Título: látex o no látex, esa es la cuestión
Personajes: Leroy Jethro Gibbs y acompañante :D
Advertencias: crackfic (a ver qué tal ha quedado...)
Rating: todos los públicos, en realidad
Notas de autor: para el reto twitter de la semana: "cama". Gracias infinitas a
sara_f_black por la grandísima ayuda prestada ;)
No había otra persona mejor para ayudarlo en esta misión. Le había pedido ayuda a quien sabía que no se rendiría hasta verlo alcanzar su objetivo. Aunque tal vez, en esta ocasión, no estaba en su elemento.
-¿Sabes? Cuando me has llamado esta mañana diciendo que teníamos una tarea urgente, lo menos que me podía imaginar era que haríamos esto- reconoció ella pensativa.
Ante el comentario, Leroy Jethro Gibbs no pudo evitar sonreír. Volviendo la cara hacia ella le contestó:
-¿Para qué te iba a llamar un sábado por la mañana que no teníamos que ir al NCIS?
-¡Yo qué sé!- replicó ella molesta. -Pero en la vida hubiera pensado que anduvieras necesitado. Llevamos toda la mañana haciéndolo y a mí ya me duele la espalda. ¿No podías haber llamado a Tony? ¿ O incluso a Fornell?
-Los dos dirían que no hace falta, que ellos se apañan. Pero esto había que hacerlo. Mi padre estará de acuerdo la próxima vez que venga.
Ziva soltó un bufido de exasperación y se revolvió, inquieta.
-Bueno, pero éste es ya el quinto. O nos movemos o lo dejamos aquí. Ya me empiezo a sentir bastante incómoda. Hay mucha gente alrededor.
Gibbs se movió bruscamente y Ziva gimió.
-Ay, se clava demasiado. Nadie soportaría más de cinco minutos así. Me gustaba mucho más el de látex.
-Qué exagerada- dijo, mirándola de soslayo con ojos divertidos.
-¿Exagerada yo?- contestó la joven agente arqueando las cejas. -El segundo estaba perfecto, no entiendo por qué hemos tenido que probar tres más…
Ante esta nueva queja, Gibbs respondió con fastidio.
-No quiero que Franks, mi padre o Tony terminen en urgencias lesionados.
Ziva puso los ojos en blanco y se levantó por fin. Toda su ropa estaba hecha un auténtico desastre.
-El segundo es el mejor. Punto. Es el más firme, pero no es demasiado duro. Uno se puede poner en cualquier postura.
Gibbs la miró con una media sonrisa, todavía recostado.
-Tienes razón. A mí también me ha gustado más.
La agente suspiró aliviada y estaba a punto de decirle que podía haberse decidido antes, cuando su jefe volvió a hablar.
-Ya lo tenía elegido- le dijo, ahora sonriéndole abiertamente.
Y así, dejando a su novata con la boca abierta porque había estado tomándole el pelo desde hacía un buen rato se levantó, y sin volver a mediar palabra con ella, se dirigió al comercial más cercano para tratar la forma de pago del sofá-cama de tres plazas y colchón de látex en color beige que había comprado para que dominara su salón.