Entrañable declive

May 01, 2010 16:20

Título: Entrañable declive.
Autor: lunaticthoughts
Personajes: Emily/Charlotte.
Rating: PG 13, supongo. (nunca me aclaré con estas cosas).
Advertencias: Original y cocaína por en medio.

En realidad no quería que me quedara así. En realidad no lo iba a subir porque no me convence, pero martuu quería leerlo. Lo escribí rápido, era para un concurso y no tuve mucho tiempo ya que me enteré el último día, lol.



Pasos sordos y ligeros. Desliza su mano por la barandilla de la escalera mientras un escalofrío le recorre todo el cuerpo. Baja cada escalón poco a poco, con la cabeza medio gacha. Mira sus pies como bajan continuamente cada peldaño. Son las doce y treinta y cinco de la madrugada, pero no puede dormir porque la cabecera de la cama de Charlotte pega contra la pared repetidamente. Los ruidos son tan fuertes que puede escucharlos desde el piso de abajo.

Bum, bum, bum. Incesantes golpes y gemidos ahogados que la debilitan. Siente que su cabeza va a estallar de un momento a otro y puede notar como su corazón se contrae cada vez más con cada gemido salido de esa habitación.

Suspira débilmente y se dirige al comedor -movimientos oscilantes-. Cuando abre la puerta, todo se derrumba bajo sus pies. La oscuridad que envuelve la sala se la traga y, como un actoreflejo, las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos -lágrimas de seda-. Lo ve todo blanco como el polvo de algodón que hay esparcido por toda la mesa. Encima de la madera descansa una tarjeta, sucia, adornada con ese polvillo blanco.

************

Cuando Emily conoció a Charlotte, tuvo una impresión bastante diferente a lo que es ella en general. Se imaginó que tendría una compañera de piso tranquila, medio indie, algo alocada sin pasarse de la raya, y amante de los estudios. Pero las apariencias engañan, y resultó ser que se equivocó en la mayoría de las cosas.

Lleva medio año conviviendo con ella, y no es que le desagrade su compañía pero hay cosas que realmente no aguanta. Hace varios meses que las cosas fueron en declive y se pasan casi todo el día discutiendo por los mismos motivos de siempre.

Emily está cansada de todo, pero no quiere, no puede dejarla. La quiere más de lo que debería y eso es un serio problema, ya que Charlotte lo único que realmente ama es el sexo sin compromiso con chicos que ni siquiera conoce, y unas buenas rayas de cocaína para animar el día, y eso es algo que Emily odia con todas sus fuerzas.

Se pasa las noches en vela escuchando la cabecera de la cama chocar contra su pared y sintiendo los suspiros rotos que salen de la garganta de Charlotte. Recoje pieza a pieza y monta su propio puzzle en su cabeza. Imagina por un momento que eso no está pasando realmente y que Carlotte no está con ningún moreno-rubio-pelirrojo desconocido, sino que es ella la que está en su lugar, fundiéndose con su cuerpo, callando esos suspiros con besos, y siendo la causante de los golpes de la cama contra la pared. Al final siempre se duerme abrazada a la almohada, con lágrimas bailando en sus párpados inferiores y sangrando interiormente por sitios insospechados. Y a pesar de ello Emily siempre ha tolerado todo eso apenas sin quejarse, callándose todas las lágrimas derramadas y los sentimientos grabados a fuego en su pecho. Pero la paciencia se agota y explota un día que la ve dentro del baño, con la puerta entrecerrada y restos blancos en sus orificios nasales. No quiere más drogas, no quiere ver como Charlotte va quedándose en los huesos, así que coge la cocaína de la mesita de noche de esta, y cuando ella se da cuenta, la bronca que tienen es monumental.

-Emily, ¿has visto mi papela?, creí haberla dejado en la mesita de noche.

-Sí, la cogí yo. La tiré a la basura, porque estoy harta de que te pases el día colocándote. Mírate, te estás quedando en los huesos.

-¿Y tú quién eres para decirme lo que debo o no debo hacer?, ¡Métete en tu jodida vida, ¿vale?, y déjame en paz de una maldita vez!

-¡Sólo lo hago por tu bien!

-Mira, deja de hacerte la pobrecita, ¿de acuerdo?, no puedes entenderme. NO PUEDES. Así que no vengas de amiga porque ni siquiera sabes por lo que estoy pasando. Ahora lárgate de mi vista. No no no, mejor me voy yo, paso de estar en esta casa. Y te lo digo, ni me dirijas la palabra.

Emily todavía nota aquel portazo en su pecho como si hubiera pasado hace cinco minutos. En realidad la papelina no la tiró, la llevaba en su chaqueta y cuando Charlotte se largó, la apretó con todas sus fuerzas. Clavó sus uñas en las palmas de sus manos y se quedó diez minutos sin moverse, mirando por donde se había ido Charlotte, sintiendo el portazo retumbando con fuerza en sus oidos y debajo de su camiseta.

En ese momento se sintió perdida, y lo único que quería era poder estar más cerca de ella, comprenderla y estar ahí cuando la necesitara. Saber por lo que estaba pasando y ayudarla a superarlo, pero no encontraba la manera de hacerlo, porque en lo único en lo que pensaba era en aquellas palabras que tanto le dolían. Así que se fue de la casa, porque mirara a donde mirara le recordaba a ella. Los recuerdos estaban cosidos en cada esquina de las habitaciones y le acechaban sus propios demonios.

Sin pensárselo dos veces se dirigió a un bar al que solía ir cuando se sentía sola. Normalmente tomaba un vodka con limón mientras hablaba con Héctor, el camarero. Un chaval majo de unos 25 años. Pero aquella vez fue algo diferente.

Después de tomarse su vodka con limón se dirigió al baño sin pensárselo. Cerró la puerta con pestillo y al mirarse en el espejo no lograba reconocerse del todo. Las lágrimas le nublaban la vista, pero aparte de eso veía todo negro y una vocecita que seguramente fuera su subconsciente le gritaba debilmente que no lo hiciera. Pero ellalo necesitaba aunque no supiera cómo ni cuándo lo decidió. Así que sacó la papelina del bolsillo y algo nerviosa preparó las rayas en en lavabo. Nunca había hecho algo parecido pero de tanto ver a Charlotte haciéndolo, supo aclararse y prepararlas correctamente.

Fueron dos rallas las que esnifó y por un momento, se sintió viva. La notaba dentro de ella. Charlotte galopaba efusívamente por sus venas, recorriendo cada rincón de su cuerpo y Emily, tuvo el valor de mirarse en el espejo y sonreir. Una sonrisa verdadera acompañada de lágrimas.

Quizá no tendría a Charlotte como desearía, pero en esos momentos le daba igual porque por fin podía entenderla. Era lo más cerca de ella que había estado en su vida, y por ello, Emily en su ahora era feliz. Puede que se arrepintiera en un futuro pero le daba igual. Porque al meterse cocaína, era en Charlotte en quién pensaba.

FIN.

¿Tomatazos?, seeeeeeh, creo que sí XD.

fan fic, original, emily/charlotte

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