18

Oct 30, 2009 19:11


Y el futuro llegó. Y los sueños se realizaron o no, las oportunidades ya pasaron, las expectativas son un recuerdo... Los años se fueron mientras me mantuve ocupada con hechos que viéndose desde lejos parecen ahora insignificantes, o sólo visiones borrosas.

Con 18 años y una vida detrás tengo miles de cicatrices, de logros y de arrepentimientos sobre mi hombro. Alguna herida todavía abierta, algún buen recuerdo que sigue reconfortando mi mente cuando el presente la desanima...

Aparecen y desaparecen rostros de personas que entraron y salieron de mi vida, algunos más nítidos que otros. Ciertas voces suenan más fuertes, porque todavía las escucho. Otras sólo son un eco casi indistinguible provenientes del lejano ayer.

Pero sigo siendo la misma persona que años atrás, sólo que cada vez tengo que esforzarme más para cargar la bolsa del pasado, que se hace más grande y más grande a medida que el tiempo pasa. Y es útil de a ratos y molesta a veces.

Ya sé de sobra en qué me equivoqué y en qué no. Me doy cuenta quiénes estuvieron, están y estarán en mí. Sé qué situaciones merecen llantos, y cuáles prefieren sonrisas...

Igualmente, los impulsos siempre le ganan a la razón, y aunque tenga miles de recuerdos y lecciones guiándome, haré siempre lo que brote en el momento, sin importar si el pasado me susurra instrucciones. No tengo certezas de que el mañana quiera reaccionar igual que el ayer, no sé si se guarda sorpresas.

Por eso quiero seguir el camino con lo esencial y sin esa gran carga molestando, limitando mi actuar. ¿Por qué he de llegar exhausta a los 36? Cada tanto hay que hacer paradas, para dejar fuera el peso innecesario y poder encarar con más comodidad lo que viene. Guardando lo importante en nuestro corazón, que por suerte es grande.

Y hoy hago esto, porque no quiero tener 18 largos años encima mío. Pesan mucho.

vivencias, cumpleaños, vida

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