Mar 31, 2005 00:57
La fiesta del pasado día 25 fué extraordinaria. Todo fué como estaba previsto. Las nuevas tareas fueron repartidas según Sus designios a los responsables de ejecutar Sus planes. Por suerte Severus no parece haberse ablandado con el tiempo. Pensé que estar tan cerca de Dumbledore podía haberle reblandecido el cerebro, pero sigue siendo el de siempre. Espero que sirva de enlace para el doppleganger, el cual está siendo entrenado para su misión en mi propia casa. Prefiero tenerlo bien vigilado, ya que no debe fallarme.
Un esbirro me ha informado de que el día anterior a la fiesta se escuchó un vociferador bastante... interesante en cierto barrio de Londres. Habrá que investigar. Es una pena que la fuente de la información fueran unos sucios muggles. Ni siquiera son capaces de descubrir la fuente de unos gritos.
De los tres secretarios del ministerio de magia que invité a la fiesta dos se nos han unido y uno... bueno, digamos que ha dudado demasiado. Hemos cruciado un par de muggles con su varita y hemos desmontado su memoria. Creo que en Azkaban se lo pasará muy bien, ahora que no hay dementores, aunque tal vez acabe en San Mungo. Incluso aunque intenten deshacer con magia el desaguisado mental que tiene, tardarán años en reordenarlo todo. Para entonces Sus planes se habrán llevado a cabo.
Draco me contó más detalladamente su partido de Quidditch. Es el mejor jugador de Howards y es obvio que si quisiera podría dedicarse a ello profesionalmente. Es lo que tiene la sangre limpia.