, las suaves caricias y los deseados besos; y el momento exacto para el clímax que los invadiría al mismo tiempo, marcando el final de su entrega.
* * *
El viaje en avión fue muy agradable para Tino, quien se encontraba con los ojos cerrados, al lado de la ventanilla y la cabeza ladeada sobre el brazo de Berwald. Éste acariciaba lenta y suavemente el vientre de su esposo. Podía sentirlo, cada minúsculo movimiento de su bebé. ¿Por qué se movía tanto? ¿Eso no incomodaba a Tino?
-Tu mano está muy tibia Su…- le dijo abriendo un ojo y buscando la mano del otro con la suya, para entrelazarla sobre su vientre.
-No d’bimos venir…
-Tranquilo… el bebé está bien.- contestó Tino acariciándose el vientre mientras aún sujetaba la mano de Berwald, para sentir un pequeño movimiento en su interior. - ¿Lo ves? Te está saludando.
Berwald cerró los ojos un momento, para sentir el movimiento de su pequeño hijo. La noche anterior había leído todo lo referente a partos. En el primero se tienen contracciones por aproximadamente 12 horas… ¿se aplicaba en Tino también? Él no era una mujer después de todo…
Lo observó, pasó el brazo por los hombros de Tino para atraerlo un poco hacia sí y besarle en la cabeza.
* * *
-Vaya… pero miren quién salió de su iglú para venir…- dijo Dinamarca con una gran sonrisa en el rostro mientras se levantaba y acercaba a ambos nórdicos.
-Hola Dinamarca… tanto tiempo…
-Mucho en verdad, pequeño Finfi.-dijo acercándose, logrando así que Berwald se pusiera delante de Tino, mirándolo con esos ojos capaces de congelar el más caluroso verano- ¡Dios! ¡Mira qué panzota llevas! ¡Cómo te puso así de feo Berwald! ¡Pareces una cisterna!
-¡Di-na-mar-ca!- le llamaron desde la espalda. Se giró lentamente para encontrarse a Noruega blandiendo un bate de baseball que Alfred había dejado olvidado por ahí, elevando el rostro y sonriendo sádicamente. Si, solo ese tipo de sonrisas podía darle a Dinamarca en esos momentos… o más bien siempre. -Así que Fin parece cisterna… ¿no?
-Eh… ¡no es lo que crees! ¡Mira que tu también!
-¿¡Qué!?
-Venga Noru, Isu también parece una…- se calló. Pudo sentir cómo los demás se alejaban al menos cuatro metros de los dos.
-Dilo otra vez…- dijo Noruega a punto de partir el bate en dos.
-¡No! ¡Me vas a golpear!
-Dilo… Isu, Fin y yo parecemos…
-¡Noooo!
-Parecemos…
-Se ven graciosos, ¡pero nada más!
-Parecemos…
-¡Noru! ¡No me golpees! ¡Al menos no en el orgullo!
Dinamarca se salvó en el momento que Hanatamago ladró, captando la atención de los cinco nórdicos, para luego echar a correr y ser seguido por Berwald.
* * *
Aaron ya se sentía feliz. Empezaba a impacientarse con la atención de otros. Sólo quería ver a sus padres y no lograba divisarlos. En su pequeña mentecita quiso recordar sus nombres. Y luego de recordarlos, también recordó que aún no podía hablar. Para su bien, sintió que un par de brazos que él conocía muy bien lo levantaban, para abrazarlo y saludarlo con un beso en la mejilla.
-¡Mi pequeño hijito! ¿Dormiste bien? Ya no estás cansadito, ¿verdad? ¡Papi quiere jugar con su bebé!
Alargó la manita para tomar los lentes de su padre, y despejar ese cielo tan azul que llevaba en los ojos. Supo que su “madre” estaba cerca, porque pudo ver los ojos de Alfred moviéndose rápidamente, mirando a un punto y luego, de nuevo a su bebé.
Aaron sabía que ese cielo se iluminaba y adornaba con un sol que nadie más podía notar cuando Alfred se encontraba cerca de Arthur. Pensó también en que podría nublarse, como esos días que había visto en fotos, donde el cielo se pone negro porque está triste. Eso podría pasarle si Arthur no estaba cerca.
-¡Amor! ¡Nuestro bebé tiene hambre! ¡Y yo quiero mimos!- dijo Alfred acercándose a Arthur, para luego besarle por un breve segundo. Aaron pudo notar que cada uno de sus padres tenía un ligero aroma al otro, al igual que el día en el que lo habían concebido.
Otra vez, otro cambio de brazos, otro par de brazos que conocía muy bien y adoraba, otra caricia para recibirlo en la mañana.
-Tu hijo llama la atención con facilidad.- decía Peter mientras Aaron tomaba su biberón en los brazos de Arthur.- De verdad que nunca me hubiera imaginado que serías buena madre, considerando que quemas todo y las cejotas te dan un toque tan “femenino”.
-¿Si? Pues yo nunca imaginé verte como hermano mayor, menos de mi bebé. Como el otro día que le hacías caras para que riera. Y decías que odiabas a los bebés cuando eras niño.
-Y sí, los bebés son odiosos, gritones, molestos…-dijo Peter muy decidido, para luego mirar al pequeño que tomaba su ración de leche de la mañana- pero… Aaron es muy tierno… y aunque llore de noche cuando lo dejo por ir al baño, llego a entenderlo porque sólo es un bebé, que quizás se siente solo.
Un ladrido logró captar su atención.
-¿Hanatamago? - llamó Peter, sintiendo que algo le pesaba en el estómago- ¿Qué haces tú aquí? Eso significa…
-Me alegra que vinieran.- escuchó decir a Arthur.- ¿A ti no, Peter? Tambien vinieron aver cómo estabas.
Peter dirigió lentamente su mirada hacia Berwald, quien al poco apareció acompañado de Tino.
-No… no me alegra…- murmuró para sí.
-¡Peter! ¡Me alegra tanto ver que estás bien! - le dijo Tino acercándose. - Cuando te fuiste nos preocupamos mucho… queríamos que volvieras con nosotros…
-¡NO! - gritó el pequeño, haciendo que Hanatamago se encogiera un poco y temblara.
-¡Peter! ¡Esa no es la forma de contestar!- le reclamó su hermano.
Peter se giró, mirándole con profundo odio y completamente herido.
-Ya veo… de esto se trata ¿no?... tú y Alfred son felices juntos, en su casa y con su asquerosa imagen de familia feliz… la misma que yo tuve hasta hace poco… y no quieren que yo sea una molestia… lo entiendo muy bien…
-¡No es así! -Dijo Alfred - Peque, nosotros también te queremos y eres parte de nuestra familia. Tino y Berwald se han preocupado por ti y por eso vinieron, porque quieren que regreses con ellos.
-¡No me mientas! ¡Yo sé que van a reemplazarme en cuanto su hijo nazca! ¡Yo no tengo lugar en esa familia! ¡No podría competir contra su verdadero hijo!
-Peter… nosotros te sentimos como nuestro hijo…- dijo Tino sintiendo que la adrenalina del momento no le caería bien. Berwald también lo notó.
-Ya no digas t’nterías…- dijo acercándose a Peter y pasando su mano por el cabello de éste. Temblaba en un intento de no llorar.
-¡Tu no sabes nada!- dijo para echar a correr, dando un portazo al abandonar la casa, siendo seguido por Berwald.
* * *
La noche se hizo presente, y con ella arrastraba las horas.
Horas que Peter había salido de la casa, horas que Berwald lo buscaba. Más pasaba el tiempo y más preocupados se encontraban todos. En un momento dado, todas las parejas habían salido a buscarles por los alrededores.
* * *
Francis y Matthew buscaban dos cuadras a la redonda, acompañados de Kumajirou, que intentaba en vano guiarse por el olfato, puesto que olvidaba el olor cada dos minutos y necesitaba volver a aspirar el gorro de marinero de Peter que había dejado descuidado en la casa.
-Mattie… ¡Onii-san siente frío y quiere que lo calientes!
* * *
Toris y Feliks lo buscaron por el bosquecillo cercano a la casa de Alfred, en el cual Toris casi muere de un infarto al confundir la sombra de una ardilla con la figura de un fantasma y luego ver la luz reflejada en los lentes de Estonia, que de última hora había decidido ayudarles a buscar.
-Liet… de verdad das lástima…
* * *
Yao e Iván estaban supuestos a buscar en la ciudad. Mas teniendo en cuenta el estado de Yao (y la obsesiva paternidad de Iván) Yao era incapaz de caminar, ya que el ruso insistía en cargarlo a todas partes.
-¡Iván! ¡Puedo caminar-aru!
-No. No lo harás. Además que ya tengo quiénes busquen por nosotros.- dijo sonriente mientras veía a Bielorrusia y Ucrania buscar en los botes de basura, Taiwán pegando un saltito al ver una rata salir de uno de ellos, Vietnam persiguiendo a la rata con un remo y Tailandia riéndose y adivinando el pensamiento suicida de Hong Kong.
* * *
Hong Kong y Corea se habían desviado y por algún motivo habían terminado en el bosquecillo; Corea ahogándose junto a Dinamarca mientras Hong Kong y Noruega los miraban inexpresivos e Islandia compadecía a las dos víctimas.
* * *
Hungría por algún motivo seguía de cerca a Gilbert y Roderich, con una cámara entre las manos.
-¿Y esa cámara?- le preguntó Vash, quien era seguido por su hermana.
-Nunca sabes si éstos dos van a ponerse cariñosos… y cuando lo hagan… ¡quiero ser la primera en tener evidencia y subirla a Youtube!
-Creo que es demasiada información para mí…
* * *
Ludwig y Antonio buscaban en las afueras de la ciudad, mientras a sus espaldas, ambos hermanos lloraban por lo oscuro y tenebroso de la noche.
-Parece esas películas de terror donde el monstruo se come a la chica con escote…- dijo Feliciano.
-¡Cállate Idiota! ¡No ayudas! - Le reclamó su hermano.
-¡Alemania! ¡Por favor dime que no traes escote!
* * *
Heracles y Kiku paseaban tranquilamente de la mano por las calles, preguntando de rato en rato a los gatos que pasaban si no habían visto a un niño con las características de Peter.
* * *
Bélgica y Holanda se habían quedado en media ciudad, recorriendo las calles mientras buscaban a Peter. En un momento dado terminaron en una zona específica para flores. Motivo suficiente para que Bélgica se desconcentrara y tuviera como objetivo buscar tulipanes.
* * *
En casa se habían quedado Raivis, que le tenía un miedo indecible a la oscuridad, Tino, quien había empezado a sentir algo extraño desde la pelea con Peter y la “familia feliz”, forma en la que Peter se había referido a Alfred, Arthur y Aaron.
-De verdad lamento darles tantos problemas…- dijo Tino muy apenado, bajando la cabeza.- Creo que sin proponérmelo hice que se sintiera desplazado…
-Peter es un niño aún.- dijo Arthur mientras acunaba a Aaron en sus brazos. Alfred se acercó para abrazarlo por la espalda.- Ya se irá haciendo a la idea.
-Si pero… aún así siento que ha sido mi culpa…
-Mira… el bebé lleva rato sollozando…- dijo Alfred mirando a su hijo por encima del hombro de Arthur.
-¿Qué pasa Aaron?- preguntó Arthur al ver los ojos llorosos de su hijo. El bebé estaba atravesando por primera vez en su vida el sentimiento de nostalgia. Extrañaba a Peter y deseaba que sus padres lo abrazaran con fuerza. Era una nación, estaba consciente de ello, representaba la unión de ambos paises… y no podía emitir una sola palabra… no podía decirles que deseaba quitarse esa nostalgia de encima. Y no iba a seguir llorando.
“Yo también tengo miedo”
Lo había escuchado. Algo proviniendo de algún lugar en el cuarto.
“Le estamos causando dolor a mamá”
Podía escucharlo, pero no estaba seguro de dónde provenía. Hizo sus esfuerzos más significativos para mediar una respuesta en su cabecita.
“No lo haces… tu mamá está feliz de tenerte ahí… yo lo sé”
-¿Aaron?- le llamó Alfred viendo que el pequeño no reaccionaba y miraba a un punto en el techo.
-¿Cariño?- le llamó a su vez Arthur.
“Lo sé porque incluso ahora buscan protegerme de todo…”
Tino sintió algo moverse dentro de él, solo que no eran las acostumbradas pataditas de su bebé. Comenzaba en la boca del estómago y se irradiaba en la parte baja. Un calambre extraño que le hizo abrazar su vientre.
“Hey… ¿cómo se ve el mundo?”
“Es extraño a un principio… y extrañarás jugar dentro de tu mamá… es lo más que sé…”
“Pero… no te dio miedo… tu sabes… ¿nacer?”
“No recuerdo muy bien… solo sé que estaba dentro de mi mamá Arthur y después estaba papá Alfred llorando…”
“¡Suena terrible!”
“Pero ahora soy muy feliz…y me muero de ganas por contarles a mis papás todo eso… ¡no tengas miedo! ¡el mundo aún es hermoso!”
- ¡Aaron!- llamó Alfred un poco preocupado, haciendo que el bebé se desconcentrara y lo mirara. - me preocupaste pequeño, estuviste descolgado por unos segundos.
“Entonces creo que ya es hora”
Tino suprimió una exclamación de dolor, encogiéndose en el sillón de la sala. Arthur dejó a Aaron en los brazos de Raivis, quien sólo había observado hasta ese momento. La pareja se acercó a Tino, para calmarlo.
“Ya veo… ¿cuando nazcas podremos jugar?”
“¡Claro que sí!”
-Tino, ¡tranquilo!... ¡Al, llama a la ambulancia, creo que está a punto!
Una imagen rápida cruzó la mente de Aaron, quien se inquietó en los brazos de Raivis.
-¿Qué tienes, pequeño?- preguntó Letonia. Aaron trató de señalar a dónde quería ir. En medio del jaleo que se armaba, ninguno de los tres mayores notó a Raivis saliendo de la casa, con Aaron en brazos.
* * *
-¿Por aquí, bebé?- preguntó el niño caminando por el parque cercano a la casa de Alfred. Uno de los columpios apenas se mecía. Raivis pudo reconocer a Peter en uno de éstos. Aaron lanzó un gritito de alegría al ver a su tío Peter.
-¡Aaron! ¡Raivis!- dijo el niño al verlos.
-Aquí estabas… todos están buscándote Peter.
-No me importa…
-Mira, hasta Aaron se preocupó y vino por ti.
-No me importa…
-¡Peter! Actúas como…
-¡Vamos dilo! ¡Actúo como un niño porque soy un niño! ¡Nadie me reconoce como nación ni como humano! ¡Incluso Aaron tiene más de nación que yo!
-Peter… a Aaron no le importa si eres o no una nación, ni siquiera si eres un niño. Sólo le importa porque se trata de ti. Eres como su hermano mayor.
-¡Al diablo con eso! ¡Aaron no sabe nada! ¡Es un tonto bebé!
Justo en ese momento, Aaron sintió que algo se clavaba en su corazón. Más fuerte que la nostalgia, más… ¿doloroso?
Silencio unos segundos, roto por el pequeño Aaron que comenzó a sollozar y estiraba los bracitos hacia Peter. Éste se acercó para tomarlo de los brazos de Raivis y sintió al bebé buscando lágrimas en su rostro, secando el rastro que aún no se formaba.
-En verdad eres un tonto bebé como tus padres… como todos… como yo…
* * *
-Peter… Yo también soy un niño y en cierta forma te he envidiado por mucho tiempo…- dijo Raivis balanceándose en el columpio.
-¿Eh? ¿Y eso?
-Si algo he aprendido de los hermanos mayores… es que tienen formas extrañas de protegernos. A mí Toris no tuvo mucho de qué protegerme, ya que cuidaba más de Feliks. Eduard no es alguien que demuestre mucho afecto, pero yo sé que ambos siempre estarán ahí para mí.
Peter acarició la cabecita de Aaron, quien ya dormía en sus brazos.
-Ya veo…
-Estoy seguro de que te das cuenta ahora.- continuó Raivis- que a ti se te da mejor proteger a alguien… antes que buscar protección.
-¿Eh?
-Aaron es consciente de que aún depende de muchas personas, pero por sobre todo te quiere y depende de ti. Así que sé buen hermano y cuídalo.
Peter sonrió y se levantó con el bebé en brazos.
-Tienes razón… regresemos.
* * *
El camino de regreso fue casi en silencio. En un momento dado, Peter tomó la mano de Raivis.
-Tengo miedo entrar…- le dijo cuando se encontraron frente a la casa.
-Entraremos los dos.
* * *
-¡Tino! ¡Debemos llamar a una ambulancia! ¡Darás a luz en cualquier momento!
-No… si Su no está…
-¡Tino!
Arthur intentaba en vano convencer a Tino para llevarle a un hospital. Si había algo que no le gustaba a Alfred, muy aparte de la situación, era que Arthur le prestara más atención a cualquier otra persona (que no fuera su bebé), antes que a él.
-Bien…- dijo acercándose y levantando a Tino en brazos.- ¡Nos vamos al hospital!
-¡Pero! ¿¡Y Su-san!?
-Me temo que se lo pierde.- dijo Alfred con un fuerte brillo en los lentes, para dirigirse por la puerta.
-¡Alfred! ¡A que hagas tonterias prefiero llamar a la ambulancia!- le reclamó Arthur saliendo tras este con el teléfono en mano, cuando vio a los niños llegando.-¡Peter!
Al escuchar el nombre, Tino se movió logrando que Alfred lo bajara. Se sostuvo el vientre sintiendo que las contracciones empeoraban a medida que avanzaba. Mientras tanto Arthur había logrado comunicarse con una ambulancia.
-Peter… estás bien…- dijo acariciando el rostro del niño. Éste quiso abrazarlo, mas solo se puso a llorar.
Una contracción más fuerte logró doblegar al finlandés, quien se arrodilló donde se encontraba.
-¡Mamá!- llamó Peter abrazándose de Tino, tratando de ser un apoyo.
La ambulancia no tardó en llegar.
En la lejanía se escuchaban los ladridos de Hanatamago, quien volvía con Berwald.
* * *
Nervioso. Ese era el estado de Berwald. Se sentía tan mal por no haber estado ahí para Tino, más en esos momentos. Si hubiera encontrado a Peter antes…
No… no quería buscar una excusa. Pero el tiempo no retrocedía. Ya más decidido abrió la puerta con cuidado y entró. Observó por unos segundos el rostro durmiente de Tino y la cunita a su lado.
Se acercó con cuidado, cerrando la puerta casi silenciosamente tras su espalda. Acarició con cuidado el rostro de Tino. Un pequeño llanto lo llamó desde la cunita. Acudió para calmar la vocecita que al parecer había estado esperando por su papá.
¿Qué sería? ¿Niña? ¿Niño?
-Su…- escuchó que le llamaban desde el camastro al mismo tiempo que la vocecita se callaba. Se giró para casi correr al lado de Tino y tomar su mano.
-P’rdon…- dijo un segundo antes de besarlo. Tino le correspondió con toda las fuerzas que su cuerpo le permitían.
-Tranquilo… todo está muy bien.- le dijo.- quiero que veas lo que hicimos. Aquello que es nuestro y de nadie más.- señaló con la cabeza la cunita.
Berwald se acercó para ver, entre las mantas una pequeña cabecita con los cabellos tan rubios que casi podían ser blancos.
-Es…
-Fíjate bien, Su…
A simple vista no podía saberlo, si era niño o niña. Y debajo de la mantita vio otro movimiento. Descorrió con cuidado para descubrir en la mano de su bebé una bandita azul.
-‘s un niño…
-Si… fíjate más…
Siguió descorriendo la manta para encontrar, perfectamente acomodado al lado del primer niño, otro pequeño con sus mismos rasgos, también niño, aferrado a la manita de su hermano mayor.
-Sorpresa… son gemelos…- dijo Tino completamente cansado.
Berwald sintió que su corazón se contraía. Alargó la mano hasta encontrarse con la de uno de sus bebés, el cuál atrapó su dedo en un acto reflejo, atrapando así su corazón.
* * *
-¡Nos tenías preocupados a todos!
-Cariño, no es momento para reclamarle a Peter…
-Tiene razón… me porté mal y les causé problemas a todos…- contestó el pequeño.- incluyendo a Aaron…
Peter se acercó al bebé que descansaba en los brazos de Alfred, intentando en vano quitarle los lentes a su padre. Al sentir a su tío cerca, desvió su mirada.
-Muchas gracias Aaron…- le susurró, haciendo que el bebé riera, confirmando que entendía todo lo que le decían.
Peter se alejó para dirigirse a la habitación de Tino. Deseaba conocer a su nuevo hermanito o hermanita, lo que fuera.
-¡Nunca me dejas regañarlo!- se quejó Arthur.
-Porque no quiero que le des a nadie, que no seamos Aaron o yo, tu atención.
Arthur sonrió. Sabía cuán celoso podía ser Alfred, y también cuán adorable era. Se acercó para besarle.
-Creo que a Aaron le gustaría tener un hermanito. ¿Qué dices Aaron?- preguntó Alfred a su bebé.
-No Al… tenemos suficiente con nuestro Aaron.
-¡Pero! ¡Yo quiero darle un hermanito por cada estado! ¡Y luego por cada una de tus ciudades! ¡Seremos casi cien!
-Sigue soñando, cariño.
* * *
Se sintió nervioso, parado frente a la puerta que parecía reclamarle muchas cosas. Pero debía enfrentar sus miedos y enmendar sus errores.
-Raivis me hizo entender eso… si no enfrento las cosas con valentía… no seré nunca una nación…- se dijo.
Abrió la puerta. Lo primero que vio fue a Berwald cargando a uno de los bebés mientras Tino arrullaba al otro. Fue notado por ambos nórdicos al abrir la puerta.
-Papá… mamá… yo…- se encontraba en un estado intermedio entre el susto y la vergüenza. No sabía qué decir. Y a la vez sabía que esas simples palabras no lograrían expresar lo que sentía.- de verdad lo siento… por los problemas que les causé.
Silencio. Peter no se animaba a levantar la mirada, temía ver reproche en los ojos de sus padres adoptivos, o peor aún: rechazo.
-Peter… ¿quieres ponerles los nombres a tus hermanitos?
-¿Eh?- preguntó levantando la mirada, encontrándose con la calidez de Tino.
-Su y yo pensamos que era lo más apropiado. Ya que eres su hermano mayor.
Sintió una gran alegría. Se acercó para ver a los bebés. Supo que el mayor era el que Berwald sujetaba.
-Ah… no sé mucho de nombres suecos o fineses…- dijo.- Pero… creo que a él le quedaría bien… ¡Hillevi!- dijo recordando un nombre que había leído, sin estar seguro de donde.- Era en un cuento si no me equivoco…
Dirigió su mirada hacia el bebé que Tino sostenía, el cual bostezó ampliamente.
-¡Tu nombre será Niklas!- dijo.- ¡Siempre pensé que el hermanito menor debía tener un nombre parecido!
Tino sonrió. A pesar de todo, estaban reunidos en familia, y Peter volvía a sentirse como parte de ésta.
Peter, por su parte, se sentía más que feliz. Tenía dos familias y tres hermanitos para cuidar.
“En verdad, es mejor dar cariño que esperarlo. La vida sin ternura, carece de sentido…”
Anuncio: Como han debido notar, no sirvo para escribir sin presión T.T por lo tanto: Se busca Aikawa-san con buena ortografía. En verdad necesito alguien que me fije fechas límite, lea mis escritos, los corrija, me golpee o hackee el correo si no escribo y en caso de vivir en mi ciudad se robe las llaves de mi casa y me obligue a trabajar...[Cuando me metí a un concurso de novela corta, mi editor hacía eso jajaja en serio ¬¬]
He estado dudando estos días sobre mis fanfics, ya que siento que no están bien hechos. De ahí que se busca persona con tiempo (y locura suficiente) para aguantarme, que eso va dificil.(Entiéndase, tengo complejo de Usami y tiendo a ukear todo aquello que siquiera respire xDU He llegado al grado de necesitar juegos de rol para inspirarme y escribir algo coherente. Y con rol, entiendase rolear hasta con personas desconocidas que ni idea tenían del yaoi.
Es así que llegué a entender los sentimientos de Usami-san (y compadezco a Misaki desde el fondo de mi corazón)
Ah también me he tragado al menos 100 mangas yaoi diferentes en estos días, y estamos haciendo un MAD hetalia multipairing con Lhía sempai, ni bien consiga una tableta gráfica, me pondré a pintarlos (entiendase también que me urge cursos de pintura en Sai) Y si alguien se apiada de mí y me puede recibir en su casa para el 16, le estaré eternamente agradecida. Ese dia es mi cumpleaños y mis amigos se empecinan en hacerme cosas que SAW clasificaría como "maldad extrema".
En resumen: Se busca persona cruel, sádica, despiadada y con tiempo y buena orotografía para ayudarme y obligarme a escribir. (Mientras más parecido guarde con el diablo, mejor) Y que no tema a mi lado seme xD
Y por lo mencionado antes no podía actualizar T.T necesito un uke o mínimo un editor/a cruel XD. No tendré tiempo entre la universidad y las clases de italiano, ruso y japonés a las que me metieron T-T Perdónenme el atraso por favor. ¡Y no me he olvidado de Atlántida! ¡Solo necesito el momento clave para sacarle a luz! ;D
Capítulo 12: Jeg elska deg (I love You) Dinamarca x Noruega x Islandia
Noruega puede ser tan frío con otros... pero Dinamarca estará bien si puede verle sonreir de vez en cuando, aunque él no sea quien le dé esas sonrisas./ Aparte, Rusia tiene una pequeña discusión con China, y decide salir unos días. Pero dada la ley de Murphy, es sabido que los nacimientos inician en el peor momento. Y Corea no sirve como doctor xD
Capítulo 13: Wellcome to our world!
Capítulo 14: This is our sweet home.
Spot:
Corea: Dejen review si en el siguiente capítulo quieren ver cómo Nini es atendido por mí.
China: o_O que tú qué-aru?
Corea: ¡Tranquilo nini! *saca un cuchillo* el que se acabara la anestecia no significa nada ^^
China: Auxilio-aru!!!
hetalia,
mpreg