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"Mi fórmula mágica de levante asegurado no existe, corazón. Hace años que no me levanto a nadie. Nadie. Antes, era una levantadora compulsiva. Pero ya me rehabilité. Ahora creo que cuando alguien levanta a alguien, en realidad, lo está manipulando como araña venenosa. Y me da cosa. Porque, en definitiva, seducen nuestros niñitos heridos pidiendo seguidores, auxilio, revolcadas, caricias, aplausos, likes.
No somos papelitos en el suelo para andar levantándonos. En el mejor de los casos, ya sabemos que el destino final será un tacho de basura. Pensá algo. El viejo mundo está lleno de personajitos levantando a otros personajitos que después terminan siendo garches, novios, maridos, padres de sus hijos, amores de sus vidas, ex, contrincantes legales y viudos. Todos, haciendo el teatruli este que llaman Amor.
El viejo mundo esta lleno de gente que quiere levantar gente pero no se conoce. Ni conoce al otro. Casi que no le importa. Ni conocerse ni conocer. ¿Para qué, no? Gente actuando la parodia ancestral de la pareja tradicional, de la construcción obligada de los de a dos, del sábado a la nochecita mirando Netflix, de los domingos religiosamente en lo de la suegra. Gente que vive junta y no sabe y no entiende y no ve.
Casi como política en campaña, propongo que no levantemos a nadie nunca más en la vida. Que entendamos que sólo levantamos para levantar a nuestros egos devaluados. Propongo que asumamos el nuevo desafío de conectar de verdad con otro desde otros lugares. Propongo que nos hagamos responsables de eso que hacemos cuando nos conectamos y vibramos juntos y somos magia inexplicable. ⠀
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Propongo que juguemos, abracemos, toquetiemos, besemos, aprendamos y seamos amigos que se gustan. Propongo que no manipulemos más estratégicamente para que el otro nos dé lo que necesitamos. Propongo que dejemos que el amor de nuestra vida se vaya con el amor de su vida. ¿Cuál hay? Es tiempo de redefinir el conceptos. De amor, de levante. Hagamos otra cosa. No me quieras levantar. Sorprendéme, dale. Levantáte vos. Yo ya no ando por el piso."
Texto de Lorena Bassani