(imagen robada a
emedemeli con total descaro)
Llego tarde por razones de fuerza mayor, pero no puedo no dejar constancia (como ya hicieron el resto de mis compatriotas(?)) de lo contenta que me puse cuando hoy a la mañana mi madre me recibió mostrandome la tapa del diario que, sí, decía bien clarito: APROBADA LA LEY DE MATRIMONIO IGUALITARIO.
(Si somos sinceras, mi felicidad llegó con un poco de delay, porque a las nueve de la mañana, recién levantada y cagada de frío, debo haber tardado media hora en entender lo que mi madre trataba de decirme sacudiéndome un diario en la cara. Pero llegar, llegó :))
Creo que es importante saber que el tema no está cerrado para nada.
Que ahora van a salir de todos lados a protestar, a decir que la ley es inconstitucional, que contradice el tratado de Costa ica y todas las boludeces que se les ocurran. Que aunque esto sea ley, la gente retrógrada sigue existiendo y va a hacer lo posible por nublar este triunfo.
Que van a alegar que la ley se hizo rápido y mal, que las votaciones fueron turbias, que fue todo un manejo político, bla bla bla bla, pueden decir todo lo que quieran. Personalmente no soy fanática de nuestro actual gobierno ni del frenezí de leyes que intentan aprobar a toda velocidad para conseguir votos, pero, queridos profesores, cínicos de barrio y Gente Preocupada del Mundo: acá el tema es otro.
El tema, hoy, es que dimos un paso hacia adelante: será como será, pero es un paso.
El tema es que los Gays, las lesbianas, los trans y las familias no-tipo existen (a diferencia de lo que la senadora Negre quiera que crean sus hijos), y que no hay ninguna razon por la que no deban tener los mismos derechos que tú, yo, tu madre y su vecino. Estoy muy contenta de decir que en mi curso del colegio, muy heterogéneo, con chicos de distintas religiones y crianzas, de entornos sociales e ideas políticas de lo más dispares, no había ni uno que estuviera en contra de la ley. No todos tienen familiares/amigos/conocidos gays, y me consta que las familias de varios se pronunciaban abiertamente en contra, pero hoy era unánime el acuerdo en que se logró algo justo. Me gusta pensar que nuestra sociedad puede avanzar hacia eso: a no necesitar que algo nos afecte directamente para que nos importe, a comprender, desde nuestra racionalidad y nuestra sensibilidad como personas, que la discriminación por la preferencia sexual no tiene pies ni cabeza. Que, en fin, no nos dejemos convencer por sensiblerías y golpes bajos como las cartas que los colegios privados religiosos les hicieron escribir a los niños pequeños, o los discursos sobre que "los nenes necesitan un papá y una mamá *insertese fotito de nene con cara triste*"
Digan lo que digan, YO me siento orgullosa de este logro. Es una causa que defendí (y seguiré defendiendo) con uñas y dientes ante cualquiera, y la resolución no me podría haber hecho más feliz, aunque sepa que queda un largo camino por recorrer.
(Post-data "no relacionada": Hoy Leonard Nimoy twitteo
esta imagen. Awwwws al infinito)