Título:
Los fantasmas también tienen pesadillas.Fandom: SHINee.
Pareja: 2min y parejas secundarias.
Resumen: Los fantasmas del pasado no son tan incorpóreos como parecen, pueden materializarse en cualquier momento para hacerte partícipe de sus propias pesadillas.
Advertencias: lenguaje malsonado, sexo explícito, algo de violencia y esas cosas que pueblan siempre mis fanfics, vaya xD.
Notas: Co-escrito con
allalabeth_sanCopyright:
Los fantasmas también tienen pesadillas - (c) - lurque Parte 1 | Parte 2
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Todo el mundo había visto a Minho caer. Y no había sido simplemente una persona perdiendo la consciencia, sino el pilar que sostenía el edificio. El techo caía y parecía aplastarlos a todos.
Taemin se había quedado en shock. Minho había caído sin previo aviso. Estaba hablando y de repente, estaba tendido en el suelo. Por supuesto, la gente de alrededor reaccionó al momento, arremolinándose en torno a él para asegurarse de que estaba bien. Pero Taemin no se movió de su lugar, simplemente se le resbaló el vaso de agua que alguien le había ofrecido apenas un minuto antes de que Minho llegara con los vídeos para poner orden y solución al problema.
El vaso había chocado contra el suelo y se había roto en tantos pedazos como la propia alma de Taemin al ver a Minho desfallecer.
Gracias a dios, Jaejoong estaba allí. Jaejoong y Siwon. En seguida cargaron con el cuerpo de Minho y se lo llevaron entre miradas curiosas y gritos histéricos. Xyli se había acercado a él de inmediato, y Kibum unos segundos después. Ambos le hablaban pero Taemin seguía con la mirada clavada en el lugar en el que había estado tendido el cuerpo de Minho hasta hacía escasos momentos. Jaejoong regresó de inmediato, buscándole con la mirada, y al ver que no se había movido de su lugar, se acercó hasta colocarse delante de él y sostenerle de las mejillas.
-Taeminnie. -Su nombre, pronunciado con ese cariño de hermano mayor, fue suficiente para que pudiera reaccionar al fin y levantar la mirada-. Minho se va a poner bien -dijo de inmediato, aunque nada podía asegurar que fuera cierto porque ni siquiera sabían qué le había ocurrido-. Escúchame, se va a poner bien. Ya le están llevando al hospital, pero aquí tenemos que empezar. Él se ha esforzado para entregarte todo esto, no podemos detenernos ahora.
-Lo sé -murmuró con la voz tan rota que el propio Jaejoong hizo una mueca de dolor involuntaria-. Hyung -le tomó de las muñecas y sólo entonces fue consciente de su propio temblor-, ayúdanos.
No era una petición, sino una súplica. Sin embargo, antes que el propio Jaejoong, fue Xyli el que se adelantó.
-Yo me encargo del vídeo, tú quédate con él -le dijo a Kibum en lo que se dirigía rápidamente hacia la pantalla con el USB que había recogido del suelo tras la caída de Minho.
-Respira hondo, bebe agua, y en cuanto esté todo empezamos -añadió Jaejoong y besó la frente de Taemin-. Lo vas a hacer estupendamente y luego iremos todos juntos a regañar a Minho por haberse forzado hasta este nivel, ¿de acuerdo?
Taemin asintió, incapaz de hablar. Jaejoong compartió una mirada de entendimiento con Kibum, y en cuanto le soltó, el editor le agarró, como si él también fuera a derrumbarse en cualquier momento. En cuanto se habían llevado a Minho, Krystal se había hecho con el relevo y ya estaba poniendo a todo el mundo en su lugar para cuando Jaejoong se unió a ella.
Kibum se llevó a Taemin a la parte trasera del stand para ofrecerle otro vaso de agua y abanicarle.
-Voy a pedirte algo muy cruel, algo casi imposible, pero necesito que te olvides de Minho, de lo que acaba de ocurrir -le dijo en un tono de confidencialidad-. Esto es por lo que hemos estado trabajando tanto tiempo, esta es tu oportunidad, y como tu editor y tu amigo, no voy a consentir que la pierdas. Es tu momento, Taemin. Vamos a hacerlo.
Taemin volvió a asentir. Se bebió el agua a pesar de lo revuelto que sentía el estómago y cerró los ojos, respirando hondo para tranquilizarse. Kibum tenía razón, Jaejoong también, y todos se estaban esforzando para que el trabajo que había hecho Minho no fuera en vano. Minho, que se había dedicado en cuerpo y alma para ofrecerle ese día tan importante y especial a él, y no sólo eso, también había luchado para impulsar las obras de sus amigos, para sacar la editorial adelante. Minho, a quien había odiado durante tanto tiempo, a quien había amado durante mucho más.
Minho, su Minho, había estado luchando por él todo esos meses y él no lo había visto hasta ahora porque no era el mismo tipo de lucha que había llevado en su momento. Y es que Minho sólo llegaría hasta ese extremo por él.
De modo que ahora no podía fallarle. Ahora tenía que seguir su ejemplo, contener su malestar y hacer su trabajo. Cuando se sentó en la silla que todos sus compañeros escritores habían estado ocupando a lo largo de la semana, dejó de ser Lee Taemin y se convirtió en Kim Haneul. El público ya estaba delante preparados con sus respectivos ejemplares a la espera de su firma. Alguien le presentó y todos le miraron, aguardando que pronunciara unas palabras para inaugurar el evento.
-Los fantasmas también tienen pesadillas, y a veces, esa pesadilla continua al despertar -dijo, con una voz que no reconoció como suya-. Los protagonistas de Monstruos pensaron que la suya había terminado con los acontecimientos finales de la primera novela, pero en esta segunda, se dan cuenta de que no podían estar más equivocados. -Había cogido las dos novelas para mostrarlas paralelas la una a la otra; la portada de Monstruos era rojiza, mientras que la de Fantasmas era blanca-. A pesar de que en un principio, Monstruos había tenido un final cerrado, es cierto que hubo algunos asuntos que no terminaron de resolverse. Por eso mismo existe Fantasmas. Y creo que a los lectores les gustará descubrir qué fue de cada uno de ellos tras los sucesos del verano de 2015.
Kim Haneul sonrió y dejó los libros sobre la mesa. El público aplaudió en respuesta y Jaejoong le miró desde el fondo con orgullo, así que Taemin terminó de calmarse y se centró en lo que tenía que hacer. Abrió el primer libro, respiró hondo para suavizar el tembleque antes de comenzar con la dedicatoria, y el resto de las firmas salieron de forma automática. Esa no era la introducción que había preparado para iniciar el evento, pero era la que le había salido, y Kibum se aseguró de decirle en cuanto tuvo la oportunidad que había sido perfecto.
Taemin no era consciente de que el tiempo pasaba, pues para él se había detenido desde el momento en que Minho se había desmayado. Pero lo hacía, y a la firma de libros de la mañana le precedió la presentación con los actores y el descanso del almuerzo, donde Jinki y Jonghyun regresaron del hospital con noticias de Minho, aunque sólo dijeron que estaba estable sin darle mayores explicaciones. Taemin supo que era por su bien así que no preguntó, pero eso volvió a ponerle nervioso. A la tarde tuvo que realizar una nueva tanda de firmas y la ronda de preguntas, que fue lo único que pudo disfrutar verdaderamente.
Siempre era emocionante conocer a gente que adoraba lo que él escribía y escuchar sus experiencias con la novela, cómo les afectaba, lo que significaba para ellos. Taemin sonreía de corazón, aunque una parte de él estuviera en el hospital en lugar de presente, con las personas gracias a las cuales podía ser escritor verdaderamente.
Ni Kyuhyun ni Changmin se habían pasado por el stand a pesar de que lo habían prometido; el que sí lo hizo fue Yunho, que se situó al lado de Jaejoong y no se separó de él en ningún momento. Era como tener a papá y mamá presentes, le transmitían la misma seguridad. Sus padres, por supuesto, asistieron al evento, lo cual era otro motivo más para fingir que todo iba perfectamente. Ellos nunca habían sabido la verdad sobre su relación con Minho, tan sólo que eran muy cercanos pero de pronto se pelearon y desde entonces, no habían vuelto a tener contacto. Tampoco con Jongin. Y aunque tenía a Xyli, Kibum y los demás con él, Taemin se descubrió a sí mismo buscando a Jongin en el gentío que rodeaba el stand.
Cuando el evento llegó al final, Kim Haneul volvió a ser Lee Taemin, con todas las consecuencias que eso implicaba. Tal y como había prometido, Jaejoong se lo llevó al hospital, sin poner objeciones a que Xyli fuera con ellos; Yunho condujo por él. Por otro lado, Kibum y Jinki fueron en el coche de Jonghyun.
-Lo has hecho estupendamente, Taeminnie -le sonrió Jaejoong girado desde el asiento del copiloto-. Has sido un profesional de la cabeza a los pies.
-Hyung, ¿qué tiene Minho?
No quería cortarle de esa manera tan brusca, pero necesitaba saberlo de una vez. Jaejoong sonrió sin felicidad alguna.
-Changmin me ha dicho que el estrés le ha provocado una úlcera en el estómago y una anemia muy severa -respondió Yunho por él-. Le han operado nada más llegar y le van a tener sedado un par de días porque también está malnutrido.
-No sé cómo hemos permitido que llegue a semejante extremo… -pronunció Jaejoong, más para sí mismo que para los demás, como si fuera responsabilidad suya.
Taemin cerró los ojos, respiró hondo y echó la cabeza hacia atrás. Xyli, sentado a su lado en el asiento trasero del coche, le agarró de la mano pero no dijo nada, cosa que agradeció. Xyli era su mejor amigo ahora y, por tanto, quien le recordaba el daño que le había hecho Minho para que sus sentimientos por él no le nublaran la mente. Podía haber tratado de impedir que fuera al hospital porque ellos ya no tenían nada que ver y de todas formas, Minho no iba a estar consciente, pero en su lugar guardó silencio y ahí estaba, a su lado sosteniéndole la mano.
-No es culpa vuestra, hyung -dijo Taemin tras varios minutos de silencio, volviendo a abrir los ojos para mirarle a través del retrovisor-. Ni tuya, ni de Changmin, ni de nadie. Es culpa suya por ser tan imbécil. Así que no os machaquéis, ¿vale?
Jaejoong se le quedó mirando sorprendido, como si fuera la primera vez que veía a Taemin, a ese Taemin que ya no era el niño ni el adolescente dependiente de los mayores, que perseguía a Taejung a todas partes, que se dejaba mimar por todos y cuya sonrisa iluminaba la estancia como rayos de sol.
-Tampoco es culpa tuya -le recordó Xyli, por si se le había pasado el pensamiento por la mente.
-Lo sé -repitió con esa solemnidad que le había acompañado durante todo el día-, pero hice la vista gorda a pesar de saber perfectamente que no estaba bien.
-Todos lo hemos hecho, Taeminnie -intervino de inmediato Jaejoong-. No me digas que no me culpe por ello y al instante siguiente lo hagas tú.
-No, no lo entiendes, hyung. -Negó con la cabeza para darle más énfasis a sus palabras-. Esto se podría haber evitado si tan sólo hubiera actuado de otro modo. Si hubiera podido manejar mejor mi rencor. Si no me hubiera involucrado más de lo necesario. Si hubiera mantenido la actitud profesional con la que Minho me trataba al principio, no habría ido a más.
No se habrían involucrado más de lo necesario, ni siquiera si el libro los obligaba a verse las caras a menudo en la editorial. Tampoco se habría vuelto a acercar a los chicos, ni asistido a las comidas junto a Minho, ni su relación habría mejorado lo suficiente como para que fuera a por él al aeropuerto. Y, mucho menos, se habrían quedado sin gasolina en mitad de la carretera, teniendo que pasar la noche en un motel incomunicado donde volvieron a acostarse, terminando de romper definitivamente la barrera que Minho tanto se había esforzado por construir entre ellos. Porque aunque ya no estuviera enamorado de él, siempre quedaría el recuerdo de lo que un día fueron, y Minho siempre le querría como alguien especial por todo lo que habían sido, aunque no fuera del modo en que él deseaba ser querido.
Y, si no se sintiera tan culpable, no se habría esforzado tanto por compensar todo el daño que le había hecho trabajando hasta el punto de descuidar su salud para que la feria fuera perfecta. Para que el domingo fuera completamente exitoso.
Si Taemin tan sólo hubiera sido capaz de mantener la indiferencia y las distancias con él, tan sólo habrían sido Choi Minho, el publicista de Strong Heart mandado a la editorial para volverla solvente, y Lee Taemin, un escritor más de la editorial.
Porque nunca volverían a ser el Minho de Taemin ni el Taemin de Minho. De modo que esa úlcera y esa anemia eran total y completamente innecesarias.
Nada de lo que Yunho o Jaejoong trataron de decirle funcionó para hacerle cambiar de opinión. Cuando llegaron al hospital, los padres de Minho estaban en la sala de espera, junto a un Changmin muy afectado. Había más gente que no conocía, entre ellos, un hombre entrado en los cincuenta que vestía un traje elegante y que hablaba con los señores Choi; posiblemente se tratara de su jefe. Nadie del equipo estaba allí porque todos se habían quedado en la feria desmontando el stand. Jinki, Xyli, Kibum y Jonghyun habían venido como apoyo porque eran sus amigos.
Jaejoong fue directo a donde estaba sentado Changmin y le abrazó con fuerza. Yunho los rodeó a los dos y después se acercaron a hablar con los señores Choi. Changmin se acercó al grupo recién llegado y Taemin se dejó abrazar sin pronunciar palabra alguna. Se recordó a sí mismo que debía corresponder y eso hizo.
-¿Se sabe algo nuevo? -preguntó Jonghyun por él.
-La operación ha ido bien, pero tardará unos días en despertar porque lo van a tener sedado para poder alimentarlo.
-Lo siento, hyung.
Changmin le miró como si se hubiera vuelto loco y, de inmediato, lo volvió a estrechar entre sus brazos.
-Por dios, Taemin, ni se te ocurra disculparte.
Taemin sintió el conocido nudo en la garganta que se le formaba cuando quería llorar pero las lágrimas no le salían. Él no era tan emocional como sus amigos, de hecho, sólo lograba llorar cuando estaba completamente hecho polvo, como había ocurrido en el baño del motel cuando Minho se había quedado dormido.
En ese momento, Kyuhyun regresó de la máquina expendedora cargado de cafés para todos los presentes anteriores a su llegada. Venía acompañado por dos personas: a uno de los dos chicos no le conocía, pero al ver a Jongin, imaginó que se trataba de Luhan, su pareja actual.
El nudo en su garganta se volvió más intenso al verle.
Hacía años que no veía a Jongin, ni siquiera una fotografía suya. Años. Pero seguía estando igual que entonces, al menos físicamente, con la única excepción de que ahora se peinaba el flequillo hacia atrás en vez de dejarlo caer por su frente, lo que le hacía verse más maduro y masculino. Jongin siempre había sido más maduro y masculino que él pese a ser más pequeño.
Cuando sus miradas se encontraron, Taemin sintió la extrañeza de estar junto a alguien que conocía de hacía mucho tiempo y, a la vez, junto a un completo desconocido. Porque lo eran, a eso se habían reducido después de una amistad tan larga, desde niños. Taemin se había visto solo y desamparado sin Jongin, desorientado, como si le hubieran extirpado una parte de sí mismo. No, lo correcto era decir que había sido él mismo quien se la había arrancado. Como si fuera un objeto punzante clavado en su cuerpo y, al sacarlo, la sangre había salido disparada a borbotones, pero fue imprescindible para que la herida comenzara a sanar. Y había tardado mucho en hacerlo. Una hemorragia demasiado larga.
Jongin era el objeto punzante que se le había clavado y Minho era la herida.
Jongin parecía tan sorprendido como él de encontrarle ahí; ninguno de los dos había tenido en cuenta que el otro pudiera estar en el hospital. Kyuhyun se dedicó a repartir sus cafés, pero Luhan se quedó al lado de su novio, mirándole con preocupación. Sin decir nada, Jongin se atrevió a dar un paso adelante y extenderle uno de los zumos que traía; casualmente, era su sabor favorito. Taemin iba a negar con la cabeza, pero su mano le traicionó y lo aceptó sin romper el silencio.
-No es la situación bajo la que me hubiera gustado volver a verte, pero me alegro de que estés aquí -le dijo finalmente.
Taemin no tuvo tiempo para responder, porque en seguida, la señora Choi reparó en él y se acercó a hablarle. Jongin se alejó, tomando asiento junto a Luhan algo retirados. Mientras hacía un esfuerzo porque le saliera la voz para hablar con la que había sido su ex suegra sin ella saberlo, pudo escuchar a Xyli comentando con Kibum el parecido tan grande que tenían y a Changmin explicándoles que ése era Jongin.
Yunho se acercó a él de inmediato, sabiendo que necesitaba ayuda para lidiar con la señora Choi, quien le había adorado en su momento y ahora le decía lo mucho que le había extrañado. Él también la había echado de menos, y al padre de Minho, porque los Choi eran una familia encantadora que siempre le habían tratado de maravilla. Dejó a Yunho hacerse cargo y en cuanto pudo, se escaqueó. Jinki le interceptó al momento y le mostró su pitillera, a lo que Taemin asintió frenéticamente, porque eso era justo lo que necesitaba. Changmin los había visto, así que asintió también para decirle que fuera.
Taemin salió del hospital acompañado de Jinki y Xyli, porque Jonghyun y Kibum prefirieron quedarse para no agobiarle más de lo que ya lo estaba. Xyli le pasó un brazo por los hombros en cuanto salieron de la sala de espera.
Una vez fuera se alejaron de miradas indiscretas y se encendieron uno de los porros que Jinki traía liados consigo. Fumaron del mismo los tres.
-¿Qué vamos a hacer con los euros al final? -preguntó Xyli para romper el hielo.
-Podemos pasarnos mañana por la mañana por el banco, o sino cambiarlo en el aeropuerto -respondió Jinki.
-Yo no quiero llegar a Italia sin euros, que a ver cómo nos hacemos entender allí para el cambio de moneda.
Taemin sabía que sus amigos estaban hablando del viaje para distraerle y que no pensara en Minho, en Jongin, ni en nada que tuviera relación.
-No te preocupes, en el aeropuerto siempre tienen cambio -le sonrió Jinki mientras le tendía el porro a Taemin-. Y si el idioma te preocupa, con saber decir «dame comida» es suficiente para sobrevivir -bromeó.
Xyli sonrió y le dio un golpe amistoso en el brazo. A Taemin también le hizo gracia el comentario, pero no fue capaz de mostrar una sonrisa sincera.
-Al final vamos sin plan, verás como acabamos en el mercado negro de la mafia italiana.
-A ti en cuanto te vean querrán trocearte. Producto coreano de buena calidad -respondió Jinki con una sonrisa divertida.
-Qué va -rió Xyli-. Soy producto defectuoso, soy medio japonés, ¿recuerdas?
-Es verdad. Entonces irán a por Taemin.
Sintió las miradas de sus amigos sobre él, así que alzó la vista mientras fumaba. Se había sentado en el bordillo que separaba la acera de la carretera del parking, mientras que Jinki permanecía de pie y Xyli apoyado sobre el capó del coche de Jonghyun.
-No creo que eso pase -les dijo.
-Claro que no -sonrió Xyli-, porque en cuanto vean lo feo que es Jinki no querrán ni acercarse.
-Me lanzarán trozos de pizza para que me marche del país -contestó, haciendo un gesto dramático que recordó mucho a Kibum y que a Xyli le arrancó una carcajada y a Taemin una sonrisa.
-Si nos lanzan trozos de pizza, entonces Xyli saltará cual perro para comérselos todos -aportó a la broma.
-¡Vaya que sí! -Sonrió de oreja a oreja-. ¡Juro y perjuro que lo primero que haré al llegar a Italia será comer pizza hasta reventar!
-Ya me contarás qué tal sabían.
La sonrisa de Xyli se borró de golpe y tanto él como Jinki fruncieron el ceño.
-¿Cómo que ya te contaré? ¿Qué significa eso? ¿No vas a venir?
Taemin negó con la cabeza lentamente.
-Quiero estar aquí cuando despierte.
No supo si fue por cómo lo había dicho o qué, pero Xyli y Jinki compartieron una mirada.
-Taemin -habló Xyli, serio-, sólo necesita guardar reposo. Ya has escuchado lo que te han dicho los hyung y su madre, así que no te preocupes.
Jinki se agachó delante de él y le cogió del brazo para fumar sin necesidad de coger el porro por sí mismo.
-Te vendrá bien despejarte -le dijo y expulsó el humo hacia un lado-. Has tenido sobredosis de Minho últimamente.
-Ya, pero no puedo -insistió-. Si fuera Jonghyun quien estuviera en su lugar, ¿podrías irte mañana?
-Sí -respondió con calma-, pero porque yo ya no estoy enamorado de él. Y tú sí lo estás de Minho.
Jinki miró a Xyli y éste resopló, disconforme con esa verdad tan absoluta.
-Sé que Changmin y Kyuhyun no se van a despegar de él a partir de ahora, pero aun así, no me quedaré tranquilo hasta que le vea salir del hospital por su propio pie.
-Bueno, pues entonces retrasamos los billetes y nos vamos dentro de una semana -sentenció Xyli, quitándole el porro de la mano a Taemin para fumar ahora él.
-No, vosotros os vais mañana -declaró Taemin, poniéndose en pie porque discutir con Xyli estando sentado no era buena idea-. Ya tenemos la reserva del hotel y todo. No vamos a perder ese dinero. Id vosotros y yo iré en una semana, ¿de acuerdo?
Buscó la mirada de Jinki para pedir su apoyo desesperadamente, porque no tenía ganas de continuar con la discusión. Justo en ese momento, en su campo de visión entró Jongin, que había salido del hospital y, por cómo se acercaba a él, parecía haberle estado buscando.
-Mierda… -murmuró.
Jinki se puso en pie también y se giró para comprobar quién se acercaba. Xyli se incorporó y dio un paso al frente, con palabras poco agradables a punto de ser pronunciadas. A Jongin no se le pasó desapercibida su actitud, así que alzó las manos en señal de paz.
-El médico ha salido para decir que ya ha pasado la fase de peligro -comunicó sin saludar previamente-. Sólo venía a decírtelo.
-Bien, ya lo has hecho. Puedes irte.
El motivo por el que Xyli y Kibum chocaban tan a menudo era porque ambos adoptaban la misma actitud en situaciones como esta. Y eran demasiado sinceros como para decir algo diferente a lo que pensaban o para ocultar su opinión siquiera.
Jongin respiró hondo y asintió. Taemin le conocía lo suficientemente bien como para saber que no estaba satisfecho, pero que no iba a insistir para no molestar. Alargó el brazo para sostener del hombro a Xyli y decirle con la mirada que estaba bien.
-Gracias por acercarte.
Jongin asintió una vez más.
-Supongo que no querrás, pero me gustaría hablar contigo.
Tres meses atrás, Taemin le habría dicho que no. Tres semanas atrás, también. Incluso hace tres días. Ahora, con Minho hospitalizado, con el día que había vivido y la mezcla de emociones que tenía en su interior, Taemin no era capaz de negarse.
-Hablaremos de lo de Italia luego -les dijo a sus amigos-, pero ya he tomado mi decisión.
Le indicó a Jongin que le siguiera y se adelantó a él.
-¡Ya veremos! ¡A cabezota no me gana nadie, Lee Taemin! -le gritó Xyli para que le escuchara bien.
Taemin sonrió, pero ni siquiera se giró. Xyli había sido un regalo del cielo y nada le haría cambiar de opinión, ni siquiera el propio Xyli con su poca delicadeza para decir las cosas. Regresó con Jongin a la parte frontal del hospital y se sentaron en uno de los bancos exteriores, con el consecuente distanciamiento transformado en espacio físico entre ellos que los años sin contacto habían marcado.
-¿Cómo estás?
La guerra comenzó entonces en el interior de Taemin, entre los partidarios de los que defendían que la herida había sido hecha por accidente y los que insistían en que la traición no debía ser perdonada. Una parte de sí mismo le decía que la pregunta era sincera, y la otra que era un mero intento de romper el hielo nada más.
-Estoy igual que la última vez que nos vimos: confuso.
Jongin sabía de sobra que cuando Taemin estaba confuso, recurría a métodos de evasión por la necesidad de dejar de pensar en lo que le atormentaba. Al menos de ese modo había sido. Ahora le sujetaba la mirada con firmeza, con una fuerza nueva y una determinación diferente a la de entonces.
-¿Puedo preguntar qué ha pasado entre vosotros? -cuestionó con suavidad.
-¿Qué te hace pensar que ha pasado algo entre nosotros? -respondió a la defensiva.
-Que estás aquí -sonrió ligeramente, encogiéndose de hombros.
Taemin tendría que haberlo adivinado.
-Se desmayó delante de todos, justo antes de empezar. Había trabajado tanto para este día…
-Minho siempre se sobresfuerza en los temas que te implican.
Le molestó mucho escuchar eso. Taemin sabía que estaba a la defensiva y cualquier cosa que Jongin le dijera en ese momento se lo iba a tomar a mal, pero igualmente, Jongin siempre había pensado que Minho lo daba todo por él y que él era un acomodado que no hacía nada por Minho. No era del todo falso, pero tampoco del todo cierto.
-Bueno, en esta ocasión lo ha hecho para aminorar su culpa.
-No digo que no sea así en parte -dijo, con ese tono de voz grave y calmada que le hacía aparentar tener más edad de la que realmente tenía-. Igualmente, no te estoy culpando de su estupidez. Tú no le has dicho que deje de comer y dormir para trabajar más.
-Gracias, pensaba que lo dudabas -dijo cargado de ironía.
-En realidad estoy enfadado con él -reveló, aunque Taemin ya lo sabía-. Llevaba dos meses y pico sin vele ni hablarle, así que no sabía nada. Kyuhyun me ha llamado hoy con la noticia.
-Minho me habló de vosotros -le hizo saber-. El chico ese que estaba contigo es Luhan, supongo.
-Sí -respondió sorprendido-. Ahora entiendo por qué ha acabado así.
-¿Qué quieres decir? -le miró ceñudo.
-Lo nuestro no funcionó -respondió, mirando hacia uno de los coches del aparcamiento que comenzaba a maniobrar para salir-. Los primeros meses fueron duros. Te había perdido y Minho trataba de compensármelo, pero yo no podía dejar de pensar en ti. Luego me cabreé contigo porque no estabas siendo razonable; no esperaba que me perdonaras por haber actuado a tus espaldas, ¿pero desaparecer del modo en que lo hiciste, Taemin? -Volvió a encararle-. Eso fue demasiado.
-No esperes que me disculpe por ello -contestó de inmediato, enfadado por sus reproches.
-No lo espero. Pero me decepcionaste -dijo de igual modo-. Yo renuncié a Minho en cuanto te alejaste, estuve meses intentando arreglar las cosas contigo, hasta que me cansé. Y Minho siempre estuvo ahí, escuchando lamentarme por lo que habíamos hecho. Se tragó todos mis llantos y toda mi desesperación. Porque te lo creas o no, perderte ha sido lo peor que me ha pasado en la vida.
Taemin sabía que estaba siendo sincero, conocía lo suficientemente bien a Jongin como para saber que siempre hablaba con el corazón en la mano, pero él tenía demasiado veneno en el cuerpo todavía. Por eso mismo respondió con saña:
-Haberlo pensado antes de follarte a mi novio.
Jongin volvió a respirar hondo, esta vez para tratar de calmarse porque la conversación no estaba yendo hacia buen puerto. Taemin era mucho más explosivo que él en ese sentido, siempre lo había sido, por eso la gente solía pensar que el mayor era Jongin, no él.
-Cuando acepté que te habías ido, dejé de resistirme a Minho y durante un tiempo estuvimos más o menos bien. Así pasó el primer año -comenzó a explicarle pese a no habérselo pedido, pero Taemin no fue capaz de interrumpirle, pues una parte lo suficientemente grande de sí mismo quería los detalles de lo que ocurrió-. Después conocí a Luhan y me di cuenta de que Minho nunca se había enamorado de mí. Sí, me quería mucho, lo daba todo por mí e intentaba que las cosas salieran bien entre nosotros, pero era para justificar el haberte dejado. Siempre fuimos conscientes de todo el daño que te hicimos, pero mientras que yo intenté solucionarlo contigo, Minho no era capaz ni de mirarte a la cara de lo avergonzado que se sentía. Y pensaba que estabas mucho mejor sin una persona como él a tu lado. Así que intentó que lo nuestro saliera bien para que todo el daño que te había hecho no fuera en vano. Claro que si le preguntas, su versión será muy diferente, y posiblemente te dirá que sí se enamoró de mí, y blablablá. Pero no. No es así. Corté con él porque veía que no íbamos a ninguna parte y empecé con Luhan para olvidarme de todo. Tampoco estuvo bien, pero él sabía que podía darme lo que yo necesitaba y cada día me demuestra que tenía razón. -Se le escapó una sonrisa llena de amor que Taemin nunca le había visto-. Y en cuanto Minho se dio cuenta de eso, lo aceptó y seguimos siendo amigos. Él tenía todo el derecho del mundo a desparecer como lo hiciste tú, pero se quedó conmigo. Si él me hubiera dejado también, no sé qué habría sido de mí. -Se pasó las manos por la cara, queriendo borrar ese pensamiento de su mente-. Discutí con él la última vez que le vi de nuevo por ti, porque intentó ocultarme lo de la editorial.
Taemin aguardó un silencio reflexivo para no decir la primera barbaridad que se le había pasado por la mente. Se sentía terriblemente cansado, no sólo por la jornada de trabajo, sino por todas las emociones que le habían embriagado ese día. Cuando había salido de la cama ese día no esperaba acabar en el hospital por Minho y mucho menos teniendo esa conversación con Jongin.
Pero ahí estaban. Escuchar de sus labios cómo Minho sí había luchado por él con tanta insistencia para que su relación saliera bien, para que funcionara, fue posiblemente lo más doloroso de todo. Cuando Taemin llamaba cobarde a Minho, lo hacía precisamente porque nunca se había atrevido a encararle después de lo ocurrido. Y no había otra cosa que deseara más que Minho estuviera dispuesto a volver a luchar por él.
-Aunque no te lo creas, cuando supe que lo vuestro no había salido bien no me alegré. En realidad me decepcionó. Pensé: ¿para qué he sufrido tanto entonces? Si hubiera salido bien, al menos habría merecido la pena. Después de todo, erais las dos personas que más quería en el mundo.
-Taemin…
Alzó la mano para que no le interrumpiera, porque él también tenía palabras que compartir.
-Me alejé porque fue más de lo que pude soportar. No voy a mentir. Os odié a muerte durante mucho tiempo, tanto que ese odio acabó por envenenarme. Y hasta estos últimos tres meses no me he dado cuenta de que lo que de verdad necesito es sacar todo ese veneno de mi cuerpo porque me ha estado consumiendo durante estos últimos años. Así que lo intenté. Intenté reconciliarme con Minho. Veía cómo estaba descuidando su salud, así que me lo llevaba a comer. Funcionó durante unas dos semanas, creo. Pero luego volví a tener otra crisis de identidad, y ya no sabía qué estaba haciendo.
-Así que te volviste a alejar y eso, claro, agravó la salud de Minho. Seguramente se dedicaría a trabajar para no pensar en ti.
Había sido de ese modo exactamente. Con Jongin nunca había necesitado dar demasiados detalles para hacerse entender porque siempre había sido la persona que más fácilmente le leía la mente. Ahora que tenía a Xyli, Jinki e incluso a Jaeho, ya no estaba seguro de quien de todos ellos tenía esa habilidad más pulida.
-Empeoró, sí, pero me dije que no era mi responsabilidad. Si él quería joderse de esa manera, era asunto suyo. Pero la última crisis me pilló justo delante de él y no pude manejarla. Así que estallé, le provoqué y él respondió. Y tras eso volvimos al principio de estos meses, al distanciamiento y el trato profesional. -Llegados a ese punto, el nudo en la garganta que había sentido en la sala de espera se había transformado en un dolor muy fuerte en el pecho-. Y no es justo, ¿sabes? ¡No debería estar en esa camilla! ¡No debería haber acabado así! ¡No tiene derecho!
-Tú siempre has sido más fuerte que él, hyung.
Eso era el colmo. Taemin no lo soportó más.
-¡Y una mierda! -gritó y se puso en pie, sin importarle si alguien les oía-. ¡Él me destrozó! ¡Los dos me destrozasteis! ¡Cuando hablo de crisis de identidad no estoy exagerando, joder! ¡No entendía cómo habíamos podido acabar así! ¡No sabía qué había hecho mal para que todo terminara de esa forma! ¡No sabía cómo comportarme! ¡No sabía qué decir! ¡Todo cuanto hacía o decía estaba mal! ¡Y os iba a joder! ¡Os iba a hacer daño! ¡Y no quería! Yo no quería haceros daño, Jongin. -Taemin sentía las lágrimas resbalándose por sus ojos, pero no le podía importar menos-. Me alejé porque no lo soportaba. Porque me habíais mentido. Me habíais engañado a sabiendas de que me haríais polvo. Y saberlo no fue suficiente para actuar de otro modo. Para decirme la verdad. ¿Qué clase de persona pensabais que era? ¿Qué clase de amigo? ¿Qué clase de novio? -Hizo una pausa para coger aire y cuando volvió a hablar, lo hizo con la voz rota-. ¡Yo os quería, maldita sea! Lo erais todo para mí en ese tiempo. Tú y él. Y si me hubierais dicho la verdad desde el principio, me habría retirado para que pudierais ser felices. De hecho, lo hice. Sí, fue porque no lo soportaba, pero también fue para que tuvierais una oportunidad. ¡Por eso me jode que no saliera bien! ¡He estado sufriendo para nada!
Jongin siempre había sido más emocional que él, así que en cuanto vio sus lágrimas, se echó a llorar también. Se puso en pie para quedar a su altura.
-¡Te busqué, hyung! Estuve meses intentando que me perdonaras. Llamándote, yendo a tu casa, y tú fingiendo que ni siquiera estabas ahí. Le supliqué a tu madre que me dejara entrar, le lloré y le grité a tu ventana, ¿o ya no te acuerdas? -Sollozó-. ¡Lo borraste tan fácilmente, joder! ¡Sí, me equivoqué! ¡Lo hice mal! Pero a pesar de que estaba enamorado de él, tú eras más importante.
-Déjalo, Jongin. Nunca vamos a estar de acuerdo en esto.
Taemin le dio la espalda y se alejó varios pasos para limpiarse las lágrimas que tanta rabia le daba derramar en su presencia. Sin embargo, Jongin también avanzó en su dirección, le cogió del hombro y le giró bruscamente.
-¡No! ¡No quiero dejarlo! -gritó, pese a que él no era de los que lo hacían-. ¡Estoy cabreado porque eres un maldito cabezota! ¡Y no quiero que vuelvan a pasar otros tres años para volver a verte! ¡Te quiero y te echo de menos! Necesito a mi mejor amigo. -Le abrazó con fuerza y ocultó el rostro en su cuello-. Hay mil cosas que quiero contarte. Hay mil cosas que quiero hacer contigo. Quiero que volvamos. Nos hecho mucho de menos.
Jongin lloró amargamente abrazado a él con todas sus fuerzas, como si tuviera miedo de que al soltarle volvería a desaparecer. Jongin había sido el único dongsaeng que había tenido Taemin a lo largo de su vida, porque siempre se había juntado con personas mayores que él y aunque se trataban de iguales, cuando Jongin le llamaba hyung, un sentimiento fraternal protector se despertaba dentro de él.
Tanto en su niñez como en su adolescencia, la mayoría de las veces que Jongin había llorado, Taemin se había reído de él e incluso aprovechaba para sacarle fotos con las que burlarse más adelante. Pero cuando lo hacía de esa manera, con esa sinceridad y pureza, a Taemin le daban ganas de meterlo entre algodones para que nunca volvieran a hacerle daño.
A pesar de todo lo que había ocurrido entre ellos le seguía queriendo y también le echaba de menos. Así que le abrazó y lloró con él durante largos minutos antes de poder calmarse. Cuando se separaron, se echaron a reír por los «qué feo estás» y «se te caen los mocos». Jongin le repitió al menos diez veces que le había echado mucho de menos, y se abrazó otras tantas veces más. Taemin sólo podía sonreír porque aunque no lo dijera, sentía exactamente lo mismo.
En el suelo, invisible, quedaba el gran charco de veneno que había conseguido expulsar de su interior por fin. Todavía no estaba vaciado por completo, pero sentía que se había quitado un gran peso de encima.
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Capítulo 14