Como sabréis, mejor que yo quizás, mi musa ha estado un largo tiempo de vacaciones. Un tiempo en el que por un lado no tenía apenas momentos para escribir y un tiempo en el que tampoco tenía ganas. Quiero decir, antes tampoco disponía de mucho tiempo pero la musa impertinente venía a visitarme y o lo intentaba, o lo intentaba.
Solo me quedó que ir hacia donde estaba, retirada en las playas de Malibú, cogerla de los pelos, darle chocolate y pedirle muy amablemente (con cuerdas y detonadores) que ya no se fuera, nunca.
Y entonces salió esto. Perdón, porque puede que cuando escribía ella aún estuviera cansada y resacosa y no es tan buena idea amenazarla pero mis ganas podían conmigo. Tenedlo en cuenta.
Por primera vez es muy largo!! sigue en el siguiente
Título: Chico de catálogo
Autor:
lynx_pal Género: AU
Resumen: El mejor trabajo del mundo para alguien que disfruta con el sexo es hacer que otros disfruten viéndolo y cobrar por ello, pero esta idea puede convertirse en tu peor perdición cuando encuentras algo que te hace clic, esa pequeña señal que te dice que el contacto no es suficiente.
Advertencia:Nc- 17 con sexo no siempre presente pero si implícito.
Notas: Brian tiene 24 años (aspecto 1ª temporada más o menos) y Justin 21 (3ª por el pelo) , es una diferencia de edad nunca vista pero encaja con el AU.
Capítulo Primero: Mykonos no es una isla gay
Solía tener problemas con los aviones, no se trataba de las largas colas en la facturación con los consiguientes problemas de sobrepeso o los aterrizajes forzosos de pilotos desalmados que hacían gritar a las mujeres y los niños y apretar los ojos a los varones, era más bien pura superstición, cansancio, hastío. Habría pagado millones por no volar esa vez pero el director de la agencia en la que trabajaba no habría dejado de rogarle ni una vez desaparecido que se uniera a ellos, que era la estrella de Greek Holidays, la primera superproducción en el cine porno gay americano. Y es que Brian Kinney era mucho más que un actor o un modelo, era un amante, alguien que con su cuerpo hacía las delicias de cuantos hombres quisieran invadir su intimidad. Brian era el capitán de un equipo que follaba por dinero pero se divertía con ello, más allá del simple sexo de las producciones europeas y algunas americanas de bajo fondo. Nudity Forms cuidaba la escenografía, la luz, introducía caricias, mucho juego e incluso algo de diálogo para que la vulgaridad se convirtiera en intimidad, en chicos guapos que se divertían juntos.
Solían rodar en sitios con mucha luz, Haway, Florida o Costa Verde en California, el paisaje era un personaje más que ayudaba a la desnudez de chicos jóvenes, de aspecto atlético pero no fornido, morenos en su justa medida, en fin, perfectos. Pero después de cuatro años de largos éxitos en los que Brian Kinney era el rey de la cama todo empezaba a ser monótono, algo ya visto, contrario a la innovación. Así surgió Mykonos, una isla griega famosa por acoger a chicos jóvenes homosexuales que querían playa, sol y conocer gente para pasar veranos inolvidables. Era el escenario de moda entre la comunidad que compraba sus películas y haría las delicias de los chicos que ya estaban allí. Para Gavin George, el productor general y director de la mayoría de las cintas era la gallina de los huevos de oro. Una nueva película y la posibilidad de hacer galas por las discotecas locales, llenas de lascivos jóvenes que pagarían lo que fuera por ver a sus ídolos de sábana, protagonistas de sus sueños húmedos. Solo estas actuaciones y alguna que otra sesión de fotos pagarían el viaje y luego doblarían el dinero con la venta de películas.
Pero sin Brian sabía que no podía hacerlo.
- Kinney joder, creía que no venías- un rubio alto, de ojos verdes y sonrisa abierta se acercó al moreno y le dio una palmada en el hombro sonriendo- somos famosos en cada escena que hacemos juntos.
- Creía que tu podrías con todos los nuevos, Luke- el rubio no escondió una carcajada
- Carnaza Kinney, hay que enseñarles.
Luke Harper tenía solo veintidós años pero llevaba tres años protagonizando las escenas más arriesgadas de Nudity Form y haciendo de hada madrina para los chicos que entraban nuevos y que no sabían ni hacer una mamada. Brian fue su primera pareja y desde entonces se habían hecho muy amigos, disfrutaban desvirgando televisivamente a cuantos chicos asustadizos cayeran en sus manos y se reían de aquellos que por ser heterosexuales nunca habían sido follados por otra polla. Ellos también lo hacían por dinero, así se estaban pagando la universidad, pero había un trasfondo de disfrute. Luke era bisexual y Brian totalmente gay pero en la cama estaban a la par.
- Bienvenido Brian, chicos- Gavin siempre atendía de especial forma al moreno de ojos verdes, sabía que no soportaba ciertas faltas y que su orgullo era más potente que sus ganas de hacer dinero y que les habría abandonado de haber notado algo extraño, ya fuera en su contrato o en su forma de trabajar.
Brian solía decir en las pocas entrevistas que concedía o cuando ganaba algún premio en festivales eróticos que animaba a aquellos jóvenes que quisieran a que se dedicaran al porno pero que lo hicieran de un modo responsable, legal y controlado ya que se hablaba de ciertos videos con menores en ellos o algunos “actores” estaban algo esclavizados como si trabajaran en prostíbulos cobrando por sexo. Para Brian su trabajo era arte, no se inmiscuían el amor ni las relaciones, tampoco las tenía fuera pero porque no quería, amaba a cada amante con el que estaba hasta que la escena llegara a su fin y eso significaba que lo respetaba y que esperaba que ambos se divirtieran y dieran algo excitante a la humanidad.
Su forma de ver su trabajo era aceptable, no le daba ningún pudor ni se veía obligado a ello pero a veces le cansaba. Los viajes se habían convertido en continuos y ya no eran solo tomas cortas sino grandes películas, sesiones, discotecas, siempre rodeado de chicos a los que follarse pero con cero intimidad. Y aunque solo tenía veinticuatro años planeaba dejarlo en un año como mucho y trabajar en las oficinas de marketing de Nudity Forms o donde fuera.
Deshizo las maletas, demasiado acostumbrado a ello en los últimos años y se tumbó en la cama, desnudo, mostrando al mundo lo que ya había visto millones de veces pero de una forma sencilla, especial. Muchas veces estaba desnudo pero nunca se sintió tan desnudo como entonces, en la soledad de su cuarto, escuchando a los demás jóvenes chapotear en la piscina, riendo entre ellos o tomando el sol sin ropa, sin saber si unirse a ellos o quedarse solo, porque ya tendría tiempo en Mykonos de estar rodeado de gente.
Capítulo dos: Un nuevo despertar
Casi sin darse cuenta, se había quedado dormido y el sol despuntaba por su ventana, creando líneas entre sus músculos. Cogió una toalla y se dispuso a bajar a la piscina y reservar una tumbona para tomar el sol. Todavía estaba lleno de chicos con bañadores minúsculos, algunos sin bañador chapoteando y riendo. Se fijó en ellos, eran todos guapísimos y había tenido la oportunidad de probarlos a casi todos, tanto dentro como fuera de la pantalla pero siempre por diversión, tanto si el polvo era privado o por trabajo eso no les impedía seguir siendo amigos una vez acabado, su lema era que el sexo no debía darle problemas sino todo lo contrario.
- Brian!- miró hacia donde venía la voz y pudo ver a Todd Serth un muchacho pequeño de pelo moreno pero ojos luminosos de tono grisáceo que le llamaba con efusión.
- Hola Todd- al no ver a Luke cerca de la piscina se acercó a él y se sentó en la tumbona contigua, dispuesto a poner la toalla para tumbarse en ella.
- Mykonos es increíble, los chicos son casi más guapos que los que trae la producción
- Menos vistos Toddy- sacudió Brian con sarcasmo
- Ajá. Hay un camarero que está buenísimo, un culo digno de filmar, espera que te pido algo!- el chico hizo un chasquido y un joven de la edad de Todd pero con más aplomo acudió con una bandeja. De lejos pensó que su compañero exageraba, había tenido sexo con tipos mejores desde luego pero de cerca era otra cosa.
Su pelo hacia ondas, brillante como el sol, largo pero solo lo justo y sus ojos azules eran como un reflejo del mar. No pudo verle bien el trasero pero incluso en esa posición prometía y su sonrisa, eso era lo mejor, su sonrisa habría arreglado el día de cualquier amargado, tacaño. Era distinto a todos los chicos que trabajaban con él, tenía como una dulzura que impregnaba sus gestos pero al mismo tiempo era misterioso, morboso. Vio la chapa que adornaba su polo azul: Justin
- Un martini por favor- anunció Todd sonriendo- Y tú Brian?- el chico se volvió hacia él pero no hizo ningún gesto, fue como si la estrella porno no existiera, no tuviera nada que hiciera que otro chico pudiera mirarle, eso le fastidió.
- Un…un café muy cargado.- el chico se fue tal como había llegado, como si no importara a quién estaba sirviendo.
- Es increíble verdad??- anunció Todd cuando le hubo perdido de vista
- No es para tanto- refunfuñó Brian- he estado con tíos mejores.
Pero lo que más le llamaba la atención de ese chico ya no era su aspecto, era el desdén con el que le había tratado. Estaba demasiado acostumbrado a tener lo que deseara de un modo fácil y directo y no entendía como el chico ni siquiera le había mirado a la cara. Suponía por un lado que viniendo de ese hotel tendría que ser homosexual, al menos habría sido lo correcto viendo el panorama que se formaba cada día en la piscina, la decoración y la sauna que había en el centro del hotel así que no entendía porque ni siquiera se había fijado en él. De verdad no le causaba ninguna impresión, no había visto sus películas o es que simplemente había sido muy bien entrenado para únicamente hacer su trabajo? De todos modos, haberle mirado no le habría costado un despido, por lo que Brian decidió que tenía que averiguarlo. En el fondo le ponía mucho que pasaran de él.
Corrió a por Justin, siguiéndole hasta la barra:
- Espera chico- ni siquiera le había visto seguirle y no había nada que le reventara más que tener que llamarle, así que disimuló.
- Le falta algo?- otra vez ese tonito distante, como si Brian fuera más mayor de lo que quisiera aparentar.
- Primero, que dejes de hablarme de usted y segundo, tu propina. Lo que pasa es que no sé como dártela porque solo tengo dólares y alomejor no eres americano- muy sutil
- Como quiera, lo siento, lo que tu quieras- por muy guapo que fuera, su forma de actuar estilo trapo de polvo solo le dio más ganas.
- Dos dólares, te los has ganado- era prácticamente un treinta por ciento de lo que habían pedido pero no importaba, Justin lo cogió y se lo metió en el delantal, Brian se dispuso a irse no demasiado seguro de si había conseguido algo pero en el último minuto el chico se volvió.
- No voy a acostarme contigo por una buena propina- dijo intentando sonar íntegro. Brian se puso las gafas de sol y le miró desde la distancia.
- Que te hace pensar que es lo que quiero?- el chico se encogió de hombros, incapaz de encontrar un por qué
- Es lo que pasa por aquí- Brian sonrió, no porque le hubieran confundido con un lascivo personaje que cree que merece a todo el culo apretado que se le ponga por delante sino porque el chico parecía más relajado, más tranquilo.
Puede que intentara empezar algo, un juego, un roce, algo que le indicara que estaba vivo y que era algo más que los gemidos que se graban dos veces al mes, es como si en la intimidad los chicos esperaran al actor porno, o modelos se llamaban ellos, y no a Brian Kinney. Puede que no creyera en el amor, pero tampoco en ese sexo de farsa, mentiroso.
Siempre era ponte aquí” o “hazle esto”. A veces sentía que cuando conocía a un chico
en una discoteca, también estaba todo planeado. No es que él no tuviera un cuerpo de infarto, unos ojos avellana que te hacían necesitar respiración asistida pero parecía que había más motivos para que los chicos cayeran con tanta facilidad, sin que tuviera que esforzarse lo más mínimo.
Que le hubieran visto correrse antes de conocerle no era muy buena carta de presentación.
Con Justin era diferente. Era un crío normal, muy mono pero no uno de esos tipos que destacan por que no dejas de mirarlos y parece que los hayan esculpido, pero si del tipo que es tan aniñado que el morbo te mata por dentro y podría no pasar nada porque él finge ser indiferente pero tienes que jugar.
sigue aquí... .