Título:
MonstruosFandom: EXO.
Parejas: Varias.
Resumen: Los monstruos habitan en la oscuridad de los corazones de las personas y nadie, absolutamente nadie, se libra de ello.
Advertencias: UA, yaoi, NC-17, tiempo no lineal.
Cronología: Pinchando sobre el título del fic iréis al masterpost donde encontraréis una cronología ordenada de los hechos.
Licencia:
Monstruos #4.5 - (c) - lurque Parte 1 | Parte 2
*-¿Qué es lo que siempre miras cuando vienes? -preguntó con curiosidad.
-La Torre N -respondió, señalando a lo lejos una luz roja-. Es impresionante que se pueda ver desde aquí.
-¿Te lo parece? -cuestionó con una sonrisa y comenzó a pasar sus labios por su cuello. Era imposible no hacerlo cuando Kyungsoo llevaba una de esas camisetas que dejaban a la vista sus clavículas.
-Me gusta contemplarla porque destaca sobre la marea de luces de la ciudad y es como una flecha plateada sobre la montaña.
Yifan emitió un sonido afirmativo para indicar que le escuchaba y continuó perdido en su cuello. Kyungso sonrió y se giró para pegarle en el pecho sin delicadeza alguna.
-Si no te interesa, ¿para qué preguntas?
-Sí que me interesa -respondió con una sonrisa-, pero tu cuello me distrae.
Yifan intentó retomar sus besos, pero Kyungsoo se encogió para impedírselo.
-Para, estoy asqueroso -dijo, refiriéndose a lo que había sudado trabajando.
-Nunca estás lo suficientemente asqueroso como para que me des asco -contestó mientras luchaba por mantenerlo entre sus brazos.
Esa frase pilló a Kyungsoo desprevenido y Yifan aprovechó para besarle como llevaba queriendo hacer durante las últimas horas. Su relación era compleja y, a la vez, terriblemente sencilla. No se podía decir que fueran una pareja como tal, pero tampoco se podía negar que no lo fueran. Sin nombres, ni etiquetas, ni responsabilidades más allá de las que quisieran tomar, era una relación sin exigencias ni reproches.
-¿Qué te he dicho de besarme de pie? -murmuró apartándose tras soltar un pequeño gruñido que a Yifan le resultaba adorable.
-¿Qué tiene de malo? Me gusta tu altura.
-Pero a mí la tuya no.
Eran veinte centímetros de diferencia después de todo y a Kyungsoo no le gustaba ponerse de puntillas para poder alcanzar sus labios. A Yifan le hacía gracia los gruñidos que emitía cuando algo le molestaba y siempre buscaba provocarlos. Le soltó como quería y se le quedó mirando con lujuria y una pequeña sonrisa llena de diversión que despertó el mismo instinto en el camarero.
Las puertas del ascensor se abrieron al llegar a su piso. En lugar de dar a un pasillo, conectaba directamente a su apartamento. Yifan cogió la bolsa de plástico y su cartera olvidadas en el suelo. Kyungsoo le tomó de la corbata y tiró de él para que le siguiera al interior.
El apartamento era mucho más amplio de lo que en realidad necesitaba. Con una decoración minimalista y espacios abiertos, la planta de abajo reunía el salón, la cocina y el comedor como una única habitación, con suelos de mármol claro y paredes de la misma tonalidad, en contraste con los muebles oscuros, a juego con las cortinas que cubrían la amplia cristalera de la pared del fondo. Una escalera de caracol unía el dúplex. En la segunda planta se encontraba el dormitorio de Yifan, al cual le faltaba una de las cuatro paredes por estar abierto a la planta de abajo, y el baño. Fue allí a donde Kyungsoo le dirigió sin soltarle de la corbata. Yifan dejó las pertenencias de Kyungsoo y su cartera sobre uno de los sofás antes de subir las escaleras.
El baño contaba con cinco piezas: un lavabo, un inodoro, un bidé, una bañera y una ducha aparte. De mármol negro y paredes blancas siguiendo el estilo minimalista de toda la casa, todo pulcro y ordenado gracias a la señora de la limpieza que tenía contratada. Había dos albornoces colgados y dos cepillos de dientes para las noches como esa en las que se quedaba a dormir.
Kyungsoo se tomó su tiempo para desabrochar uno a uno los botones de la camisa, muy concentrado en su labor; Yifan no sabía si lo hacía a propósito para desesperarle o no, pero le gustaba sentirse observado minuciosamente por esos grandes ojos. Dejó caer la prenda y continuó por el cinturón y el botón del pantalón. Al bajarle la cremallera, alzó la mirada y le rozó el pene por encima de la tela de la ropa interior con una pequeña sonrisa que no era más que el prólogo de la obra que iba a escribir mojando la pluma en sus orgasmos.
Le desnudó a excepción de la corbata y retrocedió varios pasos para admirar la obra. Se relamió los labios y se los mordió. Yifan habría entregado todo su dinero para saber qué era lo que pasaba por su mente en ese momento. Kyungsoo se desnudó con la misma lentitud y en el mismo orden: primero la camiseta negra, luego los vaqueros y por último la ropa interior. Yifan se estaba excitando sólo con verlo y ni siquiera estaba intentando parecer sexy.
Una vez estuvieron en las mismas condiciones, Kyungsoo volvió a acercarse a él y tiró de la corbata para acercarle a su rostro, sonrió con maldad y se relamió los labios a escasos centímetros de los suyos.
-Este debería ser tu uniforme de trabajo.
-¿Quieres que todos en la oficina me vean así? -cuestionó Yifan con una pequeña sonrisa.
-Yo no he mencionado ninguna oficina -respondió y capturó su labio inferior de forma tentativa, mordiendo con más fuerza de la cuenta.
Le soltó y entró en el amplio plato de ducha. Las puertas eran de cristal y se abrían hacia adentro. A la derecha había un banco de obra recubierto con el mismo mármol de las paredes. Yifan se apresuró en seguirle. Le dio la vuelta y le cogió en alzas para llevárselo contra la pared frente a la puerta y poder besarle sin que protestara. La exclamación de sorpresa y la risa posterior de Kyungsoo quedaron cortadas por sus labios. En venganza, buscó a tientas el grifo y abrió el agua fría, que cayó como una cascada sobre ellos. Ahora fue el turno de Yifan para soltar una exclamación de sorpresa y la risa de Kyungsoo se multiplicó. El empresario le soltó para apartarse del chorro y el camarero aprovechó para regular el agua a una temperatura más cálida.
-Eres un demonio.
-Anda, ven aquí.
Volvió a tirar de la corbata para acercarle a él y le besó bajo el chorro del agua. En realidad, a Yifan le encantaba que jugara con él de esa manera, por eso lo consentía.
Una vez estuvieron mojados por completo, Kyungsoo le indicó con la mirada que fuera a sentarse mientras examinaba los champús para el pelo que tenía y elegía el que le parecía más apropiado. Por su parte, Yifan se quitó la corbata empapada y la dejó a su lado, mojó la esponja que tenía para el otro hombre y la llenó de gel. Kyungsoo apoyó una rodilla en el banco de obra primero, para sentarse a continuación sobre él y esparcir el champú en su cabello con un suave masaje. Yifan le pasó la esponja por la espalda, los brazos y el torso.
-Qué buen equipo hacemos -comentó.
Kyungsoo sonrió como respuesta y se acercó despacio a sus labios para volver a besarle, enroscándose en su cuello. Yifan le correspondió mientras continuaba pasando la esponja por su cuerpo y descendía hasta sus nalgas. Las separó y limpió toda la zona desde atrás hacia delante. Kyungsoo se alzó sobre sus rodillas para permitírselo y gimió cuando sustituyó la esponja por su propia mano. Acabó agarrando ambas erecciones y masturbándolas a la vez aprovechando lo que el jabón facilitaba la fricción.
-Llevo toda la semana deseando que llegara este momento -le confesó contra los labios.
-Lo siento, te he dado de largas hasta hoy -respondió Kyungsoo, apoyando su frente contra la de él.
-No importa -volvió a besarle.
Yifan sabía en dónde se estaba metiendo cuando comenzó con él. La enfermedad de Kyungsoo no era fácil de sobrellevar, aguantar sus cambios de humor repentinos y sus estados extremistas requerían de mucha paciencia. Baekhyun se lo había advertido y también le había enseñado a lidiar con ello. Pero merecía la pena, porque cuando Kyungsoo estaba receptivo, obtenía de él todo lo que necesitaba.
-Ven -dijo de pronto, apartando su mano para que dejase de masturbarlos y se levantó.
Yifan le siguió de vuelta al chorro de agua y se desprendieron del jabón. Kyungsoo le sujetó el miembro y se lo acarició en lo que volvía a cerrar el grifo.
-Creo que te mereces una recompensa por la espera.
Le mostró una sonrisa que Yifan conocía muy bien y se inclinó para pasar los labios por su excitación. La espera con Kyungsoo siempre merecía la pena porque obtenía premios como ese. Sus labios carnosos eran perfectos para acariciársela, su aliento cálido le hacía estremecer cuando chocaba contra su piel y su cavidad bucal, húmeda y acogedora, era su perdición. Su lengua le causaba estragos y cuando le engullía, le tenía completamente a su merced. Yifan cerró los ojos y alzó el rostro dejando escapar un profundo suspiro. Enredó sus manos en su cabello y le guió, sin exigencias, para qué supiera a qué velocidad quería que se lo hiciera.
Kyungsoo le había dado su primer beso y entregado su virginidad. Antes de Yifan, no había habido nadie. Él le había enseñado todo lo que sabía, pero había sido el propio Kyungsoo quien lo había perfeccionado a base de practicar. Un año después, conocían el otro cuerpo como si fuera el suyo propio y sabían perfectamente lo que tenían que hacer para colmarlo de placer.
Cuando consiguió que alcanzara el orgasmo, se retiró para dejarle espacio y abrió de nuevo el grifo para enjuagarse la boca. Yifan apoyó la espalda contra los azulejos y le contempló lavarse el pelo en lo que él recuperaba el aliento. Los labios rojizos y ligeramente hinchados eran una obra de arte.
-Ven -le pidió ahora él.
Intercambiaron los papeles y ahora era Yifan el que le lavaba el cabello y Kyungsoo el que le pasaba la esponja por el cuerpo.
-¿Estás mejor? -le preguntó, dejando entrever su preocupación.
-Estoy mejor desde que te he visto -respondió con una pequeña sonrisa y le besó una vez más.
Kyungsoo no necesitaba tener el don de Baekhyun para saber, nada más verle, si le ocurría algo o no. Y no mentía cuando decía que se sentía mejor con tan sólo verle.
Terminaron de ducharse y se envolvieron en sus respectivos albornoces. Yifan volvió a rodearle por detrás para retomar la conquista de su cuello y esta vez, Kyungsoo se dejó hacer.
-Te acabas de correr, ¿ya quieres otro?
-No creo que me cueste mucho volver a excitarme contigo -respondió y atacó ese punto tras su oreja que le hacía encogerse y gemir.
Y, tras eso, siempre gruñía. Yifan sonrió al escucharle hacerlo una vez más.
-Bien, porque no he acabado contigo.
Kyungsoo hizo que giraran y le empujó para que cayera sobre la cama. Se desabrochó el albornoz y le brindó una imagen esplendorosa de sí mismo. Yifan se acomodó, anticipándose a lo que vendría a continuación.
El sexo con Kyungsoo siempre dependía de su estado de ánimo, pero Yifan no tenía ningún problema en acomodarse a sus exigencias, porque de todas formas, siempre era estupendo. En noches como esa, en las que se sentía dominante, a Yifan no le importaba dejarse hacer hasta que aparecía su oportunidad para cambiar las tornas.
Le desabrochó su albornoz y lo extendió a ambos lados de su cuerpo, dejándolo bajo él. Pasó las manos por su pecho hasta llegar a sus hombros y entonces se sentó sobre sus caderas, situándose de forma que al moverse le hiciera fricción. Se inclinó sobre él y comenzó su juego de tentación, aproximándose demasiado para simplemente rozar sus labios, sin llegar a besarle, a la vez que se movía lentamente sobre él.
Le dejó con las ganas del beso y se incorporó con una sonrisa maliciosa. En lugar de tocarle a él, comenzó a pasar sus manos por su propio cuerpo, acariciándose a sí mismo. Bajó una de ellas hasta su erección y comenzó a masturbarse sin prisa alguna. Cerró los ojos, alzó el rostro y entreabrió los labios para dejar escapar pequeños gemidos conforme iba incrementando la velocidad de su muñeca y el placer que se estaba causando a sí mismo. Para cuando quiso darse cuenta, Yifan tenía la garganta seca y volvía a estar excitado con la imagen que tenía delante de él.
Cuando no fue capaz de soportarlo más, le tumbó bajo sí con un movimiento brusco y le elevó las manos por encima de la cabeza. Capturó sus labios para besarle y morderle como antes le había sido privado y Kyungsoo enroscó sus piernas en su cintura buscando el roce que necesitaba con urgencia.
-Te vas a enterar -le dijo Yifan.
-Estoy deseando enterarme -respondió con una sonrisa lujuriosa y un gemido de acompañamiento.
Yifan alargó el brazo para coger el bote de lubricante que siempre tenía a mano sobre la mesita de noche y uno de los condones que tenía dentro de la pequeña cesta de mimbre. Los dejó sobre la cama, cerca de sí, y se dedicó a recorrer el cuerpo de su amante tanto con las manos como con la boca. Kyungsoo se convirtió al poco en un concierto de gemidos y gruñidos de protesta que no hacían más que alentar a Yifan a continuar colonizando su cuerpo.
Se desprendió del albornoz por completo y le dio la vuelta para tumbarle sobre él. Le recorrió la espina dorsal con la lengua en un camino descendiente que acabó entre sus glúteos. Kyungsoo necesitó aferrarse a la almohada y la mordió cuando sintió la lengua de Yifan humedeciendo su entrada a la vez que su mano jugaba con sus testículos. Kyungsoo era demasiado orgulloso como para suplicar, pero Yifan sabía cómo torturarle para hacerle llegar al límite.
-Quiero tus dedos dentro. ¡Ya! -le ordenó dándole un golpe en el brazo con el bote de lubricante.
Yifan soltó una pequeña risita al comprobar su desesperación. Le mordió la nalga con fuerza, provocándole otro gruñido, y se empapó los dedos de lubricante. Introdujo uno despacio y comenzó a hacer círculos mientras con los otros estimulaba sus testículos y la mano libre acariciaba su falo. Los gemidos de Kyungsoo eran música para sus oídos.
Cuando introdujo el segundo dedo, Yifan le obligó a incorporarse de rodillas delante de él para hundir su boca en su cuello. Le besó, le mordió y le succionó en cada punto sensible que conocía sin dejar de ahondar en su interior. Kyungsoo se aferró a sus cabellos con fuerza y movió las caderas contra los dedos.
-Fóllame, Yifan -le suplicó por fin-. Fóllame de una vez.
Con una sonrisa triunfante, Yifan sustituyó los dedos por su erección, pero no llegó a entrar como deseaba, sino que le acarició la entrada con ella y Kyungsoo volvió a gruñir de pura desesperación, clavándole las uñas en la piel. Yifan succionó su cuello de tal forma que le dejaría marca al día siguiente.
Finalmente, le dejó escapar para que retomarse su postura anterior: las rodillas firmemente clavadas en el colchón, la espalda arqueada y los brazos aferrados con fuerza a la almohada. Yifan se puso el condón, acariciándose un poco primero, y volvió a impregnarse los dedos de lubricante. Los introdujo para ahondar un poco más haciendo círculos más pronunciados y abriendo y cerrando los dedos en su interior. Cuando decidió que era lo bastante espacioso, se colocó de rodillas tras él y le penetró lentamente. Entró y salió a un ritmo tortuosamente lento para ambos que duró varios minutos hasta que notó que podía embestir más rápido. Entonces cubrió el cuerpo de Kyungsoo con el suyo y capturó el lóbulo de su oreja con los dientes. El camarero soltó un pequeño grito por la oleada de placer repentina.
El ritmo de las embestidas aumentó gradualmente. Yifan no dejó en ningún momento de invadir su cuello y, tal vez por eso, su mente le jugó una mala pasada.
Siempre era un error ver los vídeos de Yixing, pero los que había visto esa noche en concreto le trajo a la mente una escena muy parecida y, a la vez, potencialmente diferente de la que estaba viviendo con Kyungsoo. Aquella noche cinco años atrás, Yixing se había salido con la suya una vez más, pero Yifan no le permitió dormir tan fácilmente. Se dedicó a merodear su cuello a sabiendas de su sensibilidad y disfrutó de sus gemidos somnolientos. La cosa no llegó a más porque por aquel entonces no tenía el valor suficiente para hacer frente a sus sentimientos.
No era justo que el recuerdo de Yixing le fastidiara el momento y no lo iba a permitir.
-Kyungsoo... -murmuró su nombre para concentrarse en la persona con la que estaba.
-¡Más rápido! -le exigió jadeante-. ¡Yifan! -rugió su nombre.
Esta vez obedeció sin hacerse de rogar. Se aferró a él con ambos brazos y movió sus caderas todo lo deprisa que era capaz. Kyungsoo se derramó sobre el albornoz al poco, pero a él le costó un par de minutos más. Cuando terminó, se desplomó sobre su amante sin soltarlo. Los dos jadeaban cansados por el ejercicio, pero Yifan estaba cabreado consigo mismo por ese pensamiento inoportuno.
Se separó de Kyungsoo para dejar de aplastarle y no causarle más calor del que ya tenían, porque habían acabado sudando. Se levantó de la cama y regresó al baño para tirar el condón y su envoltorio. Luego se refrescó la cara y el cuello en el lavabo y se limpió los restos de semen. Procuró no mirarse al espejo en ningún momento porque no quería ver qué expresión tenía.
Regresó al dormitorio arrastrando los pies. Kyungsoo sólo se había movido para quedar bocarriba, pero tenía los ojos cerrados por el cansancio. Retiró el albornoz de debajo de él y le dio un beso dulce en los labios que no fue correspondido.
-Descansa -susurró.
Se vistió con unos bóxers y una camiseta sin mangas y apagó la luz antes de bajar. Metió el albornoz manchado por la eyaculación de Kyungsoo directamente en la lavadora y abrió la nevera para ver si podía cenar algo, porque llevaba sin comer desde el almuerzo. Se preparó ramyeon ya que era rápido de cocinar y se lo comió acompañado de una copa de bourbon que se sirvió de su minibar. La experiencia sexual había sido excelente y durante el rato que había durado había conseguido desconectar de todos sus problemas, pero ese recuerdo inoportuno se había encargado de fastidiarle el momento.
Lavó la cacerola y los palillos, pero no el vaso. Se sirvió otra copa y se sentó en el sofá para fumarse un cigarrillo antes de regresar a la cama e intentar dormir. Su cuerpo estaba agotado, pero su mente todavía tenía energía suficiente para continuar torturándole.
-¿Esto es lo que haces mientras duermo? -le preguntó Kyungsoo desde arriba, asomado a la barandilla que comunicaba ambas plantas.
-¿Te he despertado?
-No. Lo he hecho solo y no te he visto.
En lo que Kyungsoo, vestido con el albornoz nuevamente, bajaba las escaleras y se sentaba junto a él en el sofá, Yifan se obligó a sí mismo a recomponerse rápidamente. Apartó el cigarrillo para que el humo no le alcanzara directamente. Kyungsoo se acercó a él, le tomó de la barbilla para que le mirase y poder así analizarle. Frunció el ceño en fuera cual fuese la conclusión a la que había llegado, pero en lugar de decirle nada, le besó. Yifan recibió su lengua contra la suya como si de un preciado regalo se tratase.
-Creía que odiabas el olor del tabaco -le dijo cuando se separaron.
-Y lo odio. Pero me encanta como hueles tú. -Sonrió-. Y tú hueles a tabaco.
Yifan sonrió también, disfrutando de la contradicción de la oración. Le dio una última calada sin dejar de observarle y luego lo apagó contra el cenicero que tenía en la mesa baja frente a ellos.
-¿Mañana tienes que ir a la oficina?
-Los autónomos no tenemos días libres y menos después de lo que ha ocurrido hoy.
-He visto las noticias del mediodía. Baekhyun dice que ha sido un golpe financiero. ¿Afectará mucho a tu empresa?
-Sí, pero nada que no pueda solucionar -contestó con una pequeña sonrisa para que no se preocupara.
-Ya suponía que no estabas así por trabajo -dijo, y Yifan se dio cuenta al momento de su error-. ¿Qué te ocurre?
-No he tenido un buen día, eso es todo. No te preocupes.
Estiró el brazo para acariciarle con afecto pero Kyungsoo le rechazó apartándose y le miró severamente a sabiendas de que no le estaba contando toda la verdad. Odiaba saber que ocurría algo y le dejaran al margen; la mayoría de sus quejas respecto a su hermano eran de ese tipo. No era intención de Yifan hacerle sentir de la misma forma, pero verdaderamente le costaba hablar de sus emociones. Siempre le había resultado difícil pero en los últimos años se había vuelto incluso más.
Se echó hacia delante para coger la copa de la mesa y dar un trago.
-Puedes emborracharte si lo necesitas y hablarme de él.
Yifan le miró ceñudo, pero en seguida supo a lo que se refería. En qué momento Kyungsoo había logrado conocerle tan bien era algo que tenía que preguntarse. Al final no bebió, sino que volvió a depositarla sobre la mesa.
Iba a responderle que no quería hablar de Yixing cuando vio la expresión de su compañero. Kyungsoo tenía una mirada autoritaria cuando quería imponer su voluntad, pero en cuestión de segundos, esa mirada era sustituida por una dubitativa que apelaba a su compasión. No quería que pensara cosas que no eran y que luego no parase de darle vueltas.
-Nunca me has hablado de él estando sobrio, por eso lo decía… -murmuró ante el repentino silencio incómodo.
-Cuando tú y yo nos conocimos, yo no estaba muy bien que digamos. Pero ahora estoy mucho mejor y en gran parte es gracias a ti. Es importante que lo tengas presente -dijo, y esta vez Kyungsoo no se apartó cuando le acarició la mejilla.
-Pero todavía no lo has superado… ¿verdad?
Yifan respiró hondo: llenó sus pulmones y exhaló el aire pesadamente. Realmente no quería hablar de ello, pero no podía dejar que Kyungsoo sacara sus propias conclusiones o a la larga lo pagaría caro.
-No sé qué te habré contado en mis borracheras, así que voy a empezar desde el principio. No quiero que pienses que estoy contigo por un motivo equivocado.
Kyungsoo asintió. Sacó un cigarrillo de la pitillera que Yifan tenía sobre la mesa y se lo entregó, después le acercó el mechero con la llama prendida y el empresario permitió que se lo encendiera, porque ambos sabían que lo iba a necesitar.
*
Nuestras familias maternas son amigas desde hace tres generaciones. Nuestros abuelos trabajaron codo con codo desde la niñez y llegaron a la cima juntos, por eso nuestras madres se criaron como hermanas. Ni Yixing ni yo tenemos tíos o hermanos debido a la política de hijo único. Mientras que su abuelo crió a su hija para que heredara el imperio de los Zhang, mi abuelo crió a mi madre para que se casara con un hombre de buena familia. Su matrimonio fue concertado. Me tuvieron y al poco se separaron porque no congeniaban. Mi padre se fue a Canadá cuando yo tenía dos años y en realidad nunca he hecho vida con él más allá del mes que iba a visitarle en verano. Como mi madre tuvo que empezar a trabajar para mantenerse, yo pasaba mucho tiempo con los Zhang. En realidad, fueron ellos quienes me educaron.
Yixing fue criado para heredar el imperio Zhang y yo para ser su mano derecha. Sin embargo, él nunca mostró mucho interés en los planes que su familia tenía para él y durante la adolescencia, no permitió que nadie eligiera por él. Siempre fue un niño muy listo; a menudo me costaba seguir la velocidad de sus pensamientos y no entendía algunas de sus acciones, pero era fascinante escuchar su razonamiento cuando se explicaba. Nunca tuve complejo de inferioridad respecto a él porque había cosas que yo podía hacer y él no. Complementábamos las faltas del otro y nos apoyábamos mutuamente. Aunque también discutíamos mucho porque no pensábamos igual.
Su personalidad era muy compleja, pero tenía un núcleo muy sencillo: todo lo que hacía era para combatir el aburrimiento. Un aburrimiento que ambos compartíamos.
Cuando creces teniendo de todo a tu disposición, te cansas rápidamente y buscas nuevos retos que abarcar. Yixing probó con la música; cada vez que dominaba un instrumento, aprendía a tocar otro nuevo. Pero nunca le interesó dedicarse a ello de manera profesional.
Él tenía su propio plan de futuro.
*
14 Febrero 2007
-No puedo más -manifestó Yifan acariciándose la tripa.
-Qué débil eres -se mofó Yixing mientras cogía otro de los chocolates y lo desenvolvía para comérselo.
Al regresar del instituto se habían encerrado en el dormitorio de Yixing para leer todas las cartas que las chicas les habían escrito por ser San Valentín y comerse los chocolates y bombones que habían horneado para ellos. Yifan se mostró especialmente orgulloso de haber recibido una cantidad sustancialmente mayor que la de su amigo un año más.
-Llevamos una hora atiborrándonos, he llegado a mi límite -se defendió-. Y tú deberías parar también que luego te quejas de que has vuelto a engordar.
-Tienes razón. Asco de metabolismo -se quejó mientras recogía los envoltorios esparcidos por el escritorio para tirarlos a la papelera-. Pero al menos estoy más en forma que tú -agregó para molestarle.
-¿Disculpa? -cuestionó alzando una ceja y mostrando una pequeña sonrisa-. ¿Quién te ganó en la carrera del otro día?
-Pero eso fueron los 100 metros lisos. Tienes las piernas más largas que yo. En una carrera de resistencia te hago morder el polvo.
Yifan soltó una carcajada pero no hizo ningún comentario al respecto. En realidad ninguno de los dos era competitivo en ese sentido, pero era divertido picarse.
-Bueno, ¿con cuál te quedas? -le preguntó Yixing mientras separaba sus cartas de las que había recibido su amigo.
-Con la de la poesía sin dudas.
Ahora fue Yixing quien rió.
-¡Eres tan ególatra! -le acusó.
-Ha escrito una oda a mi perfección, se lo ha ganado.
-No, ha escrito una oda a tu atractivo físico, pero no ha dicho absolutamente nada de tu personalidad. Hay otras chicas que sí han valorado eso -refutó.
-¿Crees que soy atractivo? -preguntó con una pequeña sonrisa de interés.
Desde la silla de su escritorio, Yixing le echó una mirada de arriba abajo cuan largo era recostado sobre su cama.
-You are not my stile -repitió una de las frases que Yifan más solía decir en inglés.
-Style -le corrigió la pronunciación.
Yixing le respondió algo en un idioma que Yifan no conocía.
-¿Qué lengua es esa?
-¿Esta? -Le sacó la lengua-. La mía.
Yifan no pudo evitar reírle la tontería y Yixing sonrió.
-Es coreano. Estoy empezando a estudiarlo.
-¿Coreano? -repitió sorprendido-. ¿Por qué?
-Encontré una página web donde enseñaban el abecedario y me pareció divertido -explicó mientras se encogía de hombros-. Podríamos ir allí de intercambio el curso que viene.
-¿A Corea? -preguntó extrañado, porque hasta el momento no había sido una opción.
-Sí, ¿por qué no? Queríamos cursar el último año en otro país, ¿no? He estado investigando por mi cuenta y Seúl me parece una ciudad de lo más interesante.
-¿Interesante en qué sentido?
Yixing relató todo lo que había descubierto del país vecino y enumeró su lista de motivos para ser Corea su elección por encima de sus otras posibilidades. No es que Yifan no supiera nada del país, pero hasta ese momento no le había llamado demasiado la atención.
-Además, creo que allí tengo más posibilidades de éxito que aquí.
-¿Éxito en qué?
Yixing le dirigió una de sus sonrisas enigmáticas. En lugar de responder de inmediato, cogió otro de los bombones, lo desenvolvió y se lo comió sin prisa alguna, disfrutando de la espera a la que sometía a su amigo.
-Llevo un tiempo dándole vueltas a una idea. Todas las empresas necesitan financiación para funcionar, ¿verdad? Aquí en China es fácil conseguirlo si eres una empresa grande, pero tenemos el problema de que este tipo de empresas son públicas: pertenecen al Estado. Mi abuelo es amigo de toda la gente importante, pero yo no quiero dedicar mi vida a lamer culos.
-No creo que tu abuelo lama culos precisamente -le interrumpió Yifan para exponer su opinión.
-Ya, pero entiendes a lo que me refiero. Aquí apenas hay liberalización del sector privado, y aunque podría montar una empresa de lo que me diera la gana gracias al dinero de mi familia, acabaría siendo una entidad más bajo su control y no quiero eso.
-¿Cuál es tu idea entonces? -preguntó completamente interesado.
-¿Y si montáramos una empresa que hiciera las veces de banco? -propuso entusiasmado-. Una empresa que financiara otras empresas. Sin mediaciones gubernamentales ni bancarias. De tú a tú y bajo el tipo de interés que nos convenga establecer. Los beneficios de nuestras inversiones sería nuestro capital financiero, ¿no es brillante?
-Me gusta. -Sonrió Yifan-. Pero todavía hay que pulirlo mucho.
-¡Por supuesto! De momento sólo es una idea. -Sonrió también-. Y respecto a Corea, su economía es de las más estables de Asia y todavía se está expandiendo a nivel mundial. Estoy seguro que de aquí a unos años la tecnología coreana superará la japonesa.
-No lo sé. No es que no lleven buen ritmo, pero estamos hablando de Japón… -contestó dubitativo.
-Yo creo que sí -dijo totalmente convencido-. No creo que la crisis mundial a la que el mundo se está precipitando le vaya a afectar mucho. Pero igualmente, ya lo veremos. Por el momento me gustaría ir a estudiar allí el año que viene y familiarizarme con el país. ¿Vendrás conmigo?
Yixing no necesitaba preguntarlo para saber cuál era la respuesta.
-Por supuesto que iré.
*
No éramos adolescentes comunes. Nos interesaba la política y la economía y queríamos alcanzar el éxito por nuestros propios métodos. Mi empresa, la Corporación EXO, no es más que la idea de Yixing desarrollada y llevada a la práctica.
Vinimos a Corea de intercambio, pero en lugar de asistir a un instituto privado como en China, fuimos a uno público. Nos mezclamos con los ciudadanos de clase media y nos adaptamos a vuestra cultura; a mí me costó más que a él, todo sea dicho.
Durante nuestro primer año, Yixing se encaprichó con un estudiante de secundaria. Se llamaba Sehun y era un niño tímido e introvertido que no se relacionaba con los demás, pero no era porque no quisiera, sino porque no sabía cómo hacerlo. Yixing se acercó a él motivado por a saber qué y se hizo su amigo. No es que antes no se hubiera implicado con nadie más que conmigo, pero no a ese nivel.
Siempre habíamos sido dos, y ahora de repente éramos tres, porque Yixing le incluía en casi todos nuestros planes. Gracias a los celos tan exagerados que sentía y a muchas discusiones con Yixing por tonterías, me di cuenta de que me afectaba a semejante magnitud porque estaba enamorado de él.
Llevaba estándolo muchos años.
No lo había hecho hasta ese momento porque llevábamos juntos desde la cuna y veía normal que él fuera la persona más importante para mí. A la inversa era igual. Pero Sehun irrumpió en nuestro binomio y comenzó a ser también muy importante para Yixing, quien nos daba un trato igualitario.
Y eso me ponía enfermo.
*
11 Noviembre 2009
-¡Sehunnie! ¡Mira lo que tengo!
Yixing, con una enorme sonrisa, le mostró un paquete de pepero que había comprado esa misma tarde antes de reunirse con él en el lugar habitual. Se trataba de un sótano abandonado que habían adecentado para que Sehun pudiera utilizarlo como lugar al que acudir cuando no quería estar en su casa soportando los gritos de sus padres. Yifan y él llevaban ya un rato allí, pero Sehun acababa de llegar, todavía vestido con el uniforme del instituto.
-¿Qué haces con eso? -preguntó sin compartir su entusiasmo mientras se desprendía de la mochila atestada de libros que portaba.
-¿Cómo que qué hago con esto? ¿No es hoy el Pepero Day? -dijo, parpadeando confuso.
-Sí…
-¡Pues eso! ¡Peperos! -Volvió a exclamar mientras agitaba la caja con las finas barritas de chocolate-. El año pasado no pudimos celebrarlo porque no sabíamos lo que era, pero ahora sí.
-¿Tú estás seguro de que sabes lo que es? -cuestionó mientras le miraba desconfiado.
-¡Sí! No es como San Valentín, que las mujeres regalan chocolate a los hombres que les gustan. En el Pepero Day puedes compartir un pepero con cualquier persona que aprecies. Así que…
Sacó uno de su bolsa y se lo entregó con una sonrisa genuina. Sehun se ruborizó pero sonrió también y lo aceptó con cierta timidez de la que todavía no era capaz de desprenderse por completo. Yifan, que hasta ese momento había estado escribiendo la letra que la nueva composición de Yixing a guitarra le inspiraba, apretó el bolígrafo sin darse cuenta mientras era testigo del momento que los otros dos compartían.
No sabía cuándo había comprado la bolsa porque no lo había visto, pero llevaba toda la tarde con él y no había hecho mención al tema hasta ese instante.
Sehun cogió el pepero, lo miró y después a Yixing. Entonces se metió una de las puntas en la boca y esperó teniéndolo suspendido en el aire. Yixing alzó las cejas sorprendido por su propuesta, porque no había sido esa su intención en primera instancia, pero le encantaba que Sehun se animara a compartirlo del modo en que realmente había que hacerlo. Sostuvo el otro extremo de la misma forma y sonriendo, comenzaron a dar pequeños mordiscos al pepero para reducir el espacio entre ellos y aproximar sus rostros. Sehun estaba terriblemente nervioso, pero dispuesto a llegar al final.
Cuando llegaron al límite, Yixing lo apuró lo máximo que pudo y, para sorpresa de todos los presentes, fue Sehun quien acortó distancia y le dio un beso inesperado. Al mismo tiempo que sucedía, el bolígrafo que sostenía Yifan se partió por la mitad y su sonido captó la atención de Yixing, que borró su expresión de sorpresa de inmediato.
El resto de la tarde lo pasaron en un ambiente terriblemente tenso, pero Yifan sabía que era un precio que Sehun había estado dispuesto a pagar con tal de llevarse ese beso. Ya era más de lo que había conseguido él.
De vuelta a casa, Yifan caminó con las manos en los bolsillos y la mirada clavada en el frente, ignorando deliberadamente los intentos de establecer conversación de Yixing. Fue directo a la ducha cuando llegaron a la residencia universitaria, y al salir de ella, rechazó la propuesta de cenar de su compañero para meterse en la cama directamente. Yixing le dejó tranquilo durante la hora siguiente en lo que él se duchaba y cenaba, pero no iba a irse a dormir sin arreglar las cosas entre ellos, por eso acabó sentado en el borde de la cama de Yifan.
-Supongo que esto es parte de la evolución natural de nuestra relación, ¿verdad? Pero todavía tengo que alcanzarte. Has volado muy rápido, dragón.
Con un suspiro, Yixing se levantó y se marchó a su propia cama. Yifan prefirió no descifrar su mensaje.
*
La noche del accidente, Yixing me besó en el callejón de la discoteca. Estaba emocionado porque parecía que por fin íbamos a dar un paso más en nuestra relación.
No era nada sencillo, ¿sabes? Primero porque éramos hombres y segundo porque nos habíamos criado como hermanos. Se supone que era de esa forma como teníamos que vernos. Pasé mucho tiempo peleando contra mí mismo para erradicar mis sentimientos, pero cuanto más lo intentaba, más crecían. Tal vez Yixing pasara por lo mismo, no lo sé, nunca lo hablamos.
Aquella noche, Yixing decidió que había llegado el momento y lo manejó con tanta naturalidad que consiguió contagiarme. Si yo me hubiera dejado llevar por mi impulso en lugar de reprimirlo, si tan sólo hubiera sido un poco más valiente, le habría convencido de pasar del plan que teníamos para esa noche y le habría salvado.
Pero no lo hice. En su lugar, discutí con él por algo que ni siquiera recuerdo. Nos insultamos y lo último que le dije fue que se fuera a la mierda. De eso sí me acuerdo.
Un coche se lo llevó por delante y para cuando llegué a su altura, había un charco de sangre formándose bajo su cabeza. Te juro que pensé que estaba muerto.
Sus padres lo arreglaron todo para transportarlo del hospital de Seúl al de Changsha. Yixing tardó días en despertar, y cuando lo hizo, descubrimos que había sufrido una lesión cerebral irreparable. Sufre memoria retrograda, lo que significa que no recuerda nada anterior al accidente.
Imagínate mi desesperación al enterarme. Aquella noche iba a ser nuestro principio, pero acabó siendo nuestro final.
Los primeros meses fueron muy duros. Como no nos recordaba, todos éramos desconocidos para él. Se agobiaba con facilidad y sufría crisis continuamente. Era muy difícil tratar con él.
*
11 Septiembre 2010
-¡No te acerques! -gritó fuera de sí.
-Yixing, por favor…
-¡No! ¡Lárgate! ¡Déjame solo!
-Yixing, tan solo…
-¡Basta! ¡Deja de mirarme así! ¡No lo soporto!
Yixing echó a correr. No le importó hacerlo descalzo o si afuera estaba cayendo un chaparrón. Ese año, el monzón había llegado hasta Changsha, descargando en ella su lluvia desde hacía varios días. Yifan se calzó en la entrada de la residencia de los Zhang y salió tras él.
La familia tenía dos casas: una en la ciudad y otra en las afueras. Ese fin de semana habían decidido pasarlo en la casa de campo pensando que a su hijo le sentaría alejarse del ritmo apabullante de la ciudad. Y aunque había estado más tranquilo, no había sido suficiente para impedir que le diera una de sus crisis.
Yifan corrió tras él pero no fue capaz de darle alcance, pues en las distancias largas, Yixing siempre había tenido más resistencia que él. Llegó a su altura cuando el otro muchacho se detuvo en mitad del camino, con los pies manchados de la tierra húmeda. Ambos jadeaban debido a la carrera y tanto el pelo como la ropa se les pegaban al cuerpo.
-¿Cómo voy a dejarte solo si no recuerdas el camino de vuelta? -le dijo con cierta furia contenida y mucha impotencia-. ¿Quieres perderte? No salgas así.
-Sí, es verdad, no recuerdo el camino de vuelta, ¿pero sabes qué? ¡Estoy tan perdido aquí como dentro de esa casa! -volvió a gritarle al final de la oración, moviéndose de un lado para otro incapaz de estarse quieto.
-Sólo intentamos hacértelo más fácil…
-¿Fácil? -bufó-. ¿Crees que puede volverse fácil el no tener ni idea de quiénes sois? Por mucho que digáis que sois mi familia, para mí sois igual de desconocidos que el resto del mundo. ¡Pero me miráis de esa manera y no lo soporto!
Se pasó las manos por la cara con desesperación mientras las lágrimas se aglutinaban en sus ojos. Yifan se contagió en seguida.
-¡Ya sé que es difícil de asimilar para ti, pero tienes que comprender que también lo es para nosotros!
-¡No puedo comportarme del modo en que lo hacía antes porque no tengo ni idea de cómo era!
-¡Pues déjame mostrártelo! -gritó de la misma forma y acortó la distancia entre ellos.
Yifan le tomó de las mejillas y le besó con toda la carga emocional del momento. Yixing estuvo impactado durante los primeros segundos, pero en cuanto fue capaz de reaccionar le apartó de un empujón. El rechazo era natural, Yifan era consciente de ello, pero necesitaba hacerle ver qué era lo que tenían o iban a tener más bien.
Los ojos de Yixing se desviaron de los suyos hacia la persona que había tras él y el temor que se apoderó de su mirada delató la identidad de la persona que permanecía a varios metros de distancia de ellos.
-Si continuáis mojados os resfriaréis -dijo la señora Zhang-. Tomad un paraguas y regresemos a casa.
Yifan nunca había deseado con tanto ímpetu que la tierra se lo tragara como en ese momento. La señora Zhang ni siquiera le miró a la cara cuando le entregó uno de los dos paraguas que traía consigo. El camino de vuelta lo hizo con los nervios anidados en el estómago y el temor de lo que fuera a decirle una vez llegaran a la casa, porque no sería una simple regañina como cuando eran pequeños y se peleaban.
Se secó, se cambió de ropa y aguardó en su habitación. Se sentía completamente arrepentido de lo que había hecho y ni siquiera comprendía de dónde había nacido ese impulso y por qué precisamente en ese momento con todas las veces que podría haber besado a Yixing con anterioridad y nunca lo hizo. Quería pegarse puñetazos por estúpido.
La señora Zhang entró en su dormitorio tras llamar a la puerta una hora después de regresar. Le hizo volver a tomar asiento en su cama y ella se sentó a su lado.
-Se ha vuelto a encerrar en su cuarto, pero al menos ya está más calmado -anunció con su voz maternal y calmada.
Yifan asintió, incapaz de pronunciar palabra.
-Yixing siempre ha sido un niño muy listo e independiente, pero necesitaba tener una meta fijada para saber qué camino debía recorrer. Incluso si no puede acceder a sus recuerdos, su personalidad no ha variado -explicó del mismo modo en que el médico se lo había explicado previamente-. Hasta que no se establezca un nuevo objetivo, no podrá dejar de sentirse perdido. Pero es algo que tiene que hacer por sí mismo.
Yifan asintió una vez más, jugando nervioso con sus manos. La señora Zhang las tomó con delicadeza para que le mirara a los ojos.
-Y tú, cariño, tienes que tomar las riendas de tu vida. No puedes estar esperando a que vuelva porque no lo va a hacer. -Llevó una mano a su mejilla y le limpió las nuevas lágrimas que se desbordaban-. Todavía no has perdido demasiadas clases del nuevo semestre.
-No quiero alejarme de él… -murmuró afectado.
-Lo sé -dijo mientras le acariciaba la mejilla-, pero tampoco puedes paralizar tu vida. Esta situación es más de lo que puedes soportar, nadie te va a reprochar que mires por ti. Siempre serás nuestro segundo hijo pase lo que pase y siempre vamos a tener un dormitorio preparado para ti. Pero no me gustaría ver que echas tu futuro por la borda. -Se puso en pie y le besó la frente-. Piénsalo detenidamente -añadió antes de salir y dejarle a solas con sus pensamientos.
*
Yo regresé a Seúl para continuar con mis estudios, pero vivir sin él fue muy duro. Llamaba a casa todos los días pero no siempre lograba que se pusiera al teléfono y las veces que lo hacía, acababa logrando que se frustrara, con su consecuente efecto multiplicador en mí.
Conforme el tiempo pasaba, cada vez era más difícil llamar y mis visitas a Changsha también se redujeron considerablemente. Yixing estaba haciendo progresos por sí mismo, pero cada vez que interactuaba conmigo volvía a sufrir una crisis, así que acabé optando por salir de su vida por completo y para distraerme del dolor que esa decisión me producía, me concentré primero en mis estudios y después en el trabajo.
Dos años después te conocí. El progreso que he hecho desde entonces hasta ahora te lo debo todo a ti. De no haberte conocido, habría seguido siendo esa persona taciturna que vivía únicamente para trabajar. Tú has aportado ilusión y esperanza a mi vida. De no ser por ti, yo no sería la persona que soy ahora.
*
20 Junio 2015
Kyungsoo había escuchado atentamente todo el relato sin interrumpirle ni dejar de observarle y ahora que había finalizado, no sabía qué decirle porque a él nunca se le había dado bien consolar a una persona. Sin embargo, Baekhyun le había dicho una vez que a veces bastaba sólo con escuchar.
A Kyungsoo le costaba mucho comprender los sentimientos de los demás, pero precisamente por ello se esforzaba por hacerlo. Su psiquiatra le había explicado que debido a su enfermedad, le resultaba complicado ponerse en la piel de los demás.
-¿Y ahora? ¿Tienes algún tipo de contacto con él?
-Sé lo que me cuentan su madre y la mía cuando hablamos por teléfono, pero hace años que no nos vemos o hablamos. Cada uno ha seguido con su vida por separado y dudo mucho que vuelvan a mezclarse.
-¿Te gustaría que lo hicieran? -no pudo evitar preguntarle, percatándose de lo que temía la respuesta.
Yifan negó lentamente con la cabeza.
-Yixing vive en Seúl ahora; está trabajando en el Seúl News -le sorprendió con su respuesta-. Si quisiera recuperar el contacto con él, podría hacerlo sin problemas.
-¿No quieres?
-Ni él ni yo somos los mismos de entonces. Cada uno tiene su vida ahora y está bien así. Me gusta mi presente, Kyungsoo. Y me gusta porque estás tú en él.
Se inclinó hacia delante y le besó pese a que su aliento olía al humo de los cigarrillos que tan poco le agradaba, pero Kyungsoo no protestó, sino que le correspondió y tiró de él para hacer que se tumbara sobre su pecho y poder rodearle con sus brazos.
-No tendrías que haberte ido -le dijo al cabo de un rato de silencio-. Incluso si él te hubiera echado, no tendrías que haberte ido. En aquel momento no estaba bien, pero seguro que te necesitaba. Deberías haberte quedado a su lado si tanto le amabas.
Yifan se incorporó sobre un antebrazo para mirarle incrédulo por sus palabras. Kyungsoo estaba comparando su caso con el suyo personal, con el momento en que Luhan se marchó de casa porque él le echó debido a sus crisis nerviosas. A pesar de sus rudas palabras, había necesitado a su hermano más que nunca, pero éste se fue.
-Pero me alegro de que lo hicieras, porque sino nunca te habría conocido y ahora mismo no estaría aquí.
Yifan le miró fijamente mientras le acariciaba el cabello, meditando sus palabras antes de decirlas.
-No sé si hice lo correcto o no -confesó-, y prefiero no pensar en ello. Sólo trataba de sobrevivir, al fin y al cabo, en eso consiste la vida, ¿no?
-Supongo… -murmuró confuso, sin saber qué responder.
-A su manera, las personas tratan de sobrevivir cada día en su maraña de problemas y obstáculos. Cuando algo te está matando por dentro, lo más sensato al final es cortar con ello de raíz. Otra cosa es que seamos capaces de hacerlo. -Sonrió y le besó la frente-. La noche que nos conocimos, tú no eras más que un desconocido para mí, un camarero de un bar cualquiera al que pronto le pillaría el gusto para ir a emborracharme las noches que quería olvidarme de todo. Sin embargo, tú nunca fuiste un camarero más, nunca fuiste una persona mundana. No tiene nada que ver con tu enfermedad, eres especial por el trato que das a los demás y por tu forma de ver el mundo. Me transmites la seguridad, la confianza y el afecto que llevaba tanto tiempo necesitando. -Volvió a besarle, esta vez en los labios-. Estos últimos años he trabajado duro en jornadas que a veces superaban las veinticuatro horas sin dormir, todo para poder llegar a donde estoy ahora. En mi camino se han cruzado personas y empresas con las que hubiera preferido no tratar, pero que sin dudas me han sido de gran utilidad a la hora de aprender a desenvolverme en este mundillo. La vida que Yixing y yo compartíamos hace cinco años no era más que una pequeña parte de lo que es la realidad. En el mundo real, las catástrofes no son provocadas únicamente por la madre naturaleza; las desgracias ocurren día a día en todas partes sin necesidad de que salgan en las noticias y todo, absolutamente todo, está manipulado para que la sociedad sea tal y como es. Los monstruos andan sueltos, nos cruzamos con ellos todos los días pero no nos damos cuenta o no queremos hacerlo. Siempre ganan los que tienen la información porque la utilizan para obtener el poder. El más rico puede ser el primero en caer y el más inofensivo a simple vista puede convertirse en el enemigo más aterrador. Las alianzas se truncan si un oponente puede ofrecer un beneficio mayor a tu amigo del que tú le puedes ofrecer a cambio de su apoyo, por eso toda precaución es poca -relató muy serio sin dejar de acariciar el cabello de su compañero, que le prestaba toda su atención-. Y luego estás tú, Kyungsoo, que vives al margen de esta realidad, en una burbuja a la que me permites entrar no sé muy bien por qué. Tu mundo es simple y complejo al mismo tiempo; aburrido para el hombre de negocios que suelo ser normalmente, pero divertido para el adolescente que resurge cuando estoy contigo. Me encanta que me hables de tus cosas, que me cuentes anécdotas sobre tus clientes o lo que te ha sucedido con Baekhyun o tu hermano. Me siento afortunado por formar parte de tu vida y ahora mismo no miento al afirmar que eres la persona más importante que forma parte de la mía. Te quiero. -Volvió a sonreír-. Y con sólo verte, mi día de mierda se arregla. Así que no te preocupes si te despiertas en medio de la noche y no me ves a tu lado en la cama. Estoy bien. Gracias a ti, estoy bien.
Kyungsoo tiró de su camiseta y le besó sin mediar palabra. Le rodeó el cuello con los brazos y separó las piernas para que se tumbara completamente sobre él. Yifan obedeció a su demanda de muy buen agrado.
No importaba cómo se lo dijera, Yifan siempre sentía que se quedaba corto en sus muestras de afecto y gratitud, porque lo que Kyungsoo había implicado en su vida iba mucho más allá de las palabras.
Si había vuelto a sentir ilusión por vivir, era exclusivamente gracias a él.
Continuará...